"Reemplazo" era la palabra que estaba a grabada a fuego en su cabeza, negándose a alejarse un solo segundo de sus pensamientos. Porque eso era lo que significaba para Usagi -o eso era lo que el menor pensaba-. Un reemplazo. Un clavo que sacaba a otro. Una forma retorcida de satisfacer sus deseos...

Miró de nuevo, atentamente, la dolorosa escena que tenía el tortuoso placer de presenciar ante sus ojos. Sintió como si pecho se apretase, haciéndole retorserse en silencio, como en un segundo se le dificultaba respirar.

"Reemplazo"- Deseando alejarse de allí, para así intentar acallar aquella molesta voz, abandonó su labor de cortar las verduras, y esquivando al mayor-quien por un segundo lo miró de forma interrogativa- salió de aquel apartamento.

-Es imposible que se olvide de él en tan poco tiempo...- Se aseguró, queriéndose alertar a si mismo. Sus ojos quemaban, y sentía una desoladora agonía.- ¿Por qué...?- Pausó su paso, deteniéndose en mitad de la calle, al ver como, sin tan siquiera darse cuenta, había empezado a llorar.-¿Qué es esto que siento?.

"Porque solo... soy una molestia. Un dolor de cabeza. Un impedimento..."- Cada pensamiento dolía más. ¿Por qué no podía parar?. ¿Cómo hacer que aquel dolor tan desgarrador que de pronto había acudido a su cuerpo, como si de una ola impulsada por el mar se tratase, se marchase de él para dejarle una sensación de alivio y confort?. ¿Cómo?. Porque justo en ese momento, en mitad de esa calle transitada, sentía que de estaba ahogando y no sabía como nadar hasta la superficie.

Buscó tranquilizarse, cuando pasado un rato, sus propios pensamientos se calmaron, dejándolo libre, tomando una profunda bocanada de aire, aunque sus pulmones se negaron a acogerla. Una, dos, tres veces, lo intentó hasta que se vio a si mismo mucho más tranquilo.

Caminó, cabizbajo, exhausto por todas aquellas indescriptibles sensaciones, en dirección a aquel apartamento que compartía con Akihico. Intentó esconder su dolor, apartar sus lágrimas y sonreír, tal y como había hecho miles de veces desde que sus padres murieron en aquel accidente.

"Y es que al fin y al cabo, ¿cómo iba alguien a querer a un molesto ser como yo?"- Cruzó el umbral de la puerta y forzó una sonrisa. Las variantes oleadas de confusos sentimientos y preguntas no cesaban, pero él debía esconder todo ello, no deseando molestar a nadie con su mal. Aparte, ni él mismo podía comprender a ciencia cierta qué era lo que realmente le ocurría.

-Misaki, al fin, ¿dónde estabas?- Preocupado, el mayor preguntó.

-Me sentía algo mal y fui a tomar aire.- Su tono de voz, el cual intentaba ser normal y alegre, salió algo duro y áspero.- Me iré a dormir, Usagi-san... No me encuentro muy bien.

"Y es que pase el tiempo que pase, solo soy un impedimento que obstaculiza al resto a seguir su camino...".r contra algo que te hunde día a día, cuando ya ni siquiera te quedan fuerzas para levantarte?. Tori, con una vida de la que desea escapar segundo a segundo, maltratada desde que tenía tan solo 5 años, abandonada y conviviendo con los maltratos de su padre.

Solo encuentra una manera para evadirse de la realidad y sentirse viva: cortarse.

¿Una salida?. El suicidio. Piensa en ello constantemente.

Pero... ¿Aparecerá alguien que lo consiga salvar de aquel pozo oscuro y sombrío al que algunos llaman vida?.


Los personajes no me pertenecen, no lo olviden .

Está inspirado en el capítulo 2 de la Primera Temporada :)