Hola ^_^

Si llegaste aquí es porque el sumary te gustó . He tenido la idea rondando muchas veces por mi cabeza, así que espero que les guste.

Diclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto; esta historia, mía.

¡A leer!


Llevaba pocos años como médico cuando le asignaron aquel caso que cambiaría totalmente su vida. Nunca pensó que aquella joven de mirada cautelosa, tímida, con un vacío que reflejaban los muchos años que estaba en ese encierro, lo cautivara tanto. Es más, nunca imagino que tal vez la vida le diera un camino a recorrer con ella.

Naruto Uzumaqui era un médico especializado en enfermedades mentales en una de las mejores universidades de Tokio con diferentes maestrías en muchos países que lo hacían uno de los médicos más jóvenes y reconocidos del país, además de los codiciados no solo en el ámbito laboral. Rubio, alto, ojos azules. Lo que cualquier fémina quería en su cama; cualidades por los que la popularidad en el campo femenino siempre había sido su fuerte. Es más, muchas mujeres habían intentado desfilar por su cama. Claro, todas rechazadas de inmediato porque no gustaba de las aventuras pasajeras. Todas, a excepción de la conocería aquel día…

Perdido en sus pensamientos se encontraba cuando alguien apareció por la puerta de su oficina.

─ Señor Naruto Uzumaki─ llamó su secretaria entrando a su oficina. Naruto dejo las carpetas con algunos casos de los pacientes de la clínica y la observó impaciente. Traía muchos papeles en la mano. Y eso, solo significaba mucho trabajo.─ Aquí está el nuevo caso que le han sido asignado ─ comunicó la joven, mientras le entregaba una carpeta roja. En sus años de medicina había aprendido que ese color referenciaba un caso sumamente grave y por ende de mayor prioridad en ser atendido.

─ ¿Es la paciente del traslado? ─ preguntó para luego coger entre sus manos la carpeta prestándole suma atención. En aquella semana había sido informado de una paciente que había sido trasladada de otra ciudad.

La muchacha, desde su posición, afirmó un poco sonrojada él la había mirado a los ojos y ella había caído en la profundidad de sus orbes azules.

─ Sí, era el caso que se le iba a asignar a Jiraiya-san pero… ─ la mujer bajó la cabeza triste. Para todos en el hospital, Jiraiya había sido como un segundo padre.

Aquellas palabras transportaron los recuerdos de Naruto a una situación un tanto dolorosa. La triste despedida de su padrino la semana anterior. Lo habían enterrado hacía algunos días. Había muerto de cáncer de estómago. El licor, en los últimos años desde que su esposa murió, se había vuelto su único amigo y consejero de penas. Pese a eso nunca había dejado su segundo hogar. Jiraiya era el dueño de la clínica y aun así había trabajado hasta el último día de su existencia. Claro, con la progresión de su enfermedad la había dejado a solo una semana de su muerte.

─ Está bien. Dentro de media hora iré a verla ─ respondió levemente irritado.

La mirada de lástima de la muchacha lo incomodaba un poco, después de todo, él había decidido salir de la capital precisamente para estar en ese lugar y hacerse cargo del legado de su casi segundo padre. El viejo se lo había encargado como última voluntad. ─ Puede retirarse.

─ ¿Desea algo? ─ preguntó antes de marcharse.

─ Un café, por favor─ pidió, calmo. Dicho esto, Naruto empezó a buscar su teléfono. Tenía que llamar a su mejor amigo para consultar algunos pendientes que involucraban a la casa que había dejado en la capital. Deslizó el patrón de desbloqueo para luego bajar la lista de contactos y encontrar el nombre de su casi hermano del alma, Sasuke.

El sonido de timbrado se escuchó: una, dos, la tercera vez el receptor contestó.

─ ¿Qué quieres, dobe? ─ respondieron del otro lado.

Ojeando la carpeta entre sus manos el rubio comunicó la razón porque le había llamado.

─ ¿Quería saber cómo van los papeles de la venta de la casa? ─ preguntó dejando la carpeta a un lado para prestarle atención a Sasuke.

Al haber salido de la capital de manera tan apresurada. Las propiedades dejadas por el viejo Jiraiya habían pasado a su nombre y tenia deseos de vender algunas para continuar con la mejora del centro psiquiátrico del que ahora era dueño en su totalidad.

Tras un silencio en el que Naruto supuso que su amigo ordenaba sus ideas, Sasuke respondió.

─ En orden, solo falta que el juez firme la orden de traspaso de propiedad porque el depósito ya ha sido efectuado. Es más, puedes revisar el número de cuenta. ─ El tono de profesionalismo de Sasuke lo hizo sonreír un poco. Siempre gustaba jugarle bromas al respecto, es más, se sorprendía de no hacerlo en ese instante tras aquella locuacidad.

Sasuke era un reconocido abogado en la capital. Frio como el hielo, implacable con sus rivales, cosas que lo hacían el mejor en su campo. Él y Naruto se conocían desde muy pequeños. Habían estudiado juntos, inclusive, tanto secundaria como primaria. Sólo la decisión de Naruto por seguir la medicina había plantado una valla entre ambos.

─ Está bien, teme. Lo dejo todo en tus manos. ─ convino complacido. Luego, Naruto soltó un suspiro. ─ En unos días quizá viaje para ver sobre las demás propiedades dejadas por el viejo.

Cogió el lapicero en su escritorio y empezó a anotar algunas cosas que tendría que hacer. Su ser despistado era sustituido momentáneamente por un orden impuesto por su madre y su consejo que más recordaba. Anotar en una agenda sus pendientes. Tras poner un revisar cuenta, seguido de comprar un boleto. Detuvo el lapicero y lo dejo a un costado de la libreta.

─ Está bien Dobe ─ soltó calmado el pelinegro. ─ Kushina-san ya me tiene hastiado de tanta palabrería. En estos días, no deja de visitar a mamá y preguntar si todo lo que encargaste está listo. ─ Un gruñido se escuchó desde el otro lado, proveniente de Sasuke ─ Es molesto. ─ comunico con notorio fastidio en la voz.

Naruto soltó una risa. Conocía a su madre y sabía por ende lo molestosa que podía ser. Que Sasuke sea su ahijado, solo completaba la ecuación de tedio a la que el pelinegro estaba sometido.

─ Mándale mis saludos. ─ dijo tras una pausa. Luego especificó ─ Al igual que a papá. No he tenido tiempo de saludarlos desde que llegué.

Sasuke sonrió un poco. Su risa calmada fue escuchada por Naruto.

─ Está bien. Quizá y pronto viaje a Konoha. Recientemente me han asignado un caso por el área.

─ Felicitaciones, teme ─ Naruto aguantó un poco la risa antes de soltar la bomba─ ¿La traerás? ─ Hacía referencia a aquella chiquilla que hacía prácticas en su estudio de abogados, la que casualmente también era su alumna. ─ ¿Sasuke? ─ preguntó al escuchar el silencio del otro lado.

─ No sé a qué te refieres ─ El tono empleado por Sasuke era sumamente cortante.

─ No te hagas Teme. ─ bromeó Naruto ─ Bien, que te encontré con las manos en la masa y en tu escritorio─ añadió en tono burlón. ─ Digo, al menos el hotel que está frente a tu oficina hubieras utilizado. Ya no hay pudor en estos días…

Recordaba como si fuera ayer como había ido un día a arreglar algunos papeles y había pillado a su mejor amigo con las manos en la masa. Un poco más y estaba seguro que Sasuke le protagonizaba una película de cine erótico en sus narices. La pobre muchacha estaba sin sujetador con Sasuke metido entre sus piernas. La postura obviaba lo que estaba pasando.

─ Naruto… ─ advirtió Sasuke. El tono empleado en su voz era el de muy enojado.

Encogiéndose de hombros, Naruto decidió picarlo un poquito más.

─ Ya, ya ─ Naruto decidió zanjar el tema. ─ Pero tómalo como sugerencia, Sasuke. Ponte que por ser cliente conocido te den una rebaja. Recuerda amigo, que ahorro es progreso ─ respondió socarrón haciendo referencia a su recomendación del hotel, luego, cambió su semblante. Tras un leve suspiro y rascándose la cabeza decidió finalizar la conversación ─ No molestaré más. ─ concluyó. ─ Cualquier cosas me avisas ─ advirtió antes de despedirse. ─ Dentro de una hora iré ver a un paciente. No te molestes, teme.

─ Está bien, Usuratonkachi. Cualquier cosa te estaré llamando y….─ Sasuke hizo una pausa. ─ olvida lo que pasó en mi oficina. Solo fue un desliz.

Dicho esto Sasuke cortó la comunicación. Naruto del otro lado emitió un suspiro. Estar tan lejos de su familia empezaba a afectarle terriblemente. Solo, sin nadie con quien más conversar. Así, se encontraba en esos momentos. Tras un bufido, en el que hizo bolita las anotaciones más antiguas de su libreta abrió nuevamente el folder con el caso. Tenía que prepararse como médico para examinar a ese paciente.

Arrastrando los zapatos por la blanca loza del hospital, Naruto, junto una enfermera de turno, se dispusieron a ver a la paciente del traslado. El rubio aun sostenía la carpeta del caso con leve fuerza. Era uno un poco grave según lo que había leído.

Mujer de 24 años,

Internada desde los 18,

Comportamiento agresivo

Paranoia.

Alucinaciones.

Eran algunas de las anotaciones en el folder. Entre las observaciones también estaba un poco del suceso que la llevó a la demencia.

La pérdida de su bebé.

Tras un leve suspiro en el que pensó como actuar frente a su nueva paciente. Miró a la enfermera, quien llevaba una charola con medicamentos, unos segundos antes de toparse con la habitación donde se encontraba, C-23. Abrió la puerta con cautela. La imagen de las paredes acolchonadas que impedían que un paciente se hiciera daño, fueron captadas rápidamente por sus retinas. El bulto que descansaba al fondo, sobre una cama, con una camisa de fuerza le hizo sentir un poco de lástima. Era una mujer demasiado joven para haber pasado por todo eso que había leído.

Caminó a paso calmado, mientras la enfermera acomodó las medicinas que traía. Al llegar a su lado, sintió un poco de lástima por aquella muchacha. La camisa de fuerza sostenía ambos brazos y su postura impedía que viera su rostro. El cabello, sumamente largo, tapaba sus delicadas facciones.

Con un ligero movimiento de manos, Naruto acomodó un mechón tras su oreja.

─ Devuélvemelo ─ farfulló aquella mujer con la voz rota levantando su cabeza hacia su dirección. Sus ojos estaban cristalizados, pronto lloraría.

Naruto pensó que se refería a su bebé. La miró con pena.

Al pararse –Se había inclinado para verla de cerca-, notó cierto bulto en el suelo. Al inspeccionarlo, encontró un juguete que se había caído. Era un bebe de juguete. En su alucinación, de seguro, la paciente creía que aquel era el bebé que le fue arrebatado. Naruto lo recogió y lo observó con detenimiento.

─ ¿Te refieres a esto? ─ preguntó alzando el juguete en el aire.

─ Ten cuidado le harás daño ─ dijo la paciente al ver a su pequeño en peligro. ─ Devuélveme a mi bebe ─ habló moviendo ligeramente los hombros en un afán de zafarse de la camisa de fuerza que la tenía bien sujeta.

La enfermera miraba con lástima a la paciente.

─ Te lo daré ─ habló calmado, el rubio, ─ pero antes te voy a dar unas cuantas medicinas. ─ Su paciente afirmó y lo miró con una sonrisa que lo hizo sentir feliz a él también.

Naruto cogió las medicinas y se las dio rápidamente. La mujer gustosa las aceptó sin reticencia. Mientras lo hacía, la enfermera se encargaba de quitarle la camisa de fuerza. Cuando ya estaba sin nada, se apresuró a abrazar a su bebé. Naruto la miró sin quererlo, algo enternecido. No era el primer caso que trataba por algo similar.

─ ¿Cómo se llama? ─ preguntó al verla en su faceta de madre.

─ Shagy ─ contestó, emocionada. Luego, le dio una hermosa sonrisa que le contagió rápidamente a él. Era joven y muy hermosa, sin querer sintió como algo en él se llenaba de calidez por ella.

─ ¿Cuántos meses tiene? ─ preguntó, la enfermera, uniéndose a la conversación.

Esa no fue una pregunta bien recibida por la paciente quien en esos instantes se lanzó contra ella y empezó a golpearla como si la hubiera ofendido. Los enfermeros y guardias que transitaban por el lugar no tardaron en llegar y nuevamente ponerle la camisa de fuerza. Por el rabillo del ojo, Naruto se dio cuenta que aquella enfermera tenía la mejilla sumamente roja.

Naruto recogió el muñeco de suelo, situándolo cerca de su nueva paciente. Los enfermeros le habían inyectado calmantes y luego de aquel forcejeo, había quedado dormida.

Salió escoltando a la enfermera quien se notaba sumamente dolorida.

─ ¿Eres nueva? ¿no? ─ preguntó. Ella afirmó arrastrando un sí por la garganta con la voz levemente ronca.

─ ¿Cómo te llamas?

─ Hana ─ respondió.

─ Bien, Hana. Debes saber que se debe tener sumo cuidado cuando se habla con un paciente de estas características. ─ regañó.

─ Entiendo ─ habló sobándose la mejilla.

─ ¿Los demás pacientes ya han sido medicados? ─ preguntó haciendo menos el episodio anterior.

─ Sí, el médico que ayudaba a Jiraija-san, ya los ha ido a ver.

─ Nagato…

─ Sí. ─ dijo la joven con las mejillas levemente sonrojadas.

─ Está bien. Puedes retirarte ─ ordenó al llegar a su oficina. ─ Tengo que estudiar los demás casos.

La muchacha hizo un gesto de obediencia y pasó a retirarse.

Mientras Naruto se acomodaba en la silla de su escritorio, recordó a aquella muchacha de la C-23. Su mirada y su sonrisa al momento de tener a aquel muñeco en sus brazos hicieron que algo en su interior se moviera con emoción. Sin quererlo, cogió nuevamente el expediente en sus manos. Había algo dentro de él que quería saber más de ella.

Marcado en negritas, al lado de su fotografía, estaba el nombre de la muchacha.

Hinata Ōtsutsuki.


Hola de nuevo, espero que les haya gustado el primer capítulo. Si les ha gustado y quieren que la continué, no duden en hacérmelo saber a través de un review.

Nos vemos :)