HOLA MIS LECTORES ¿COMO ME LOS TRATA LA VIDA? HE VUELTO Y DURANTE ESTAS VACACIONES ME DEDICARÉ A ESCRIBIR ESTE BONITO FIC QUE UN DÍA ASALTÓ MI CABEZA Y ME DIJE A MI MISMA… MI MISMA TIENES QUE PLASMARLO CUANTO ANTES. Y HE AQUÍ UNA PEQUEÑA HISTORIA QUE ESPERO LES GUSTE, TRATARE DE ACTUALIZAR SIEMPRE SEGUIDO Y ESPERO QUE NO SE VALLAN SIN DEJAR UN COMMENT.

DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, SON OBRA DE LA MARAVILLOSA STEPHENIE MEYER, SOLO LA HISTORIA ES MIA Y UNO QUE OTRO PERSONAJILLO.

SUMMARY: LOS MELLIZOS SWAN, LOS GEMELOS HALE Y LOS MELLIZOS CULLEN SE CONOCEN EN LA ESCUELA DE FORKS CUANDO SOLO TIENE AÑOS AUNQUE LA VIDA LOS LLEVARA DURANTE SU ADOLESCENCIA Y SU ADULTEZ HASTA QUE POR COSAS DEL DESTINO CONOCEN UN VAMPIRO QUE CAMBIARA SUS VIDAS PARA SIEMPRE. EM/R, E/B, J/A

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CAPITULO 1: LOS MELLIZOS SWAN

- Erase una vez en un hermoso reino muy, muy lejano una pequeña princesita que se llamaba….jmmm ¿Cómo es que se llamaba?

- Bella, se llamaba Bella. Siempre se te olvida el nombre de la princesa papá Phil.

- Ok, ok se llamaba Bella… la princesa Bella era la más hermosa en todo el reino…

Así finalizaba el día y empezaba la noche para la pequeña Isabella Swan, su padrastro Phil sentado en la vieja mecedora de la abuela le contaba una maravillosa historia en su habitación abrazando su enorme osito de felpa, mientras que en la pequeña habitación del frente mamá se sentaba en el alfeizar de la ventana y le cantaba a su hermano mientras acariciaba delicadamente sus rizos color azabache.

Bella era una niña muy inteligente, perspicaz y observadora aunque era muy tímida y a veces le costaba trabajo socializar en la escuela con los compañeros de su misma edad. Ella no era como las otras niñas que soñaban siempre con ser princesas o hadas y encontrar un príncipe caballeroso, a ella le gustaban las historias que Phil le contaba cada noche sentado en la vieja mecedora y amaba inventar las suyas propias con animales fantásticos y nubes de diferentes colores. Físicamente Bella es como las demás niñas con cachetitos regordetes y sonrosados, tiene un hermoso cabello -herencia materna- color caoba que cae en ligeras ondas hasta la mitad de su espalda, una estatura promedio y una piel blanquecina más bien paliducha para alguien que vive bajo el sol de Phoenix, pero lo que más le gustaba a las personas de Bella, son sus ojos heredados de su padre Charlie. Si como dicen los ojos son las puertas al alma, las puertas del alma de Bella eran enormes, enmarcadas por unas bonitas y largas pestañas oscuras y de un brillante color chocolate que siempre hacía recordar la calidez del hogar, sus ojos siempre han sido muy expresivos y describen a la perfección el estado de ánimo se la pequeña portadora. Su hermano Emmett es muy diferente a ella tanto física como emocionalmente y aunque son mellizos solo se parecen en el color de la piel y que ambos son muy testarudos, cosa que al parecer -y según mamá- también habían heredado de su padre Charlie. El pequeño Emmett ama a su hermana más que a nadie en el mundo incluso más que a su osito marrón –y eso ya es mucho decir-, le gusta mucho el deporte en especial el futbol. Físicamente Emmett es más alto y más robusto que todos sus compañeros de la escuela, tiene un bonito cabello muy rizado y tan oscuro como el de su padre Charlie y sus ojos son tan verdes como los de su madre.

Bella vivía en Phoenix con papá Phil, su madre René y su hermano Emmett, en una hermosa casita a dos niveles color blanco con grandes ventanales desde las que tenías la mejor vista de la playa al amanecer y al anochecer, un hermoso jardín grande lleno de flores de colores y donde mamá plantó una ramita pequeña el día que nacieron los mellizos y que ahora cinco años después se había convertido en un enorme árbol de brillantes manzanas rojas donde colgaba un improvisado columpio de madera y lianas que un año atrás Phil había fabricado para tener ocupados a sus pequeños monstruos hiperactivos y traviesos, porque cuando los mellizos Swan se juntaban causaban siempre inmensos destrozos, así que los niños se turnaban el columpio y se entretenían juntos cada tarde. La vida de esta familia era muy feliz y se tenían siempre los unos a los otros apoyándose como lo haría cualquier familia…

La vida de la pequeña Bella sufrió un súbito cambio bastante drástico e inesperado la noche en que sus padres salieron a cenar por su aniversario de bodas y decidieron dejarlos con una niñera que siempre los cuidaba cuando llegaban de la escuela. A los niños no les gustaba mucho la niñera Melanie porque no contaba cuentos tan largos y bonitos en la mecedora como los que contaba Phil, tampoco cantaba las canciones de cuna tan afinada como mamá y además no podía hacer las dos cosas al mismo tiempo , generalmente se paraba en el pasillo en medio de ambas habitaciones y cantaba un cuento, aun así los niños pronto lograron conciliar el sueño luego de un par de horas de canto desafinado y cuentos extraños. Melanie después de haber dejado a los niños dormidos en sus camitas, se dispuso a comer palomitas en el sofá y a ver televisión, luego de unas horas decidió ir a dormir a la habitación de huéspedes donde siempre se quedaba cuando los padres demoraban en llegar o llegaban al día siguiente, pero antes de poderse siquiera levantar del sofá inició en la sala el repiqueteo del teléfono…

La llamada que recibió la niñera aquella noche fue el inicio de la aventura más grande que los hermanos Swan vivirían… Phil y Rene sufrieron un grave accidente de auto cuando regresaban a casa luego de una estupenda cena de aniversario y ambos fallecieron instantáneamente al caer por un barranco cuando un camionero un tanto ebrio los sacó del camino con un golpe. La niñera tuvo que darle la mala noticia a los pequeños la misma noche que ocurrió el accidente pues vendrían los encargados de servicios sociales a llevárselos en la mañana temprano a alguna casa de acogida mientras se dedicaban a buscar y encontraban algún familiar cercano que quisiera tomar su custodia definitiva.

- Emmett ¿Por qué tuvieron que morir? ¿ porque Dios no los cuidó? - era lo que le preguntaba la pequeña Bella a su hermanito entre sollozos, limpiando sus lágrimas con el dorso de la mano.

- no lo sé Bells, no lo sé- era la eterna respuesta que le daba a su llorosa hermana.

Toda la noche y parte del día lo único que se escuchó en aquella casa fueron los lamentos de los niños que perdieron a su madre y al que fue como un padre para ellos durante toda su corta vida. Encerrado en la habitación de Bella, Emmett, acariciando su mejilla se dedicó a consolar a su melliza prometiéndose internamente que haría todo lo que estuviera en sus manos para que su hermana no volviera a sufrir como lo hacía en esos momentos. Él ya estaba acostumbrado a defender siempre a su hermanita de los niños y niñas que la molestaban y la hacían llorar en la escuela, por lo que nunca hubo nadie que lo consolara a él ni que le preguntara o entendiera si sufría por algo o no, y pese a su corta edad Emmett entendió que de ahora en adelante él debía ser el soporte de su frágil melliza, quien se preocupara y quien se encargara de su bienestar, "porque eso es lo que hacen los hermanos mayores" se repetía insistentemente, aunque el haya sido mayor solo por cinco minutos.

Una mujer de servicios sociales acudió en la mañana a la casa de los mellizos, donde la recibió una Melanie un tanto llorosa que limpiaba sus lágrimas en un viejo pedazo de su pañuelo. Luego de charlar con la niñera acerca de los padres de los pequeños, la mujer de servicios sociales le pidió que trajera rápidamente a los niños y sus pertenencias, esta acudió presurosa al cuarto de la pequeña Bella.

- niños abran la puerta por favor que ha llegado alguien que quiere hablar con ustedes, ¡ah! Y traigan sus maletas y juguetes-

Los niños salieron de la habitación luciendo unos hinchados ojitos rojos y aún muy llorosos donde sobresalían en sus tristes rostros un par de inmensas ojeras violeta. La mujer de servicios sociales los hizo sentarse juntos en el sillón grande frente a ella mientras le pedía a la llorosa Melanie que regresara a su casa, ya que sus servicios ya no serían requeridos. Melanie se despidió de los niños con un enorme abrazo con lamentos y lágrimas incluidas prometiéndoles con el corazón que un día los visitaría donde quiera que el destino los llevara.

- hola niños, mi nombre es Rachel…- comenzó presentándose la mujer de servicios sociales y haciendo una pausa para que ellos también se presentaran – y… ¿cómo se llaman ustedes dulzuras?

- yo soy Emmett y esta es mi hermanita Bella- explico el mellizo señalando a su hermana, ya que los accesos de hipo de Bella eran tan fuertes – producto de la llantina de la noche anterior- que le impedían hablar.

- mucho gusto en conocerlos mis niños, y bien, díganme… ¿saben ustedes porque yo estoy aquí?

Los niños levantaron sus cabezas al mismo tiempo observando a la mujer como si estuviera loca o les hubiera preguntado sobre la existencia de los unicornios – pues suponemos que es porque nuestros padres murieron anoche ¿no es así?- afirmó un enfadado Emmett mientras Bella se hacía bolita en el sillón

- lamentablemente así fue pequeños - mencionó Rachel apartando la vista con evidente incomodidad- , pero díganme niños ¿ustedes tienen algún pariente o saben de algún familiar cercano que pueda hacerse cargo de ustedes como es debido?

Los niños se miraron a los ojos al mismo tiempo pensando en la misma persona y dijeron al unísono el nombre de quien se haría cargo de su custodia definitiva – papá Charlie…

Charlie vivía en Forks Washington donde era el sheriff. Un año después del nacimiento de los mellizos Charlie se separó definitivamente de René y se fue solo a vivir a Forks en una hermosa casita acogedora y familiar cerca del pueblo, allí constantemente lo visitaban sus hijos en vacaciones de verano y pasaban algunas pascuas y navidades también. A los mellizos Swan no les gustaba mucho la casa ni el pueblo porque siempre era muy frío y húmedo, hacía que tiritaran de frio en la noche y que se empaparan cada vez que salían a jugar al patio.

Los mellizos tuvieron que soportar ocho horas de viaje a Forks donde se quedarían con su padre quien se enteró de la situación por Rachel la mujer de servicios sociales. Charlie esperaba ansioso en el aeropuerto a la llegada de sus hijos para quienes ya había preparado un par de habitaciones extra en su casa.

Al poco rato bajaron del avión unos muy entumecidos mellizos tomados de la mano y siendo acompañados por una encargada en vuelo.

- muchas gracias por traerlos- mencionaba Charlie a una muy sonrojada sobrecargo que se despedía con la mano de los pequeños.

- la van a pasar muy bien en casa hijos- mencionó Charlie unas cinco veces mientras conducía el viejo carro de policía con destino a su hogar llevando en los asientos traseros a unos enfurruñados hermanos que no habían soltado sus manos en todo el viaje desde Phoenix.

Luego de un par de horas de viaje en auto, los pequeños pudieron divisar a lo lejos la ya muy conocida casa blanca con pequeñas ventanas donde se quedarían a vivir con el único familiar cercano del que tenían conocimiento: su padre.

Los niños se instalaron en un par de habitaciones una azul y otra blanca, Bella escogió la azul por ser su color favorito y Emmett no tuvo más opción que escabullirse a su nueva habitación blanca. Los niños acomodaron su ropa en el closet con ayuda de su padre y luego de un pequeño almuerzo de pizza y refresco fueron al pueblo a comprar ropa de cama y cosas para la escuela. El pueblo no era gran cosa a los ojos de Bella, ella siempre lo había visto igual de aburrido y monótono, Emmett se dedicaba a buscar donde revelaran fotografías ya que se había vuelto fanático de las fotos luego de que su madre le regalara una bonita cámara por su cumpleaños.

Cuadernos, libros y lápices de colores además de pasar a revelar unas cuantas fotos de la cámara de Emmett. El trayecto de vuelta a casa estuvo muy silencioso con un Charlie preocupado sobre el primer día de escuela de sus hijos, una Bella preocupada sobre cuál sería su futuro sin su padre Phil y su madre y un Emmett muy entretenido mirando las fotos que había capturado de paisajes de Phoenix, animales en las florecillas y una que otra foto de sus padres mientras veían una película romántica pocos días antes del fatídico accidente.

Al día siguiente entraban en la escuela de Forks los mellizos tomados de la mano guiados hacia su próxima clase por su profesora de hermoso cabello rubio y sonrisa amable que se había presentado como Kate, quien les daría sus clases durante dos años.

Al llegar al salón la maestra los ubicó en mesas diferentes. A Bella la hizo sentarse junto a un niño de piel color canela, hermosos ojos negros y una bonita sonrisa a la que le faltaban un par de dientes.

- hola, soy Jacob pero puedes decirme Jake, y ¿tu cómo te llamas?- le pregunto a Bella su compañero de silla

- soy Isabella pero me puedes decir Bella- respondió una muy ruborizada Bella

A Emmett lo hizo sentarse junto a una niña que a él le pareció la más hermosa de todas con un brillante cabello rubio que le llegaba a la cadera y una piel tan tersa que parecía hecha de porcelana. Él no había visto aun sus ojos hasta que la niña dirigió una mirada en su dirección y en ese momento Emmett creyó estarse ahogando en los bonitos pedacitos de mar que eran los ojos de la niña, hasta que esta le dirigió una fría mirada de disgusto.

- maestra este es el lugar de mi hermano- dijo la niña con una mueca. a Emmett le pareció el sonido más melodioso que jamás había escuchado.

- así es Rosie pero mientras tu hermano está enfermo podemos asignarte un nuevo compañero- la pequeña volteo la mirada hacia la ventana para no tener que ver al niño a su lado.

Así inició la historia…

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ESPERO QUE LA HISTORIA LES HAYA EMPEZADO A GUSTAR Y PORFA DÉJENME UN REVIEW AUNQUE SEA SOLO COMENTEN "SEE ME GUSTO" O "NOP LO ODIÉ" ALGO ASÍ, PRONTO ACTUALIZARÉ Y EL SIGUIENTE CAPÍTULO ESTARÁ DEDICADO A LA VIDA DE LOS GEMELOS HALE…

SALUDOS –V-