Luna de miel
Habían cambiado de planes. Cenaron en la casa y no en la playa. Cuanto más lo pensaba, James estaba convencido de que sería mejor posponer la excursión para después saciar el apetito. Después, saldrían a tomar el postre a la luz de las estrellas.
Puso otra botella de champán en la nevera . Aquella noche sería solo para Lily y para el, a solas. Preparo una hoguera en la playa y extendió una manta en la arena, mientras lily sacaba el contenido de la cesta.
Lily estaba mas nerviosa que en toda su vida. Por fin sería suyo el hombre al que amaba. Durante la cena había estado deseando todo el rato acercarse a él para tocarlo. Le habría bastado con sentir el calor de su piel, o el contacto de su pelo.
O tal vez no. Después de liberar las emociones que no pudiera volver a contenerlas.
Se sentó en la manta y acepto la copa de champán que James le tendía.
-¿Por qué quieres brindar?
-¿Qué te parece por el día de hoy? -¿y por el de mañana? -Mejor aún.
A Lily le encantaba el sonido de su voz, fuerte y suave a la vez. Tenía el poder necesario para presidir una junta directiva, combinado con el encanto suficiente para seducir a cualquier mujer.
Hicieron chocar las copas y bebieron, mirándose a los ojos.
-¿Postre? -, propuso James.
Lily asintió y lo observó mientras llenaba un bol de fruta.
-Lettie (elfina) me ha dicho que insististe en que tuviera fresas a mano.
James se encogió de hombros. -Lo confieso, soy culpable.
-Me alegro. Me encantan las fresas.
-Con un montón de nata montada, ¿verdad? Déjame a mí.
Tomó una de las fresas más grandes y se la tendió, cubierta de nata.
Lily la mordió y masticó lentamente, mezclando los sabores en la boca.
-Perfecto.
-Estoy de acuerdo -dijo James, metiéndole en la boca el resto de la fresa. -Ahora me toca a mí.
Lily repitió el gesto y, después de que James mordiera, se comió el resto. Compartir algo así con James era una experiencia muy sensual.
Después, James hundió el dedo en la nata y se lo llevó a los labios. Lily lo capturó entre los dientes y lo limpió despacio, con suaves movimientos de la lengua.
El champán siguió corriendo mientras se comían las fresas.
James se preguntó qué tendría aquella mujer para hacerle desear intentar nuevas experiencias. Tal vez la mirada de sus ojos cuando le tendió la primera fresa. O el leve rubor que cubrió sus mejillas cuando aceptó la nata de su dedo.
-¿Qué pasa?
James sonrió.
-Nada, querida.
-De repente parecías muy lejos. -Estaba pensando, eso es todo.
Lily apartó la vista de él y se quedó contemplando las olas.
-Creía que estabas aburrido.
James se preguntó si era miedo lo que captaba en su voz.
Alargó la mano y le acarició la mejilla con delicadeza.
-¿Aburrido? ¿Contigo? Eso es imposible................
gracias consue-black por que tienes razon y por eso cambie de clasificacion la historia.(anna)
