Disclaimer : Todos los personajes tienen dueña (JK-soymultimillonariayeneuros-Rowling ¿Quién más?), excepto claro, los que mi imaginación concibió y yo los tomé prestados a todos un rato para desahogar esta locura.
Este fic está dedicado a una amiga muy especial. Gracias por la inspiración y las porras. Va para tí Brenda.
Capítulo 1
-¿Por qué a mi?-se repetía enojada y confundida una y otra vez la perfecta Hermione Granger-¿Por qué, de entre todas las personas en este ancho mundo tiene que pasarme precisamente a mi? Esto no es normal, debo estar volviéndome loca-llevaba varios días tratando de encontrar una lógica posible a esa inquietante sensación que parecía que se la iba a comer viva cada vez que lo veía, porque la sobrepasaba y no era posible que ella, la mas racional y centrada de los estudiantes de Hogwarts lo permitiera, así que, haciendo uso una vez mas de su buen juicio, decidió recordar con lujo de detalles como había comenzado todo con el fin de encontrar la explicación que tanto ansiaba…
flash back
El despacho del profesor Slughorn lucía tenuemente iluminado dándole a la atmósfera de la reunión un toque bohemio que a todos los alumnos del "Club de las Eminencias" les gustaba sobremanera. Esas reuniones habían comenzado casi a la par del año escolar, por lo que después de dos meses de celebrarlas cada semana, todos los integrantes del club sabían que era un compromiso ineludible y aunque pertenecían a distintas casas, en esas reuniones no existían diferencias, todos eran alumnos "especiales" elegidos personalmente por el profesor ya fuera por su inteligencia, por su apellido o simplemente por su habilidad excepcional en alguna materia.
Esa noche en particular, Hermione se sentía un poco deprimida, ya que desde el día anterior, Ron no le dirigía la palabra en absoluto y ella, sin saber que había ocasionado el enojo y alejamiento del chico, había pasado por todos los estados emocionales existentes: sorpresa, confusión, enojo, ira, frustración hasta finalmente llegar a la depresión porque sentirse ignorada de esa manera por la persona a la que amaba no era algo muy fácil de asimilar; así que, mas a fuerza que de ganas, había asistido a la dichosa reunión del club tratando de autoconvencerse de que despejar su mente le ayudaría a encontrar una explicación al comportamiento infantil y absurdo de Ron.
Tampoco la ayudaba que Harry y Ginny programaran entrenamientos de Quidditch precisamente los días en que las reuniones se celebraban y era por esta razón que prácticamente ya no asistían a ninguna de ellas, dejándola sola.
Sumida como estaba en sus pensamientos, de pronto sintió una intensa mirada sobre ella y, al levantar la vista, observó a un muchacho alto, delgado, de cabello castaño y piel bronceada con unos profundos ojos color miel, quien recargado sobre la chimenea, no dejaba de mirarla fijamente. Esto la sorprendió, ya que no se trataba de otro mas que de Blaise Zabini, intimo amigo de Draco Malfoy, sangre limpia y además Slytherin, enemigos declarados de los Gryffindor como ella, por no mencionar también que odiaban y discriminaban a los nacidos de muggles, porque según ellos, la pureza de la sangre era esencial en un mago o bruja para que lo consideraran como tal.
Hermione se removió nerviosa en su asiento tratando de ignorar aquella penetrante mirada, pero por más que trataba de poner atención a la amena charla que en esos momentos se desarrollaba, no era capaz de evitar mirar de soslayo si Zabini seguía escudriñándola con esos ojos fijos como los de un halcón sobre su presa.
Por su parte, el chico se debatía interiormente con algo que para la mente fría y calculadora de un Slytherin como él, era impensable y absurdo para siquiera tomarlo en cuenta, pero aun así, no dejaba de martillar su cerebro. El hecho era, que desde que esas reuniones del club habían comenzado y él, que gracias a su apellido y a la fama de su madre de ser una de las brujas mas bellas del mundo, había sido incluido por Slughorn, no pudo dejar de notar lo cambiada que estaba aquella a quienes todos los Slytherin llamaban "sangre sucia".
Parecía que el tiempo de vacaciones había hecho milagros en ella, ya no se veía como la insufrible sabelotodo de cabello enmarañado y dientes largos que andaba por todo el colegio con sus libros bajo el brazo y que prácticamente vivía encerrada eternamente en la biblioteca…no, definitivamente algo había cambiado, su pelo caía ahora en marcadas y delicadas ondas sobre sus hombros, su mirada se iluminaba cada vez que sonreía, o que hablaba de algún tema que la apasionara, sus labios portaban siempre ese ligero tono carmín que parecía llamarlo a gritos para que los probara y quedara completamente adicto a ellos, además de sus largas y bien torneadas piernas que ella trataba de esconder bajo largas faldas, pero que para alguien como él no pasaban desapercibidas y que se moría por recorrer con sus manos para sentir si eran tan suaves como las imaginaba…
Si, se estaba volviendo loco.
No podía permitirse esa clase de pensamientos, pero por mas que se esforzaba, era imposible quitarle la mirada de encima y mas aún ahora que ella ya se había percatado de su presencia…era como un reto, tenía que saber porqué empezaba a colarse en su mente y en sus sueños de esa manera tan sorpresiva e intensa.
Después de ese descubrimiento, Hermione comenzó a poner especial interés a las reacciones del Slytherin, indudablemente intrigada por su extraño comportamiento, pero más que nada porque lo que esos ojos color miel le comunicaban no era odio ni repugnancia como antes. Era otro tipo de mirada…como de alguien que descubre algo nuevo e intrigante y lo quiere para sí únicamente, sin compartirlo con nadie y eso definitivamente era un misterio para ella que siempre había considerado a Zabini frío y déspota. Con lo que no contó, fué que poco a poco caería en la dulce seducción de esas miradas a escondidas y ahora, no podía dejar de mirarlo igual que lo hacia él, a cada momento que se encontraban y sobre todo, durante las reuniones del club.
fin del flash back
Y ahora ahí estaba, tumbada boca arriba en su cama con dosel mirando al techo y analizando por millonésima vez porque no podían dejar de mirarse el uno al otro y porque él no se acercaba a charlar con ella aunque fuera durante las reuniones del club, sitio que le parecía mas idóneo ya que los integrantes se hablaban bien entre si, y los únicos que jamás cruzaban palabra eran precisamente ellos.
-Esto me está sobrepasando, creo que estoy invirtiendo demasiado tiempo mental en tratar de adivinar porque me mira…¡¡pero que digo!! No Hermione, reacciona, lo que haga o deje de hacer ese engreído no debe preocuparte ni distraerte…-la vocecita interna que siempre le decía que hacer y que no, se rebelaba cuando pensaba en él (que era mas seguido cada vez) y le aconsejaba olvidar el asunto y volver su atención a Ron, quien pasaba por un mal momento en su papel de guardián del equipo de Quidditch de Gryffindor y últimamente estaba muy susceptible a las reacciones de ella.
Finalmente, y después de dar muchas vueltas en la cama, pudo conciliar el sueño aún con unos ojos color miel rondando por su cabeza.
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Al día siguiente se levantó temprano, se duchó y arregló para bajar como siempre en primer lugar a desayunar al Gran Comedor, siempre había sido su costumbre, aunque últimamente no esperaba ni a Ron ni a Harry para ir juntos, pues había descubierto que Zabini también era de los primeros de su casa en llegar y eso les daba oportunidad de observarse libremente por unos cuantos minutos antes de que aparecieran sus respectivos compañeros cortando el intenso intercambio de miradas.
-Hermione¿Por qué ya no nos esperas para bajar juntos a desayunar como antes?-preguntó Ron que acababa de llegar con Harry y se habían instalado uno a cada lado de la chica.
-Es que ustedes tardan siglos en estar listos y la verdad es que yo amanezco con mucha hambre Ron. -farfulló molesta
-¡Pero si no has probado bocado! Tu plato está intacto y hace más de diez minutos que llegaste al comedor...-argumentó Ron cogiendo una tostada y untándole una generosa porción de mermelada de frambuesa.
-Herm ¿te pasa algo? Yo también te he notado distinta…-inquirió Harry mirándola con el ceño ligeramente fruncido.
-Estoy bien-fué la escueta respuesta de la chica-De verdad, no pasa nada-agregó al ver la cara de incredulidad de sus amigos.
-Si aún estás molesta conmigo por aquella tontería que dijo Ginny sobre Krum y tú, yo…-.
-No, Ron-lo interrumpió ella-creo que eso ya quedo totalmente aclarado ¿o no? No te preocupes, yo ya lo olvidé. Ahora, desayunemos¿quieren? No me apetece llegar tarde a clase con Snape-diciendo esto sirvió jugo de calabaza en las copas de sus amigos quienes se miraron uno a otro evidentemente preocupados, pues aunque ella no lo notara, su cambio era más que obvio desde hacía unas semanas.
Hermione trataba de comportarse como siempre, pero no podía evitar que a la mitad de una conversación, o de una sesión de tareas en la sala común, cierta mirada color miel se intercalara en sus pensamientos y eso la hacia perder el hilo de las conversaciones y hasta de sus deberes escolares.
Esto, por supuesto, no pasaba desapercibido para ellos que no en balde la conocían desde hacia seis años y sabían que algo pasaba con su amiga, no era normal que continuamente estuviera distraída y distante; sobre todo cuando se trataba de las tareas o de las clases, pero decidieron dejar las cosas como estaban por el momento y dedicarse a su desayuno. Hermione tenia razón, si llegaban tarde a clase con Snape les iba a costar mas que solo puntos menos para Gryffindor, ya tendrían ocasión de platicar más seriamente con ella y tratar de averiguar qué era lo que causaba su contínua abstracción.
Después del desayuno, se encaminaron al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, clase que Snape finalmente había logrado impartir después de tantos años buscando el puesto. Por supuesto que aunque fuera la materia preferida de Harry, Ron y Hermione, este año en particular no les entusiasmaba mucho el tener que asistir, ya que Snape se encargaba (y en que forma) de que fuera un verdadero circo romano para los alumnos de Gryffindor, quienes se sentían, como siempre, blanco de burlas y escarnios por parte de los Slytherin que contínuamente salían inmunes de cualquier castigo gracias a la preferencia del profesor.
-Hoy practicaremos los hechizos defensivos no verbales más comunes-siseó Snape al frente del aula-Así que si son tan amables de dejar sus lugares y venir hacia aquí con sus mochilas por favor…-
Todos los alumnos obedecieron y al instante, con un leve movimiento de varita, Snape hizo desaparecer los pupitres para dejar un espacio más que considerable dentro del aula.
-Bien. Ahora, por favor, pónganse por parejas…mmm…señor Weasley, usted por favor con el señor Potter. No me gustaría que en un arrebato de los que tanto le conocemos lastime a alguien más-dijo con la voz cargada de veneno mirando significativamente a los Slytherin que no se molestaban en disimular presuntuosas sonrisas.
-Si claro-murmuró Ron por lo bajo para que solo Harry lo escuchara-Tenia que salir en defensa de sus asquerosas serpientes…como si fueran unas blancas palomas…-Harry hizo un ademán bastante obsceno en dirección a Snape que solo vieron él y Ron y se acomodaron frente a frente como les había indicado el profesor.
-Mmm…señorita Granger, usted tendrá que hacer pareja con alguien de otra casa, pues los únicos Gryffindor son usted y sus amigos. Apelo a su buen juicio y creo saber que no es usted tan visceral como nuestro célebre señor Potter ni tan explosiva como nuestro no menos célebre señor Weasley y sabrá controlarse…así que…¡Ah! Por favor, aquí con el señor Zabini…-
Hermione sintió un latigazo de calor ascendiendo repentinamente hacia sus mejillas y reaccionando rápidamente para que nadie lo notara, se agachó hacia su mochila fingiendo buscar su varita.
-S-sí p-profesor-fué apenas su débil respuesta.
Zabini no se encontraba mejor, en cuanto observó que Snape emparejaba a Potter con Weasley la duda de con quien pondría a Granger comenzó a jugarle una mala pasada y se vio a si mismo siendo el elegido. Por eso, cuando el profesor mencionó su nombre casi se cae de espaldas, aunque no pudo demostrar más que un gesto de repugnancia en respuesta al que le hizo Malfoy que se volvió de inmediato a ver a su amigo, gesticulando desagradables muecas de asco.
-Quiero recordarles que es práctica de hechizos no verbales, por lo que está terminantemente prohibido cualquier ruido que salga de sus labios, deben enfocar toda su atención para lanzar el hechizo correctamente-puntualizó Snape y se volvió mirando ceñudo a Harry-concéntrense, no quiero escuchar ni el más leve murmullo o me obligarán a restarle puntos a sus casas y no queremos eso...¿verdad que no señor Potter?-dijo en un tono dulcemente peligroso.
-No señor-masculló Harry apretando los dientes y lanzándole miradas de intenso odio. -Como si no supiéramos que a los únicos a los que te encanta restarles puntos son a nosotros, sucio cerdo partidista…-.
-Bien, entonces por favor, los alumnos que están a mi derecha lanzarán un hechizo de desarme y los alumnos que están a mi izquierda intentarán rechazarlo con un escudo protector…comiencen… ¡Ahora!-Gritó blandiendo su varita como batuta de director de orquesta.
Para la mayoría de los alumnos estos hechizos eran un verdadero martirio, no podían concentrarse lo suficiente como para lanzarlos correctamente y frustrados, susurraban los conjuros procurando que Snape no los escuchara, pero al carecer de fuerza, lo único que lograban era que de las puntas de sus varitas salieran chispas de distintos colores.
-Vamos señor Malfoy, esfuércese un poco más. Y usted señorita Parkinson, no apriete tanto los ojos, eso no le va a ayudar a concentrarse; debe relajar la mente y dejar que la fuerza del hechizo que esté lanzando la llene por completo-Snape había comenzado a pasear entre los alumnos para ver sus progresos y como no, de paso, criticar a los Gryffindor, deporte que era su especialidad sobre todo tratándose del trío de oro.-Señor Weasley, recuerde que el movimiento de la varita no es igual al hechizo lanzado verbalmente; tiene que darle más potencia…así…como si fuera a golpear con un látigo-. Tomó la mano de Ron y le dió un enérgico tirón con mucha más fuerza de la que seguramente requería el hechizo, pero el chico aguantó la acometida sin quejarse.
-Sí señor-fué su única respuesta poniendo especial énfasis en la última palabra.
Hermione, de frente a Zabini, tenia que lanzar el hechizo de desarme al muchacho, pero no era capaz de pensar en nada más que en esas orbes color miel que la miraban fijamente y sin pestañear. De pronto, sintió la presencia de Snape acercándose a ellos y comenzó a concentrarse en el hechizo. De la punta de su varita surgió un rayo color rojo en dirección a Zabini, éste reaccionó rápidamente invocando un escudo protector tan fuerte que no solo rebotó el hechizo, provocó también que la castaña saliera despedida hacia atrás y cayera de trasero contra el frío piso de baldosas.
-¡Eres un idiota Zabini!-gruñó Ron al ver lo sucedido y abalanzándose para ayudar a Hermione a incorporarse, empujando de paso al chico-¿Estás bien?-dijo ofreciendo su mano para ayudarla a levantarse.
-S-sí e-estoy bien Ron, no fué nada-respondió ella ruborizándose y evitando a toda costa mirar a Zabini, pues por una milésima de segundo le pareció que él iba a darle su mano para ponerse de pie.
-¡Mierda!-se regañó mentalmente el Slytherin–¿Eres tonto o que te pasa?.¿Querías ponerte en evidencia delante de todos ayudándola? Tienes que controlar tus impulsos…no puedes permitir que descubran que empieza a interesarte de esa forma… ¡Diablos!.¿Pero que estoy diciendo? Al fin y al cabo tiene a su defensor particular ¿No? A este detestable pelos de zanahoria…- Con evidente molestia se hizo a un lado para dejar que Ron cumpliera con su papel de caballero andante salvando a la damisela en apuros.
-Cincuenta puntos menos para Gryffindor señor Weasley… ¿No le quedó claro que no quería escuchar ni el más leve murmullo? Pero por supuesto¿a quién me estoy refiriendo?-dijo Snape con frialdad-Y regrese a su lugar, que no le ha sucedido nada a la señorita Granger-.
Ron se fué murmurando maldiciones por lo bajo a Snape y lanzándole furiosas miradas a Zabini que se las devolvió de la misma forma por querer parecer un héroe frente a la muchacha.
-Bien hecho Blaise-musitó Draco a su izquierda-tienes que decirme como lo logras, yo no le encuentro todavía el truco…ojalá Snape me hubiera puesto con la sangre sucia, así me divertiría horrores lanzándole otra clase de hechizos más…interesantes, tú sabes…-dijo guiñándole un ojo y esbozando una risita burlona.
-Ya lo ves, hoy amanecí con suerte-Blaise no tuvo más remedio que reír entre dientes por el comentario malintencionado de Malfoy. Lo cierto era que le fastidiaba enormemente que su amigo se dirigiera a ella como "sangre sucia" ¿Qué acaso Draco estaba ciego y no veía que ya era distinta? No…debía tener cuidado, esos comentarios no podía hacerlos con nadie más… ¿Qué pensarían sus compañeros de Slytherin si les confesaba que se sentía terriblemente atraído por Granger?.¿Por una…hija de muggles? (sangre sucia se había borrado definitivamente de su vocabulario).
El resto de la clase pasó sin mayores percances, salvo que Ron lanzó "por equivocación" un levicorpus en dirección a Zabini con tan mala puntería que fué Snape quien quedó colgando de un talón frente a todos, lo que le valió otros cincuenta puntos menos para Gryffindor además de un castigo de tres fines de semana en el despacho del profesor. Esto, daba al traste con sus planes de que en la próxima salida a Hogsmeade, programada para el sábado siguiente, por fin le declararía su amor a Hermione.
-Vamos Blaise-le llamó Theo Nott dirigiéndose a la salida-Tenemos que llegar temprano a Pociones, el gordo Slughorn prometió una sorpresa para los que lleguen antes que nadie¿lo recuerdas?-
-Adelántense, en seguida los sigo-Blaise se fijó que también Potter y Weasley iban rumbo a la salida y que Hermione… (un momentito… ¿Desde cuándo era Hermione?) se quedaba recogiendo sus cosas y acomodándolas en su enorme mochila. Dejando para después el tema de porqué la llamaba por su nombre de pila, se acercó lentamente hacia ella que no se había percatado aún de su presencia y guardaba apresuradamente sus libros sin duda para correr detrás de sus amigos. De pronto, y sin que Blaise lo esperara, se incorporó rápidamente lanzando hacia atrás su mochila y estampándola de lleno en la cara del chico, que no pudo contener un sonoro -¡Auch!- al tiempo que se llevaba la mano a la nariz y comenzaban a salir lágrimas de sus ojos.
-¡Oh! Lo siento Z-Zabini… ¿Te lastimé?-inquirió nerviosamente Hermione al notar la cercanía del chico, y su aroma a sándalo y almizcle que jamás había percibido, pues lo más cerca que habían estado uno del otro había sido precisamente en la clase que terminaba y con la presencia de Snape y sus demás compañeros rondando.
-Si lo que querías era vengarte por lanzarte al piso, me lo hubieras hecho saber para estar preparado Granger-contestó Blaise tratando de que su voz sonara indiferente y fría, aunque la verdad era que acababa de descubrir lo largas y tupidas que eran sus pestañas y el marco tan perfecto que formaban para sus sorprendidos pero igualmente hermosos ojos marrones.
-Ya te dije que lo sentía-farfulló molesta, retrocediendo unos cuantos pasos tratando de eludir el sensual y embriagante aroma que la envolvía-Yo no tengo la culpa que hayas decidido quedarte a espiarme y te acerques sin avisar tan sigilosamente como una serpiente-
-¿Quien dice que me quedé a espiarte?-contestó Zabini de nuevo acercándose lenta y peligrosamente a ella, como una pantera al acecho-Creo que la que se quedó a propósito fuiste tú… ¿Porqué Granger?.¿Tienes algo que decirme?.¿O esperas acaso que me disculpe contigo por lo de hace rato? Deberías saber que los Slytherin JAMAS nos disculpamos y menos con una…-las palabras se atoraron en su garganta y no atinó a decir nada más.
-¿Una qué Zabini?.¿Qué ibas a decir?.¿Una sangre sucia como yo? Anda, dilo ¿Por qué te quedas callado?-espetó Hermione con rabia-Pues que te quede bien claro: esta sangre sucia¡vale más que todas tus compañeras "sangre limpia" de Slytherin que son unas zorras!-Diciendo esto, se dió media vuelta y salió como exhalación dejando a Blaise con la palabra en la boca, pero con una sonrisa de satisfacción porque acababa de darse cuenta que enojada se veía mucho más hermosa.
Bueno, pues este fué el primer capítulo. El fic ya casi está terminado, por lo que subiré un nuevo capítulo muy pronto. Los reviews de apoyo y los de jitomatazos serán bien recibidos. Gracias por leer. Un beso.
