¡Hola! ¡Bienvenidas a esta nueva historia! Este capítulo lo cargué en Facebook para probar y su aceptación fue increíble, así que me atrevo a subirlo a esta plataforma y ver que les parece. Como regalo de bienvenida, cargaré los dos primeros capítulos, espero les agrade y les parezca interesante, de hecho a mí me lo parece mucho jeje. Gracias por elegirme y espero me comenten que les parece.

Besos!

Capítulo 1.

¿Quién eres?

Debía apurarse, la maestra le había castigado y había perdido el bus, siempre le decía a su hermana que lo esperara y no fuera sola a casa, pero ese día Bella no estaba esperándolo en la parada, cuando preguntó por ahí le dijeron que se había marchado en el autobús, salió corriendo, estaba a kilómetros, pero tenía que llegar a casa, no podía dejarla sola allí.

Renné era un caso perdido, la madre de Jasper y Bella estaba casada con las drogas y al alcohol, caso contrario a los maridos que desfilaban dentro y fuera de la modesta y arruinada casa que Charlie les había dejado antes de morirse de manera estúpida junto con Rosalie, la gemela de Jasper.

Jazz tenía siete años cuando perdió a su hermana y padre convirtiéndolo en el hombre de la casa, ya que Renné pasó meses tirada en una cama llorando la perdida de ambos y descuidando a la pobre Bella, de unos diez meses de edad. Desde ese momento Jasper se convirtió en papá de su hermanita pequeña.

Ahora tenía 13 años y Bella acababa de cumplir los seis, era una niña esplendida, aventurera, osada pero demasiado inocente para su entorno, hoy había sido su primer día en el colegio de verdad y había estado entre asustada y emocionada de acompañar a su hermano mayor.

Jasper había estad preocupado por ella y se escapó de clases para ir a verla, solo que la directora lo encontró deambulando en los pasillos y lo hizo quedarse castigado, por eso había perdido el bus en donde acompañaría a su hermanita a casa.

La preocupación de Jasper no era porque Bella fuera demasiado pequeña, a pesar de que eso era cierto, la chicuela sabía cómo manejarse en la calle, más de una vez había ido al trabajo de medio turno de su hermano para acompañarlo o sabía cómo ir a comprar leche en el lugar más económico del barrio.

Pero esa mañana Jasper se había despertado con el grito asustado de su hermanita, cuando bajó a la cocina la encontró atrapada entre la estufa y la desgastada mesa del comedor mientras un hombre que no conocía y que estaba medio desnudo la intentaba hacer que se callara, Jasper había visto rojo y en el proceso de alejarlo había volcado el único frasco de leche que había en la casa, Renné que apareció en pleno escándalo lo había golpeado y culpado, también había hecho a Bella limpiar el desastre y en ningún momento le pidió al hombre que se vistiera.

Por eso le había pedido a su hermanita que lo esperara y que no se marchara sola a casa.
Pero Jasper no supo que Bella había estado tan emocionada por su primer día de escuela y de conocer a niños de su misma edad, que olvidó por completo esperarlo. El trayecto de la escuela a la casa había estado distraída, jugando y cantando con sus compañeras, no podía esperar a llegar a casa para contar lo bien que le había ido. Porque a pesar de todo, Bella amaba con locura a Renné.

Pero Renné no estaba en casa cuando llegó, ella a veces trabajaba de manicurista en una peluquería del centro bastante lejos de casa, cuando la pequeña Bella entró y la llamó a gritos quien salió a su encuentro fue el hombre medio desnudo de la mañana, la niña en ese instante recordó las palabras de su hermano, no había pensado porque llegar a casa sola sería un peligro, pero para cuando el hombre se le lanzó encima, diciendo que terminaría lo que empezó por la mañana probó en carne propia lo que la desgracia era.

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Jasper tardó más de lo que quería, sus piernas quemaban pero continuó corriendo, tenía el presentimiento de que algo malo pasaba. Finalmente llegó a su calle, por el cuello le corrían ríos de sudor a pesar del viento, estaban en octubre y el aire era frío, pronto llegaría la peor época, el invierno y sus falta de ropas para soportarlo.

Derrapó con sus zapatos viejos frente a la casa, la puerta estaba cerrada pero eso no significaba nada bueno o malo, corrió por el pasillo lleno de maleza del jardín y entró a toda marcha a la sala. No había nadie a la vista.

— ¡Bella! —Gritó casi sin aliento y todo su mundo se fue abajo cuando escuchó un llanto desde la cocina, corrió pero no la vio al entrar, el pequeño sollozo lo advirtió— Bella —llamó con mas ternura, el llanto se intensificó, cerró sus ojos y a pesar de no querer verla se acercó a la mesa, agachándose y quitando del medio el mantel de plástico del desgastado comedor.

—Cariño —dijo en voz baja y se asomó, de inmediato sus ojos se llenaron de lágrimas, sus entrañas se revolvieron, su corazón empezó a bombear más rápido. Su hermanita, su hermosa e inocente hermanita menor, tenía un ojo morado, el labio partido y su ropita rasgada, soltó un sollozo y un temblor cuando lo vio e inmediatamente empezó a llorar. Jasper se metió con ella bajo la mesa y la tomó en brazos, odiando como ella daba un brinquito de terror al sentir su tacto.

La subió al segundo piso sin decir nada, la llevó directo al baño y terminó de quitarle la ropita, tirándola a la basura. Su hermanita debía estar contándole como le había ido en su primer día de escuela, no sentada en la bañera mientras él le daba un minucioso baño sin decir ninguna palabra, cerró los ojos con furia e impotencia cuando el agua se tiñó de rojo y su corazón terminó de morir cuando con voz bajita ella dijo "me duele"

Le dio un par de calmantes que sabía era demasiada dosis para ella, pero la necesitaba dormida, tenía cosas que hacer, debía vengarla de alguna manera, tenía que drenar de alguna forma el odio que sentía en sus entrañas.

Charlie había sido policía, corrupto, pero policía en fin, gracias a esa corrupción había muerto llevándose a Rosalie con él, pero después de su muerte a parte de la casa donde vivían también le había dejado una nueve milímetros, Jasper la había escondido por curiosidad y estupidez, pero hoy lo agradecía.

Bella dormía ahora en su cama, él limpiaba esporádicamente las lágrimas que caían por sus mejillas, le había preguntado a Bella antes de dormir quien le había hecho daño y la niña le había contestado "el novio de mamá" Jasper lo sospechaba, pero esperaba desesperadamente que hubiera sido alguien más, un completo extraño que a pesar de que no justificaba el terrible hecho, no significaba que su propia madre hubiera metido al diablo en su casa, eso la hacía tan culpable como él.

Había intentado localizar a su madre sin ningún éxito, se sentía impotente mientras esperaba que aparecieran, cuando llegaron cerca de las tres de la mañana, en lo más profundo de sí esperaba que el hombre no apareciera, era lo más lógico que ocurriera, que huyera como el maldito perro que era, pero ahí estaban Renné y el maldito riéndose, borrachos mientras se tocaban.

El rubio estaba sentado en los escalones superiores de la escalera, tuvo que aclarar su garganta un par de veces para que se dieran cuenta de que estaba allí, Renné lo enfocó y rodó los ojos mientras se cubría el pecho que su asqueroso novio le había descubierto.

— ¿Qué haces ahí? —Jasper respiró profundo, se veía demasiado tranquilo pero la ira había llegado a tales niveles que le hacía ver las cosas más lentas.

—Estaba esperándolos —el hombre estaba dedicado a una botella de cerveza que tenía en la mano.

Renné escupió con desprecio— estamos ocupados, lárgate a tu cuarto. —Jasper se colocó de pie y su mamá se sintió de repente asombrada de que le hiciera caso, pero eso no era lo que estaba ocurriendo, Jasper bajó tres escalones lentamente.

—Tu novio le hizo daño a Bella —el hombre tuvo la decencia de ahogarse con la cerveza.

—Bella miente —justificó de inmediato— Phil estuvo conmigo toda la tarde.

—Bella no miente, la encontré —tragó obligándose a sí mismo a no llorar, no podía creer lo que estaba a punto de decir— golpeada, llorando y con la ropa rasgada. —Renné tuvo la decencia de parecer asombrada por un segundo, ese segundo que le hizo pensar a Jasper que su mamá aun valía la pena, que en algún lugar muy profundo Renné Swan aun se preocupada y amaba a sus hijos.

Con ojos vidriosos por la intoxicación, Renné volteó a ver a su marido de turno, un hombre calvo y barrigón que olía a cerveza rancio, el tipo negó— tu hijo y la putica de tu hija están locos, solo se está vengando del buen golpe que le aticé esta mañana —Renné le sonrió y le hizo un guiño, para ella, él tenía razón, se volteó triunfadora hacia Jasper para decirle que estaba equivocado pero sus ojos se abrieron de más cuando lo vio apuntándole en el pecho a su novio.

— ¡¿Qué haces?! —Jasper no volteó a verla, solo tenía ojos para el pervertido que había violado a su pequeña hermana.

—Confiesa —dijo y milagrosamente el pulso no le tembló, el hombre levantó las manos dejando caer la botella de cerveza haciendo un reguero. — Confiesa.

—Yo…. No he hecho nada. —Jasper alzó las el arma robándole un grito de asombro a Renné.

—Dilo y no te voy a disparar, ¿le hiciste daño a mi hermana? —Apretó el mango del arma aun mas fuerte— profanaste su pequeño cuerpo con el tuyo asqueroso y mal oliente.

— ¡Jasper! ¡Suelta eso! ¡Voy a llamar a la policía! —Jasper aun no perdía de vista al hombre.

—Llámala —dijo con dientes apretados— le guardé la ropa, harán exámenes, podrán saber si digo o no la verdad… ¡Llámala! —Renné se movió un paso pero Jasper no reaccionó, en cambio Phil gritó.

— ¡No llames a nadie! —Jazz cerró los ojos, lo sabía, pero esperaba con todas sus fuerzas que no fuera cierto. —Estaba borracho y ella llegó contoneándose…

¡Bang!

El tiro fue directamente a su entrepierna, Phil observó con terror mientras gritaba de dolor como en su asqueroso pantalón se regaba el líquido caliente y pegajoso que era su sangre, los oídos de Jasper pitaban, dándose cuenta de que se trataba de los gritos de su mamá, gritos que lo insultaban y lo maldecían, diciendo que era un hijo del demonio y que hubiera preferido que murieran todos sus hijos antes de que Charlie lo hiciera.

Jasper no le prestó atención, estaba acostumbrado a los maltratos psicológicos de esa mujer, su visión estaba en el hombre que lo miraba con ojos abiertos mientras desesperado intentaba tocar donde le dolía. Levantó la pistola y lo apuntó en medio de las cejas, iba a morir de todas formas, pero debía asegurarse de ello.

El segundo tiro le pegó en el hombro, pero no fue porque fallara, fue porque Renné lo haló por el cabello alejándolo de Phil mientras lo golpeaba desesperada, Jasper forcejeó con ella hasta que pudo alejarla con una bofetada, la apuntó asustándola por un momento.

— ¿Por qué? —Logró preguntarle. — ¿Por qué nunca fuiste nuestra madre? ¿Por qué nos odias? —Renné bufó.

— ¿Odiarte? Tendrían que ser importantes para odiarlos, son simplemente un estorbo, pero ahora voy a deshacerme de ti, serás internado en alguna correccional por delincuente y Bella… Bella la voy a mandar a algún orfanato. Está demasiado dañada para cuidarla…

¡Bang!

Ese tiro no lo tenía planeado, quería matar al violador. Pero jamás pensó que las cosas terminarían así.

Los ojos de Renné estaban abiertos y perdidos en la nada, el pequeño hilo de sangre demostraba lo muerta que estaba.

Jasper se sentó en el último escalón y enterró el rostro en las manos aun sosteniendo el arma. ¿Qué había hecho? O aun mas importante ¿Qué iba a hacer ahora? El quejido del violador mientras se desangraba no lo hizo salir de sus cavilaciones, ahora todo se iría al mismísimo infierno. Lo separarían de Bella, iría a la cárcel, a una correccional o a donde sea que los asesinos menores de edad fueran.

Bella, ¿Qué pasaría con su hermanita ahora? Ella lo necesitaba ahora más que nunca. No podía dejarla, no podía abandonarla. Haría lo que fuera… lo que fuera para no dejarla.

Incorporó de inmediato la cabeza e ignorando al hombre gorgoteando subió los escalones de dos en dos, empacaría algo de ropa, despertaría a Bella y se marcharían de allí. Tenía el tiempo contado, los vecinos seguramente habían oído el desorden y la policía no demoraría en llegar, debía apurarse.

Cuando intentó despertarla la niña estaba demasiado drogada para lograrlo, llevaba un bolso en su espalda y uno en el hombro cuando la cargó y bajó las escaleras, pero las luces rojas y azules lo hicieron detenerse, la mancha de sangre se extendía cerca del último escalón y observó como el violador tenía los ojos abiertos y sin vida, a pesar de estar cerca de ser atrapado sintió alivio, estaba muerto, no volvería hacerle daño a su hermanita ni a nadie más.

Se fue a la puerta trasera por la cocina, debía mantenerse en silencio, Bella estaba echada sobre su hombro mientras maniobraba con el poco equipaje que sacó, alguien tocó la puerta y agradeció que las cortinas estuvieran pasadas, eso podía comprarle algo de tiempo.

Pero no tuvo suerte, una linterna alumbraba la cocina por la puerta trasera que no tenía las cortinas pasadas, Jasper soltó el maletín de su hombro y maniobró metiéndose bajo la mesa arrastrando a su hermanita con él. Por el ajetreo Bella abrió los ojos.

— ¿Jazz? —pero el rubio estaba pendiente de que la luz no los alumbrara, el maletín que había soltado no estaba del todo metido bajo la mesa con ellos, no quería que el policía lo viera, sus manos sudaban y su cabeza iba a mil por hora por lo que no atinaba a pensar en algo mas que escapar.

Pero no había escapatoria, los policías no iban a marcharse así tan fácil, estarían demasiado tiempo merodeando y en un par de horas aparecería el amanecer, debía salir antes de eso, ir a alguna estación de tren. Escapar.

— ¿Jazz? —La voz de su hermanita se escuchaba menos distorsionada.

—Shh, silencio cariño. —No la volteó a ver, estaba pendiente de halar la maleta cuando la luz no alumbrara.

La niña no volvió a hablar, pero su respiración se tornó acelerada, acompañada de un pequeño pitido lleno de puro pánico. Jasper volteó de inmediato a verla, pero la niña solo veía hacia la esquina, cuando siguió la mirada un vacío le llenó el estómago, era su ropita interior, unas pantis rosas con florecitas blancas que él mismo le había comprado en una oferta.

Cerró los ojos, ¿Por qué su vida tenía que ser así? ¿Qué habían hecho para merecer esto? Él no importaba, pero ¿ella? ¿Qué había hecho esa pequeña y dulce niña para merecer semejante infierno?

—Bella —intentó acercarse pero la niña lo apartó con un grito— Bella —pero la niña no lo veía— Cariño —sus ojos estaban abiertos, demasiado abiertos, sus labios temblaban y su piel palideció dejándola de un blanco fantasmal— Isabella, necesito que hagas silencio, por favor, cariño.

Pero el joven Jasper no entendía que la niña no lo veía, que en su trauma y terror solo veía a su agresor y solo sentía el terrible dolor del que no entendía por qué lo merecía.

Jasper volvió a hablarle pero cuando Bella sintió el contacto con su brazo, destapo un grito lleno de terror y angustia, un grito demasiado agudo que hizo a Jasper cubrirse los oídos, un grito tan adolorido que llamó la atención de los policías y de inmediato estaban dentro de casa, sacándolos de su escondite.

Todo pasó en un borrón, Jasper fue arrancado de su hermana mientras intentaba pelear con toda la fuerza que sus escasos kilos le dejaban, su hermanita gritaba y tenía que llegar a ella, pero los policías se multiplicaron acercándosele a la niña y haciéndole preguntas que ella solo contestaba con gritos incoherentes, hubo un pequeño momento de lucidez cuando ella lo llamó, Jasper le decía una y otra vez que estaba ahí, que ya iba, pero no lo dejaban acercársele.

Todo se estaba yendo al infierno, encontraron los cadáveres y Jasper supo que era cuestión de minutos que encontraran el arma en su bolso de la espalda, hasta aquí había llegado, lo iban a separar de su hermana y quien sabe con quién la mandarían o qué le harían.

Renné hasta muerta iba a ocasionarle problemas y desgracias, levantó la cabeza, estaba en el jardín dos policías lo sujetaban, no tenía mucha idea de cómo había llegado hasta ahí.

—Mi hermana, por favor —pidió a los guardias, pero ninguno le contestó, aun podía escuchar los gritos de Bella, no podían tocarla, ella no los dejaría, intentó entrar pero volvieron a retenerlo— mi hermana —pero los policías no cooperaban. — ¡Es mi hermana la que grita! ¡Bella!

Pero no lo dejaban acercarse, montones de personas se acercaron a la casa, ambulancias y carros de la morgue, entre su angustia agradeció que sacaran dos cuerpos en bolsas negras, ambos habían muerto, eso era lo único bueno.

—Déjenme ir con mi hermana, ustedes no entienden…

—Será mejor que te mantengas en silencio.

Así hizo, guardó silencio, el policía estaba revisando su bolso, faltaba nada para que encontraran el arma, faltaba nada para que supieran que él los había matado, faltaba nada para que lo separaran de su hermana para siempre.

Nunca había creído en Dios, sus padres jamás lo enseñaron a rezar, sabía por la iglesia donde a veces iba a pedir comida que había un Dios, pero jamás había hablado con él, no por odiarlo ni mucho menos, simplemente por el hecho de que estaba seguro de que Dios no sabía que él y su hermana existían, de haberlo sabido jamás le hubieran pasado cosas tan terribles, ningún Dios permitiría eso.

Pero ahora necesitaba alguna ayuda superior y si estaba seguro de que Dios no sabía de su presencia ¿a quién podía pedírsela?

Sacaron a Bella de la casa, los dos policías que lo custodiaban habían bajado un poco la guardia y no pudieron detenerlo cuando salió corriendo a verla, la chiquilla iba en una camilla, tenía una mascarilla de oxigeno que no supo por qué, la chica tenía los ojos brillantes y la mirada perdida, le habían dado algo para calmarla.

—Bella —susurró sabiendo que solo le quedaban unos segundos con ella, la niña lo enfocó con esfuerzo e intentó tomarlo de la mano, Jasper la ayudó y juntó sus frentes. — Todo va a estar bien, cariño.

—Jazz —su voz se escuchaba pastosa, uno de los guardias intentó alejarlo de la camilla.

—Todo va a estar bien, cariño —repitió— ahora van a llevarte al hospital, te encontraré allá, ¿ok? Espérame —algo en su oración la hizo reaccionar con terror, Jasper se preocupó de inmediato— ¿Qué? —Preguntó.

—Lo siento —dijo la niña en voz bajita, Jazz frunció el ceño— no te esperé en la escuela, lo siento —eso le dolió más que una patada en las entrañas, no pudo contestar nada porque un paramédico volvió a colocarle la mascarilla y la alejó de él mientras dos policías lo llevaban de vuelta al coche patrulla.

Estaba sentado en la comisaría, no tenía idea de si era legal o no tenerlo allí, pero era apenas un adolescente que se la daba de adulto la mayor parte del tiempo, no quería admitirlo pero estaba aterrado, por él pero sobre todo por ella, por su pequeña hermana y lo que vendría después. Alguien se sentó a su lado, solo pudo ver los zapatos del hombre, eran negros, muy brillantes, de patente en realidad, pero Jazz no sabía ese término.

No le prestó atención al hombre que lo acompañaba mientras se balanceaba de adelante hacia atrás con cierta velocidad, su cabeza era un caos, había matado a dos personas, no solo dos personas, a su mamá y a su novio de turno, ¿Qué iban a hacerle? ¿Dónde lo iban a mandar? Pero lo más importante ¿Qué pasaría con Bella?

—Humm —el hombre murmuró, Jasper alzó la vista pero la pegó del techo, era un asesino, ¿Cómo era que no le dolía siquiera?

—Humm —volvió a murmurar el hombre, rodó los ojos y se fijó en él, llevaba lentes oscuros, pero podía ver su iris un tanto brillante bajo el cristal, se quedó mirándolo indiscretamente, eran realmente hipnotizadores. El hombre en vez de reprenderlo sonrió torcido.

—Hola, Jasper —dijo con voz baja, el chico frunció el ceño, pero no cuestionó nada.

—Hola —contestó de manera mecánica, sin poder dejar de ver el iris brillante bajo los lentes.

—Supe que tuviste un mal día —el chico bufó, mal día era un eufemismo en realidad.

—Tuve un día horrible —contestó un tanto altanero, su actitud no hizo nada más que divertir al hombre.

—Pero creo que tu… —lo pensó un segundo— hermana ¿Bella? Tuvo uno peor. —Inmediatamente se puso alerta, su espalda se enderezó y sin meditar lo tomó de las solapas de su traje.

— ¿Sabes algo de ella? ¿Dónde está? ¿Se encuentra bien? —El hombre aumentó su sonrisa sintiéndose realmente divertido con el intercambio del muchacho, delicadamente le tomó las manos alejándolas de su traje, su piel era fría, pero Jasper estaba tan ansioso que no lo notó.

—Escuché que necesitabas ayuda —Jasper rodó los ojos, apoyó la cabeza de la pared y los cerró.

—Necesito a mi hermana, no alguien de trabajos sociales —habló obstinado, molestándose aun más cuando el hombre soltó una carcajada.

—No soy de servicios sociales.

— ¿Entonces quién eres?

— ¿Cuántos años tienes? —Se incorporó con cara de asombro ¿enserio estaba teniendo esta conversación tan loca?

—Trece —contestó por inercia, frunció el ceño consigo mismo, él nunca decía la verdad de primera y jamás confiaba en algún extraño por estúpida que pareciera la pregunta.

—Pero veras, Jasper —dijo el hombre— yo no soy ningún extraño —el chico se enderezó estaba seguro que eso no lo había dicho en voz alta. — No, no lo hiciste. —Su quijada casi cae al suelo.

— ¿Quién eres? —Preguntó y por primera vez en el día sintió físico terror.

—No tienes porque tenerme miedo, si hubiera querido matarte ni siquiera te hubieras enterado. —Intentó alejarse pero no pudo, su cuerpo no le respondió.

— ¿Quién eres? —Fue todo lo que atinó a preguntar, el hombre sonrió mostrando sus dientes, eran asombrosamente amarillentos.

—Aun no hemos llegado ahí, cuéntame Jasper. ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?

Intentó fruncir el ceño y apenas pudo lograrlo eso pareció divertir al hombre— te resistes, eso me gusta —el chico abrió la boca para hablar pero él no lo dejó continuar, en cambio se movió increíblemente rápido trabando su mirada con la del chico, Jasper estaba impresionado con la cercanía, olía extraño, como a madera quemada o especias muy fuertes, lo brillante de los ojos se hizo aun más evidente tras los anteojos.

—Dime, Jasper ¿Qué es lo que más deseas en el mundo? —El chico intentó zafarse, pedirle a alguien que lo alejara de ese misterioso hombre, pero no podía apartar la mirada.

—Que Bella no sufra —contestó asombrándolo— que lo que le pasó hoy no sea verdad, que lo olvide y pueda vivir feliz. —De una manera bastante macabra el hombre torció el gesto.

— ¿No quieres desaparecer lo que tú hiciste? —El chico simplemente negó. — ¿No quieres no haber matado a tu madre y ese hombre?

—El mundo estará mejor sin ellos, solo quiero que Bella esté bien.

— ¿Contigo?

—Me gustaría eso, pero yo no importo, solo ella. —Se separó igual de rápido que se había acercado y Jasper parpadeó varias veces, los ruidos de la comisaría se metieron de nuevo en su cerebro ¿Qué había pasado?

—Eso no importa —dijo el hombre llamándole de nuevo la atención, Jasper se giró a verlo. — Dime… ¿con qué estás dispuesto a pagar por eso? —El chico bufó.

—Eso no es posible, jamás Bella va a olvidarlo.

—Pero… juguemos un juego… si en vez de olvidarlo digamos… que jamás hubiera pasado. ¿Qué estarías dispuesto a pagar? —El chico sacudió la cabeza, era una estupidez hablar de eso, pero algo hacía que contestara.

—Cualquier cosa —dijo finalmente— haría lo que fuera para que eso no le hubiera sucedido.

— ¿Cualquier cosa? —El chico asintió— ten cuidado con lo que deseas, chico.

—Yo no importo, quien importa es…

—Bella. Sí ya me lo dijiste y ¿sabes qué? Te creo. —Se quedó en silencio un par de segundos, luego mostró la misma sonrisa amarillenta que francamente no combinaba con él y extendió la mano. — Acabas de tener un trato, chico.

— ¿Qué?

—Si quieres el trato conmigo, tendrás que darme la mano.

— ¿Qué trato?

—El que acabas de pedirme.

— ¿Qué Bella olvide?

—No… que eso jamás le haya pasado a Bella.

—Estás loco.

—Y si lo estoy ¿Qué importa darle la mano a uno? —Jasper sacudió la cabeza y estiró la mano, sintió un ligero pinchazo en la palma de la mano, la retiró violentamente.

—Jasper —alguien lo llamó y giró de inmediato fijándose un una mujer que jamás había visto, le estaba sonriendo con ternura, cosa que no había visto en mucho rato. — Lamento que te hayamos tenido aquí por tanto tiempo, pero todo está bien ahora.

— ¿Qué? —El chico no entendía de qué le hablaban.

—Ven, —le extendió la mano pero no la tomó, se giró al banco donde había estado sentado por más de tres horas y ahí estaba el hombre misterioso, que tan solo le indicó con la barbilla que siguiera a la mujer.

Le explicó que su madre y padrastro estaban desaparecidos, no se dedicó a explicarle que esa basura de hombre no era su padrastro pero no dijo media palabra, ¿desaparecidos? Estaban muertos, él mismo los había matado y estaba seguro que los funcionarios que levantaron el crimen sospechaban lo mismo, pero esta mujer le hablaba como si nada de eso hubiera sucedido.

No tuvo oportunidad de decirle nada, porque en lo que salió del área donde estaba esperando, se encontró a Bella, a su hermosa y risueña hermanita que había pensado había perdido para siempre. La chica hablaba con unos policías uniformados, reía feliz con lo que sea que le estaban diciendo, lo más impresionante era que la chica estaba vestida como en la mañana, la misma ropa que él le había ayudado a elegir. La misma que él había desechado cuando la encontró ensangrentada y rasgada. Su hermanita estaba bien, risueña y sana.

—Jazz —dijo la chica bajándose del escritorio donde estaba sentada y corriendo a su encuentro, el chico se agachó levantándola y apretándola contra su pecho, era la misma de siempre, no la que gritó cuando la tocó un par de horas antes.

¿Qué clase de brujería era esta? Aun con Bella en brazos giró a donde había dejado el hombre sentado, pero ya no había nadie, frunció el ceño viendo un poco de polvo oscuro moverse con el viento del salón, pero no había nadie más allá que ellos dos y la mujer que le había sonreído.

— ¿Están listos para irse a casa? —No Entendía nada de lo que pasaba, pero tenía terror de que fuera una ilusión y desapareciera con un solo parpadeo, así que le asintió a la mujer y sin soltar a Bella la siguió, los subieron a un auto y los manejaron a casa.

Se estaba volviendo loco, la casa cuando llegaron ya no tenía las cintas amarillas de policía, no había manchas de sangre en la sala, no había cristales rotos, como si nada hubiera pasado, como si esa tarde solo estuviera en la cabeza de Jasper.

Aun con la memoria vuelta una mezcla extraña, entendió que la trabajadora social le había pedido a la amable vecina que pasara la noche con ellos mientras esclarecían lo que había sucedido con sus padres, no le prestó atención, solo la observó marcharse y luego observó a Bella comer su cena, la comida a él no le pasaba pero no se perdió detalle en como su hermanita vaciaba su plato.

Cuando la acostó y la niña se durmió, revisó la casa de cabo a rabo, la cocina no tenía ningún indicio de pelea, las pantis de Bella no estaban por ningún lado, la alfombra de la sala no tenía la mas mínima mancha de sangre, quizás lo más sorprendente fue que la botella de leche que él mismo había partido en la mañana estaba a medio llenar en la nevera.

Se sentó en el comedor y enterró la cabeza en sus manos.

—Pensé que te sentirías más contento —levantó el rostro de inmediato, el hombre estaba en la mitad sentado frente a él en el comedor, no había manera de que hubiera llegado ahí sin hacer siquiera ruido.

— ¿Quién eres?

— ¿Aun preguntando lo mismo?

— ¿Qué pasó con Bella?

El hombre alzó las cejas— será que fue lo que no le pasó a Bella, no la violaron, no la golpearon, no la ultrajaron. ¿No era eso lo que querías?

—Pero… pero… ¿Cómo?

— ¿Enserio vas a preguntarme eso? Eres inteligente, Jasper, sabes que nada en gratis en esta vida, así que no me preguntes como, mejor pregúntame….

— ¿Cuánto vas a cobrarme? —El hombre sonrió enormemente.

—Sabía que eras inteligente, que no me equivocaría contigo. Pero no es cuanto, es ¿con qué? —El chico frunció el ceño sin poder dejar de sentir miedo, no tenía idea de quién era pero sabía que era peligroso.

—Es bueno que lo sepas —dijo leyéndole la mente— pero por ahora puedes relajarte, solo vine a hablar contigo.

— ¿De qué?

—De nuestro trato.

— ¿Qué quieres a cambio? —El hombre sonrió más amplio, en verdad había elegido bien con ese chico.

—Por ahora puedes estar tranquilo, a pesar de lo que piensen todos de mí, no soy tan desalmado, no voy a fastidiar a un chico de trece años, pero… —Jasper tembló con la mención del pero— voy a volver, Jasper, en lo que te necesite regresaré y chico… no podrás decirme que no.

Respirando profundo enderezó su espalda.

—Mi hermana no fue violada —el hombre, que estaba a punto de marcharse, se detuvo y frunció el ceño por la actitud seria del chico y por lo fuera de lugar de su declaración, sin embargo le agradaba el niño, por lo que le siguió la corriente.

—No, no lo fue. —Contestó, Jasper se enderezó aun más y lo vio directamente a los ojos sorprendiéndolo, nadie se atrevía a verlo directamente, aun con las gafas oscuras su mirada era demasiado pesada para los simples mortales.

—Entonces tienes un trato —ya lo tenía quisiera Jasper o no, pero le gustaba la actitud del chico.

—Lo tengo.

—Sea cuando sea que vengas a cobrarlo estaré listo, siempre y cuando mantengas a Bella a salvo, ¿Tengo tu palabra?

La sonrisa macabra volvió a mostrarse— la tienes, chico. —Le divirtió aun mas cuando le extendió la mano, nadie le estrechaba la mano con iniciativa, estiró la palma y sintió el familiar pinchazo que venía con cada apretón.

— ¿Cómo debo llamarte? —Tenía siglos que nadie le llamaba por su nombre, en serio le agradaba el chico.

—Edward, puedes llamarme, Edward. —Jasper asintió y soltó el agarre, Edward desapareció de su vista dejando el olor a madera quemada y las ligeras cenizas tras él.