ATENCIÓN: Este fic está basado en la película Propuesta de Año Bisiesto, dirigida por Anand Tucker y cuyo guión es de Harry Elfont y Deborah Kaplan.
Esta historia es colaboración conjunta con Handoru Motomiya de fans para fans y su único propósito es entretener; nada de fines lucrativos.
Los personajes pertenecen a Hajime Isayama :v
AÑO BISIESTO
"Hay siempre un poco de locura en el amor. Pero también hay siempre un poco de razón en la locura".
Escuché esa frase hace un tiempo, cuando nuestro profesor de Filosofía nos daba una interesante aunque larga plática de su autor favorito.
Siempre me ha parecido...simplona. Es decir ¡es imposible estar loco cuando estás enamorado! No puedes ser o sentir las dos cosas.
Por ejemplo, yo estoy muy enamorado. Mi novio, es el mejor del mundo. Ambos llevamos cinco años juntos y tenemos grandes proyectos de vida, por ejemplo, estamos por conseguir un bellísimo departamento en la zona más elegante de la ciudad, ¿qué más podría pedir?
Mi nombre es Eren Jaeger, tengo 25 años y soy un exitoso diseñador gráfico aquí en Boston. Tengo al mejor novio del mundo y estamos por comprar un bellísimo departamento en la zona más elegante de la ciudad.
Sé que ya lo dije, pero lo repetiré cuantas veces quiera. ¿Por qué? Porque mi vida es casi perfecta.
Sólo hace falta un pequeño detalle.
Un pequeño, redondo y brillante detalle...
Observó su reflejo en las puertas de cristal. Unos grandes ojos verdes le devolvieron la mirada, junto con un semblante serio. No le gustaba. Respiró profundo y sonrió, confiado. Con movimientos firmes, entró a aquel restaurante y en cuanto ubicó a quien buscaba se dirigió a su encuentro, entusiasmado.
-¡Hola!
Un hombre joven de ojos claros y rasgados alzó la vista, topándose con su mirada. Le dedicó una suave sonrisa.
-Hola-él le indicó con un gesto que tomara asiento.
Eren se sentó y notó la botella de vino, uno muy bueno y caro.
-¿Qué celebramos?
-Simplemente que por fin podemos vernos después de una horrible semana de trabajo.
-¿Qué tal estuvo todo? ¿Irás a esa conferencia de la que me hablaste?
-Sí…El idiota de mi jefe no pudo asignárselo a Erd Gin-alargó el brazo para tomar una de las manos del ojiverde-. Lo siento, Eren.
-No te preocupes. Cuando regreses, te estará esperando una grata sorpresa en casa.
Eren le sonreía con dulzura y el otro no pudo evitar mirarlo, enternecido. De improviso, comenzó a hurgar dentro de los bolsillos internos de su elegante saco.
-Quiero darte algo.
El más joven abrió los ojos como platos.
No puede ser.
-La verdad esto significa mucho para mí. Al principio no estaba seguro si debía dártelo, pero me he convencido de que lo mereces.
¿En verdad lo va a hacer?.
El apuesto hombre sacó una pequeña cajita y se la extendió.
¡Mierda, lo va a hacer! Calma, calma, Eren. Respira profundo, todo está bien, todo está bajo control
Sonrió e intentó mostrarse muy extrañado.
-Levi…¿Esto es…?
El mencionado no habló, se limitó a mirarlo con la misma ternura. Eren sentía que el corazón le latía más rápido mientras sus temblorosos dedos abrían la cajita negra.
Sin embargo, su semblante se curvó hacia abajo en cuanto vio el contenido. Miró a Levi, quien esbozó una pequeña sonrisa; él lo imitó…lo mejor que pudo.
-Son…mancuernillas.
-Y no de cualquier tienda. Éstas son de Zoe's-acarició sus manos-. Lo mejor para la mejor persona que puede existir.
Eren miró los adornos algo decepcionado, pero lo disimuló con otra sonrisa.
-Mancuernillas... Para...mis mangas, sí.
-Sí. ¿Te gustan?-el chico se dispuso a contestar, pero un timbre de celular le interrumpió-. Ah. Discúlpame un momento-Levi respondió la llamada-. ¿Sí? ¿Qué pasa, Kenny?
Eren abrió y cerró la tapa de la cajita con aire ausente.
Un pequeño, redondo y brillante detalle… No era eso lo que tenía en mente.
Levi cortó la llamada. Tenía un gesto de fastidio.
-Eren. No hay remedio, Kenny me dice que tiene que operar. La aorta de este viejo es detestable, mírala-le mostró la pantalla del celular, la cual tenía la fotografía de un montón de cartílagos difíciles de discernir.
-Agh, Levi, aquí no…Asqueroso.
Él miró la foto.
-Apetitoso ¿no?-guardó el teléfono-. Bien, entonces iré por mi maleta y luego al hospital-le miró con pesar-. Eren, ¿de veras estarás bien? Siento mucho todo esto, se supone que es nuestra noche.
Eren se encogió de hombros y le sonrió.
-Las aortas son las aortas ¿no?
Levi soltó una suave carcajada. Se levantó, le revolvió el cabello con cariño y besó su frente.
-Juro que te lo compensaré.
-No te preocupes, estaré bien.
-Eso no importa, quiero compensártelo, ¿sí?
Eren le miró unos instantes y luego asintió. Sonrió una vez más.
-De acuerdo.
Levi le dio un fugaz beso en los labios y de inmediato salió del restaurante, hablando por el celular. Entonces la sonrisa del ojiverde se curvó hacia abajo. Miró la cajita negra y de un movimiento la cerró. Negó con la cabeza.
-No importa. Algo como esto no me afecta, esta noche dormiré tranquilo y mañana atenderé los pendientes.
Abrió los ojos.
Miró la blancura del techo y frunció el ceño.
-No puedo dormir.
Se acostó de lado y contempló la cajita con las mancuernillas que había dejado sobre su mesita de noche.
Tal vez Levi no quería comprometerse antes de partir a un viaje; quizás no estaba listo para dar ese paso. O…tal vez…
Negó con la cabeza. Acto seguido, se levantó y fue a prender su laptop; si no podía dormir, al menos adelantaría algunos proyectos de trabajo.
Cuando se metió a buscar imágenes de paisajes para un fondo, terminó accediendo a una página irlandesa con menús desplegables que mostraban la historia del país, su folclore y las tradiciones más famosas. De ese último menú, hubo algo que le llamó la atención. Dio un clic.
-"Las propuestas de año bisiesto son una tradición que data desde el siglo V"-Eren recargó su mentón en una mano, escéptico, siguió leyendo-. "En Irlanda, existe la creencia de que la mujer puede declarársele a un hombre el 29 de febrero. Un día, cada cuatro años. Las posibilidades de rechazo son mínimas". Ajá, claro, ¿qué más? ¿La olla de oro aparece?
Eren cerró la laptop, irritado. Se cruzó de brazos y cerró los ojos.
-Es imposible que una tontería así pase.
Abrió los ojos y miró el calendario: ya era 26 de febrero… Y era año bisiesto. Vio la computadora cerrada. Se mordió el labio inferior.
Apenas las puertas del elevador empezaban a abrirse cuando un chico ojiverde, delgado y de cabello oscuro ya estaba empujándolas para salir. Traía una maleta consigo.
-Joven Jaeger, ¿sale tan temprano?
-Voy al aeropuerto, señor Whitmore-indicó el aludido, sonriente, aunque haciéndole ademanes para que se apresurara a jalar la puerta de cristal-. ¡Y luego a Irlanda!
Hecho una ráfaga, el chico salió del lujoso edificio departamental y paró un taxi. Ni siquiera dio tiempo al conductor de ayudarle con la maleta, pues se subió a la parte trasera con ella. Bajó la ventanilla y se despidió del portero, quien le correspondió.
-¡Buena suerte, jovencito!
-¡No la necesito, pero gracias!
Dejando al confundido hombre atrás, Eren se acomodó en el asiento, relajado. Iba con suficiente tiempo y tenía el pase de abordar; hasta podría tomarse algo en uno de los cafés que hay en la sala de espera. Todo estaba bajo control. Tanto, que hasta se atrevió a hacerse la pregunta: ¿Qué podría salir mal?
El avión dio una horrible sacudida. El conocido timbre sonó y la nerviosa voz del piloto dio un mensaje:
-Damas y caballeros, parece que tenemos mal tiempo, así que experimentaremos una muy ligera turbulencia.
Eren se aferró al asiento y evitó mirar por la ventana.
-Me voy a casar, me voy a casar... ¡No moriré sin casarme, mierda!
Tras unos terribles minutos de subidas y bajadas, la calma regresó al avión. El timbre volvió a sonar.
-Damas y caballeros, subestimé el clima. Nos han desviado a Gales ya que el aeropuerto de Dublín fue cerrado. Cuando aterricemos, nuestro personal los auxiliará en su conexión con otros vuelos para que lleguen a su destino.
Eren se incorporó y abrió los ojos de par en par.
-¿Gales? No, ¡no quiero aterrizar en Gales!
-Al menos aterrizará-musitó su compañero de viaje, que sudaba de nervios.
-Sí, pero tengo un itinerario.
El otro le miró, incrédulo.
-Lo siento, joven, pero no hay vuelos hasta mañana-informó el agente en el área de documentación. Eren arqueó una ceja.
-¿No hay vuelos hasta mañana?
-Eso fue lo que dije, ¿no, Berthold?
-S-sí. Eso fue lo que dijo mi compañero Reiner, joven.
El ojiverde lanzó un corto suspiro y luego alzó un poco ambos brazos, con las palmas hacia arriba.
-Escuchen, voy a Dublín a comprometerme con mi novio. El 29, es año bisiesto, una vieja tradición irlandesa, ya comprenderán. Necesito comprar una sortija y reservar en un restaurante-se inclinó sobre la barra-. Así que aquí entre nos, entenderán por qué tengo que estar allá el día de hoy.
Reiner arqueó una ceja. Después esbozó una sonrisa sarcástica.
-¡Ah sí, claro! Claro que lo entendemos. Berthold, querrías llamar al aeropuerto de Dublín ¿y pedir que abran una pista exclusivamente para este apuesto jovencito?
El mencionado sonrió, aunque con menos malicia.
-¡Por supuesto, Reiner! Primero lo primero.
Eren asintió, satisfecho. Pasados unos segundos descifró el lenguaje corporal de aquellos dos: brazos cruzados y sonrisas burlonas.
Cabizbajo, dio media vuelta. Instantes después, alzó la vista y se encaminó a la salida con pasos firmes.
-¡Verán cómo llegaré allá por mis propios medios!
Un rayo iluminó la cubierta del pequeño bote, momentos después un ensordecedor trueno hizo que se cubriera las orejas.
-¡El clima está imposible!-declaró el capitán, girando el timón-. ¡Tendremos que desviarnos a Dingle!
-¡Pero pagué por ir a Cork!
De súbito, una pequeña ola sacudió el bote peligrosamente, empapando a ambos en el proceso. El cielo tronó, amenazante.
-¡Está bien, está bien! ¡A Dingle, mierda!
CONTINUARÁ...
Parece que el tatakae no tiene suerte xD y las cosas sólo pintan para ponerse interesantes de aquí en adelante!
Trataremos de actualizar cada semana! Lo que menos queremos es dejarlos con las ganas de saber qué pasará con estos dos!
Muchas gracias a quienes se pasan a leer, dejan review y/o favoritean! :D
