Prologo
Dolía y sí, dolía mucho el sentirme así… ¿Acaso valía la pena tanto dolor por algo que quizás ya era pasado? Existía la posibilidad de que aquella persona estuviera con alguien más, hubiera muerto o me hubiese olvidado… ¿Era razonable que esto siguiera condenando mi vida?
Ya hacían años que se había marchado, pero juró que volvería por mí, que seguiríamos amándonos y siendo solo un mismo ser… pero había sido mentira, si en verdad me amaba como decía ¿Porqué no había regresado? ¿Qué no notaba la desesperación de todas y cada una de las cartas que le había enviado y que jamás contestó?
Esto no era cosa de días ni de semanas, no era solamente un tonto enamoramiento infantil, incluso no podía considerarse siquiera como una obsesión… Yo lo amaba y lo sigo amando con el alma, lo quiero de una manera que no puedo describir, nada comparado a aquel primer amor que sentí por él cuando yo estaba en la primaria.
Pero una cosa era verdad… lo nuestro jamás podría ser y, quien sabe, quizás Yukito ya había madurado y se había enamorado de una mujer de verdad… no de una mocosa como yo, pero bueno más de 7 años de diferencia que si podrían afectar en una relación. El dolor era inevitable, pero uno nunca sabe… quizás este dolor significaba que estaba empezando a superar su perdida, incluso a veces me preguntaba si yo lo había amado tanto o había sido solo cariño… en realidad solo se que no se nada de mi vida… y es frustrante.
Había estado hablando con mi mejor amiga, Tomoyo, y llegamos a la conclusión de que lo mejor que podíamos hacer era IRNOS DE CASA. Claro estaba que no era para hacer enojar a nuestros padres y buscar diversión para toda la vida, más bien era por la universidad, que ya nos quedaba lo suficientemente lejos de nuestras casas y la idea de levantarnos a las 5 am para acudir a nuestras clases no era la cosa más alentadora.
Quizás independizarse no era malo, tomando en cuenta en que es mucho trabajo vivir sola en un departamento con una amiga; quizás madurar era lo que yo necesitaba, un cambio de aire y conocer gente nueva, incluso lo que necesitaba era más libertad.
Y entonces… Ardió troya, nuestros padres estaban desconcertados ante nuestro anuncio y bueno, mi hermano estaba que quería matarme por la decisión que había tomado. Mi padre, Fujitaka, tomó las cosas con tranquilidad, pero sé que no quería que yo, su hija más pequeña se fuera de casa, sabía que había sido difícil perder a mi madre, pero ahora esperaba que me dejara tener mi propia libertad. Sonomi, la madre de Tomoyo estaba que se moría del coraje, estaba tan molesta que por primera vez en AÑOS estuvo de acuerdo con mi familia al decir que no era el momento, que quizás deberías esperar más.
Recuerdo que fue un gran alboroto, nos amenazaron hasta con no darnos dinero para mantener nuestras vidas de solteras, pero eso no nos detuvo; en realidad ya habíamos planeado que haríamos para mantenernos solas… al final mi padre aceptó y convenció a Sonomi de que ella también lo hiciera.
No tardamos mucho en encontrar un pequeño departamento cercano a la universidad, en una zona muy linda de Tokio.
-Justo lo que buscábamos Sakura.- Gritó alegremente mi amiga- Será nuestra casa
Asentí con algo de temor, pues sabía que las cosas no serías lo que aparentaban, pero valía la pena intentarlo por sí misma… para olvidar el pasado.
Ambas estudiaríamos distintas cosas, pero gracias a Dios podrían hacerlo en la misma escuela… Mientras que Tomoyo estudiaba Diseño en Modas por pura formalidad, en realidad ella era mejor que muchísimas de las personas que se reciben de esa carrera, yo estudiaría Relaciones Internacionales… y sería la encargada de volver a las Empresas Noruka a lo que eran antes, o al menos eso soñábamos nosotras dos.
Nuestros problemas se estaban solucionando, esa era la verdad; solo era necesario que consiguiéramos un empleo y ¡Listo! Pasamos por varios lugares y al final paramos en una pequeña empresa de diseño y publicidad. Para Tomoyo hubo un pequeño puesto disponible en lo que ella amaba… Diseñar, pero mi suerte, bueno fue algo distinta.
-Lo siento Srita. Kinomoto, pero no tenemos un cupo en lo relacionado en los mercados o en la publicidad, y espero que pueda entendernos, en su mayoría ese es un puesto para graduados de universidad- Comentó el encargado del lugar, después me miró detenidamente, recorrió con sus ojos cada parte de mi cuerpo… me comencé a enfurecer hasta que el muchacho llamó a otra de las personas que estaban ahí.
-¡Disculpa! ¿Puedes dejar de mirarme de esa forma?- dije algo sonrojada de la pena… esa no era la forma en la que usualmente me veía la gente
-Lo sentimos- dijo el segundo chico que llegó- es solo que ¿No ha pensado usted en modelar?
Me quedé atónita ante tal proposición, ¿yo? ¿Modelar? Mi madre había sido una de las modelos más hermosas de todo Japón, su rostro había aparecido en varias revistas internacionales, pero jamás imagine que yo podría hacer tal cosa… no tenia tal belleza o gracia para ello creía yo.
-La paga es muy buena- comentó el primero- podría ser igual o superior a lo que ganaría tu amiga… en realidad podrían mantenerse muy bien con ello, a demás son de los mejores pagados para ser empleos de medio tiempo, pues ustedes nos dijeron que están próximas a entrar a la universidad.
Tomoyo me miró algo desconcertada, pero al mismo tiempo alegre… ella siempre me había dicho que era muy hermosa y que seguramente había heredado la gracia de mi madre. Fue así que acepte la oferta y bueno ¡Qué cosas pasaron!
Esa misma tarde me hicieron toda una sesión de fotos, era verdad, no me incomodaba en lo absoluto que una cámara captara todos mis movimientos, en realidad era bastante divertido. Ahora sabía porque a mamá le gustaba tanto modelar, le agradaba tanto posar frente a la cámara, era algo simplemente excitante… incluso hasta me hacía olvidar un poco aquel dolor que albergaba en mi corazón.
Así pasaron los días, y esos días se volvieron semanas, luego meses y años, para que así llegara el día de nuestra graduación… me hice famosa, esa fue la verdad así como que los diseños de Tomoyo habían empezado a tener renombre. Lo mejor de todo fue que conforme avancé en mi carrera, pude influir en cómo se utilizara mi imagen, que quería vender, que quería expresar.
Debo de decirlo abiertamente, no había nada más divertido que salir de casa y pasar por el puesto de revistas y ver cómo te miran y te comparan con "la chica de la revista". Algunos de ellos a veces solo me veía boquiabiertos, otros se acercaban a elogiar mi parecido con aquella modelo, otros a pedirme un autógrafo y los más aventados incluso me invitaban a salir…. Pero yo nunca aceptaba, estaba harta de las citas, de los hombres de todo… Yo no creía en el amor ya, si el amor era tanto dolor ¿Valía la pena sufrir tanto?
Fue entonces que llegó el momento, llevábamos todo nuestro curriculum, cartas de recomendación, notas de nuestros profesores que expresaban de manera muy cordial que éramos perfectas para los puestos que solicitábamos. Nos miramos felizmente y decidimos que era el momento para entrar. Pero una fugaz idea pasó por mi mente... ¿Qué pasaría si encontraba algo parecido al amor allí? Una maliciosa sonrisa apareció por mi cara y me propuse a mi misma… que no volvería a ser presa del amor.
