Disclaimer applied. Masashi Kishimoto © Naruto. Jamie Britain & Bryan Elsley © Skins.
No sé de dónde me salió escribir esto... así que ehm, sí, lean y me dicen que opinan. Alright?
Nobody breaks my heart
—by corrupted lungs.
Suspiró por última vez mientras el vodka le quemaba la garganta como el mismísimo infierno. Río incoherentemente a lo bajo, ese era el lugar donde estaba ahora mismo. El infierno.
Porque todo se había ido al carajo.
—Sasuke, hijo de puta —bisbisó, casi arrastrando las palabras. Podría maldecir a Karin también pero sabía que su (¿ex?) compañera de equipo no tenía la culpa, estaba seguro que estaba luchando por su vida luego de que Sasuke la hubiera... ¿traicionado? La muchacha podría estar muriéndose por el amor de Dios, tampoco tenía idea donde Jugo estaba así que al carajo... a la mierda con todo.
Sasuke y su deseo de venganza, Karin y su manera de estar perdidamente del Uchiha, Jugo y su bipolaridad.
Y ahí estaba él, en un bar de mala muerte con los ANBUS de Konoha tratando de rastrear su trasero. Si lo llegaban a encontrar, estaba jodido. Aburrido, casi borracho y jodido.
Pidió otro shot de tequila con la mirada de desconfianza del dueño registrándolo. Escuchó como la puerta del bar se abría y fue ahí cuando escudriñó a una chica. Parpadeó varias veces si lo que veía era real. Hermosa.
Vestía de negro y estaba maquillada del mismo color, haciendo que sus orbes azules se destacaran, tenía el cabello en dos trenzas y una expresión en su cara que imposible de descifrar. Vio como la preciosidad llamaba al bartender y batía sus largas pestañas hacia él, el hombre cayó en su hechizo al instante, sirviéndole un vaso de whisky que iba por cuenta de la casa.
Manipuladora y encantadora, tal como a él le gustaban.
Suigetsu Hozuki no tardó en tomar asiento al lado de ella, quien pareció ignorarlo, pero cuando él no dejó de quitar la vista, ella se supo que quería algo.
—Entonces... ¿cómo es tu nombre? —él le preguntó con lentitud, su voz mezclada de sensualidad.
— ¿Para qué quieres mi nombre? —le dice con un deje de aburrimiento, suspirando mientras tomaba el contenido de su vaso en un solo sorbo.
—Me gustaría saber el nombre de mi futura esposa —respondió con una sonrisa juguetona plasmada en su cara. La chica de inmediato puso sus ojos en blanco.
—Tú no luces del tipo de chico que quiere una relación seria —contestó con el mismo tono desganado, encogiéndose de hombros con evidente desinterés.
—Bueno, mis antiguas amantes dicen que puedo llegar a sorprender, además de lo excelente que soy en la cama —dijo con seguridad haciendo que su ego y orgullo salieran a flote. —Además, tú y yo, creo que seríamos buenos juntos.
—No —respondió con simpleza, aún sin mirarlo.
— ¿Por qué no?
—Porque romperé tu corazón.
Suigetsu estuvo a punto de reír, pero solo agigantó su sonrisa. —Yo podría romper el tuyo.
Y por primera vez, ella posó su mirada en él con sus ojos azules brillando. Una mirada que podía esconder millones de secretos que el ninja desertor estaba dispuesto a descubrir. Sí, ella era despampanantemente preciosa. Y con el mismo tono de indiferencia y casi advertencia oculta, ella dijo—: Nadie me rompe el corazón.
