Tokyo Ghoul, ni Tokyo Ghoul :re me pertenecen, sino que son la gran obra de Sui Ishida.

Sasaki no podía más de los nervios. Era cierto que se había visto envuelto en situaciones mucho más complicadas y graves que aquella, que no revestía siquiera peligro alguno, pero la ansiedad lo estaba matando, y estaba seguro que se le notaba en el rostro. A veces odiaba ser de tez tan blanca; cuando sus capilares sanguíneos se dilataban producto de alguna emoción pudorosa, no podía ocultar el sonrojo que aparecía en sus mejillas. Lo único que le quedaba por hacer era agachar la cabeza, esquivando el contacto visual.

Como estaba haciendo en esos momentos.

Podía oír de fondo el sonido de papel rasgándose lentamente, y mientras más ruido hacía, más nervioso él se ponía. Había comenzado a morder su labio inferior en un intento por pasar el tiempo; quizás había sido mala idea, quizás no le agradaba…

- Un broche para la corbata?.- Como un latigazo, Sasaki oyó la voz de Arima, suave y monocorde. El sonido del papel se había detenido, y por inercia, elevó la mirada.

- S-si, así es…pensé que te gustaría.- le habría gustado decir "que te quedaría bien", pero eso sólo iba a aumentar su sonrojo y nerviosismo. Estaba de más.

- Te lo agradezco mucho.

Y allí estaba. Arima le sonreía como si realmente aquel pequeño y tonto regalo significara mucho para él, como si nadie nunca le hubiese obsequiado nada, no de corazón, por lo menos. Sasaki sintió palpitaciones en sus oídos, y un calor ardiente en el rostro, aunque ésta vez no podía desviar la mirada, sino que sus ojos habían quedado atrapados en los grises del mayor.

Todo aquello, todos sus nervios, su ansiedad, las horas que había dedicado a elegir algún regalo que no fuese ni muy llamativo, ni muy informal, y el valor que había requerido decidir a dárselo al terminar aquella cena de Navidad habían sido para eso. Arima nunca sonreía, ni siquiera esbozaba el más mínimo atisbo de sonrisa, y Sasaki creía – sin evitar caer en una ilusión falsa creada por sus expectativas – que las pocas veces que lo había hecho, había sido con él.

Sin poder evitarlo, le devolvió la sonrisa; las comisuras de sus labios se elevaron trémulamente, inseguras, temblando, hasta que una gran sonrisa se unió a su ya marcado sonrojo.

- No ha sido nada!

- Significa mucho para mí.

Ahora si, Sasaki había tenido que desviar la mirada.

Se hallaban en la gran sala de estar de su hogar; tenía suerte, mucha suerte. Todos ya se habían ido, y como si algo superior a él jugara en su favor, Saiko, Mutzuki y Shirazu habían logrado convencer a Urie de salir a beber algo por ahí, cansados del aislamiento continuo al que a veces los sometía Sasaki en un intento por protegerlos; como había estado tan nervioso por aquel momento durante la cena navideña, no había objetado nada ni les había dado las mil y un advertencias, como que no salieran sin abrigo – había visto a Saiko llevar sólo un sweater, ya veía el resfrío que iba a traer – y sin sus teléfonos móviles, por si demoraban y él comenzaba a preocuparse o necesitaban pedir ayuda y no podían.

Ahora, con el sonido del tic-tac de un reloj de fondo como única ambientación, Sasaki sólo veía en forma un poco borrosa, con la vista levemente desenfocada, las manos de Arima sosteniendo su regalo, aún envuelto parcialmente. Comenzó a morderse el labio de vuelta. Arima seguro pensaba que era un idiota, un chiquillo, y un mal pensado…por qué le pasaba aquello? Si iba a ser todo de lo más normal…él iba a darle el regalo, Arima se lo iba a agradecer, y punto.

Pero no, le había tenido que decir que significaba mucho para él. Y para Sasaki, aquello qué significaba? Arima no estaba midiendo sus palabras, no sabía lo que ellas causaban dentro de la mente atormentada del de cabellos bicolores…De repente, sintió una mano grande y pesada aterrizar sobre su cabeza, revolviéndole los cabellos y luego peinándolo con sus largos dedos. Sentía una electricidad recorriéndole todo el cuerpo que sabía no era normal, para nada.

- Podrías ayudarme a colocarlo? No tienes ningún espejo por aquí.

Oh, por Dios…por qué le hacía aquello…la voz de Arima había bajado varios tonos de volumen, y eso no hacía más que volverla más sedosa y grave a oídos de Sasaki. Éste simplemente se quedó allí, estático. No había modificado ni la ubicación de sus brazos – colgando a ambos brazos de su cuerpo, inertes – ni la de su mirada, que seguía desenfocada sobre el maldito broche que se le había ocurrido comprarle al mayor.

Los segundos pasaron, hasta que luego de varias batallas mentales que sostenía Sasaki sobre si salir huyendo de allí, fingir una descompensación, o hacer la tontería que Arima le pedía, había optado por la última; no quería quedar como un cobarde ni como un flojo, mucho menos como un niño a los ojos de quien para Sasaki era mucho más que un mentor. Pero pensar en colocar sus manos temblorosas y sudadas por los nervios tan cerca del cuello del peliblanco, acercar sus cuerpos de esa manera…

Las manos de Arima se extendieron hacia él con su regalo en cuanto Sasaki le sonrió como pudo. Teniendo pánico de perder el cierre del broche, lo separó de éste con manos temblorosas, admirando el diseño que había elegido.

Ya había dejado pasar demasiados segundos, tenía que hacerlo.

Juntando el valor que no tenía, y aprovechando una oportunidad que no sabía si volvería a repetirse, Sasaki dio dos, tres pasos en dirección al mayor, casi pegándose a él, al tiempo que elevaba las manos. Estaba casi pegado a su torso…Arima le llevaba como 3 cabezas, y eso no hacía más que lograr que el menor tuviese que elevar la mirada, topándose irremediablemente con la de él. La respiración de Arima estaba controlada, su rostro no demostraba nerviosismo, sino que allí seguía aquella hermosa sonrisa que Sasaki atesoraba ver…no como él, que estaba levemente agitado, sonrojado y a punto de perder el broche entre sus dedos.

Notando su indecisión, Arima tomó sus manos y las guio a su cuello, estirándolo hacia arriba para que Sasaki tuviese mayor acceso a él. Tragando saliva y haciendo un control mental del que no se creía capaz para no golpear al mayor con el temblequeo de sus dedos, logró pasar el broche por la parte anterior de la corbata; sin detenerse a admirar cómo le quedaba, intentó insertar el seguro en la parte posterior, sin éxito, lo que aumentaba aún más el sudor de sus manos, haciéndole resbalar el artilugio entre los dedos.

Iba a darle un ataque, de eso estaba seguro.

- P-podrías engancharlo tú, Arima? No puedo…

- Estás demasiado lejos, no ves correctamente.

A continuación, y sin que Sasaki se lo esperara, Arima lo tomó por los hombros, pegándolo completamente a su torso; el de cabello bicolor atinó a apoyar una de sus manos sobre el amplio pecho, notando lo suave de la camisa del mayor.

Acomodando de vuelta su mente, luchó un poco más contra el maldito seguro, al tiempo que sentía la respiración acompasada de Arima expandiendo su pecho en forma honda, lenta. Se acostumbró a esa regularidad mientras trabajaba, hasta que finalmente dio con el broche y pudo asegurarlo.

Alejó las manos de su corbata e inconscientemente las apoyó sobre el pecho de Arima mientras admiraba el brillo que la luz de su departamento le daba al regalo del mayor.

- Ha quedado muy bien!

- Sasaki…

- Mmmh?

Cuando Sasaki se percató de lo que estaba haciendo, prácticamente se lanzó hacia atrás, avergonzado y temeroso a partes iguales por la reacción del mayor. No se había percatado de que había dejado sus dos manos apoyadas en él...y si ahora pensaba que era un confianzudo, que no le tenía respeto, o peor, que había querido darle a entender cualquier cosa? No podría soportar el perder el favor que parecía tener con Arima,no...Pero algo le impidió alejarse a menos de 10 centímetros de su pecho, topándose de lleno con la espalda de Sasaki.

Eran los brazos de Arima, que lo abrazaban sutilmente, aprisionándolo. Arima posó una de sus manos en la espalda de Sasaki, impulsándolo levemente hacia él para que volviera a apoyarse en su pecho por el envión.

Con la otra mano, tomó el mentón del menor, levantándolo para que sus miradas se encontrasen y quedasen fijas, sin darle posibilidad a Sasaki de huir.

Qué debía hacer?


Les gustó? Lo continúo con algo tranqui o algo más...turbulento?*.*

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