Este fic participa en el minireto de abril para "La Copa de las Casas 2016-17" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

En esta ocasión debíamos escribir sobre un mensaje mandado a un personaje de nuestra elección, la idea tuvo que ser modificada por el límite de palabras pero agradezco el magnifico trabajo de Miss Mantequilla en el beteo y espero que lo disfruten. Nada de lo que esta aquí escrito me pertenece. (Tal vez después del reto modifique este o suba la versión con mas palabras xD)

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La primera vez que lo escuchó fue en el patio de la mansión. Una voz susurrando una sola palabra:

"Miente"

Le tomó desprevenida y por más que buscó no encontró el origen de ello, tal vez sólo era el sonido del aire a través de los árboles. Aún así, Narcissa se quedó inquieta y entró a la mansión.

La segunda vez fue en el comedor principal, mientras daba instrucciones a los elfos que preparaban todo para la fiesta de esa noche.

"¡No! ¡Por favor, él no!"

Fue un grito desgarrador. Los elfos observaron a su ama levantar la varita, sus ojos azules llenos de horror, y pese a que temían llevarle la contraria a la bruja dijeron la verdad cuando ella les preguntó si habían escuchado esa voz: "No, ama". Los castigó, aún sabiendo que ellos no podían mentirle.

La tercera vez fue la última, pero la más aterradora y clara de todas. Narcissa estaba en su habitación, sentada frente al tocador. Comenzaba a llover. Observó el jardín durante un segundo y después volvió a mirar hacia su reflejo. Y se paralizó.

La imagen frente a ella era la suya propia, pero demacrada: piel pálida y mirada enloquecida. Narcissa no gritó, pero su mente trataba de encontrar una explicación, ¿Algún espíritu? ¿Un conjuro? Fue entonces cuando el reflejo habló:

"Miente…"

La voz se escuchaba lejana, hueca y a la vez cargada de una desesperación que llegaba a lo más profundo de su ser.

"Miente y sálvalos. Salva a nuestra familia".

La imagen de Lucius y Draco vino a su mente en un segundo. La amenaza que pesaba sobre ellos era motivo suficiente para saber que haría lo que fuera para protegerlos. Una lágrima solitaria rodó por la mejilla demacrada de su reflejo.

—¿A quién? Dime.

"Lo sabrás en el momento adecuado".

El sonido de alguien acercarse la distrajo, y cuando le devolvió la atención al espejo, este volvía a mostrarle el mundo tal y como era.

Lucius entró en ese momento, su mirada llena de triunfo, se acercó, la tomó de las manos y le atrajo para que quedara de pie frente a él.

—Ha regresado… El Lord pronto estará con nosotros, Narcissa. Por fin ha llegado el momento que esperábamos.

Ella le escuchó sin mostrar emoción alguna. Asintió y sus labios se curvaron levemente en una sonrisa.

—Entonces debemos prepararnos, querido.

En ese instante, los ecos cobraron sentido.