Los personajes de Harry Potter NO me pertenecen, son propiedad de JK Rowling.
Créditos a Suyexi que me motivo a escribir sobre esta hermosa shipp 7u7
¡FELIZ CUMPLEAÑOS SUYEXI!
Ojala te guste nena, lo he hecho con amor.
«The love is just a dream»
Viktor Krum era un joven de veintidós años de edad, estudiante de la universidad Drexel de estados unidos en la carrera de Medicina forense, un tipo alto, de buen cuerpo y según muchas chicas, "el partido perfecto", si le preguntaban a él, la verdad es que no eran cosas a las que él le diese mucha importancia, es decir, ¿Por qué fijarse en una cara bonita si esta se desvanecerá con el tiempo?, además de que lo que para la sociedad hoy es hermoso, mañana puede ser la peor aberración, personalmente el solo se consideraba un joven común.
Estaba cansado de la situación de cada día, recibir mensajes de números desconocidos y todos, absolutamente todos con el mismo texto: "Soy lo que buscas, la chica de tu vida", cuando la realidad era otra, no había visto ni una vez a la chica de su vida.
La situación tan estresante de su día a día lo había llevado a tal punto que no dudo en aceptar la oferta de intercambio a una universidad que se hallaba del otro lado del país durante un año, aunque sabía que la paz solo le duraría algunos días, después de todo no tardarían en comenzar a acosarlo.
Tras días preparando el viaje, finalmente logro arribar hasta la zona central de Vermont, personalmente esperaba encontrarse con una zona más al estilo ciudad del nuevo mundo, sin embargo –y para su suerte- Vermont era más un paisaje hermoso en el que sin duda podía pasar el resto de su vida.
Tras unos minutos de su llegada y solo segundos de haber encendido su móvil, este comenzó a sonar cual maniático, por un momento se puso dramático que incluso pensó que este explotaría, sin embargo no fue así, se trataba simplemente de una llamada paranoica de su mejor amigo dejado en la ruidosa ciudad.
—¡VIKTOR~! –habían gritado del otro lado de la línea apenas y había tomado la llamada-
—¿Qué pasa? –preguntó tras poner un poco de distancia entre el móvil y su oreja, amaría poder conservar en excelente estado sus órganos auditivos-
—¿Qué pasa?, ¿te atreves a preguntarme qué pasa?... ¡¿Pasa que te has ido sin despedirte?!
—Si me he despedido, lo hice mucho antes de tomar el vuelo –respondió confundido-
—Sí, te despediste de mí, pero algo más importante…. –Puso una pausa dramática que sin duda lo advertía de la poca seriedad del asunto, era tan típico de Antón que le hacía cuestionarse porque era amigo de aquel extraño sujeto obsesionado con las chicas-, tu club de fans.
—¿Qué pasa con eso?
—No te has despedido de las chicas y ellas están devastadas –respondió como si el asunto estuviese cargado de la más absurda obviedad-
—¿Por qué eso te ha puesto paranoico?, es tu oportunidad de acercarte –le dijo mientras iba a por sus maletas, no podía hacer el tonto escuchando las cosas sin sentido de su amigo-
—Es que yo…. No podre consolarlas a todas a la vez
Viktor se detuvo en seco, ¿Por qué tal cosa le sorprendida?, vamos, era Antón, que más podía esperar de él.
La llamada quedo en silencio de ambos lados de la línea, Viktor no decía nada porque la situación de por sí ya era absurda y principalmente por que cuestionaba su elección de amistades –muy a pesar de que tal selección solo se limitaba al obsesivo de las féminas-, mientras que del otro lado, el obsesivo en cuestión esperaba un ejemplar consejo de aquel que fingía como su mejor amigo sin importar que este se haya marchado sin haberle dado la lista de números telefónicos de las chicas que le acosaban.
Finalmente el único sonido que pudo escuchar Antón fue el de la llamada que fue cortada.
Menudo insensible que era Viktor.
Mientras Antón se quejaba del corazón de hielo de su amigo, el chico en cuestión caminaba hasta la salida del aeropuerto con maletas en mano y el móvil nuevamente apagado, no quería otra llamada sin sentido, al menos no por ahora que se encontraba agotado del viaje.
Subió a un taxi que lo llevo hasta la dirección anotada en el papel que le fue entregado por su profesor y emprendió el viaje hasta el lugar que sería su hogar durante todo el año.
Durante el trámite de su intercambio, creyó que viviría junto a alguna familia que le facilitaría la estancia en el lugar, sin embargo tal familia era inexistente, fue dejado simplemente en la puerta de un edificio bastante pintoresco, tanto como la ciudad misma.
Se adentró al colorido lugar y llego hasta su apartamento marcado como el 34 B, inserto la llave y se adentró en una habitación debidamente amueblada, con todos los servicios necesarios, una hermosa vista a las montañas y un muy cálido lugar que además era privado.
No sabe cuánto se había quedado allí de pie en la puerta, quizá había sido un largo rato o quizás no, lo más seguro era que sí, o quizá había estado demasiado distraído ya que no noto que tres personas discutían en el pasillo, más bien solo dos lo hacían, cuando el cayo en cuenta de tal hecho solo pudo percatarse del portazo que resonó en el lugar y aun peli rojo en compañía de un chico de lentes que permanecía callado.
—Te digo Harry, ¡Esta loca! –había expresado el chico-
—Solo dejémosla sola –había expresado con más calma el de lentes, tal como si estuviese acostumbrado a estar en medio de tan incómoda situación-
—Deberían meterla en un manicomio —expreso por último el chico mientras caminaba a la salida junto al de cabello negro-
Viktor no era una persona que se metieran en asuntos que para nada le concernían, sin embargo los sollozos que salían del otro lado de la puerta de –lo que según entendió era- su vecina, lo mejor era ignorar lo que había pasado y darle su espacio, además de que no quería darle una oportunidad a nadie para acosarlo.
Creyendo que era la manera más adecuada de evitar cualquier problema, Viktor cerró la puerta y se adentró por completo en su nuevo hogar, recorrió con calma desde la entrada hasta la habitación, la cocina debidamente equipada, el baño y un pequeño estudio, definitivamente era un lugar ideal para él.
Tras comer un sándwich que había comprado en el aeropuerto y de un debido y muy refrescante baño, cayo rendido en el mundo de los sueños y el descanso reparador libre de los dramas femeninos de su amigo Antón y de los chicas y su ropa interior voladora.
Por la mañana Viktor tomo un baño para despejar el sueño, preparo una pequeña maleta en la que llevaría sus notas y un par de libros de estudio, era el primer día de clases en un nuevo semestre y para el en una nueva escuela con nuevos profesores y nuevos compañeros.
Salió del departamento y comenzó a caminar con rumbo a la universidad, si bien o conocía el lugar, tenía en su poder un plano con indicaciones de cómo llegar, por un momento pensó que no sería nada difícil el llegar, sin embargo un par de vueltas por aquí y por allá lo habían llevado a parar cerca de un campo, que aunque muy lindo no era el lugar al que buscaba llegar.
Resignado a su pésimo sentido de la orientación sumado a su pésima lectura de mapas y demás cosas parecidas, se decidió por tomar un taxi, aunque el poder tomar uno fue otra odisea.
Tras mucho esfuerzo finalmente logro arribar hasta la universidad, al ser una ciudad de estilo más modesto, pensó que la universidad sería algo no tan imponente como lo que había a sus ojos, sin embargo la Universidad Gryffindor en verdad que superaba todas y cada una de sus expectativas.
Miro su reloj de mano y comprobó que aún tenía un poco de tiempo extra y un poco de café no le caería nada mal, sobre todo tras la extensa caminata matutina y que realmente su cuerpo rogaba por un poco de cafeína.
Con ayuda de indicaciones –muy a pesar de tener un plano muy bien detallado- llego hasta la cafetería adornada por lo que parecían ser los logos de los equipos deportivos de la institución, claro que encabezado por el logo oficial de la institución, que en lo personal le parecía muy guay.
Se acercó a la barra mientras miraba cual niño en juguetería todo a su alrededor, estaba fascinado con el lugar.
—Buenos días, ¿Qué desea? –llamo su atención la chica que atendía el lugar, una estudiante quizá o algo así-
—Buenos días –saludo con su acento natal, llamando la atención de las otras dos chicas que atendían el lugar- ¿podrías darme un Macchiato por favor?
—Claro –respondió con una sonrisa coqueta mientras iba a prepararlo-
Cabe destacar que todas las miradas sobre el solo lo estaban incomodando al punto que quería salir corriendo del lugar.
—Aquí tiene –le llamo la chica entregándole el café en la mano con la evidente intención de hacer contacto-
-Gracias –respondió seco entregando el dinero y saliendo del lugar-
¿Por qué no le sorprendió encontrar un "Llámame" junto a un número telefónico?, claro, había recibido ese mismo mensaje muchas veces, tantas más de las que le gustaría aceptar, no podía creer que apenas ponía un pie en ese lugar y ya estaba recibiendo ese tipo de cosa.
Fue a sentarse en la fuente que había en la arboleda, quería con toda el alma tomarse su café en calma, en paz y muy tranquilo.
El tiempo sin dudar pasaba lento cuando no se disfruta, definitivamente él no lo disfrutaba en lo más mínimo, ¿Quién además de Antón disfrutaría de tener a chicas intentando flirtear de las formas más absurdas?, a él definitivamente no.
Durante el tiempo que estuvo intentado beber en paz su preciado café, llegaron chicas de diferentes carreras, unas de clases de medicina, rehabilitación, unas que parecían ser de gastronomía y muchas más, todas con la misma meta, conseguir una cita o su número telefónico.
Cansado de todo ello y antes de que las chicas que reían –de forma para nada discreta- detrás de donde él se encontraba se acercaran, se puso de pie y comenzó a caminar con rapidez hacia el edificio de medicina forense, apenas y tenía tiempo para llegar.
Caminaba algo molesto, durante su trayecto hacia su primera clase, cerca de cuatro chicas habían chocado "accidentalmente" con él, una manera absurda de llamar su atención, para su desgracia su madre le había educado como un caballero y dejar a una chica en el suelo no era para nada algo que un caballero debiese hacer.
Cuando finalmente logro divisar el edificio y a punto de que la felicidad le inundara el rostro, alguien más "chocó" con él y esta vez llevándolo consigo al suelo.
—¡Lo siento¡ -pidió la chica frente a él, sin embargo en ese momento su paciencia se había terminado y su caballerosidad había volado bastante lejos de allí-
—¿Eso es todo? –espetó molesto sin ver a la mujercita a la cara-, ¿es todo lo que dirás como parte de tu coqueteo absurdo y patético?, ¿Cuántas veces crees que he pasado por lo mismo?, ¡no hay forma de que me atraigan con esa coquetería barata!
—¿Disculpa? –se expresó ella igual o incluso más molesta que el-, ¿Qué te hace pensar que trato de coquetear contigo?
—Lo que me faltaba, ahora te harás la digna –dijo Viktor poniéndose de pie-
—No sé en lo que estás pensando y no me interesa, pero sin duda no eres alguien a quien me gustaría coquetearle si siquiera me gustase coquetear
—Eso no parecía cuando chocaste conmigo de esa forma tan falsa, incluso intentaste caer sobre mi
—Definitivamente caer encima de todo ese montón de anabólicos no es algo que me cause atracción o la más mínima excitación, preferiría caer sobre un montón de… estiércol.
—Claro, como si no hubiese visto tus intenciones
—Tengo demasiada prisa y no puedo perder mi tiempo discutiendo con alguien que tiene más músculos que cerebro, y aun que tuviese tiempo de sobra no lo perdería discutiendo con usted señor prepotencia.
Viktor llevó su mirada hasta la chica que lo miraba con el ceño fruncido, ¿Cómo es que ella tenía esa expresión de indignidad en el rostro cuando la víctima era el?, jamás nadie lo había llamado prepotente mientras lo miraba con esa pose de superioridad y un evidente deseo de golpearlo, para empezar ¿Qué clase de chica intenta coquetearle y tras fallar se indigna?
—Mione –se escuchó una voz detrás de ellos-, se hace tarde para el examen.
—¡Cierto! –exclamó cambiando su semblante-, vamos Harry –se detuvo por un momento y lo miro de nuevo a el-, y de nuevo una disculpa, le aseguro que no fue mi intensión chocar y mucho menos algo de lo que muy injustamente me ha acusado.
—Apresúrate Hermione –la voz chillona hablo pasando como un visaje rojizo por su lado, esa voz la reconocería tras escucharla el día anterior-, necesito tus notas.
—Búscalas en otra parte Ron –le dijo ella molesta mientras salían corriendo-
Viktor se quedó allí mismo de pie, no podía creer que se había encontrado de nuevo con los chicos del pasillo, ¿era ella entonces la chica que escucho sollozar el día anterior?, probablemente.
Escuchó el sonar de la campana que lo saco de sus divagaciones, vio su reloj y profirió una mala palabra, era demasiado tarde para su clase, tiro en un cesto su vaso con un poco de café y salió corriendo.
Por desgracia había llegado un poco tarde hasta su primera clase, la suerte fue que había un examen de evaluación diagnostica, por lo que el profesor le permitió entrar en la sala con la advertencia de que no permitiría futuras impuntualidades en su clase.
Había pasado todo momento concentrado en su examen y tomar notas que no noto que la chica de los cabellos estáticos y sus dos amigos se encontraban en la misma clase, lo supo en cuanto el profesor le hablo diciendo:
—Señorita Granger, encárguese de guiar al señor Krum por la institución, al menos hasta que conozca lo suficiente como para no llegar nuevamente tarde a sus clases
A Viktor eso le pareció sarcasmo, un cruel sarcasmo.
—Deberías dejarme eso a mí –hablo una rubia en la entrada del aula-, los ratones como tú solo deberían seguir rasgando sus libros y evitar a los chicos lindos, podrías matarlos del aburrimiento querida.
—Claro, puedes encargarte de ello si gustas, solo procura regresarlo con vida, aun no hay vacunas contra el ataque de ignorancia –le respondió Hermione mientras tomaba sus libros para salir del aula-
—No te vayas a resbalar con tu envidia, sabes bien que si fuera cierto lo que dices no estaría en una de las mejores universidades
—Claro, sigamos fingiendo que no sabemos que has pagado un jugosa suma por permanecer aquí, ahora si me permites, debo ir a "roer" más libros, la vacuna perfecta contra tu virus.
—Estúpida –le había dicho la rubia al verla salir-
Viktor sabia muchas cosas, pero había comprobado muchas más, como el hecho de que las chicas del mismo nivel hacen luchas de rivalidad a su puro estilo, alegando quien está más buena, quien es mejor en algo, quien viste mejor ropa, quien tiene el mejor auto o las mejores conquistas, incluso de cómo le se han bajado los novios unas a otras, pero la "discusión" que acababa de ver era sin duda muy diferente.
¿Por qué habían llamado a la chica de cabello divertido ratón de biblioteca?, realmente ahora que la había observado un poco mejor, ella no lucia como la típica chica coqueta y superficial, quizá la había juzgado mal, más bien la había juzgado muy mal e incluso la había tratado como todo un patán.
—Viktor, erres un idiota –dijo para sí mismo-
Salió corriendo hacia el pasillo donde solo alcanzo a ver el cabello de la chica perderse por los pasillos.
—Nosotros podemos guiarte –le abrazo por los hombros un chico a su lado, mismo que reconoció como el pelirrojo escandaloso-, Soy Ron y él es Harry –señalo a su amigo que solo saludo gentil- y ella, la que salió casi corriendo a la biblioteca es Hermione, ella es muy rara.
Krum no estaba seguro si el tal Ron era el más adecuado para etiquetar a los demás como "raros", no era como si él fuese muy normal.
Pero bueno, quizá esos chicos podrían darle algo de información sobre la chica, quizá algo que lo ayudase en su nueva meta.
Disculparse.
Principalmente por esa manera tan grosera y poco caballerosa de tratarla.
Definitivamente era un idiota.
Hermione llego hasta la biblioteca corriendo, fue hasta los estantes y allí se fue hasta una esquina solitaria donde finalmente pudo dejar caer sus lágrimas, era cansado fingir estar bien todo el tiempo, era cansado responder a cada burla e insulto sin derramar una sola lagrima en el proceso, era difícil mantenerse en pie.
Sentada en el suelo y con sus rodillas a la altura del pecho, Hermione dejo salir sus lágrimas y junto a ellas toda su frustración, con su mano cubría sus labios tratando de evitar que algún sonido que la evidenciara surgieran de estos, solo quería desahogarse un poco para poder recobrar la compostura y salir como siempre con la frente en alto mientras fingía que todo estaba de maravilla.
Tras derramar muchas lágrimas y con os ojos enrojecidos por tal acción, Hermione se levantó y camino hacia la mesa del fondo, antes de llegar tomo un libro de las estanterías, era su favorito, el libro sobre las leyendas de los Lilim, era intrigante y muy reconfortante, un libro que lograba darle calma.
Abrió el libro y comenzó a devorar cada página que pasaba, ,quería estar tranquila para el momento en que Harry llegase en compañía del escandaloso de Ron, ya luego se daría el tiempo de desahogarse a gusto en la soledad de su hogar, igual que cada noche.
.
.
Hola
Gracias por leer
Consejos, quejas y/o sugerencias en un review o por privado nenas, todo sera tomado en cuenta a fin de mejorar.
¡Besitos!
