Dulces Tentaciones 2: Connection


~Derechos de autor~: La idea la saqué del Fic de Lía-Sennenko

''Pídeme lo que quieras'' que es

una recreación de la trilogía de la autora

Megan Maxwell. Gracias por tu apoyo,

me ha servido de mucho, guapísima ;)

¡Gracias por todos vuestros consejos

y Reviews! (Para todos/as)

¡Desde éste capítulo empezamos con lemon!


Contenido +18 (Sexo, orgías y más)


~Capítulo 1~


—Amy, espérame—Pido a la peli azul que, sin tan si quiera esperar a que la alcance, ya ha emprendido la marcha hacia los estantes de ropa del centro comercial.

—Nana, es que eres muy lenta—Se burla—Además, recuerda que a la pequeña Rachel le hará falta ropa cuando nazca, y no puede llevar la misma ropa que la madre, ¡eso ni de broma!—Se agacha, lleva sus manos hasta mi vientre y lo acaricia mientras pone su cabeza en mi tripa que tiene un bulto bastante marcado. Sí, estoy embarazada. De seis meses. Todo en mi vida fluye, todo fue bien. Mis padres...bueno, les costó asimilarlo pero se volcaron muy profundo con el bebe, ¡será una niña! La llamaré Rachel, como mi madre. Salvo cambiando la entonación del español al inglés. De igual modo estoy muy contenta. Mi vida en Londres es genial y divertida. Ahora no puedo pero, a los primeros meses de embarazo, fui a un instituto del centro de la ciudad e hice muchos amigos. Ahora que saben que estoy embarazada, vienen conmigo muchas tardes a pasar el rato y conversar.

¿Sobre Castiel?, bueno, no volvimos a hablar. Él me mandaba mensajes al móvil, me llamaba muy seguido pero, al mes, dejó de insistir y perdimos el contacto definitivamente. Rosa me contó que hasta ahora había estado viviendo allí pero que, al cabo del tiempo, regresó con sus padres al pueblo, Valencia. Ahora creo que volvió a retomar sus estudios, en fin, que es mejor, no quiero volver a encontrármelo nunca. ¿Qué diría si supiera que va a ser padre?, ¿cómo reaccionaría? No lo sé, y creo que...nunca lo haré.

—Hey, ¿te pasa algo?—Pregunta Amy mientras coge un bodie de tirantes y me lo enseña. Niego con la cabeza y sigo removiendo ropa del montón, mirando qué camisetas de recién nacido comprarle a mi futura hija. Bueno, otras de las ventajas de mudarnos aquí es que el dinero en mi familia ha mejorado muchísimo. Cada día puedo estrenar un atuendo nuevo, si quisiera, pero sinceramente, prefiero ahorrarlo para mi niña y que no le falte de nada en un futuro.

—Mira qué bonito esto, Amy—Miro con diversión y cariño un conjunto para niña que consta de una camiseta y un pantalón. ¡Qué mono! Parece que vestiré a un juguete en vez de a una persona.

—Es muy pequeño, je je—Ella mira igual. Nos da nostalgia de cuando éramos unas renacuajas.

—Por cierto, nunca me has dicho quién es el padre de la pequeña, ¿lo harás algún día?—Pregunta divertida. De espaldas a ella, me encojo de hombros y digo—:

—Quién sabe. A lo mejor un día hasta te lo presento—Reímos. Es entonces cuando, al volver a girar la vista hacia el frente, veo al azabache. Viktor. Mi ex novio. La sangre se me congela. ¿Cómo puede ser él? Él...Él se fue del país y...y...Dios mío.

—¡Viktor!—El chico vuelve la vista y, al verme, corre hasta mí y me aprisiona en sus brazos, ¡cómo lo he echado de menos!—¿Q…Qué haces aquí?

—¿No lo recuerdas?, mis padres y yo nos trasladamos a Inglaterra, y…estamos viviendo aquí desde hace medio año—Escondo mi cabeza en su hombro mientras suelto alguna que otra lágrima, que se seca cuando cae en la prenda de lana de Viktor. Puede que sea mi ex y todo eso pero…Él y yo nunca dejamos de hablarnos, nunca. Siempre nos llamábamos, aun que fuera por unos minutos solamente. Rompimos porque para ambos era muy difícil llevar a cabo una relación a distancia, por nada más. Él nunca me ha fallado. Es la clase de chico que, si tienes un problema, ya sea grave o pequeño, puedes llamar a las tres de la mañana y estar segura que en menos de diez minutos estará allí. Sin protestar. Es capad de escucharte cómo un hermano, entenderte cómo un psicólogo, aconsejar cómo una madre y tratarte con la dulzura digna del mejor novio del mundo. Muchos chicos y chicas decían que era el típico ''creído'' porque su padre era un empresario, nadaban en dinero, pero, si de verdad lo fuera, los habría puesto en su lugar, y en vez de eso, simplemente asentía, cogía mi mano si estaba cerca y nos íbamos lejos.

—Te he echado mucho de menos.

—Y yo a ti, galletita—Ese era mi mote, para él era su ''galletita'', ya que a él le gustaban mucho mis galletas que hacía por Navidad con su abuela. ¿Veis? Siempre estábamos juntos. En Navidades, íbamos mis papás y yo a la casa de su abuela y cenábamos juntos, fueron los mejores años de mi vida. En verano también solíamos ir juntos de vacaciones, aun que no siempre, claro. Recuerdo con diversión un año que sus padres y él iban a irse a Singapur. Él quería que yo fuera con ellos, por encima de todo, éramos unos niños. De doce o trece años, aproximadamente. Les montó un jaleo que hasta tuvieron que cambiar el día del vuelo hacia el país para que yo pudiera viajar también. En el avión, nos sentamos juntos y, como tenía miedo de la altura, me estuvo agarrando de la mano todo el trayecto. Las dieciséis horas. No os podéis imaginar cómo tenía la mano de roja después… Fue…un gran viaje.

—Hey, ¿de qué hablan?, ¿quién es?, ¿tú novio?—Amy es el tipo de chica que nunca, por nada del mundo, se cansa de hacer preguntas. Parece que tiene grabadas en su mente estás palabras: ''¿Cómo?'', ''¿quién?'' y ''¿por qué?''

—Bueno es…Una larga historia. Se llama Viktor y es…—Me interrumpió.

—¡Oh!, ¿no serás por casualidad el padre del bebe de Natsuki, ¿verdad?

—¿Cómo?, ¿estás embarazada?—Asentí mientras arqueaba un poquito la espalda y acariciaba mi vientre con suavidad, cariño—Ya decía yo que estabas demasiado gordita—Inflo mis mejillas y le pego un toquecito en el hombro. Tiene el mismo sentido del humor que…Que Castiel…Castiel… ¡Basta!, tengo que superarlo.

—Oh…Vaya, yo creía que habría tenido suerte—Reí ante el tono de desgana y frustración que tenía mi amiga.

—Pues…Pregúntale directamente de quién es, ¿no?

—Oh, ¡claro, genio, cómo no lo había hecho antes!—Dijo irónicamente, a lo que los dos soltamos una risa—Hey, ¡no se rían de mí!, hablando de todo un poco, mi nombre es Amy, un gusto.

—Natsuki—Lo miro—¿Te gustaría ir a almorzar conmigo?, así nos ponemos al día, hace tiempo que no hablamos.

—Verás, es que…Ya me había comprometido con Amy…Y…—Fui interrumpida por la peli azul.

—¡Por mí no te preocupes!—Dice efusiva. Su lado bipolar me asusta—Además, tenía pensado ir a la casa de Mike, aprovecharé que tú vas con tu novio e iré yo a ver al mío.

—¡Qué no es mi novio, maldita sea!

—Bueno, galletita eso aún no lo sabemos—Me guiña el ojo y yo me cabreo, ¡les gusta molestarme!

—Lo que digas, ¿entonces no te importa que me quede con este idiota?—Río y de repente noto cómo el azabache rodea mi cuello con su brazo derecho y me atrae más hacia él.

—No, que va. Nos vemos mañana y…Que te lo pases bien—Maldita…Agh, no sé cómo la puedo querer tanto como amiga, ¡es mala!

—¿Nos vamos, galletita?—Pregunta el azabache mientras me tiende el brazo. Me agarro a él y asiento con una sonrisa. Siento cómo se acerca a mi oído, retira el pelo que hay sobre mi oreja y pega su boca en ella, diciendo—: Sigues teniendo la misma sonrisa tan bonita de siempre.

Lo miro totalmente sonrojada, y entonces siento cómo su mano se llena de sudor y su rostro comienza a adquirir un rojo intenso igual que el mío.

—Discúlpame, no debí haber dicho eso, no quise incomodarte—Llevo una mano a mi boca y me río ocultando la risa con mi extremidad, sin embargo él se da cuenta—¿He dicho algo divertido, galletita?

—Es que me causa gracia que me pidas perdón por hacerme sonreír—Le guiño el ojo y toco por un instante su mejilla, está roja.

—A…Aquí es, toma asiento, por favor. ¿Qué quieres tomar?, supongo que con el embarazo no podrás tomar un refresco o algo así, ¿verdad?

—No…Pero me dijo el doctor que sí podía tomar zumos de naranja y de frutas. ¿Te importa pedirme uno?

—Claro que no, ¿de naranja?

—Sí, por favor—Asiente mientras me guiña el ojo. Da media vuelta y se apoya en la barra. Lo miro. Ha cambiado demasiado. Su pelo negro azabache ha crecido en sobremanera, le llega hasta un poquito más arriba del hombro. Está mucho más alto. Más fuerte y…Dios, los músculos de sus brazos. ¡Bueno, Nana, cálmate!, malditas hormonas… ¡Estoy más pervertida que de costumbre!

—¿Pasa algo, pequeña?—Sin darme cuenta, Viktor ya está sentándose, ¿cuándo ha llegado?, ni me he dado cuenta…

—No, no que va…Oye, has cambiado mucho—Sonrío mientras él me da el vaso de zumo, con cuidado de no derramar nada, en la mano. Lo recibo con agrado y doy un pequeño sorbo. Está dulce. Tal y cómo me gusta.

—Tú…También estás muy cambiada, no solo por el embarazo, sino…Estás mucho más guapa que antes—Me río mientras él me mira desorientado—…Lo digo enserio, estás preciosa—Sonríe dulcemente y agarra una de mis manos con la suya, aún no me puedo creer que esté tocando su piel de nuevo, creí que nunca volvería a acariciar su nívea piel…Me alegro que esté aquí.

—Gracias, Viktor—Hay un momento que nuestras miradas se encuentran, es solo por unos segundos pero…La mente me dice que lo bese. Sé que a él le ocurre exactamente lo mismo, porque siento cómo el agarre en mi mano se hace más y más fuerte. Desvío la vista y carraspeo.

—Esto… ¿Y cómo te van las cosas?—Pregunto mientras doy otro sorbo al zumo. Él reacciona y recobra la compostura.

—B…Bien, ¿y a ti?, ¿por qué te viniste a Londres?

—Bueno…Es…Una larga historia—Río entre dientes y él parece entender que no quiero hablar de ello, por eso cambia de tema.

—No hace falta que hables si no quieres…En fin…Eh…—Parece nervioso. Lo tomo de la mano y digo—:

—Viktor, no estés nervioso, parece que los nervios se te van a salir por la boca—Río—Así que, relájate. Tu ''galletita'' te lo ordena.

Él ríe. Después de tomar el refresco los dos nos levantamos del asiento y él me propone llevarme a casa, acepto encantada, así mis padres se llevarán una gran sorpresa.

—Wow—Silba mientras ve la casa que nos hemos comprado. Es un chalet de dos plantas y un jardín muy bonito que consta de una piscina y un jacuzzi pequeño—Tus padres… ¿están sin dinero, eh?—Dice irónico. Río al igual que él y saco la llave de mi bolsillo. Abro la puerta y dejo que el azabache pase a mi casa mientras mi madre sale a recibirme y se queda con la boca abierta al verlo.

—Dios mío, ¡Viktor!, cuánto tiempo—Mi madre se acerca a él y lo abraza. Para ella ha sido cómo un hijo. Lo que me resulta extraño es que mi padre no haya salido a recibirme.

—Nos hemos encontrado en el centro comercial. Por cierto, ¿dónde está papá?

—En la cocina, ¡me la está dejando para tirarla!, no sé por qué éste hombre se encarga de cocinar si no tiene una maldita idea de cómo hacerlo—Me hace gracia cómo se cruza de brazos y bufa por lo bajo.

—¡Cariño!—Suspira. Pone su mano en su frente y le hace caso.

—¿Qué quieres, CARIÑO?

—Ven un momento. Anda, guapa.

—Sí me habla tan mimoso es que ha hecho algo—Susurra para nosotros. Miro a Viktor y ambos comenzamos a reír abiertamente mientras mi madre camina a la cocina, con miedo, ni si quiera entra, se asoma a la puerta y…Afortunadamente no pasa nada. Tan solo tenía una duda con el postre, una tarta.

—Papá, mira a quién me he encontrado—Gira la cabeza y mira muy sorprendido al chico que está a mi lado. Cuando menos me quiero dar cuenta, mi padre ya está abrazando a Viktor, tiene que estar apretando mucho el cuerpo del azabache porque éste responde agitadamente.

—¡Cuánto tiempo, hijo!—Mi padre siempre le llamaba así. Al igual que su padre a mi me llamaba hija, algunas veces hasta nos confundían con hermanos de verdad.

—Quédate a cenar, y así hablamos de todo lo que ha pasado en estos años—Propone mi madre. Él asiente con una sonrisa en la boca y yo añado—:

—Deberías comunicárselo a tus padres, ¿no?

—Están de viaje en Estados Unidos—Asiento. Mi padre se acerca al horno y saca la tarta. Puag, madre mía. Tiene un ''dibujo'' de una flor, la cual está totalmente asquerosa, da asco hasta mirarla. ¿De verdad tendremos que comer eso?

—Ay, Felipe, tira eso a la basura, da asco tan solo de mirarlo—Se queja mi madre.

—¡Qué no me da la gana!, ven hijo, pruébala.

—N…No tengo hambre—Dice el chiquillo mientras se rasca la nuca y cierra los ojos con una sonrisita.

—He dicho que vengas aquí, A-H-O-R-A—Joder, mi padre impone. Viktor me mira, no me queda otra que asentirle, le hace sentarse en un taburete de la cocina y parte un poco de la ''tarta'' que ha hecho, aun que parece que la haya vomitado en vez de ejecutarla.

—Por favor, no hagas al chico probar eso—Suplica mi madre. Me acerco un poco acariciando mi tripita.

—M…Mama—Ella me mira—H…He sentido una patada—Se acerca alegremente con una sonrisa mientras se agacha y pone su mano en mi vientre y comienza a acariciar mi vientre con suavidad y cariño.

—Eso es normal, cariño, ya quedan solo tres meses para que salgas de cuentas.

—Lo sé—Sonrío.

—¿Quién es el padre, galletita?—Dice Viktor mientras mete un pedazo de la tarta en su boca. Sus ojos cambian totalmente, se vuelven como platos, y entonces, me hace una señal con la mano para que no siga y pone la otra en su boca, tragando como puede.

—¿Y?, ¿a qué está buena?

—…—Lo mira con pesadez y casi vomitando—T…Te ha quedado…—Tose—…Un ''poquito'' salada.

—¡Claro, Felipe!, ¡as echado sal en vez de azúcar!—Dice mi madre mientras lleva su dedo al cuenco que está en la mesa y lo prueba.

—Por qué a mí, ¡yo quería ser cocinero cuando era niño y mírame!, no valgo ni para diferenciar entre sal y azúcar—Se sienta en una silla y lleva sus manos a su frente, escondiendo la cara entre ellas.

—Cariño, tú ya tienes cincuenta y dos años, es normal que vayas perdiendo vista y…Gusto.

—¿Intentas animarme o hundirme más?

—Hombre, animarte…

—Ah… ¡Pues vas de culo!—Agarro a Viktor de la mano, el cual se está riendo, y lo llevo hasta mi cuarto. Así nos evitamos el drama.

Me siento en la cama y hago mates en la cama para que él se siente también.

—Ahora dime, ¿de quién es el bebe?, ¿tienes novio?

—No…Ni si quiera sabe que va a ser padre—Miro con tristeza hacia abajo y suelto una lágrima, inmediatamente él la limpia con sus dedos y me abraza.

—No llores, princesa, no llores, estoy aquí—Como había dicho, siempre me apoya como el mejor novio del mundo—No hables si no quieres, es solo que…Quería enterarme si era responsable con el bebe o no.

—¿Y…por qué querías saberlo?—Me alejo, miro hacia arriba y busco su mirada.

—Para matar o no al desgraciado que se ha dignado a abandonarte.

—Ja ja, Viktor, tú nunca cambiarás—Pone su cabeza en mi hombro y me agarra de la cintura, ejerciendo un poco de fuerza, sin llegar a lastimarme, me tumba en la cama quedando encima de mí. Me sonrojo.

—Te he echado mucho de menos, galletita.

—Yo también, Viktor. ¿P…Puedes abrazarme?

—Claro, princesa—Me abraza tiernamente mientras apoya mi cabeza en su pecho y acaricia con suavidad mi tripita. Lo veo sonreír, ¿puede haber un chico más perfecto?, ojala siguiéramos siendo novios.

—¿En qué piensas?—Pregunta.

—Nada, no…No te preocupes, es solo que…Me preguntaba sí…No nada, no es nada—Viro mi vista hacia un lado y me acurruco, escondiendo mi rostro entre su hombro y clavícula. Él por su parte, agarra mi rostro, y, tras mirarme unos segundos a los ojos, se acerca un poco más y da un corto beso a mis labios, me quedo petrificada, ¿de verdad ha pasado?, no me lo creo, me quedo con los ojos como platos hasta que él intenta alejarse, pero no se lo permito y lo acerco otra vez a mí comenzando otro beso, más apasionado que el anterior.

—Te sigo queriendo, Natsuki, no he podido olvidarte, por favor…Vuelve conmigo—Sonrío y lo acerco a mí, lo beso apasionadamente mientras nuestros labios juegan y se acarician mutuamente. Es entonces, cuando la puerta se abre y nos separamos rápidamente.

—Vamos, chicos, la comida está lista, y ésta sí que se puede comer, no cómo la otra.

Los dos nos levantamos de la cama y nos vamos hacia la cocina. Mi madre ha improvisado y ha hecho carne para comer, está muy rica. Cuando terminamos, todos ayudamos a recoger y Viktor dice—:

—¿Les importaría si Natsuki se viene a dormir a mi casa?, quiero estar con ella un día—Lo miro totalmente roja, ¿cómo dice algo así delante de mis padres?, pueden pensar muy mal.

—B…Bueno, pero solo porque eres tú—Interviene mi padre—Cuida bien de mi hija y de mi nieto, ¿entendido?

—Sí, señor, no dejaría que le pasara algo malo a su hija—Desvía la mirada un tanto avergonzado y mi madre interrumpe—:

—¡Pero qué chico más bueno!, claro que podéis ir juntos, ojala el bebe fuera de él y no del otro idiota…—La interrumpo.

—Castiel no es ningún idiota, mamá, él no sabe ni si quiera que estoy embarazada.

—¿Castiel?, ¿el padre de tu bebe se llama Castiel?—Pregunta Viktor. ¿Ocurre algo?

—Sí, ¿por qué?—Veo que el azabache dirige la mirada hacia mi padre, y veo a éste negar con la cabeza. Me sorprende ese detalle. En cuanto me despisto, Viktor me ha agarrado de la mano y me ha llevado fuera, rumbo a su casa.

—Ponte cómoda, Natsuki—Me dice al llegar al salón, es grande y bonito, recogido y bien ambientado. Me siento en el sofá mientras él enciende la televisión.

—¿Quieres ver una película?

—Claro, pon una de miedo si te parece. Antes nos gustaban mucho—Propongo mientras me tumbo en su pecho, me encanta estar así. Él sonríe y me abraza pasando un brazo por mi cintura mientras que, con sus dedos, remanga mi camiseta de pre-mamá y acaricia mi vientre con suavidad y ternura, amor y cariño, confianza y delicadeza. Toda esa mezcla hace que mi pequeña comience a dar una serie de patadas, no me resultan dolorosas, hasta me comienzan a gustar. Es un poquito de presión en distintos lugares de mi vientre. Veo que Viktor sonríe mientras mira mi tripa, y entonces dirige sus labios a mi boca y me besa. Me devora con sus labios mientras su lengua se pasea por mi labio inferior y lo chupa, deleitándose con el sabor. Lo mordisquea con cuidado mientras veo que me sienta, con mucho cuidado de no dañarme, en sus piernas, y sigue besándome.

Sus manos pasan hasta mis piernas, protegidas por el pantalón blanco que las cubre, sin embargo sigo sintiendo la sensación que me produce cuando me acaricia. Siento que su cuerpo se comienza a calentar, y entonces una fina y perlada capa de sudor se apodera de nuestros cuerpos.

Estamos sudados, deseosos, excitados.

Eleva mis brazos y saca por ellos mi blusa, ancha y grande, mientras yo quito su chaqueta negra y le despojo de su camiseta, dejando su pecho, totalmente trabajado, al descubierto. Me deleito con lo que veo, los músculos de Viktor son impresionantes, se nota que en su tiempo libre trabaja en el gimnasio. Paseo mis dedos por su piel, deteniéndome en sus pectorales y marcando con efusividad la línea que separa su abdomen de estos. Siento cómo respira profunda y entrecortadamente, y entonces yo me uno a la sensación. Quita mi sujetador de encaje, y pasea sus manos por mi espalda desnuda. Sentir su piel con la mía hace que los pelos se me pongan de punta y la respiración se me acelere. Cuando menos quiero darme cuenta de lo que estamos haciendo, sus manos toman camino hacia mi pantalón, que no duda en desabrochar al instante mientras mete su lengua, húmeda y suave, dentro de mi boca, que la recibe con gusto y ganas. Explora mi cavidad bucal una y otra vez, y cuando siente que me comienzo a mojar, mete sus dedos entre mis piernas y comienza a tocar, con sumo cuidado y afecto, mi vagina por encima de la ropa interior. Mi pantalón vuela, no sé ni a dónde lo ha mandado, pero no me importa en absoluto, tan solo me importa lo que hacemos y lo que nos queda por hacer. Pasea la punta de sus dedos por largo rato en la entrada de mi intimidad, y cuando nota que estoy extremadamente húmeda, hace a un lado mis bragas y mete un dedo. Me sacudo. Tiemblo. Deseosa de más, alargo mi mano hacia la suya, que está aún entre mis piernas, y hago que meta más profundo su dedo. Él me mira con deseo y excitación, sé que lo provoco, sé que me desea, desea follarme con fuerza, pero sabe que no puede. Sabe que me dolería y sería peligroso para el bebe.

Quito su pantalón vaquero y lo dejo a un lado. Me doy cuenta, en ese preciso momento, de la tremenda erección que está teniendo. Sus bóxers se quedan demasiado pequeños para el tamaño de su pene, entonces, toco por encima de sus calzoncillos su miembro. Él gime, jadea, se arquea y hace que me tumbe en aquel sofá. No puedo moverme, ni quiero, sus fuertes manos pasean por mis pechos y toman prisioneros mis dos pezones que, antes de bajar hacia mi intimidad, no duda en meter en boca y lamerlos con fiereza.

Se mete entre mis muslos y comienza a besarlos, con deseo, pasión. Mis manos sujetan su cabeza y lo guío hasta donde quiero. Él sonríe, saca su lengua y comienza a probarme. Hace tanto tiempo que no tengo ésta sensación que he olvidado lo bien que se siente. Él sigue martirizándome con su lengua, me gusta, me encanta, es una de las mejores sensaciones que puede tener una mujer en su vida.

Veo que se aleja, no sé dónde va, se mete en una habitación y saca un… ¿¡Vibrador!?, ¿Me vas a decir que él también es un pervertido?

—¿Has probado esto antes?—Pregunta mientras vuelve a tocarme con sus dedos, abre mi entrada y lo mete, asegurándose de no hacerme daño.

—Te… ¡Ah!, ¡Viktor!—Comienza por poner la vibración al dos, me gusta, es excitante y electrizante—Te…Te sorprendería… ¡Oh, Dios!—Gimo, sujeta entre sus dedos mi clítoris y tira de él—Te sorprendería las cosas que he hecho… ¡Joder!, Dios…N…No aguanto…¡Oh, sí!—Sube la intensidad al cuatro, ya es increíble la rapidez con la que me agito. Saca el vibrador y lo vuelve a meter, simulando penetraciones, repite el proceso una y otra vez, sin parar de vibrar. Lo rota, lo saca, lo mete, lo rota, lo saca. Siento un calor inconfundible subiendo por mi cuerpo. El orgasmo.

—¡Oh, sí!, ¡Dios, Viktor!, ¡Sí!, ¡Ahhh!—Grito alocadamente mientras recibo ese orgasmo tan increíblemente placentero. Quita sus bóxers y, sin pensárselo dos veces, me levanta, me sienta sobre él y me penetra de una sola estocada. Mi vagina se abre felizmente para recibirle, y entonces quedo totalmente empalada a él. Su magnífico pene es grande y grueso, suave y duro. Subo, bajo, bajo, subo. Así una vez y otra vez, hasta que él me sujeta de las caderas y empieza a guiar mis movimientos. Oh, sí, nene. Mueve sus caderas de arriba abajo, mientras yo ahora me dedico a hacer unos movimientos en formas de círculos que hace que mi clítoris golpee fuertemente contra su pelvis. Su pelo negro está pegado a su frente por el sudor, sus ojos ambarinos me demuestran deseo y lujuria y su boca, por la que salen gemidos roncos, está entreabierta. Le cuesta respirar.

—Así, así, galletita, muévete, fóllame—Sus palabras me avivan. Hago que se recueste totalmente y me acuesto sobre su pecho moviendo mis caderas de arriba abajo. Mis pechos chocan contra el suyo cada vez que me muevo, así que él, coge mis senos y los lleva a su boca, chupa mis pezones con devoción y locura mientras yo le dedico cada gemido y jadeo. Sé que si sigo así no podré aguantar mucho más.

—V… ¡Viktor!, ¡ah!, ¡V…Voy a llegar!

—Córrete. Córrete para mí—Me agarra mis nalgas y da un azote en la derecha, provocándome un grito. Echaba tanto de menos ésta sensación…Veo que guía su dedo índice a su boca y lo chupa, ¿qué va a hacer?, lleva ese mismo dedo, totalmente húmedo, hasta mi trasero y dilata la entrada, vale, ya entiendo lo que hace.

—N…No estás muy estrecha, ¿ya habías practicado sexo anal?—Mete su dedo lo más profundo que puede y me besa, cuando se separa digo—:

—Y más cosas—Digo seductoramente. Alargo mi mano hasta mi vagina, saco su pene, y lo meto por mi ano, que se dilata en un instante.

—¿Qué más has hecho, preciosa?—Me levanto totalmente, sin curvar mi espalda, y doy saltitos en torno a su pene. Las paredes anales se dilatan cuando su pene se comienza a mover dentro de mí, y siento que el clímax está muy pero que muy cerca.

—He hecho un trío, sexo anal, sexo con unas esposas…esas cositas—Él sonríe y toma mis pechos entre sus manos, comenzando a acariciarlos.

—No sabía que a ti también te gustaba innovar—Ríe. Veo que suelta un gemido y acaricia desenfrenadamente mi clítoris con su dedo pulgar. Me arqueo y gimo cuando llego a tal tremendo clímax, después, él llega corriéndose dentro de mi trasero.

Caigo sobre el pecho del chico y él me abraza tiernamente mientras ambos nos intentamos dormir, pero como siempre, él se adelanta y me coge en brazos y me lleva a una habitación, que supongo que es la suya. Noto cómo se sube de nuevo encima de mí y me besa de nuevo.

—Quiero hacerte el amor, una y otra vez, hasta que acabemos dormidos con unos bebes—Río—Pero tampoco quiero que mañana no te puedas mover del cansancio, así que…—Abre las sabanas de su cama y me tapa con ellas, se está calentito y me siento refugiada entre sus brazos—-…A dormir…

—¿Sabes?, cuando te fuiste tardé mucho en superarlo, y aún así, nunca logré quitarte de mi mente—Confieso mientras él acaricia mi pelo, noto que me da un beso en él y su mano pasa acariciando todo mi cuerpo. Rostro, cuello, pecho, abdomen, vientre, en éste último se queda un rato, prodigando caricias muy suaves, hasta que al final, me abraza completamente y me hace mirarlo a los ojos.

—Te amo. Siempre lo he hecho. Y siempre lo haré.

—Yo también te amo, Viktor—Le doy un beso en la mejilla y cierro los ojos, él me hace sentir como en casa, sus manos saben cuáles son mis puntos débiles para hacerme sentir bien, y no dudan en acariciarme justo en ellos. Sus labios besan suavemente mi frente mientras lentamente me duermo.

—¿Quieres ser mi novia?

—Claro que sí.

Le doy un corto beso en los labios y caigo en los brazos de Morfeo, no sé cómo acabará esto pero estoy muy feliz de poder estar con el chico al que siempre he amado, aparte de Castiel…Claro.


.~Habla Lysandro~.


Han pasado seis meses desde que Natsuki se fue de la ciudad, nada volvió a ser igual en Sweet Amoris. Todas sus amigas se quedaron muy tristes, al igual que nosotros, sus amigos. Alexy lloró mucho, no delante de ella, porque sabía que la destrozaría más, Kentin se encargó de consolar por largo tiempo al peli azul, al igual que yo intenté calmar a Rosalya, al único con el que no pudimos hacer nada, fue con Castiel. Se marchó a las pocas semanas de irse ella, de vuelta a casa. Me quedé totalmente solo, menos mal que conocí a una chica, llamada Keyla que me cayó bien desde el primer momento, ahora es mi novia, y siempre está conmigo en casa o en el instituto ensayando conmigo y Nathaniel, hemos montado una banda llamada ''Sweet Nightmare'', es música rock.

Ella y yo somos los vocalistas, aun que también sabe tocar la guitarra eléctrica, y Nathaniel se encarga de la batería, aun que recién está comenzando a aprender. Si Castiel se enterara que el delegado está contribuyendo con el grupo que él y yo formamos…Me mata. No le he dicho nada y él no se ha molestado en preguntar si puede volver a la banda, está demasiado destrozado como para pensar en algo que no sea en su rubia. Aun que al menos ahora ha vuelto a Madrid a retomar sus estudios, órdenes de sus padres, mis tíos, si fuera por él, no volvería ni aun que le pagaran. Apenas duerme, ni come, no sale de casa nada más que para ir al instituto.

De igual modo todo está muy cambiado. La casa en la que vivíamos anteriormente la vendimos y nos fuimos a otra que estaba más cerca del bar dónde tocamos por las noches. Dentro de poco nos darán las vacaciones y…Lo mejor de todo es que en el viaje de fin de curso nos iremos todos a Londres, estamos todos muy emocionados porque, si tenemos suerte, podremos ver a Natsuki, ya que nos dejarán ir a donde queramos. Castiel no creo que vaya, aun que intentaremos por encima de todo que viaje con nosotros, ¿qué podría ocurrir?, tendría que hablar con ella y dejarle en claro que él no la engañó, y que la ama por encima de cualquier cosa, lo que más me asusta es que ella ya haya rehecho su vida, eso destrozaría más a mi primo pero…¿qué más le queda?


Fin

1*—Dejen Reviews con su opinión del primer

capítulo de ésta segunda temporada.

2*—Dadle a Favoritos y a Follows para estar

al corriente de la historia.

3*—¿Qué tal pinta la segunda temporada?

¿Creen que será interesante?

4*—Muchas gracias por seguir ésta historia

desde la primera temporada ;)

Natsuki007/Andrea-Chan~