Buenas!!! aquí teneis el prólogo de una historia naruhina, espero que os guste y disfruteis de la lectura tanto como a mi me gustó escribirlo

Este fic tendrá aventuras, suspense, romance, acción y por supuesto en un futuro habrá lemon, garantizado :3

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PRÓLOGO

Hoy fue un mal día para ella. Estaba apoyada en un lado de la ventana mirando con aire distraído el paisaje gris del jardín. En lo alto, el cielo estaba cubierto de nubarrones de color ceniciento que presagiaban tormenta. A lo lejos oyó el fragor de un trueno.

Era curioso como el estado tiempo coincidía plenamente con sus sentimientos, hoy era un día deprimente y apagado y ella se sentía igual de deprimente.

Se acercó al tocador que tenía al lado de la cama y se miró en el espejo. En el reflejo aparecía una chiquilla de unos doce años de tez pálida, demasiado pálida para su gusto, ya que parecía que estuviera enferma. Vio sus ojos blanquecinos, melancólicos y tristes, y su pelo corto de un color negro sombrío que palidecía aún más su rostro dándole un aire fantasmagórico.

Si hubiera una palabra concreta para definirse ella hubiera elegido ésta: Patética

Se dejó caer en la cama apesadumbrada, se abrazó al cojín toda hecha un ovillo y profirió un lastimero sollozo.

Todo era culpa suya. El fracaso de la misión, el enfado de su padre… Y todo por ser demasiado débil.

Todo empezó con normalidad, se reunió por la mañana con su maestra Kurenai y con sus compañeros, Kiba y Shino, a la hora de siempre preparada de hacer la misión que les había encomendado la maestra Hokage.

La misión era sencilla, solo debían de proteger a un famoso comerciante en una larga travesía hasta el pueblo más cercano, el problema es que el camino estaba lleno de ladrones de muy mala calaña, pero nada peligrosos para un grupo de ninjas bien entrenados…o eso creía ella.

Ella debía de proteger al mercader y su mercancía a toda costa mientras que su maestra y sus compañeros inspeccionaban la zona. A los primeros minutos estaba atenta a cualquier indicio de ataque pero al paso del tiempo se empezó a confiar y su mente empezó a volar la imaginación. En todas esas fantasías aparecía ella enormemente feliz al lado de un cierto rubio, se imaginó su dulce sonrisa y sus brillantes ojos azules que la miraban con amor y cariño, solamente a ella.

Estaba tan ensimismada que no se dio cuenta de que había alguien que la vigilaba entre los matorrales. En cuestión de un segundo sin darle tiempo a reaccionar un enemigo apareció de golpe y le lanzó un arma que contenía un poderoso gas somnífero. Ella cayó desmayada al instante.

Al despertarse vio con horror que se habían llevado toda la mercancía y el mercader estaba tendido al suelo gravemente herido, Kurenai estaba a su lado encargándose de los primeros auxilios mientras Shino inspeccionaba lo poco que quedaba de la mercadería. Kiba en cambio estaba frente a ella y la miraba con el rostro desencajado de rabia.

-¿¡Se puede saber qué ha pasado Hinata!?¡Debías de haber protegido al mercader!¿¡En qué demonios estabas pensando!?

-Y-yo..l-lo siento, Kiba, yo…- Hinata no sabía que decir

-¿¡Qué lo sientes!?¿¡Te crees que todo se arregla pidiendo perdón!?¡Esta vez la has fastidiado¡Hemos fracasado por tu culp..

-¡Kiba es suficiente!- le cortó Kurenai enfadada, miró a Hinata por un momento con expresión grave, la chica bajó el rostro avergonzada.- Volvamos a la villa, este hombre necesita intervención médica enseguida.

Kiba refunfuñó y dio una patada con furia a una piedra

-¡Vamos Akamaru!- Ordenó irritado. El perro lanzó un ladrido de contestación y le siguió.

Shino se quedó mirando un rato a una compungida Hinata y al poco tiempo se fue sin decir nada.

Estirada en la cama con la vista fija en el techo Hinata se sentía miserable, aún recordaba la mirada de su mentora, sus ojos rojizos la miraron con profunda decepción. Hubiera preferido que la hubiera sermoneado o que la hubiera gritado por su incompetencia, pero esa mirada desencantada le sintió como un balde de agua fría. Un nudo se formó en su garganta. Y pensar que lo peor aún no había pasado…

Deprimida por su fracaso decidió ir por el mediodía a la zona de entrenamiento, necesitaba hacer ejercicio, cualquier cosa para poder olvidarse de su frustración y de la culpa que le carcomía por dentro. Pero antes de llegar oyó unos sonoros jadeos, sin saber porqué se acercó cautelosamente y cual fue su sorpresa al ver, tendido al suelo completamente agotado, con el torso desnudo, al chico que le impedía conciliar el sueño desde hacía tiempo.

Ella vio con fascinación su pelo rubio que se le pegaba al rostro a causa del calor, su pecho, perlado de sudor, subía y bajaba compasadamente mientras respiraba fuertemente. Ella se quedó paralizada escondida tras un árbol, incapaz de hacer movimiento alguno, sus ojos miraban encantados a la figura atlética del rubio, en un segundo que le pareció una eternidad le pareció que el universo solo existía dos cosas: ella y él.
En ese momento se olvidó de todo, de su fracaso en la misión, de su carácter débil y apagado, de su falta de valor…y se acercó a él, dispuesta a declararse, a confesar sus sentimientos sin temor al posible rechazo.

-¡Naruto!- Al oír esa voz Hinata se escondió rápidamente entre las malezas. Atisbó a lo lejos a una chica pelirosa que llevaba una larga camiseta roja que se acercaba al chico rubio. Era Sakura Haruno.

-¡Ohhh Sakura-chan!- Naruto se levantó de golpe y se acercó a la pelirosa mas contento que unas pascuas- ¿¡Qué haces aquí¿Has venido a pedirme una cita? jejeje

-No seas idiota Naruto- le lanzó una mirada de furia pero Hinata vio que se había ruborizado. – Kakashi me ha dicho que te avise que esta tarde debemos de quedar a la hora de siempre.

-¿A la hora que solemos llegar nosotros o dos horas después que es cuando suele llegar él?

-¡Y yo qué se!-Refunfuño la pelirosa- ¡Bueno yo me voy ya!- Dijo Sakura mientras se alejaba del rubio. Hinata esperaba que se fuera. Si Naruto se quedaba otra vez solo quizás ella volvería tener el valor de antes y podría declarase…

-¡Espera Sakura!- La pelirosa paró en seco y miró con curiosidad al rubio. Naruto se puso rojo de golpe y titubeó – B-bueno ya que es la hora de comer…Esto..¿No te gustaría ir al Ichikaru conmigo¡Invito yo!

El corazón de Hinata se paralizó al oír aquello. ¡Naruto estaba invitando a salir a Sakura!. ¡Cómo deseaba que esa misma pregunta la realizara a ella! Notó una sensación desagradable que le subía en el pecho y una rabia afloraba su cuerpo el cual empezó a temblar. Eran celos.
Deseó con todas sus fuerzas que Sakura rechazara la petición.

Sakura miró por unos instantes el rostro del rubio que estaba completamente nervioso y dijo con una sonrisa:

-De acuerdo.

Naruto sonrió de absoluta felicidad.

Hinata se asió aún con más fuerza al cojín mientras notaba unas lágrimas silenciosas caían en su rostro. Su cuerpo temblaba al ritmo de los lastimeros sollozos que producía.

Afuera el Sol ya había desaparecido dejando tras de sí una densa oscuridad. Su habitación estaba iluminada por la tenue luz de la lamparilla de su escritorio. Hinata se quedó mirando distraídamente las formas de las sombras que formaba cada objeto.

No la quería, Naruto no la quería y lo más seguro es que no la querrá nunca. Ella no es como Sakura, no es guapa, no es inteligente, no tenía esos hermosos ojos verdes… Era fea y tonta, una sosa como él le había dicho una vez. No podía compararse a la pelirosa, debía resignarse, ella era una débil y no se merecía a alguien tan brillante como Naruto.
Una angustia le aplastó el pecho y un quejumbroso gemido afloró de sus labios.

Pero la gota que colmó el vaso fue después de la hora de cenar. Su padre la había llamado a que se presentara en el dojo de entrenamiento del la mansión Hyuuga. Ella ya sabía lo que le esperaba. Su padre quería que luchara contra él y ella acabaría como siempre, tirada en el suelo de madera con los músculos adoloridos, completamente abatida. Y así fue.
Su padre con un suspiro que denotaba una profunda decepción se fue con paso decidido hacia la salida de la sala pero antes de irse dijo:

-Me han dicho que la misión ha fallado por tu culpa

Hinata se quedó petrificada del miedo, quería decir algo con que excusarse, cualquier cosa, pero su garganta era incapaz de hacer cualquier sonido. Así que bajo la cabeza avergonzada. Su padre la miró fijamente.

-Eres un fracaso- y se fue

El destello de un rayo llenó la habitación de una luz blanquecina seguido por el sonido retumbante de un trueno. Hinata notó como el aire fresco que entraba por la ventana humedecía de golpe y oyó el incesante repiqueteo de la lluvia. Parecía como si el cielo llorara con ella.

Se sentía desgraciada, nunca en la vida se había sentido tan desdichada como ahora.
Todo por su culpa, ya lo dijo su padre, era un fracaso. La mirada decepcionada de su maestra le decía lo mismo: que era un fracaso. ¿Y cómo Naruto se iba a fijar en una inútil como ella? Era imposible ¿Qué futuro le esperaba a ella? Si no servía de nada.

Sus ojos empezaron a cerrarse lentamente mientras en su mente seguía auto compadeciéndose a sí misma, su corazón le dolía fuertemente mientras pensaba en lo infeliz que era ¿Este dolor duraría para siempre? Se preguntó con angustia ¿Conseguiría ser feliz en el futuro o por el contrario seria más desdichada? Ojala pudiera ver aunque sea por unos instantes como sería su vida dentro de unos años.

Y con ese último pensamiento se hundió en la oscuridad de su corazón.

Tic …tac.. .tic… tac… tic… tac …tic …tac… tic… tac… tic… tac …tic… tac

Sus ojos se abrieron lentamente, se vio sorprendida por una intensa luz que le daba a la cara, algo bastante extraño ya que normalmente en su habitación la luz del amanecer no solía alumbrar tan fuerte ya que el Sol daba al otro lado de la mansión.

Tic …tac.. .tic… tac

¿De dónde procedía ese sonido? Si ella tenía un reloj analógico…se frotó los ojos fuertemente y se dio cuenta de algo que antes no se había fijado: esa no era su habitación.

Era una habitación pequeña con las paredes pintadas de azul claro, había pocos muebles, todos sencillos y de mala calidad. Y sobretodo era una habitación muy desordenada, vio que en el suelo había esparcido prendas de ropa por aquí y por allá.

¿Qué sitio era ése¿Dónde estaba? Con un sentimiento de temor se incorporó de la cama y al caer la sábana blanca que le tapaba el torso se fijó con sorpresa que estaba completamente desnuda. ¿Pero qué…?

Con gran nerviosismo paso su mano por el pelo. ¿Qué¿Cómo es posible¡Tenía el pelo largo¿Le habría crecido tanto en una noche? Pero, es imposible… ¿Qué estaba sucediendo allí?

Entonces a su lado oyó un sonoro murmullo y notó que alguien se movía. Hinata se paralizó, había alguien con ella en la cama. Giró la cabeza lentamente con aprensión y vio algo que la dejó completamente sin aliento.

Al lado suyo dormía profundamente un muchacho esbelto de dieciséis años, sus cabellos de un impresionante rubio caían de forma desordenada en su frente, en su rostro tres marcas adornaban sus mejillas. La sábana blanca tapaba su esbelto cuerpo de la cintura para abajo, estaba totalmente desnudo.

Era Naruto Uzumaki.