Mi única estrella. Legolas y Tauriel.
Los Elfos son inmortales, sabios y los seres más justos. Ellos son los primeros en poblar este mundo, son excelentes guerreros, resistentes en la batalla, y muy hermosos. Pero lo más importante es que su amor dura para siempre y dan todo para conseguir estar a lado de la persona amada.
En el bosque verde dentro del reino de los elfos todos se encontraban muy apresurados, se anunció que la llegada del heredero sería ese día, todos estaban emocionados el príncipe era la mejor noticia en siglos, los reyes llevaban muchos años de haberse casado y por fin las estrellas les regalarían a su primer hijo.
Dentro de la alcoba de los reyes se sentía alegría, el rey Thranduil que siempre era muy reservado se encontraba del mejor humor, andaba de un lado a otro esperando la noticia del nacimiento de su hijo.
-Rey Thranduil ha nacido ya, ha sido un varón. -dijo un elfo con alegría.
Los ojos del rey se iluminaron llenos de alegría, fue corriendo a la habitación donde se encontraba su esposa, entro a paso apresurado, vio a su reina tan bella como siempre, talvez se veía más bella y reluciente de lo normal, ella sostenía suavemente a su hijo.
El rey se acercó y vio a su heredero, tenía ojos azules igual a los suyos, pero en su mirada había algo diferente, en ella estaba reflejada la bondad y alegría de su madre, de lo que hace muchos años se enamoró de su esposa.
Thranduil lo miro y seguidamente a su esposa, el se acerco y la beso suavemente y con ternura.
-Jamás dejare que nada le pase, lo cuidare igual que te he cuidado a ti por todos estos siglos.
La reina le sonrió y Thranduil la beso nuevamente.
Los años pasaron y como en toda vida el pequeño príncipe creció, los elfos no son igual a los hombres ellos viven su infancia y después de pasar los veinticinco años de vida su crecimiento físico se detiene y empiezan a envejecer con ese mismo aspecto.
Cuando Legolas acababa de cumplir ocho años de vida su reino tenía que ir a la batalla, el rey estaba inquieto, esa guerra era muy difícil y posiblemente podía morir en ella. Cuando estaban apunto de partir Thranduil vio que su esposa estaba lista para ir con él.
-¿Que estas haciendo? -su tono era frío
-Pues ir con mi reino a la batalla.
-Claro que no, tú debes quedarte con nuestro hijo.
-Crees que me quedare esperando noticias hasta que regreses. No yo iré contigo.
-No, no irás, esta batalla es más peligrosa, tengo miedo de... perder a mi único tesoro. -su voz se cortó con las últimas palabras.
-He estado a tu lado por tantos siglos que se que me protegerás, al igual que yo te protegeré y si esto es por Legolas con más razón debo ir para mantener lejos al mal de nuestro pequeño.
Thranduil la miro a los ojos y le dio un largo beso, lleno de todo el amor que sentía hacia su única estrella.
-Pero...
-Thranduil. -ella tomo su rostro en sus manos y lo miro con esa mirada que él no podía resistir. -Por favor.
-Si puedes acompañarnos, pero no te alejes de mi, no podría vivir sin ti.
Él la beso y dio la orden de avanzar al ejército elfico.
La guerra fue dura, murieron muchos elfos, el enemigo los superaba en número. Thranduil lucho como todo un rey, protegiendo a su pueblo y a su reina, cuando por fin decidió gritar la retirada ya era demasiado tarde.
El ejercito llego al reino después de una semana de viaje, todos estaban sorprendidos por su llegada temprana, se decía que muchos guerreros habían muerto, no se había podido rescatar ningún cuerpo, en cuanto llegaron Legolas corrió a ver a su madre y padre, pero cuando llego a la puerta de la alcoba de sus padres había más elfos de lo normal, todos estaban triste, Legolas quiso entrar a ver que sucedía, pero un elfo se lo llevo de ahí.
-Príncipe Legolas, sabe que en las guerras se pierde mucho cierto.
-Si, mi madre y padre me lo han dicho.
-Hoy perdimos grandes guerreros y todos ellos nos miran desde las estrellas...
-¿Donde están mi madre y mi padre?
-Tu padre esta en su alcoba, pero tu madre... Lo siento mucho, tu madre murió en la batalla.
-No eso no es cierto.
Legolas corrió, corrió lo más rápido que podía, atravesó a todos los elfos que impedían el paso a la alcoba de su padre, empujo la puerta con todas sus fuerzas y encontró a su padre en el balcón viendo el cielo.
-Padre dime que no es cierto, dime que mi mamá sigue viva.
-No Legolas, ella se ha ido, déjame sólo por favor.
-No padre, no es cierto.
-Legolas vete.
-No.
-¡LEGOLAS QUE TE VALLAS!
Quiero decir, por primera instancia, que esta historia es para ustedes y vive por sus comentarios.
Segundo es mi segunda historia y no prometo publicar tan seguido, pero juro no olvidarle. Y acerca de mi otra historia hay algunas personas que pidieron un final alternativo y lo tendrán, no desesperen. Espero les guste y disfruten esta historia. Y lo siento por que esta chiquita pero ya el siguiente capitulo sera más largo
NOTA: DEJEN COMENTARIOS SI LES GUSTO SI NO O CUALQUIER COSA, SI ES PARA SALUDAR SON BIENVENIDOS
