El renacer de la Antigua y Noble Casa de los Black.
Nosotros, los Black, siempre hemos sido la elite de la comunidad mágica de Inglaterra. Nuestro apellido era temido y respetado, era sinónimo de poder y grandeza…
Hasta unas décadas atrás donde nuestra familia cayó presa de una maldición llamada locura y obsesión. Como un veneno la enfermedad nos fue contaminando, rompiendo la mente y magia de algunos de nuestros integrantes. Uno tras otro, fuimos cayendo, debilitándonos y corrompiéndonos hasta que lo único que quedo de nosotros fueron locos y perros rabiosos.
Fue entonces apareció él. Un Lord Tenebroso que nos prometió regresarnos nuestra antigua gloria si lo seguíamos, enfermos y perdidos, tomamos su marca sin pensar y cometimos el terrible error de permitir que nuestros hijos siguieran nuestros pasos sin saber que estábamos condenando a nuestra Antigua y Noble casa a la destrucción.
Tres generaciones de Black´s fue lo que le tomo a nuestra Casa el caer en la deshonra y la miseria.
Dos completamente podridas, Abuelos y padres.
La tercera, la de mis nietos, tuvo semillas negras que murieron de una u otra forma antes de alcanzar los treinta años, sin embargo, durante esta generación nuestra familia tuvo "traidores" que ahora son nuestra única esperanza de volver a levantarnos.
Por ello, aquí y ahora.
En mi lecho de muerte, yo Arcturus Black III, proclamó el fin de una era. Me llevo conmigo la sangre enferma de nuestra familia. Dejare que ustedes mis niños sean los creadores de una nueva era. Una era donde nuestra familia regrese a su gloria y sé que tú podrás llevarlos a ese brillante futuro, Jason.
A ti te nombro mi heredero.
Te confió nuestro futuro a ti, Antares Jason Stark, porque sé que serás un magnifico Lord Black.
Arcuturus Black releyó la última cláusula de su testamento y firmo con una amarga sonrisa. Sabía que no le quedaba mucho tiempo, estaba muriendo. Podía sentirlo. Su cuerpo se debilitaba con cada instante que pasaba, sus fuerzas lo abandonaban y su magia se desvanecía en el aire.
Le había tomado mucho tiempo el tomar esta decisión pues era difícil admitir que había errado y que todas las desgracias de su familia recaían en él. Después de todo, Él había sido Lord Black por las últimas ocho décadas, podría haber ordenado a su hijo y a su hija en ley mantenerse alejados de ese monstruo, podría haber impedido que sus nietos tomaran la marca, podría haber evitado que su sangre renegara de lo que era suyo y decidiera que el destierro era mejor que quedarse atrapados en la espiral de locura y muerte que los rodeaba.
Pero no hizo nada.
Y ahora, al filo de la muerte, es capaz de ver sus equivocaciones. Por ello se llevara con él a todos los que murieron por seguir a ese bárbaro con delirios de grandeza y permitirá a los jóvenes alzarse y crear un nuevo capítulo en la historia.
Jason Stark: Un Black en todo menos en nombre.
Su nieto, uno de sus nietos por parte de sus hermanas es un verdadero Black: poderoso, ambicioso, astuto y determinado, aunque lamentablemente tenía ese condenado temperamento que llevaba a su familia a cometer atrocidades sin remordimiento alguno.
El chico siempre estuvo destinado a liderarlos
La situacion no era la deseada, pero tendria que ser. Con Sirius en Azkaban, otra de sus tantas fallas, el unico que podia devolverle la gloría pasada a su Antigua y Noble Casa, era Jason.
Tres meses después de firmar y validar aquel documento, el patriarca de los Black falleció.
Su muerte fue noticia local. Muchos idiotas festejaron, pues parecía ser el final de aquella maldita y obscura dinastía a la que tanto habían temido o envidiado. Los Black ya no tenían herederos, el asesino Sirius Black se encontraba en la cárcel y el otro, Regulus, un Mortifago había muerto muchos años atrás.
Oh, pero mientras ellos festejaban, los miembros restantes de esta poderosa Casa sintieron su magia crecer y su sangre rugir dentro de sus venas. Con la muerte de Arcuturus se terminaba un capítulo en la historia y empezaba otro. Y tanto su sangre, como la magia que había en esta, les exigía regresar a sus raíces y al lema de la casa: Toujours Pour.
"Siempre puros"
El lema no se refería a la pureza de sangre como muchos habían creído erróneamente en el pasado. No, hacía referencia a la lealtad a la familia. A poner a tu familia antes que todo lo demás y no hincarte ante nadie.
Siempre puros.
Siempre dignos de llevar el nombre Black y todo lo que este conlleva.
Mansión Malfoy, Inglaterra, 1993.
Narcissa Malfoy, neé Black, sintió la descarga de poder en sus venas al momento en que su tío murió. Fue tan fuerte que le hizo jadear y cerrar sus ojos. La taza de té que tenía entre sus manos calló al suelo, despedazándose al estrellarse contra el suelo.
Perdió momentáneamente su control sobre sus habilidades de metamorfomaga y su cabello regreso a ser del tono azabache que era naturalmente, su poder era parcial y solo podía cambiar la tonalidad de su cabello, contrario a su sobrina. Abrió sus ojos y estos brillaron en un tono plata, fríos y calculadores, los ojos de los Black siempre parecían contener una tormenta y los de Narcissa no eran la excepción. En sus labios una sonrisa predatoria al comprender lo que había pasado y lo que significaba.
Su esposo, Lucius, quien se encontraba sentado frente a ella se quedó sin aire ante la feroz apariencia de su delicada y fina compañera. Un estremecimiento lo recorrió de pies a cabeza al notar lo similar que su pareja se veía a Bellatrix Lestrange, un parecido que gracias a los pequeños cambios en la apariencia de su amada nunca había llegado a apreciar en verdad.
"Narcissa…" su nombre salió de sus labios en un susurro ahogado y ciertamente se arrepintió de haber hablado cuando esa fiera mirada se centró en él y le hizo recordar cuan terribles habían sido (y eran) los integrantes de la Antigua y Noble casa de los Black.
La bella mujer miro a su marido unos segundos antes de recobrar su control. Su cabello regreso al rubio-platinado que siempre ocupaba, sin embargo, su expresión no cambio. Se levantó con gráciles movimientos, ignorando la taza en el suelo o a su hombre pálido y asustado a unos pasos de ella y salió del comedor, encamino sus pasos hasta la habitación de su hijo Draco, su pequeño dragón.
"¿Madre?" su pequeño niño la miro confundido y asustado, pues él también había sentido aquella explosión de poder en sus venas.
Al escuchar su voz, su mirada se suavizo y con una dulce sonrisa se adentró en la habitación y se sentó en la cama, tomando a su hijo entre sus brazos y lo acomodó para que quedara acurrucado contra ella.
"Mi amor, tenemos que hablar" murmuro mientras acariciaba con la punta de sus dedos los dorados cabellos de su hijo.
"¿Sobre qué, madre?" pregunto curioso el pequeño de doce años, superando su temor al ser remplazado por interés.
"Sobre la Antigua y Noble Casa de los Black.."
Hogar de los Tonks.
Madre e hija sintieron la explosión de magia en sus venas, pero tuvieron reacciones distintas. Pues mientras Andrómeda inmediatamente supo que era lo que había pasado y lo que significaba, Nymphadora no tenía idea de lo que había pasado y el perder el control de sus habilidades la asusto enormemente.
Fue ahí, viendo a su hija atemorizada, cuando debería estar festejando fue que Andrómeda se dio cuenta de que le había fallado a su pequeña hada al no contarle sobre su familia, sobre su herencia y legado.
"Oh, mi amor. No tengas miedo, todo está bien" murmuro mientras se acercaba a su hija y la envolvía en un abrazo. Su hija aún era joven, aun podía remediar el daño que había causado con su resentimiento a su familia.
"Shh, mi vida, todo está bien" siguió cantando mientras consolaba a su hija, que sollozaba entre sus brazos.
Una vez que Nymphadora se tranquilizó lo suficiente, la sentó en uno de los sillones y se acomodó a su lado. Tomo sus manos entre las suyas y la miro directamente a los ojos, gris vs gris. Ambos pares de ojos refulgiendo por el poder que había en sus venas.
"Déjame contarte una historia. Una historia acerca de la Antigua y Noble Casa de los Black…"
Azkaban.
En la prisión había dos Black, uno portaba el nombre, mientras que la otra no, pero ambos sintieron la descarga de poder recorriendo sus venas. El éxtasis que la magia pura les otorgo después de tanto tiempo atrapados en aquel maldito lugar con esas bestias alimentándose de su felicidad los hizo largarse a reír en sincronía.
Bellatrix lanzo estruendosas carcajadas que rebozaban locura. Un sonido tan horrible que hizo temblar a todos aquellos que lo escucharon, pues hablaba de desolación y muerte.
En cambio, Sirius, se rio de forma histérica. Combino risa y llanto ante el conocimiento de que después de todo lo que lucho para separarse de su familia, de alejarse de los Black y su podredumbre, la magia en su sangre cantara de igual manera en la que lo hacía con todos los demás.
Una vez un Black, siempre un Black.
4 Privet Drive.
Uno podría decir que Harry Potter no era un miembro de la familia Black, pero no podrías estar más equivocado. Después de todo, James Potter era hijo de Dorea Potter, neé Black. Y James al igual que Jason, era un Black en todo menos en nombre.
Así que Harry, al igual que Draco y Nymphadora, sintió la magia explotar en sus venas. Y como consecuencia se asustó bastante ante el extraño sentimiento y al no tener a nadie que pudiera explicarle lo que estaba pasando todo fue peor de lo que debería haber sido.
Y en vez de alegría solo sintió temor y tristeza ante un vacío que no sabía cómo llenar.
Sin embargo, la magia de la familia Black lo reconocía como suyo y le proporciono la calidez que le faltaba, prometiéndole silenciosamente que no estaría solo por mucho tiempo, ya que lo más importante para los Blacks es la familia y Harry era familia.
El pequeño de ojos verdes se quedó dormido en la cama, cansado por haber llorado hasta quedarse seco, sin tener idea de que pronto sería libre de los muggles y su abuso, de que vendría alguien que le ofrecería el hogar que tanto había esperado.
Mansión Stark, Bulgaria.
Jason se encontraba firmando unos documentos, haciendo el papeleo que venía con ser Lord Stark cuando sucedió. Algo que no le había pasado en años. Una descarga de poder recorriendo sus venas y obligándolo a rendirse, a bajar la cabeza y arrodillarse ante la magnificencia de la antigua y poderosa magia que corría en la sangre de los Black.
Se quedó sin aliento, sus ojos se tornaron ámbar por un segundo en lo que tardo en recuperar su control sobre su lobo interior y apenas pudo contener el gruñido que lucho por salir de sus labios cuando exhibió sus dientes. Sus manos apretaron tan fuerte el filo del escritorio que dejo la huella de sus dedos en este.
Su magia y su sangre gritaban en sincronía que era hora de volver a casa. A Inglaterra.
Jason sonrió con amargura pues lo que menos deseaba era volver. Pues sabía que no tenía nada ahí, su pareja seguramente estaría en compañía de aquel hombre-lobo que respondía al nombre de Remus criando al cachorro de James y Lily. No había lugar para él.
Eso lo había sabido desde el momento en que separaron caminos después de la muerte de Regulus. La sola idea de regresar le partía el corazón, pues su manada ya no era suya. Los que quedaban no desearían verle en pintura, mucho menos interactuar con él y el resto…el resto había caído, víctimas de la guerra.
Sin embargo, no tenía opción.
La sangre llama a la sangre.
La magia a la magia.
Y Jason es un Black. No puede ignorar el llamado.
Regresara a Grimmauld Place y enfrentara con la cabeza en alto, como el Alfa que es, lo que sea que le espere porque Toujours Pour era, habia y seguria siendo hasta el momento de su muerte el lema que regia su vida.
Este es el prólogo de una nueva historia.
Espero que les guste y como siempre, dejen Rewies 3
