Capítulo 1:

"Para algunos...el tiempo puede resultar algo muy valioso...un segundo puede ser necesario, una hora una eternidad, para otros, el tiempo se requiere que pase rápido y para otros: nunca es suficiente".

Era de noche, y mientras todos dormían, no podían ver la presencia de un pequeño que iba de un lado para otro llevando un cargamento pesado de arroz en costales de varios kilos que a simple vista, era demasiado arroz para una sola persona...desde que sus tutores se enteraron de que era un bastardo lo habían puesto a trabajar desde hacía ¿qué? ¿una semana? ¿un mes? ¿qué tanto había estado trabajando para ellos en lo que recibía como respuesta una queja a diaria?

Después de dejar el costal de arroz en la granja, se retiraba e iba por otro en lo que respiraba en corto, pero tenía que continuar...sólo faltaba uno, uno de los muchos que llevaba cada día o cada noche consecutivamente...Sin mencionar que ésa misma tarde....

FLASH BACK...

El niño llevaba un costal de arroz justo cuando uno de sus hermanastros daba con una espada en éste ya mencionado, partiendo en dos y todo el contenido se dispersó...

- Mira lo que has hecho, Soujiro.- dijo su hermanastro.

El niño se apresuró a recoger el arroz que había tirado, pero no tenía caso, era demasiado lo que se había caído, y sin notarlo, su hermanastro había colocado una mirada y sonrisa de maldad.

- Soujiro acaba de tirar un costal, padre.- dijo el joven en lo que se abrían las puertas de la casa y un señor molesto gritaba.

- ¿OTRA VEZ SOUJIRO? ¿QUÉ NO VES QUE ESO ES DEMASIADO IMPORTANTE EN LA ALDEA? POR TU CULPA TENDREMOS MENOS DINERO Y ES LA SEGUNDA VEZ EN ESTE MES QUE TIRAS UN COSTAL DE ARROZ.- dijo el señor molesto y traía una botella de vino en su mano derecha, y estaba vacía, de tal ira que tenía, se lo lanzó al niño y la botella se rompió justo en su frente.

La mirada de Soujiro comenzaba a verse roja...la sangre que corría por la frente era demasiada siendo una cortada muy pequeña pero no profunda...Soujiro cayó al suelo de rodillas pero al cabo de unos segundos, su respuesta fue sencilla y molesta para su tutor: la sonrisa inocente de un niño cualquiera y tanto su hermanastro como su tutor entraron a la casa molestos en lo que el joven le dirigía una mirada divertida.

FIN DEL FLASH BACK.

Admitía que el tiempo se le iba demasiado al pensar en cosas como esa, tanto que sin darse cuenta, ya había terminado de llevar todos los barriles o costales de arroz hasta la granja y cerró ésta con precaución y sin hacer mucho ruido. Llegó al pozo donde tiró una cubeta para coger un poco de agua y llevó consigo una toalla facial...al cabo de un esfuerzo más, la cubeta se llenó de agua y tomó un poco primero para después seguir por mojarse un poco la cabeza y tocándose la frente: un ligero dolor se le vino y ahogó un gritito del mismo...Se limpió la cara y miraba su reflejo en la cubeta.

¿Cómo era posible que pudiera esconder todo en una sonrisa? Muchas veces se lo preguntaba y siempre tenía el mismo resultado "por que sé que ellos se cansan de golpearme y si muestro mi sonrisa que es mi único escudo, dejarán, tarde o temprano de hacerlo". Tiró lo restante del agua en el árbol y se recostó en el suelo cuando una sombra lo sacó de sus pensamientos. Viró su cabeza y observó la silueta de alguien pequeño como él, y cuando la sombra caminaba hacia su dirección, Soujiro no se movió...

La silueta daba la forma de una niña, lo adivinó por el cabello largo y cuando salió a la luz, observó que la niña era muy simpática y muy linda, de cabellos pasando el pecho y lisos brillantes, y con poca luz se pudo ver que era de un tono canela muy hermoso y sus ojos eran de un tono miel almendrados. Tez: blanca. Y un poco más baja que él cuando ésta llegó con Soujiro, se sonrojó, traía un kimono completo de color lila y moño morado.

- Hola.- dijo la niña algo tímida.

- ......- el chico no dijo nada.

- ¿Cómo te llamas?- preguntó la niña acercándose a Soujiro y quedando frente a frente con él

- .........- Soujiro se quedó mudo y dio la espalda a la niña regresando por su toalla facial en el borde del pozo y la tomó...se limpió los brazos que estaban sucios cuando se percató de que traía una cortada más en la palma de su mano izquierda.

Pensando que la niña se había retirado, comenzó a limpiar su nueva herida que no tuvo la más remota idea del cómo se la hizo así que, lo importante ahora era, limpiarla para no infectarse de algo más grave. Pero nuevamente se equivocó, la niña lo había seguido y al ver la herida del niño, tomó sin permiso alguno, la toalla y tomó con mucha confianza su brazo para empezar por, ligeramente, apartar la suciedad para después dejar la toalla por unos segundos en la herida y miró al chico quien traía cara confusa.

- Mi nombre es Ayoyama Kerime.- dijo la niña sonriendo.

- ...Seta Soujiro...- dijo por primera vez dirigiendo unas palabras a Kerime.

- ¿Cómo es que te hiciste ésta herida...?- preguntó Kerime volviendo la vista hacia la cortada y retiró la toalla, la sangre había reducido.

- No lo sé...- dijo Soujiro.

- ¿Por qué no vas con tu mamá y le dices que te cortaste?- preguntó Kerime.

Soujiro se quedó mudo nuevamente y desvió la mirada de tristeza hacia el suelo evitando otra vez mirar a la niña, y ésta miró la expresión de Soujiro...abrió sus ojos de par en par entendiendo lo único que pasó por su mente: no tenía mamá.

- Lo siento.- dijo Kerime.

- Descuida....¿tú qué haces aquí?- preguntó Soujiro.

- No tenía sueño, y como vivo aquí en frente, pues vine a dar una vuelta, pero escuché unos ruidos y te encontré aquí.- dijo Kerime.

- ¿Vives por aquí?- preguntó Soujiro.

- Sí...ven.-

Kerime tomando la mano al niño y jalándolo hasta llegar a una casa muy grande y bonita por fuera, Soujiro se preguntó cómo estaría por dentro. Kerime se acercó más al niño y le dijo casi en un murmuro.

- Ésta es mi casa.- dijo Kerime.

- Sí que es grande.- dijo Soujiro.

- La tuya también es grande.- respondió Kerime.

- Ésa no es mi casa....ni tampoco es mi familia.- dijo Soujiro cuando sin evitarlo, echó a correr hacia su lugar nuevamente dejando a Kerime sorprendida intentando alcanzarle el paso.

- Soujiro.- murmuró Kerime al ver que ya no encontró al niño, siquiera en el patio donde conversaron.

Se había ocultado en la granja, ¿qué rayos le había pasado con Kerime? No entendía por qué, pero en sí mismo sentía que un nuevo sentimiento de cariño se había encendido hacia ella...era la primera persona, que le había tratado amablemente, como una amiga...él nunca había tenido amigos, así que sonrió nuevamente pero por primera vez de gusto...Pasaron las horas y terminó por dormirse ahí mismo y al día siguiente se levantó para barrer el patio trasero y justo a tiempo, tomó la escoba y simuló que ya estaba barriendo desde hace tiempo, por que (a la vez que tomaba la escoba) se abrieron las puertas y su tutor estaba dispuesto a regañarlo, pero al verlo, no dijo nada, Soujiro disimuló casi tarareando en su mente.

De repente, se escuchó una voz dentro de la casa que le llamó mucho la atención a Soujiro.

- Dicen que el asesino está por estos rumbos, hay que tener cuidado.- dijo su tutor.

- Le conviene no acercarse por la familia, ésta es una zona privada, así que la policía lo detendrá antes de pisar un pie aquí.- dijo una hermanastra suya y todos se callaron.

Pasó un minuto completo, cuando se volvió a abrir las puertas y Soujiro nuevamente hizo como que barría, pero ésta vez no se escapó, ya que su tutor estaba enfadado y llegó dándole de golpes a éste quien solamente se quejaba y comenzaba a sonreír nuevamente.

- Tonto.- dijo el tutor retirándose de ahí y Soujiro observó que nuevamente traía su frente lastimada.

La familia completa (a excepción de Soujiro por supuesto) salió después de la plática y éste quedó completamente sólo, terminando de hacer las tareas hogareñas y cuando terminó, fue a limpiarse la cara, cuando nuevamente escuchó una voz infantil conocida ya para él...

- ¿Otra vez te golpearon?- preguntó Kerime quien ahora traía un kimono celeste y un moño cintura azul marino y traía mirada preocupada y mejillas sonrojadas.

- He tenido peores días.- dijo Soujiro tomando su toalla y nuevamente, Kerime se adelantó y tomó a Soujiro por los lados de la cabeza atrayéndola un poco más cerca y con amabilidad comenzaba a limpiarle la cara.

- ¿Por qué no hablas con mi padre?- preguntó Kerime.

- ........- Soujiro no dijo nada.

- ¿Te comieron la lengua los ratones?- preguntó Kerime como comentario gracioso pero Soujiro no lo vio de ésa forma.

Tardaron alrededor de 3 minutos, en lo que Kerime traía unas vendas desde su casa y llegaba dispuesta a curarle todo el cuerpo de él si era necesario, no iba a permitir que su nuevo amigo esté en malas condiciones físicas y es algo extraño de ver en una niña de 8 años en lo que él tenía alrededor 11 o 10. Pasaron el resto de la mañana juntos aunque sin mucho de qué hablar, pero ella se marchó ya que Soujiro le advirtió que sus tutores habían llegado y nuevamente hizo un esfuerzo por dar a entender que había terminado de barrer y se quedó en el centro del patio mirando a la nada, sólo tenía la toalla y hacía como limpiar sus manos dándole tiempo a Kerime para irse de ahí.

- Nos vemos en la noche.- dijo Kerime antes de que se abrieran las puertas y el tutor, al ver ese rostro de sonrisa, se fue sin decir nada.

- .- Soujiro sonrió una vez más.

Era de noche, nuevamente partiéndose la espalda en llevar barriles de arroz, aún más cargados, más relleno y más barriles para variar...Kerime lo observaba desde la entrada de la granja observando el gran empeño por terminar por parte de Soujiro...muy a penas se saludaron cuando Kerime comenzaba a ver las estrellas. Soujiro terminó y fue a descansar junto a ella y se miraron uno al otro.

- ¡Qué bien! ¡Ya terminaste! Pero la mala noticia es que me tengo que ir.- dijo Kerime mirando al suelo apenada.

- ........ - no dijo nada, sólo optó por mirarla.

- Nos vemos mañana si se puede, tal vez salga.- dijo Kerime y después de 5 segundos, abrazó al joven mientras que éste no respondía el abrazo. Se retiró corriendo hacia su casa, en lo que Soujiro entraba en la graja.

La noche comenzaba a ponerse fría y se escuchó en lo silencio un par de espadas cruzarse y Soujiro llamó la atención el sonido y proveniente de afuera, salió rápido y se topó con un hombre completamente vendado y con una espada mataba a un policía de un sólo golpe, Soujiro quedó impresionado con la rapidez del hombre y se mostró admirativo hacia éste. El hombre se percató de la presencia del niño y lo observó en lo que Soujiro retrocedía...

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?- preguntó la voz fría del hombre.

Soujiro puso una mirada fuera de quicio...

- ¿Qué.....QUÉ?- dijo Soujiro como si lo que dijera el hombre fuera un juego y él tuviera que seguirlo o algo por el estilo.

- Seas quien seas....debes morir.- dijo el hombre acercándose al niño quien ahora había reaccionado.

El hombre llevó su espada a lo alto para atraer la atención del niño y logrando obtener lo que quería, se dio cuenta de algo, que, siendo algo lógico, es algo inocente: es un niño. ¿Por qué lo tenía qué matar? ¿Por qué se ocultaba tanto? y sobre todo ¿por qué cambió rápidamente de expresión alguna?

- Está bien....te dejaré vivir con una condición.- dijo el hombre

- Sí, dígame.- dijo Soujiro mostrándose agradecido al hombre.

- Consígueme un lugar en donde pasar la noche, ya que la policía me busca, tráeme unas vendas y algo de comer.- dijo el hombre mientras que dejaba a un niño pensativo.

- Sígame, señor.- dijo Soujiro llevándolo a la granja y haciéndole espacio para esconderlo.

Shishio miró a su alrededor y observó que la granja estaba cubierta por barriles de arroz por todas partes y se sentó en donde le niño le indicaba animoso y con su sonrisa que Shishio dejó impresionado, no podía adivinar si tenía miedo o si estaba aterrado: aprendió a esconder sus emociones. Soujiro fue rápido a la casa y sigilosamente entró por vendas, llevándose un montón en sus brazos, llegó con el señor de vendas y después llegó con galletas de arroz.

- Señor....- dijo en casi murmuro.

- Esto sabe bien, pero descuida, no me quedaré por mucho tiempo.- dijo Shishio dando un mordisco a la primea galleta de arroz.

- Sí señor.- dijo Soujiro dando una reverencia.

- Está bien, mi nombre es Makoto Shishio.- dijo Shishio, terminó la galleta y fue por la segunda

- Sí señor Makoto.- dijo nuevamente Soujiro con su sonrisa.

- Me convenciste, puedes decirme señor Shishio, pero hasta ahí, ¿de acuerdo?- preguntó Shishio, terminando de comer.

- Sí, señor Shishio.- provocó una ligera sonrisa en el hombre. Quien se acomodaba ahora para dormir...

Había pasado tres días completos y Soujiro recibió la visita de Kerime, cuando sus tutores no estaban, quien ahora había entablado una nueva amistad, pero era muy temprana, así que Soujiro no mencionó nada del señor Shishio y se mantuvo muy callado...era de noche, del cuarto día ocultando al señor Shishio...y entre gritos por la mañana, tarde y noche, hacia el niño, Shishio comenzó a sentirse un tanto preocupado por Soujiro...una noche cuando Soujiro terminó de cargar los barriles, le entregó una espada a su medida...

- ¿Señor Shishio?- preguntó Soujiro sin entender.

- Esto es un obsequio por mantenerme aquí en secreto, de verdad agradezco tus cuidados pero me temo que tendré que irme mañana por la noche...- dijo Shishio.

- Pero señor Shishio...-

- ¿Por qué permites que te golpeen de esa forma Soujiro?- preguntó Shishio.

- Yo sé que ellos se enfadan y se desquitan conmigo.- dijo Soujiro.

- ¿Pero...?- continuó Shishio.

- También sé que mi sonrisa es mi única protección hasta ahora, ellos en algún momento se cansan de mi, y yo creo que por eso me golpean, y cuando les sonrió, se hartan más de lo que ya estaban antes y dejan de golpearme...por eso, si mantengo ésta sonrisa, siempre será lo mejor de mi.- dijo Soujiro.

- Sí hay algo que aprendí de éste mundo, Soujiro, es que el más débil muere y el fuerte sobrevive, no dejes que te golpeen cuando quieran sin tu consentimiento, eres un niño, pero no quiere decir que seas un tonto.- dijo Shishio.

-- Se ve una escena en donde Shishio está sentado y Soujiro está sobre un barril de arroz (sentado también) observando a su espada ahora y pensando en un lugar en donde esconderla, la luz en esto se vuelve azul y negro--

Comenzó a llover, y su familia comenzó a sospechar acerca de los nuevos asesinatos por la región o zona, y la abuela de la familia reveló que Soujiro se llevaba consecutivamente vendas y no notaba ninguna en su cuerpo, ¿para qué tanta cantidad de vendas? se preguntaban todos cuando el jefe de la familia, se quejó demasiado al saber ésa noticia, maltrató al joven con todas sus fuerzas y lo tumbó a la lluvia...

- No te muevas Sou...será mejor de una vez que nos dejes de hacer tantos gastos, desde que llegaste, no has hecho otra cosa mas que fallar.- dijo su hermanastro dándole una patada, Soujiro sangró por la boca.

- Es cierto, podríamos matarlo de una vez, ¿no lo crees padre?- dijo otro hermanastro y Soujiro volvió su mirada espantada.

- Sí, además, con esto, podríamos decir que el asesino vino por estos rumbos, y tal vez nos den una recompensa por la noticia.- dijo una hermanastra.

- ¡Mátenlo!- dijo el tutor

Soujiro comenzó a correr y se escondió debajo del suelo que estaba echo a su medida, sosteniendo firmemente su espada un poco asustado en lo que pensaba a cada segundo que podía..."el fuerte sobrevive, pero el débil tiene qué morir, el fuerte sobrevive....tengo que ser fuerte....soy fuerte...soy el más fuerte..." pensaba en lo que su hermanastro se percató de lo que tenía el niño en sus manos, ante el asombro de todos, Soujiro desenvainó la espada y dio contra la cabeza de su hermanastro separándolo de su cuerpo y lo demás caía al lodo, y así, uno por uno, fue matándolos, cuando Shishio salió de la granja...observó a un niño que traía una espada cubierta en sangre y dejaba que la lluvia lo cubriera por todo su cuerpo, miró a Shishio y mostraba una sonrisa un tanto demente y la mirada inocente que solía tener el niño, se había tornado por una como si estuviera jugando.

Envainó la espada cuando Shishio se le acercó...Soujiro le siguió el paso sonriendo como siempre.

- ¿De veras quieres seguirme?- preguntó Shishio.

- Sí, quiero ser el más fuerte de todos, señor Shishio.- dijo Soujiro.

- Está bien. Podrías formar parte de un grupo que en un futuro estoy intentado hacer.- dijo Shishio.

- ¡¡¡Claro!!!- dijo Soujiro animoso.

Un par de lindos ojos mieles se quedó observando el jardín cubierto en sangre y los cuerpos tirados al suelo, la lluvia caía por todo su cuerpo empapándola por completo y observando como su mejor amigo se retiraba con el asesino de quien tanto se hablaba ahora...la verdad es que era increíble que en tan sólo unos segundos acabara con toda su familia, y a pesar de que, en parte decía "esto está mal", era inevitable pensar "tuvieron su merecido..." pero no es así como funcionaban las cosas...mientras ella se llevaba una maño al pecho y las lágrimas pasaban pos sus mejillas mezclándose con el agua del cielo: fue la última vez que lo vio, no se despidió, ni un adiós, siquiera una mirada de que ella observó todo cuanto antes de que se escondiera debajo del suelo de la casa...ella en verdad lo quería mucho...¿en qué se estaba convirtiendo su mejor amigo?. Cerró sus ojos en lo que se tiraba al suelo y cuando los volvía a abrir.....

Shingetsu...cerca de Tokio...

Una joven de cabellos canela y ojos miel se había despertado y era de mediodía...se levantó y retiró las colchas que le cubrían para no tener el fresco de la noche, y la inseguridad de ese recuerdo siempre la tenía preocupada...sí había tenido ese recuerdo como un sueño antes, pero ahora se estaba poniendo a diario. Se levantó y se miró al espejo, un nuevo invento en la era Meiji (nota: la vdd es que no sé si había espejos, pero yo quiero creer que sí, jeje no me golpeen nomás y listo) y traía todavía la bata de dormir puesta cuando se escuchó la puerta tocarse un par de veces...

- ¿Señorita Kerime? ¿Está usted bien? ¿Señorita Kerime?- decía una voz femenina y Kerime se apresuró a tomar una bata de seda rosa y se la colocaba.

- Adelante.- dijo Kerime, y una de las sirvientas entró con una caja envuelta en un listón rojo.

- Es muy tarde señorita Kerime, ya me estaba empezando a preocupar, ¿no está enferma?- preguntó la sirvienta.

- Tuve mucho sueño, lamento haberte preocupado Hikari.- dijo Kerime

- Su padre envía esto y su madre la espera en la sala. Con su permiso.- dijo la sirvienta dejando la caja en la cama de Kerime y ésta abría las cortinas de su habitación.

Kerime llegó hasta su espejo nuevamente y se observó: había cambiado demasiado, de niña a mujer, pensó por unos momentos en lo que una sonrisa se le vino al rostro...hablando de sonrisas, tratando de recordarlo, se sintió un tanto triste...se llevó una mano a su mejilla y comenzaba a tocar su rostro fino que la hacía ver más mujer. Su cabello ahora lo traía casi rozando los hombros sus ojos seguían teniendo el sorprendente brillo miel que tomó de su madre. Cerró los ojos recordando esa noche y al abrirlos se asustó un poco: poco a poco, Soujiro comenzaba a borrarse de su mente, ¿cómo estaría? ¿en donde estará? Ella se había mudado con el fin de que lo encontraría en alguna parte de Japón, y si era necesario, buscarlo por donde fuera, ya que deseaba volver a ver esos ojos azules que la habían cautivado desde que lo conoció.

En fin, era mediodía, sólo unos 5 minutos pasaron desde que Hikari se fue, y observó la caja de su cama, quitó el listón y abrió cuidadosamente la caja mostrando un vestido muy hermoso al estilo inglés...Era una hermosa blusa blanca, manga larga y un toque Francés y Chino, ya que se cerraba como si fuera una camisa de hombre chino, pero al reverso se ajustaba como un corsé fino, era de color blanco y traía flores en algunas partes rojas, mientras que traía una falda larga, airosa y la hechura estaba finamente bordada a mano, blanca completamente y se había puesto botas debajo de las rodillas y negras. Hikari había llegado nuevamente y le ayudó a poner un corsé (claro que ella nuevamente tuvo que quitarse todo para ponérselo)

- Ay, no lo aprietes tanto, apenas puedo respirar.- dijo Kerime molesta.

- Lo siento señorita Kerime, recuerde lo que dicen los franceses "sufrir para estar bella".- dijo Hikari alegre.

- Los franceses están locos.- dijo Kerime

Se pintó un poco la cara y fue a donde sus padres la esperaba. Tal vez se pregunten el por qué ese estilo de ropa, bueno, el motivo era que la familia Sanada se distinguía por ser rica y por tener mucha ropa de casi todo mundo, debido a sus abuelos y a su primos, tíos y hermanos que vivían en partes diferentes, entre ellos se mandaban prendas con la más reciente moda. Así que, en Japón se distinguían por eso nomás.

Llegó a la sala donde Hikari le había indicado y entró sonriente por saber lo que dirían sus padres de su nueva ropa, y al entrar el padre sonrió mientras que su madre se mostró orgullosa. Fue cuando ella se sentó frente a ellos y ambos se tomaron de las manos...

- Hija, tenemos algo muy importante qué decirte.- dijo su padre después de un momento de silencio.

- ....... - Kerime no dijo nada, miró a su madre quien traía sus hermosos ojos miel en otro lado.

- Hemos hablado con tus profesores y hemos llegado a un acuerdo, tus calificaciones son buenas (dijo al ver que la chica estaba a punto de protestar) lo sabemos, así que, decidimos....tu madre y yo, que sería bueno que fueras a una institución en Inglaterra.- dijo el señor Sanada mientras que Kerime no se mostró alegre.

- ¿Inglaterra?- preguntó Kerime algo decepcionada.

- La institución Middle House for Girls tiene una buena enseñanza qué dejar y te aseguramos que llegarás a rendir honor a la familia.- dijo su madre sonriente y mirándole a los ojos.

- ¿Middle House? Pero, si es un lugar horrible, muchas chicas me lo habían dicho cuando fuimos a visitar a tío Angus.- dijo Kerime con mirada de extrañeza.

- Tonterías. ¿Qué van a saber ellas que no están ahí?- preguntó su madre.

- Pero...yo no quiero ir madre, padre...no pueden obligarme a hacer algo que no quiero.- dijo Kerime casi histérica.

- Kerime...- dijo su padre cuando de un movimiento sorpresivo, se levantó y se fue corriendo de la sala.

- ¡¡¡NO IRÉ!!!- gritó e hizo eco en lo que Kerime salía de la casa y se dirigía hacia las rejas de su casa llorando...

"Muchos creen que sólo por ser una persona rica significa que sea una persona egoísta, sus padres no podrían comprender...que Kerime lo único que quería, era salir de esas rejas e irse lejos de ahí....y eso hizo".

Kerime había abierto con decisión la reja...miró atentamente a la casa para observar que nadie la veía y salió a la calle, cerrando nuevamente la reja con candado puesto para que en dado caso no la persigan...caminó por la aldea Shingetsu donde era normal que consiguiera la atención fija por su ropa...ella había tenido una amiga en la aldea y le ofreció su vestido a cambio de un kimono normal, escogiendo uno finamente en tono lila con morado y moño cintura negro y decorado con pétalos de sakura rosas por todo el vestido. Un listón morado en la cabeza haciéndose una media coleta y con algunos cabellos de frente...zapatos y medias por supuesto.

Caminando por el bosque que siempre había estado ahí, frente a la aldea y frente a su casa...¿por qué pensaba que era misterioso? ¿qué tenía ese bosque, que hacía que estuviera tan privado? Como querer decir, "ven a mi, pero no descubras demasiado". La curiosidad era inmensa, que decidió dar un paseo...Entornó, no sin antes, nuevamente observar en ambos lados que la observaran...no hubo nadie cerca así que continuó su camino.

Era un bosque encantador, simplemente encantador y lleno de sorpresas...la luz del sol, el aire puro, los pájaros sonando, era lo mejor que sentía en ese momento...dio la izquierda, derecha, pensando en si debería de regresar, o si no debería...en fin, el bosque era su motivo para no irse, pero la luz del sol comenzaba a ponerse en tarde y viraba de un lado a otro asustada...¿se había perdido? Al menos eso ella era lo que creía, cuando de repente un arbusto vino tapando el camino, y entre jaloneos y empujones, cruzó esto y se encontró a un hombre de mirada fría y cabellos en la frente con una gabardina blanca y ropas negras.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?- preguntó el hombre.

- ¿Eh?...no mucho.- dijo Kerime sin saber qué hacer, ¿retroceder o acercarse, o quedarse donde estaba?

- Será mejor que te des la vuelta y regreses por donde viniste.- dijo nuevamente el hombre.

- Disculpa...soy dueña de estos bosques....(su voz tembló) y me voy cuando yo quiero.- se atrevió a decir.

- ¿Eres dueña de estos bosques?- preguntó sin darle importancia.

- Sí.- dijo Kerime.

El hombre se le acercó...

- ¿Cuál es tu nombre?- preguntó.

- Sanada....Kerime Sanada.- dijo la chica algo inquieta.

- Así que....¿eres una Sanada?- preguntó el hombre fríamente.

- Sí.- respondió ella con tono obvio.

- Bien, como le decía señorita Sanada...regrese por donde vino.- dijo el hombre.

- Pues aunque usted no lo crea...¿señor....?-

- Aoshi Shinomori.- respondió el hombre.

- Señor Shinomori...aunque usted no crea, estaría muy feliz de irme de aquí si tan sólo supiera el camino por donde ir.- dijo Kerime.

- ¿Así que está perdida?- preguntó Aoshi.

- ........- Kerime viró su cabeza hacia la derecha para no admitir que tenía razón.

- La llevaré, pero antes tendremos que hacer una parada en la villa de Shingetsu.- dijo Aoshi acercándose a la joven.

- Yo vivo por la villa, así que no tendrá mucha molestia.- dijo Kerime.

- Venga conmigo.- dijo Aoshi comenzando a caminar en una dirección, y Kerime no tuvo otra opción mas que seguirle el paso.

Caminaron por el bosque y comenzaba a oscurecerse, Kerime se preocupó, tal vez sus padres también estaría preocupados, ¿qué estarán haciendo? Bueno, en total caminaron por 40 minutos sin descanso y a penas sentía que sus pies se cansaran y llegaron a unas puertas hechas de roble y en algunas partes echas de hierro. Y había un camino hecho de tierra, por los alrededores no había nadie...En ese momento se abrieron las puertas y ambos entraron, aunque ella muy insegura de lo que hacía. A su alrededor no había nada más que soldados y soldados en círculo, una fogata en medio en lo que le dirigían miradas pervertidas a la chica, y ésta se acercó más al señor Shinomori hasta llegar a un salón donde se encontraban alrededor de 10 personas, 1 mujer, y 9 hombres (entre ellos un homosexual). Aoshi entró primero y Kerime no pudo evitar el husmear por aquí y por allá y después entrando a la habitación.

- Aoshi Shinomori.- dijo Shishio aparentando estar sorprendido. Yumi, su concubina estaba a su lado como siempre.

- Makoto Shishio.- dijo Aoshi.

- ¿Qué te trae por aquí?- preguntó Shishio.

- Vine a decirte que estoy de acuerdo con el joven Seta quien vino ésta tarde conmigo y quiero unirme a ti.- dijo Aoshi.

¿Seta? ¿Shishio? ¿Makoto?.....¡piensa! ¿dónde he escuchado esos nombres tan familiares?, pensaba la chica mientras se llevaba unos dedos a la barbilla y la otra lo cruzaba junto a su estómago cuando un hombre alto, con cara de estúpido y cabello en palmera y gordo se había puesto a su lado mostrándose sonrojado ante la belleza de la chica, ésta dio un grito y Aoshi dio la vuelta. Iwambo estaba a punto de agarrar a Kerime, pero esta se hacía a un lado, Shishio observó la chica y también se le hacía familiar, fue entonces cuando Kamatari llevó consigo su arma, e hizo retroceder a Iwambo, sonriendo hacia el señor Shishio.

- Gracias.- dijo Kerime, pensando que estaba loca.

- ......- sonrió nuevamente y se retiró, Iwambo cayó al suelo aún sonrojado.

- ¿Quién es ésta chica?- dijo Yumi a Shishio.

- Su nombre es Sanada Kerime.- dijo Aoshi y Kerime llamó su atención al escuchar su nombre y se colocó justo a un lado de Aoshi mirando a Shishio temblorosa y un tanto asustada.

- Mucho gusto.- dijo ella con voz temblorosa y dando una reverencia.

Shishio la miró más de cerca...él juraba haber visto anteriormente ese rostro....al igual que ella, no lograba recordar de donde provenía (en lo más profundo de su cerebro) el nombre Shishio...se le fue la onda, al ver que se hizo un silencio, le salió una gota y rió nerviosamente cuando se abrió nuevamente las puertas y los que estaban ahí (Aoshi incluído) salieron, dejando sólo a Shishio y Yumi (Shishio les hizo una señal y se fueron, por eso) Se volvieron a abrir las puertas, en lo que Yumi se presentaba con Kerime y entró un joven de ropas celestes y azules.

- Señor Shishio, he llegado.- dijo Soujiro.

- Excelente.- dijo Shishio poniendo una mirada malévola...

Soujiro había llegado donde Shishio y estaba frente a frente de él y veía a la chica nueva quien traía una cabellera canela muy hermosa y le recordaba algo...era el mismo tono de color que el de su amiga de hace 11 años...Soujiro quedó quieto de repente cuando Shishio lo notó, sonrió al ver al joven que intentaba recordar.

- Supe que conocía ésta chica.- dijo Shishio cuando Kerime se quedó extrañada.

- ¿De qué habla?- preguntó Kerime.

- Seguro recuerdas a Soujiro.- dijo Shishio, cuando Kerime, al escuchar el nombre de Soujiro, observó atrás y ahí estaba...

Ella quedó con los ojos de par en par y traía las mejillas sonrojadas como cuando lo hacía a los 11 años, Soujiro había cambiado mucho...ella también había cambiado demasiado, su cuerpo, su voz, su tez, todo...pero si hay algo que no cambiaba de Soujiro era su sonrisa. Sonrió a Kerime y se sentó a su lado derecho. Shishio observaba que la chica no dejaba de sonrojarse y le llamó mucho la atención...Yumi se levantó...

- Voy a pedir que hagan la cena.- dijo Yumi y Shishio le acompañó, según él, Soujiro tenía que aprender a lidiar ahora con una amiga de la infancia.

FIN DEL PRIMER CAPÍTULO.

Notas: dejen comentarios por favor.