¡Hey!

Ya que estoy en vacaciones, voy a tener mas tiempo de escribir y eso, por lo cual me he tomado la libertad de escribir otra historia! Realmente, tengo planeadas tres Fanfics para las Crónicas de Narnia: Uno inspirado en el tercer libro, otro Para Edmund y otro para Peter :D

Espero me apoyen y me dejen mucho reviews y todo eso (:

DISCLAMIER!: La historia original le pertenece al creador de sueños C.S. Lewis.


La loca del Páramo de Ettin

Llegaron a Cair Paravel por la mañana, después de las emociones vividas en la batalla, haber visto al Gran León y todo lo acontecido acerca del castigo de Rabadash en Archeland. La cabalgata era silenciosa, pero no ello dejaba de ser enérgica. Había cierto aire de solemnidad en todo ello, ahora que la mayoría habían visto a Aslan por primera vez en su vida y eso les daba mucho en que pensar.

Los recibieron como siempre, con trompetas, vítores y cálidas bienvenidas acompañadas de la planeación de un gran banquete para esa noche organizado por la misma Reina Susan.

Pero realmente, el se sentía agotado.

En cuanto llegó a su habitación, cerró la puerta y se recostó a un lado de la ventana, en aquel lugar que solía utilizar para reflexionar a pesar aunque que este no fuera el caso. Se quedó casi dos horas ahí, viendo el firmamento y descansando de sí mismo. Finalmente, se decidió a pararse y tomar un baño para antes del festejo que aquella noche. Una vez que estuvo limpio, se atavió de ropas escarlata y se dedicó a bajar en busca de su hermana Lucy, que ya debía estar lista. A Susan no, pues cada vez que se esforzaba por planear algo sola no le gustaba ser molestada.

Sin embargo, algo lo detuvo a medio camino. Por segunda vez en el día, unas trompetas se hicieron sonar a las afueras del castillo.

—¡Arriba a Cair Paravel el Rey Peter, Sumo Monarca de Narnia! —anunció el trompetero.

Edmund apresuró su marcha entonces y buscó a su hermana con mayor rapidez aunque le fue casi imposible. Con aquella noticia, toda la gente de Palacio había apresurado su marcha y la planta baja era un caos. Forzó la vista entonces y a lo lejos logró distinguir la figura de una joven semidesarrollada, vestida de rosa y con el cabello ahora largo y cayendo en sus hombros en forma de ondas.

—¡Lucy! —la llamó.

La muchacha le miró desde el otro lado de la sala y se acercó a él, besándole las dos mejillas a modo de saludo.

—Edmund —le dijo—. Peter ha arribado.

Edmund asintió y la tomo de la mano para llevarla hasta los tronos. Se sentaron uno al lado del otro mirando las grandes puertas por las que volvería el Rey Peter El Magnífico, victorioso de su batalla contra los gigantes en el páramo de Ettin.

—¿Cómo crees que le haya ido? —le preguntó su hermana, repentinamente nerviosa.

—Siempre le va bien —le respondió el, tranquilo—. Y ¡por Aslan, que seguramente le ha dado una buena lección a esos gigantes!

Lucy sonrió asintiendo, al tiempo que llegaba Susan y se colocaba a su lado.

—¿Qué tal? —saludó sonriente.

Su sonrisa se había iluminado ahora mucho más, que se sentía para siempre librada de los caprichos de su antigua pretendiente calormeno.

Las puertas se abrieron, dando paso a una caravana triunfante y mucho más numerosa que la que había acompañado a Edmund y Lucy a Archeland. Todos gritaban victoriosos, todavía entusiasmados por el éxito en la batalla. A la cabeza, un hombre alto y de cabellos rubios hizo una reverencia a modo de broma hacia los que se encontraban sentados en los tronos.

—¡Ya, Peter! —lo reprendió Susan, conteniendo una carcajada—. No eres un sirviente.

Dicho esto, la reina más hermosa que pueda verse se paró y se acercó a su hermano, estrechándolo en sus brazos y embargada de felicidad; alejándose después para mirarlo orgullosa.

—Que Aslan te acompañe —lo bendijo.

Peter le sonrió y saludó a sus hermanos con la misma efusividad, para después despedirse con cortesía y partir a ponerse un poco más presentable.

Pero en menos de lo que le tomó marcharse, se escucharon unos horribles gritos desde lo más remoto en el fondo de toda aquella caravana que estremeció todo a su alrededor. La gente de palacio calló. Los soldados se enfadaron y Peter puso los ojos en blanco. Lucy se horrorizó y Susan casi se desmaya del susto.

—¿Qué es eso? —se atrevió a preguntar la más joven de los cuatro.

De entre el tumulto de gente, se abría paso algo que causaba gran revuelo.

—Ya lo había olvidado —se quejó Peter.

Un par de soldados sostenían una cuerda gruesa que jalaba a un prisionero de guerra, una mujer que se retorcía y luchaba contra sus ataduras como si su vida dependiera de ello. Estaba ataviada de tantas ropas tan holgadas que apenas se adivinaba su complexión, pero sin duda debía de ser delgada, pues su cuello esa huesudo y su aspecto, desnutrido. Su cabello estaba totalmente enmarañado y le tapaba el rostro en totalidad. De su espalda colgaban arco y flechas de fabricación pobre.

—¿…Y esto? —preguntó Edmund, al ver a la pobre criatura, que iba además, descalza— ¿De dónde has rescatado a esta loca?

Peter se tensó. Los soldados que la llevaban atada de las muñecas hicieron una reverencia y se dirigieron a el.

—Intentamos silenciarla, pero es indomable —dijo uno.

—¿Qué hacemos con ella? —preguntó el otro.

Peter suspiró pesadamente. Descansó los brazos en la armadura y miró al piso.

—Asígnenle una habitación —ordenó. Susan abrió los ojos como un par de platos.

—Pero hermano… —intentó persuadirlo— ¿Cómo vas a darle vida de palacio a un prisionero?

—No es una prisionera —le aclaró El Magnífico—. Podría decirse incluso que nos salvó… hasta que empezó a arremeter también en nuestra contra. La capturamos cuando nos dimos cuenta de que era una hija de Eva, pero ella se resiste, es por eso que la atamos.

—¿Y la has traído en contra de su propia voluntad? —inquirió esta vez Edmund—. Recuerda que es un país libre, y Ettin esta casi fuera del dominio narniano.

—Sí, lo sé hermano. Pero algo me dijo que tenía que traerla.

Se escuchó de nuevo el grito desgarrador. La mujercilla intentaba deshacerse de sus ataduras con todas sus fuerzas. Uno de los soldados intentó someterla, pero la energía de la joven eran interminables; ella no paraba de gritar y asestar patadas a todo aquel que quisiera callarla o detenerla. Decía y pronunciaba palabras desconocidas, lo que hizo que Susan se aterrorizara más.

—Ah, y Susan —la llamó Peter—, tú la vas a educar.

La piel de la reina se puso pálida como la nieve del invierno eterno y por poco cae de espaldas, si Edmund no la hubiese detenido en el acto.

—Hermano… —le suplicó— no seas cruel…

—Es aun más cruel privar a esta dama de la educación y una buena vida —señaló él.

Nadie se atrevió a dar réplica y el rey se marchó triunfal.

Se hizo el silencio entre los tres hermanos. Primero se miraron y después volvieron a figurar en la salvaje. Acababa de sacar una daga de Dios sabe dónde.

Lucy profirió un grito de horror y los guardias la soltaron. Rápido, deshizo sus ataduras y corrió a la salida.


¿Que tal? Ya escribo sobre cosas muy variadas, no? xD

Bueno, espero les haya encantado para que manden reviews, si no, mandenlos de todos modos (:

Espero continuarla pronto, ya tengo mucha idea de como se desarrollará la historia...

Bye!

Nos leemos!