Esto es algo bastante inusual en mí, pero la parejita de Sango y Miroku me ha encantado, creo que estos dos tienen bastante potencial y la verdad es que mi mente no deja de divagar con su historia, así que he creado este "Spin-off" (o una historia derivada) de "El oscuro secreto de un Taisho", por lo que si no han leído la historia principal es probable que no parezca coherente.
Encontrarán un poco de OoC en los personajes, pero como lo digo es porque es derivada de otra historia.
Resumen: Sango está comprometida con el multimillonario Kuranoske Takeda por órdenes de sus padres, compromiso pactado desde que ella tenía 15 años. Aunque ella no está de acuerdo con el compromiso lo acepta para poder salvar sus empresas de una quiebra, solo con la condición que la dejen vivir como ella quiera y tener los novios que desee durante su período en la universidad. Al término del plazo y a punto de hacer público su compromiso con Kuranoske conoce a Miroku Onigumo, un apuesto médico que la atiende por un caso de apendicitis que le quita a uno de sus residentes. Miroku es primo de Sesshoumaru, de quien se enamora su mejor amiga y compañera de casa Kagome Higurashi. Ambos se enamoran a primera vista, pero ella tiene un compromiso que está a punto de salir a la luz y él es un mujeriego empedernido, ¿Podrán luchar en contra del mundo para que su amor sobreviva?
Nota especial 1: Esto es lo que sucede entre Sango y Miroku en los capítulos 30 y 31 y que no vimos absolutamente nada, solo un resumen de ella cuando le comenta a Kagome que ella y Miroku se acostaban la primera vez.
Nota especial 2: Para éste fic Ayame es la hermana menor de Miroku, ella tiene 17 años a punto de cumplir sus 18, tiene un fuerte complejo de amor por su primo, Sesshoumaru.
Disclaimer: todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, yo solo los tomo para que nos diviertan y nos entretengan un poco.
CAPÍTULO 1:
«AMOR»
Sus manos fueron mi perdición.
Hay muchas cosas que no logro recordar con facilidad y probablemente muchas de ellas son importantes, pero lo que sí puedo recordar e inclusive sentir, son las manos de Miroku tocando mi vientre la primera vez.
—Su amiga ya me llama Miroku, usted podría hacer lo mismo Sango.
—Un gusto entonces, Miroku.
Con esas cortas palabras todo empezó.
•••••
Mi cuerpo tiembla y mi corazón está increíblemente acelerado. Me encuentro en una pequeña tienda de dulces enfrente del complejo de lujosos apartamentos en donde vive Miroku.
—Esos dulces de chocolate los hice en la madrugada —me interrumpe la señora dueña del local, no es una anciana porque no tiene tantas arrugas pero quizás tendrá unos 60 años, con lentes y su cabello completamente blanco que me recuerda a una torunda de algodón, si hubiese tenido una abuela normal ella sería el prototipo ideal—, adentro tienen una sorpresita —no puedo evitar sonreír.
—Gracias, sería un placer llevarme algunos, a mi compañera estoy segura le gustarán —reviso mi cartera y mi cara debe de parecer un poema, yo una multimillonaria que podría ser capaz de comprarle la casa a la señora en un abrir y cerrar de ojos, solo guardo un billete el cual no sería capaz de pagar otro taxi para llegar mi casa. Me sonrojo, estoy segura de ello porque mi cara arde.
—¿No eres de por aquí verdad? —quiero que literalmente se abra la tierra y me trague ¿Ahora cómo podría decirle a la dulce señora que no puedo comprarle los dulces?
—No... Yo solo... Ando visitando a un amigo... Perdone... ¿Cuánto cuestan los chocolates?
—Mmm —hace un gesto serio y me vuelve a ver—... Eres muy linda, aunque estoy segura que te lo deben de decir a menudo —sonríe gentilmente, recuerdo que Kagome cuando me conoció la primera vez sonrió de la misma manera, quizás en mi mundo la gente solo sonríe si hay dinero de por medio realizando una gran transacción, me siento vacía—... Los domingos tengo una promoción especial, te regalo unos de prueba y si te gustan vuelves, compras y los pagas, pero los primeros son gratis —me entrega una bolsita pequeña de papel cartón con 5 de ellos en su interior, revuelvo mi cartera intentando desesperadamente que abra un portal mágico hacia la bóveda en donde se guardan los millones de los Mitarashi, la señora niega sonriendo y me toca la mano que esculca en la cartera—. Si lo rechazas entonces la próxima vez no te dejaré entrar.
La campanilla de la puerta anuncia la llegada de una señora con su hija de quizás unos 3 años que salta al regazo de la señora, quizás lo he visto en alguna película, la típica tienda de un pueblo en donde todos se conocen y son increíblemente amables con un lazo de amistad bastante fuerte, aunque no estoy en algún pueblo lejano sonrío con la escena.
—Gracias señora —le hago una reverencia agradeciendo con mis ojos húmedos—, estoy segura que regresaré.
Salgo de la tienda y puedo ver como Sassha se sube a un taxi, ya han pasado 5 minutos desde que le hablé a Miroku, unos maravillosos 5 minutos. Tomo uno de los chocolates de la bolsa y puedo sentir como me transporto directamente al cielo al momento en que se deshace el caramelo y muerdo una nuez, de hecho me quita el mal sabor de boca de haber dormido la noche anterior con Kuranoske.
A medida avanzo y cruzo la calle, mi cuerpo vuelve a temblar, ¿Qué estoy a punto de hacer? Con cada paso que doy siento que mi excusa de venir a reclamarle a Miroku el por qué Sesshoumaru ha vuelto a aparecer en la vida de mi amiga, es menos creíble. Toco el intercomunicador y la puerta suena abriéndose un pedazo. Entro sin decir nada y vuelvo a cerrar. Según lo que me ha dicho por teléfono, en cada piso solo hay cinco apartamentos, el suyo está en el 8º, el número 36.
—¿Te sientes mejor, eh? Si has tenido relaciones con Kuranoske es que todo marcha a la perfección —una lágrima cae, me duelen sus palabras, pero lo que es peor ¿Cómo refutarlo?
Le doy una bofetada que hace que su rostro quede de lado, discutir en el pasillo no es mi idea de ser discreta, pero mis impulsos me ganan. Durante los últimos días he descubierto que Miroku Onigumo tiene una novia que es enfermera en el hospital a donde él trabaja, pero además de eso, que es un mujeriego que se lanza a toda mujer que ve ¿Por qué habría de sentirme especial cuando él me habla o me toca?
—¿Más tranquila? —su sonrisa no desaparece y ¡Por todos los ángeles! Un rayo de sol atraviesa el pasillo alumbrando su rostro y puedo jurar que es la perfección en persona, un dios, un asteroide que podría arrasar con todo a su paso con su solo resplandor, me odio a mí misma. Le doy otra bofetada, pero me toma de la mano y me arrastra al apartamento.
Me apoya contra la puerta y sus manos rodean mi cintura sin tocarme. Se acerca y sus labios rozan solo un poco los míos. Siento su perfume, su barba incipiente raspa un poco mi barbilla y me excito ¡Diablos! No solo eso, mi conciencia se esfuma.
Corto la distancia y le lamo sus labios, él me corresponde de manera suave. Su aliento es fresco, con sabor a menta y hierbabuena. Me acaricia la cintura bajando hasta mis caderas, mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, la conexión que he sentido desde el primer momento en que me tocó, desde la primera vez que durmió en mi casa y que me prepara el desayuno es real, no he sido solo yo.
Su lengua juega con la mía, me saborea, se deleita y disfruta conmigo.
—Sango... —su voz suena a arrepentimiento puro.
—Shh... No pienses por favor Miroku, te lo suplico —regreso a sus labios que fácilmente se podrían convertir en una adicción y él me corresponde.
—No quiero hacerte daño.
—Estoy seguro que serás gentil.
Me toma en sus brazos mientras me besa recorriendo la estancia hasta llegar a su dormitorio. Su cama está en alto en una base de madera, es amplia como si en ella pudieran entrar por lo menos 10 personas, está hecha y limpia, si ha tenido relaciones con Sassha es imperceptible, el ambiente está cargado de su aroma.
Me acuesta con suavidad y va quitando mi ropa una por una, dejando un rastro de besos por cada parte que va desnudando. Solo está con un pants el cual quita al momento de dejarme completamente a su merced. Esta duro y erguido, más que listo, completamente depilado igual que yo. Me ve la cicatriz que él mismo ha dejado y que me ha recomendado una cirugía plástica para eliminarla por completo, pero no lo deseo, cada vez que la veo lo recuerdo a él. Algo completamente tangible de nuestro primer encuentro. Me la besa y no puedo creer que sea un punto erótico en mi cuerpo, me mojo y mis pequeñas perlas rosadas se endurecen y se ponen tan tensas que duelen. Me las besa y pasa su lengua por la aureola, suave, delicadamente.
—Mi...roku... —digo con dificultad, mis entrañas arden de deseo.
Se aleja de mí sacando de una de las gavetas un condón. Lo rompe con cuidado para luego colocárselo por su larga extensión, es más grueso que... Me sacudo la cabeza para evitar cualquier comparación.
Se arrodilla frente a mí y me abre a su completo gusto. Su lengua golpea mi sexo y me saborea, se detiene en mi pequeña perla y siento como su saliva me invade para luego colocar la punta de su erección en mí. Es el momento que he esperado durante mucho tiempo, desde hace dos semanas que lo conocí.
—Por favor Miroku... —suplico dándole la autorización que estoy segura desea.
Me penetra con delicadeza y suelto un gemido. Se abre paso en mi interior con su enorme deseo, con cuidado, con cariño. Se mueve lento y me besa, me susurra palabras de amor en mi oído que casi no puedo entender porque se siente tan bien que ni siquiera puedo pensar con claridad. Soy solo gemidos, jadeos y llamadas a todos los dioses que recuerdo alabando por la destreza de su movimiento. Es dulce, tierno y cariñoso.
—Oh Miroku... —suelto y estoy a punto de decirlo pero él me besa para callar mi confesión. Incrementa sus movimientos y golpea más mi interior logrando crear sensaciones que nunca antes he experimentado con nadie—. Más... Más... Por favor...
—No... Quiero... Lastimarte reina... —confiesa con dificultad y por alguna razón su preocupación me excita más, pero a pesar que mi cabeza está perdida en el mundo de la lujuria logro pensar que tiene razón.
Incrementa solo un poco sus movimientos mientras lame y succiona mis senos, con cuidado y fiereza al mismo tiempo. Estoy a punto de ver el cielo y se lo digo, de la forma más obscena y lasciva que recuerdo, eso lo excita y sus movimientos se vuelven tan fuertes que conseguimos el orgasmo al mismo tiempo y a los pocos minutos.
Jadeo e intento recobrar el aliento al momento en que se sale de mí y se quita el condón para luego dejarlo a un lado. Me toma de la espalda y me obliga a acostarme en su pecho.
—Llámame loco impulsivo Sango, pero... Te quiero... —mis ojos se llenan de lágrimas y los aprieto tan fuerte que duelen tanto como el sentimiento que alberga mi corazón.
—Miroku... También te quiero... Lo hice desde el primer momento en que te vi... —me besa la cien y estoy segura que se alegra de mi confesión.
Los minutos pasan y maldigo al tiempo, porque estar acostada en su cama junto a él haciéndome cariños es lo más perfecto y lindo que he hecho en años. Me he enamorado como una boba y es algo a lo que no puedo corresponder como debería.
—Sesshoumaru aún sigue buscando a Kagome, no me gusta eso.
—Aunque no lo quiera aceptar, se ha enamorado igual que yo sin darse cuenta de ello ¿Podrías culparlo? Porque aquí estoy amando a una mujer comprometida —sus palabras duelen.
—Pero tú no has intentado matarme —él suspira.
—Mi primo... Tiene algunos problemas, es cierto, es humano aunque a él le cueste aceptarlo, pero sus sentimientos son reales, nunca antes lo he visto así, estoy seguro que si ella siente lo mismo por él podrán superarlo.
—¿Y nosotros? ¿También podríamos superarlo? —ni siquiera me doy cuenta en el momento en que suelto la pregunto hasta que él responde.
—Todo depende de nosotros mismos —pero me alegro por su respuesta. Me aprieta más contra su pecho—. De no haber estado recién operada, ese mismo día te hubiese convencido de que eres perfecta para mí.
—Mujeriego —reclamo haciendo un puchero y golpeando suavemente su pecho—, estoy segura que metes a muchas mujeres en tu cama.
—Podría decir lo mismo de ti —me sonrojo aunque él no puede notarlo porque no me ve—. Pero creo que al igual que tú, nunca antes has tenido una conexión igual.
—Nunca —aseguro y hacemos silencio—. ¿De verdad Sesshoumaru ama a Kagome?
—Por favor, no lo digas, él todavía no se ha dado cuenta y si alguien se lo dice es probable que salga huyendo otra vez. Aunque no lo creas es bastante bueno, además si todo sale bien, ella podría ayudarlo con varios de sus problemas.
—¿Cómo podría ayudarlo si él no se abre?
—Solo tienes que darle tiempo, no le puedes exigir a alguien que tenga confianza en el otro de un día para otro, pero quien sabe, puede ser que ocurra un milagro.
—¿Crees en los milagros?
—Es un milagro que estés aquí conmigo, a mi lado.
—Miroku... ¿Crees... Que podría permitirme soñar despierta?
—¿A qué te refieres?
—Por un momento, me gustaría pensar que tú y yo somos novios, que nos queremos y amamos.
—La última parte no necesitas soñarla.
—Pero... Tú estás saliendo con Sassha.
—A veces es difícil terminar con ciertas mujeres y otras veces es difícil no dejar de pensar en ellas —nos levanta y me sienta para darme un beso—, porque no he dejado de pensar en ti Sango.
—Miroku... Yo...
—No puedes terminar con Kuranoske ¿No es así? —niego y mis lágrimas caen sin darme cuenta. Me besa cada ojo y me siento en la gloria—. ¿Podríamos seguirnos viendo?
—No... Yo...
—No digas que no lo sientes Sango —me toma la mano y se la pone en su pecho escucho su latido, hace lo mismo con la suya y estoy segura que puede escuchar el mío.
—Claro que lo siento, pero...
—Si quieres puedo terminar con Sassha...
—Pero yo... No puedo terminar con...
—No me importa... Si puedo estar contigo aunque sea a escondidas me conformaré con ello... Te amo Sango...
—Yo... Yo... —¿Qué puedo decirle? ¿Confesarme? Bajo la mirada y luego la subo viendo sus enormes y brillantes ojos negros iguales que los míos—... Yo también te amo Miroku.
Nos besamos y volvemos a hacer el amor. Estoy en el cielo y no quiero salir de él.
•••••
Por primera vez mi corazón cae destrozado al momento en que veo como una mujer se retira de mi apartamento, aunque me es difícil de aceptarlo en voz alta.
Ni siquiera alcanzo a llegar de nuevo a mi recámara por el temor a su recuerdo. Por primera vez me he enamorado y es de una mujer comprometida. El timbre vuelve a sonar y a diferencia de antes en esta ocasión pregunto de quien se trata, es Ayame y no dudo en dejarla entrar.
—Hola hermanito —me saluda dándome un beso en la mejilla y entrando como si nada—. Te traigo el almuerzo —me dice enseñándome los tupperware—, mamá contrató un chef que hizo toda clase de platos con pato, estoy a punto de cloquear y caminar como uno de ellos, así que te traigo un poco de tortura también.
Se acerca al desayunador y coloca los diferentes recipientes, saca un plato y me sirve un poco de todo. Lo coloca en el microondas y lo deja estar. Se acerca al bar y agarra una botella de vino tinto, mientras la descorcho toma una copa y luego me sirve en ella. Coloca la mesa y me obliga a sentarme, de hecho Ayame es la única persona en el mundo que me obliga a sentarme en la mesa sin decirme nada.
—Te he traído tres diferentes recetas de las cuales me han parecido las más exquisitas y fantásticas de las 150 que preparó el exagerado del chef, todavía siento remordimiento por los pobres animales que tuvieron pagar por esta deliciosa comida. Uno es pato con castañas, otro es con salsa de manzanas y el que más me gustó fue el magret de pato con salsa de miel y romero.
Toma un tenedor y mete un trozo en mi boca, es difícil refutar lo delicioso que está. Mi hermana sonríe en señal triunfo y le doy a entrada a toda la comida y su acompañamiento.
—¿Ya terminaste tu relación con la enfermera?
—Siempre dejas en claro tu apatía por Sassha y aunque no quisiera entrar en ese tema, pero me gustaría saber ¿Por qué lo dices?
—Porque tu apartamento no tiene el típico olor a perfume barato de ella, sino que a uno bastante delicado, quizás —olfatea como si fuese un perro de caza—, Chanel No. 5.
Alabaría la capacidad olfativa de mi hermana, pero lo que nunca podría subestimar es su poder de deducción, quizás alguna parte de Sherlock Holmes ha reencarnado en ella, claro, si eso fuese posible. De pronto abre los ojos completamente sorprendida.
—No me digas que... ¿Estás saliendo con dos al mismo tiempo? —no respondo y continúo con mi almuerzo, mamá se ha extralimitado con sus exigencias esta vez—. Sesshou jamás haría eso, estoy segura que ante todo respeta una relación, aunque nunca le he conocido alguna.
—Pues ya la empezaste a conocer.
—¿Esa niña insignificante y muerta de hambre? —arruga la cara, es más que obvio que detesta a Kagome.
—Creo que en algún momento tendrás que reconocerla Ayame.
—¡Nunca! —se levanta completamente furiosa, como siempre tendría que aguantarle su pataleta y escuchar despotricar contra cualquier mujer que se le acerque a Sesshoumaru, pero éste no es el día—. Además, ella y él terminaron.
—Sesshoumaru está en estos momentos reconciliándose con ella —su mirada es de odio puro, me he negado esa situación durante mucho tiempo y me pregunto cuánto más la podré ignorar, probablemente éste sea mi propio límite. Toma su celular pero se lo quito de manera brusca.
—¡Dámelo Miroku! O si no...
—¿Si no qué? —estoy sumamente serio, decido que ya basta de tolerarle los caprichos a mi hermana menor—. Me he querido negar esto durante mucho tiempo pero creo que es suficiente Ayame, dime por favor que lo que sientes por Sesshoumaru solo es un amor de primos, de hermanos —se sonroja y detiene sus acciones.
Se da la media vuelta y busca la cartera que ha dejado en una mesa de centro en el recibidor, está dispuesta a huir pero no la dejaré hacerlo. Tomo su mano y la siento en el sillón principal.
—Dímelo Ayame —exijo fuertemente.
—¡Claro que es solo eso! ¿Cómo podría...?
—Sesshoumaru siempre te verá por lo que eres Ayame, su prima, mi hermana menor, la hija de su tío.
—¡No soy hija de tus padres y lo sabes bien!
—Claro que lo eres.
—Solo soy una niña recogida... —sus ojos se llenan de lágrimas cayendo desesperadamente. Me arrodillo frente a ella secándoselas con mis propias manos.
—Aunque no estemos ligados por sangre, somos familia Ayame, eres mi única hermana y como tal te quiero. Lo mismo sucede con Sesshoumaru, sé que ambos se sintieron identificados durante un tiempo por sus raíces, él a pesar de ser hijo de la hija de nuestro abuelo, nunca se consideró así, solo un niño huérfano mientras que a ti te reconocimos desde el primer instante en que llegaste y cuando descubriste la verdad no te sentiste igual.
—No soy igual, mamá no me cargó en su vientre... Solo lo hizo contigo.
—¿Y solo por eso me convierte en el único hijo? —niego y le beso las manos—. Los lazos están definidos y son tan fuertes como los de sangre, todos te queremos Ayame, nuestros padres nunca te han tratado diferente de cómo lo hicieron conmigo.
—Pero... Sesshoumaru... Él me trató especial... Cuando...
—Claro que te quiere, eres su única prima, la niña a quien le gusta proteger, igual que yo, pero él nunca te verá como mujer Ayame, porque eres su pariente.
Mi hermana comienza a llorar y me siento a su lado. Cae sobre mis rodillas y no la detengo, en algunas ocasiones las mujeres solo necesitan desahogarse sin decirles que se detengan, y creo que ésta es una de ellas.
Pasan algunas horas y se duerme. La llevo a la habitación de huéspedes y la acuesto. Me siento junto a ella a velar su sueño. La rebeldía de Ayame es capaz de llevarla a lugares oscuros ocasionándose el mayor daño posible, pero como su hermano nunca más dejaré que se vaya por ese sendero.
—La odio... —dice al levantarse, sus ojos verdes ahora están rojos e hinchados—... y se lo he dejado ver ¿Crees... Que me odia también? —asumo que es de Kagome de quien habla.
—No lo creo. Deberías intentar hablar con ella alguna vez, claro, de manera decente —sonríe—. Estoy seguro que eso le agradará a Sesshoumaru —asiente en señal de aceptación aunque no la veo completamente convencida de ello. Se restriega los ojos y luego la nariz.
—Dicen papá y mamá que están preocupados por ti.
—¿Por mí? No entiendo el porqué.
—Porque te has enamorado de la Srita. Mitarashi —abro mis ojos completamente sorprendido—. Dicen que es obvio y que cualquiera que te conoce se daría cuenta.
—No te preocupes —le doy un beso en la cabeza—. Sango es una mujer comprometida, solo somos amigos.
Mi celular nos interrumpe y no puede caerme mejor la interrupción. Sesshoumaru nos invita a cenar para contarme todo lo sucedido con Kagome. Es probable que yo también lo haga.
¿Qué tal les pareció? ¿Aclaró algunas dudas? Luego vendrán más capítulos, no serán tantos porque la historia principal se centra en Sesshoumaru y Kagome, solo son capítulos que van saliendo de acuerdo al otro fic. Claro, si no parece mucho, será aún más corto.
¡Espero con ansias sus RW!
