Había sido una noche horrible para ella, una noche mala, mala de verdad.

Fuera aún podía escuchar el ir y venir de las sirenas de los coches de policía, mientras que en el interior de la celda un par de mujeres alborotadas no paraban de farfullar e insultar a los agentes que tecleaban cómodamente en sus mesas fuera.

"Menuda mierda de noche", volvió a pensar para si una vez más.

Bajando la mirada al suelo, se dio cuenta de que le faltaban los zapatos de tacón que hacía pocos días le habían regalado.

Sus medias estaban algo rasgadas bajo el ceñido vestido negro de fiesta que llevaba y seguramente ni su pelo largo pelo ni su maquillaje conservasen la pinta original del comienzo de la noche.

¿Qué más daba?...

¡Ese imbécil se lo merecía!

"No grites Raven", se dijo a si misma llevándose la mano a la cabeza sintiendo martillear su sien.

Al final él ha terminado en el hospital y ella detenida, que injusticia. Con lo bien que le iban últimamente las cosas.

El sonido metálico de las puertas al abrirse y el cacarear de aquellas mujeres hizo que levantase la cabeza.

—Eh, Reyes —anunció uno de los agentes con un gesto de cabeza para que saliese—. Han pagado tu fianza, levántate.

¿Había oído bien? ¿alguien había pagado su fianza? ¿pero quién, si había pedido que no llamasen a nadie?...

Viendo al hombre apartar con el brazo a ambas mujeres amenazándolas con aumentar sus cargos, se levantó algo trastocada y se dirigió a la puerta.

En cuanto salió de la celda, y el agente volvió a cerrarla el sonido del anclaje la sobresaltó de tonta manera.

En cuanto el hombre la tomo por el brazo para conducirla por el pasillo hacia fuera, le vio allí de pie, con gesto preocupado, enfadado y serio.

¿En serio? ¿De toda la maldita agenda habían tenido que llamarle a él?

—Vamos, no me jodas... —farfulló Raven por lo bajo mirando ahora al agente con gesto fastidiado.

—Su nombre aparecía en tu ficha policial. Está no es tu primera vez, ¿no? —le recordó el policía con un condescendiente gesto haciendo un gesto al del mostrador para que abriese la puerta que les permitiese salir fuera.

"Con la noche que llevaba, quizás tampoco fuese la última", pensó con cierta exasperación.

En cuanto la puerta se abrió y el agente la sacó fuera, se acercó al mostrador cogiendo algunos papeles para que ella los firmase, devolviéndole una bolsa con un par de pendientes, un colgante, dos anillos y su bolso metidos en ella.

—Has tenido suerte —le dijo él hombre viéndola coger el bolígrafo a duras penas haciendo varios garabatos aquí y allí.

—Si, si... esa soy yo...—dijo pasando de la primera hoja a la segunda para seguir firmando la copia del arresto—. "La chica afortunada", bla, bla...

En cuanto soltó el boli y cogió la bolsa con sus pertenencias, le hizo un vis a los policías dándose la vuelta para marcharse de allí.

Bellamy Blake el chico que la esperaba se despidió con un gesto de mano saludando en el interior a un par de agentes que conocía y la miró negando con la cabeza al verla acercarse.

—Raven, ¿pero qué coño..?

Raven que le dio la bolsa con sus pertenencias pasando de largo, sacudió la cabeza.

—Ahora no, Blake, me duele la cabeza —le interrumpió ella cortante mientras abría las puertas y la brisa de la noche la golpeaba en la acera.

Bellamy que cambió su gesto se enfadó aún más, pues no solo le habían sacado de la cama a la carrera sino que había perdido la oportunidad de arreglar las cosas con otra persona.

-Cuervo...

Raven que echo a andar para alejarse de la puerta viendo a un par de agentes comprobar un par de papeles sobre un coche, y a alguno que se disponía a entrar a la carrera, suspiró frustrada.

—Ya me podrías haber traído unos zapatos...

—Y un abanico a juego también, no te jode —le soltó Bellamy apretando el paso hasta alcanzarla de mala manera—. Ni siquiera sabía que estuvieses descalza.

—Bueno, ahora lo sabes —dijo ella sin más abriendo y cerrando la mano que le habían vendado al golpearle de aquella manera—. Será mejor que de esto ni una palabra a tu hermana, o le estallará la cabeza... —advirtió ella mirando a un lado y a otro de la acera decidiendo a donde dirigirse—. ¿Habrá algo abierto a estas horas? Creo que necesito una copa...

Bellamy que estaba completamente alucinado escuchándola, no podía creer que tomase aquello de tan insulsa manera. La habían detenido, por el amor de dios. La habían detenido por golpear a alguien y se comportaba como si nada ocurriese. Cuando su hermana y compañera de piso se enterase iba a poner el grito en el cielo.

—Lo que necesitas es que te lleve a casa, antes de que Octavia se enteré y te mate.

—Octavia no es mi madre, ¿quieres que te lo recuerde? —le contestó ella dándole una dura mirada.

—No voy a llevarte a ningún bar ni descalza, ni así vestida —replicó él con un gesto de mano no sabiendo ya ni lo que parecía.

Raven que cambió la expresión de su cara al oírle arqueo una ceja mordazmente.

—¿Disculpa? —inquirió ella echando a andar de mala gana por la acera con una falsa sonrisa—. Tú no me llevas a ningún lado, voy solita y no te equivoques, Bellamy, no te estoy pidiendo permiso.

Bellamy que le dio una dura mirada apresuró el paso y la agarró del brazo, haciendo que ella se volviese.

—Ah no, de eso nada —dijo él tajante sabiendo lo que le haría su hermana si la dejase ir de esa manera, y le ocurriese algo más de lo que ya le había ocurrido—. Octavia me mataría o peor aún, me arrancaría algo a lo que le tengo demasiado aprecio y que a menudo utilizo. No vas a ir a ningún lado, Reyes.

Raven que le dedicó una dura mirada enfrentando sus ojos con decisión, le miró y miró la mano con la que la tenía agarrado.

—¿Y qué crees que voy a hacerte yo si no me sueltas?

Bellamy que le dedicó una falsa sonrisa hizo un gesto.

—O me dejas llevarte a casa o llamo a Octavia ahora mismo y que te lleve ella. Tú decides.

—No harás eso, no harás nada —le desafío ella viéndole a los ojos con una suficiente sonrisa.

—¿Quieres apostar? —la retó Bellamy devolviéndole ese mismo gesto.

—Estoy tan convencida de que no harás nada de eso como de que estoy descalza —replicó ella con un gesto soez sonriéndole a los ojos—. ¿Sabes por qué lo sé?...

—Ilumíname —dijo Bellamy al tiempo que la soltaba metiendo la mano en el bolsillo de su chaqueta para sacar el móvil, y comenzar a marcar el número de Octavia.

Raven se sonrió aún más satisfecha viéndole marcar los tres primeros números.

—Porque va a encantarme tu cara en el segundo exacto en el que le rompas el corazón, contándole todo esto...

La expresión en el rostro de Bellamy cambió en el mismo momento en el que su dedo marcaba el quinto número.

—Eres odiosa.

Raven que se sonrió para si dejo escapar una risita, sabiéndose vencedora echando a andar nuevamente en ese momento.

—No sufras, Bell. Si te portas bien quizás te invita a una copa a ti también —dijo risueña al tiempo que cruzaba la calle viendo las luces de un coche esquivarla.

Bellamy que esquivó precipitadamente al coche empujándola para que alcanzase la otra acera, se pasó la mano sobrepasado por el rostro.

—¿Y con qué dinero piensas pagar, eh? —ya que él tenía su bolso y no iba a dárselo.

—¿Y quién te ha dicho a ti que yo vaya a pagar nada? —replicó ella divertida dándole una miradita pícara.

—Sabes que con estas cosas solo estás ganando puntos para meterte en una celda de nuevo, ¿no? —le dijo Bellamy siguiéndola de mala gana.

Raven que continuó caminando se sonrió para si ignorando aquellas palabras deliberadamente.

—Vaya, ya hablas como todo un poli "novato".

—¿Por qué coño tengo la impresión de que te has vuelto una jodida niñata consentida y caprichosa? —respondió Bellamy algo escaldado por sus palabras.

—Hablo el niño de "mamá" —se burló ella por como le trataba Octavia.

Bellamy que se contuvo al escucharla al verla detenerse a varios metro de la puerta de un pub nocturno hizo un gesto.

—Solo una copa y después a casa.

Raven que se sonrió al escuchar la música retumbar desde fuera y a gente por fuera del sitió se sonrió aún más para si echando a andar hacia la puerta.

—No van a dejarte entrar así. Lo sabes, ¿verdad?

Raven que no le hizo ni caso se dirigió directamente hacia el portero haciendo gala de la mejor de sus sonrisas y poses, iba a decirle algo de que sin zapatos no podría entrar pero ella le dedicó una caricia sibilina y guiñándole un ojo, ladeo la cabeza explicándole con carita de niña buena que se los había dejado en el otro bolso.

El gorila finalmente tuvo que sonreír para si y sacudir la cabeza, apartando el cordón para dejarla entrar y Bellamy tras saludarle con un tímido gesto se coló dentro con ella.

El local era increíble, no recordaba haberlo visto ni haber estado allí antes pero lo era. Mesas altas, reservados, flashes y luces que variaban de purpuras y azules, paredes aterciopeladas negras, varias pistas y distintas plantas.

Una pasada de sitio, sin lugar a dudas.

Bellamy se sintió un tanto fuera de lugar, no solo por la forma en la que aquella gente parecía contorsionarse y moverse, bailando como posesos sobre la pista sino porque hacía demasiado tiempo que no pisaba un sitio así.

Desde antes de empezar en la academia, recordó.

—¡Que sitio este! —dijo Raven en voz alta sonriéndose mientras pasaba por al lado de un par de chicos que la miraban y a los cuales devolvía la mirada con una ladina sonrisa abriéndose paso hacia la barra—. ¡Me encanta!

—Si, estás como en casa —farfulló Bellamy abriéndose paso también hasta ocupar un sitio a su lado en la barra.

Raven que se incorporó sobre la barra hizo un gesto a uno de los chicos que servían, y le pidió dos copas viendo después la cara de Bellamy.

—Siempre eres tan quejica, ¿Bellamy? No te recordaba así —se quejo ella con un gesto—. No irás a darme la noche, ¿no?...

Bellamy que puso una cara al oírla al tiempo que dejaba la bolsa sobre la barra hizo un gesto.

—La noche me la has dado tú. Debería estar con mi cita y no haberme gastado toda esa pasta en sacarte de ahí para que encima me traigas aquí y me hagas perder el tiempo.

Raven que tomó la copa según se la sirvieron se la llevó a los labios bebiendo de golpe hasta casi la mitad.

—Eh, eh, eh... —protestó Bellamy apartándole rápidamente la copa—. ¿A dónde vas?

—¿Qué eres ahora? ¿Mi padre?

—Dios me libre —se mofó Bellamy rodando los ojos con burla.

Raven que le dedicó una exasperada mirada ignoró el comentario más bien por el bien de Bellamy y se fijó en un chico que le sonreía desde la otra punta de la barra.

—Si, muuuy interesante sitio si... —se dijo ella sonriéndose traviesamente.

Bellamy que se dio cuenta de lo que miraba se apoyó en la barra para interrumpir directamente su campo de visión.

—Como mi hermana se entere a ti te caerá una buena pero a mi me mata...

Raven que se sonrió al oírle levanto la vista para verle aprovechando a coger la otra copa.

—Le tienes demasiado miedo a tu hermanita para ir de creído prepotente por la vida, ¿lo sabes? —propuso divertida ella bebiendo un poco más.

Bellamy que terminó rodando los ojos no le quedo más remedio que medio sonreírse vencido, bebiendo un poco de la que antes había bebido ella.

—Eso lo dices porque contigo no se gasta ese carácter de mierda que se gasta conmigo, a ti al final te lo perdona todo.

—Tienes razón —se sonrió ella levantando la copa en señal de brindis divertida—. Soy su muñequita.

Bellamy que se la quedo viendo sacudió la cabeza dejando la copa sobre la barra.

—Igual es que con este carácter que tienes ahora ni siquiera ella se se atreve a toserte.

Raven que sonrió vacilante por lo oído hizo un gesto bebiendo algo más, antes de hacer un gesto al camarero para que le sirviese algo más.

—Si bueno, digamos que con el tiempo si algo he aprendido, es que no se puede contentar a todo el mundo y menos aún siendo yo... —dijo sin más ella encogiéndose de hombros, sonriéndole al camarero que le servía—. ¿Sabes qué, Bellamy? —dijo ella al cabo de reflexionar unos segundos mirando la mano vendada con la que sujetaba la copa y cuya sangre aun traspasaba un poco el vendaje—. Díselo, me importa una mierda que le vayas con el cuento. Estoy bastante harta...

Bellamy que cambió la expresión de su cara al escucharla, vaciló unos segundos pero al ver marcharse al chico tras rellenarle la copa la detuvo.

—Raven, ¿pero de que mierdas hablas? —dijo un tanto tocado—. Octavia te adora, todos te adoran.

—Y tú la adoras a ella, ¿verdad? —se sonrió Raven con cierta malicia estudiando sus ojos—. Así que por esto estas así conmigo, tan "altruista", tan protector... —se burló casi para si dejando escapar una amarga risita posando después sus ojos en la copa pensativa—. Así que eso es todo cuanto te preocupa, decepcionar a nuestra gran hermanita...

Bellamy que se la quedo viendo largos segundos no tenía ni idea de a que venía todo aquello.

—No, no es por eso por lo que estoy así. Me preocupas, Raven, tú... me preocupas... —reconoció sincero con un afectado gesto porque no le creyese.

Raven que comenzaba a hartarse de oír tantas patrañas, tantas mentiras vacías se sonrió al escucharle antes de volver la cabeza para ella.

—¿Crees que no se lo que intentas, verdad? Crees que no me doy cuenta de lo mucho que tú y ella habláis a mis espaldas de mi... —murmuró Raven muy directa—. Da igual lo que le digas Bellamy, da igual lo que te cuentes. Tú eres como yo... —dijo ella enfrentando sus ojos con dureza y una oscura sonrisa en el rostro que pocas veces él había tenido ocasión de ver—. Aunque nos vistamos así, aunque hablemos como ellos... tú y yo Bellamy, no somos como ellos... —le recordó ella viéndole tragar despacio—. Nosotros crecimos en la calle, y no importa cuanto quieras compensar el no haber estado ahí para Octavia cuando creció, no importa cuanto trates de fingir que ahora lo estás para ella porque en su momento no estuviste ahí, no estuviste... y ahora da igual cuanto trates de agradarla, de contentarla y de complacerla porque por mi puedes dejar de fingir y ahorrarte todas esas gilipolleces psicológicas porque yo al menos sé lo que soy, sé lo que siempre he sido y créeme que he sido muchas cosas en mi vida pero estúpida, nunca ha sido una de ellas...

Bellamy que guardo silencio en aquellos momentos se sentía tan dolido, tan... tan afectado que no podía ni creer que ella hubiese utilizado esas cosas para atacarle de aquella manera.

—No desde luego que no eres estúpida, lo que eres es una engreída de mierda, una niñata malcriada, prepotente y consentida que necesita que le dejen las cosas claras de una maldita vez porque está terminando por llevar su vida a la ruina. Y si te crees que voy a bailarte las aguas solo porque seas amiguita de O o porque es lo que hacen todos para tenerte calladita, conmigo la llevas clara —le espetó él con saña comenzando a enfadarse de verdad—. Porque jamás lo he hecho en mi vida, y dudo mucho que ahora vaya a empezar a hacer...

Los labios de Raven lo interrumpieron cortando sus palabras como nadie antes lo había hecho, con un ímpetu, una pasión y un deseo que le desbordaron por un instante, por un momento.

Alguien de su entorno que hablaba su idioma, se dijo Raven. Alguien al fin, que se atrevía a decirle lo que pensaba sinceramente de ella. Y no es que Raven no quisiese oír aquellas palabras desde hacía ya mucho, palabras que la frenarán, que la contuvieran por momentos pero pensarlas y escucharlas eran cosas muy distintas y Bellamy había sido el único hasta ahora en atreverse a decírselas.

Octavia y los demás solían actuar de mil y una manera con ella, siempre tratando de excusarla, de protegerla, de justificarla.

Bellamy no, Bellamy siempre había sido directo con ella. Sincero, sin importar lo que pudiese pasar, sin importar lo que la pudiese dañar y a decir verdad, le importaba poco ahora mismo pues todo cuanto quería era tenerle a él.

En un principio aquel beso había tomado totalmente por sorpresa al chico pero sentir sus labios, sentir su cuerpo estrecharse contra el suyo, sus mejillas aún encendidas y la tensión acumulada de la provocación, hicieron de él poco más que un trapo a su alcance.

Quizás fuese el alcohol uno de los motivos, quizás la situación, quizás tanta tensión y tanto rencor que ambos acumulaban lo que les había unido pero no pensaba analizarlo porque era incapaz de hilar con coherencia dos pensamientos que no fuesen sobre ella ahora mismo.

Raven que notó la mano de Bellamy posarse sobre su cintura, sintió un escalofrío recorrerla mientras devoraba sus labios con pura necesidad, y ganas en aquellos momentos sintiendo el calor que Bellamy desprendía bajo la ropa, deslizando la mano por su nuca en una sensual caricia, hasta hundir los dedos en su pelo queriendo aferrarse con ganas a él para que no se separase de ella.

Bellamy que le devolvía el beso con el mismo ímpetu y las mismas ganas cerrando la mano entorno a la tela de su vestido, continuó besándola al tiempo que la hacía levantarse del asiento como si hubiese olvidado donde estaba o que hacía.

Raven que dejó escapar un ahogado gemido en sus labios, ignoraba si era por el alcohol, por la actitud desafiante que él había tenido, o porque simplemente necesitaba sacar todo aquel desconsuelo fuera pero lo que sentía hacia él irremediablemente, le atraía.

Le atraía su cuerpo, le atraía su olor, le atraía la forma en la que la enfrentaba, le atraía la forma en la cual la sostenía, su voz, su apariencia, su forma de ver la vida... todo él en su conjunto, tanto que ni ella misma lo creía.

Teniendo que separarse a duras penas hundió la cara en su cuello recorriéndole lentamente con los labios para marcarle, no pudo evitar que se le escapase un susurro estremecido.

—Ya sabía yo que te estabas conteniendo demasiado...

Bellamy que tragó con fuerza al escucharla no queriendo ni pensar en todo lo que ello implicaba, se estremeció al sentirla así entre sus brazos y cerrando sus ojos, una imagen de algunos años atrás apareció en su mente, misma situación, misma chica...

Algo dentro de si se removió, algo que creía ya olvidado, extinto. Algo que le asustó y sosteniendo aun a Raven entre sus brazos, sintiéndola respirar sobre su piel muy quedamente pegada a su cuello sintió una indecisión, una duda que hacía mucho que no se planteaba tener con ella.

Deseaba hacerla suya allí mismo, deseaba devorarla entera e ignoraba de porque aquel deseo latía aún en él tras todo aquel lejano pasado conjunto pero quizás era el miedo a volver a las andadas lo que le frenaba.

Raven que siguió deslizando sus labios muy humedamente por su piel, notando la firmeza con la que la sostenía, percibiendo como su respiración se entrecortaba y como el deseo la consumía, se entretuvo deliberadamente acariciándole, besándole, lamiéndole hasta que algo acudió a su mente y ella sencillamente lo deshecho. Lo ignoró y lo enterró en lo más profundo de su ser para que no volviese a turbar su inaccesible superficie, y antes de que la bilis pudiese cosquillearle la garganta, atrapó los labios de Bellamy con ansia, perdiendo las manos bajo su camiseta para sentir como se estremecía por su acción.

Bellamy que perdió completamente el norte y la razón al sentir su mano recorrer su abdomen, pegó su cuerpo aún más al suyo buscando su calor y deslizó la mano por su muslo hasta introducirla bajo su vestido acariciando sobre las medias sus apetecibles nalgas con deseo y pasión.

Raven que practicamente pudo notar sus ansias tembló arqueándose ligeramente para apretarse más contra si, hasta que escuchó al camarero dejar un par de copas sobre la barra atrapando nuevamente los labios de Bellamy absolutamente ardiendo en deseos.

Bellamy que la escuchó gemir suavemente no pudo resistirlo más y deslizando las manos por su cuerpo abandonó sus labios hundiéndolos en su cuello queriendo saborear, besar e impregnarse del aroma de su piel que se le antojaba de lo más delicioso en aquel momento.

—De.. deberíamos... —comenzó diciendo él en un murmullo.

—Si, de.. deberíamos... —acordó ella entrecortadamente con los ojos aún cerrados disfrutando de aquella sensación, tanteando con la mano la barra para coger de nuevo la copa y bebérsela de golpe, si iban a hacerlo, al menos necesitaría alguna para centrarse.

Bellamy que también cogió la suya, bebió antes de dejarla viendo coger a Raven sus cosas tomándola de la mano antes de alejarla de la barra sin saber bien a donde ir.

Ni siquiera supo en qué momento o cómo pero Raven había tirado de él hacia uno de los oscuros reservados y en cuanto entraron, descubriendo a dios gracias que este estaba vacío, pegó a Raven de la pared atrapando sus labios al tiempo que subía sus muslos atrapándose con ellos y sus manos la recorrieron entera queriendo devorarla de cualquier manera.

Raven jadeó al sentir como las medías cedían por el esfuerzo o lo que quedaba de ellas al menos y atrapó los labios de Bellamy con ganas sintiendo después como sus labios se perdían por su caliente piel y su pecho.

Bellamy que no podía seguir sintiendo el roce de sus pantalones, los cuales hacía rato que estorbaban se los bajó de un tirón mientras la separaba de la pared momentáneamente para luego volver a besarla, pegándose más y más a ella que jadeo al sentir todo ese calor abrumarla y recorrerla.

Raven que hizo por bajar los pies al suelo tardó poco más de un segundo en deshacerse de las medias bajándolas muy lentamente para su deleite antes de sentir su mano posarse sobre su desnuda nalga subiéndole el vestido al pegarla nuevamente hacia atrás contra la aterciopelada pared.

Regresando a sus labios al tiempo que sus manos se perdían bajo su camiseta, y solo se separaban cuando estas la levantaron dejando su piel totalmente desnuda fuera, Raven se hartó de tonterías y levantándose el negro vestido tardo milésimas de segundos en sacárselo por la cabeza y lanzarlo a un lado, muriéndose de ganas por volver a sentirle tan cerca como antaño lo estuvo.

De un solo empujón echó hacia atrás a Bellamy que cayó sobre el oscuro sofá de cuero y dirigiéndose a él mientras se retiraba las minúsculas braguitas atrapó sus labios a la vez que se dejaba caer sobre él emitiendo una exhalación al sentirle dentro suya.

Bellamy estaba completamente extasiado, presa de aquella erótica visión que por algún extraño motivo la vida le había regalado, y cuando sus manos se deslizaron por sus calientes muslos queriendo notarla y sus labios atraparon su desnuda piel, no pudo sentirse más completo.

Raven se aferró a él, a su hombro, a su cuello... la herida mano le dolía y le ardía horrores pero no le importó. No le importaba nada en aquel momento, ni ella, ni su mano, ni Bellamy...

"Ni Bellamy", se dijo para si sintiendo ligeramente sus ojos escocerle y aquel vacío y opresión colmarla.

No, de ningún modo podía permitirse pensar así. De ningún modo permitiría pensar en nada de eso y sintiendo aquel deseo, aquellas ansias suyas llenarle y llenarla por un momento, poco más pudo sentir que no fuese solo eso.

Dios mío, ¿pero por qué volvía a hacerse eso? ¿por qué volvía a caer en aquel juego? ¿por qué hacérselo?...

Daba igual, ya daba absoluta y completamente igual.

Estaba rota por dentro, no tenía ningún arreglo.

Bellamy lo sabía, ella lo sabía y muy pronto Octavia también lo sabría.

Menudo asco de noche, pero menudo momento para pensar en ello...

Continuara...