N/A: Ok…como solo he visto un par de fics cartyle en la categoría en español y ningún cutters (será que no he buscado bien? :'D) así que pensé "hey! Por que no hago yo uno?" y planeaba hacerlo tierno y con mierdas románticas pero en un punto de mis delirios pre fanfic la historia se torció…así que aquí tenemos otro inventó extraño el cual SI tiene un fin (. . .e_e). La historia la manejaré en base a POV, siempre con distintos personajes.

En fin… South park no me pertenece y blablabla.

__________________ Butters __________________

Solo

Cuando sentí mi ropa lo suficientemente empapada me levanté del suelo, mordiéndome el labio para contener un aullido de dolor. No quería mover un solo músculo pero estaba nevando y estar empapado en las calles de South Park a las 8 PM solo me conseguiría un resfriado como mínimo. A riesgo de tener varias fracturas o algún derrame interno una pulmonía es lo que menos necesitaba en esos momentos.

En cuanto me incorporo miro la nieve debajo mío teñirse de color carmesí. Un hilillo de sangre se desliza con lentitud por mi brazo, entonces me percato de mis ropas: mi camisa azul claro esta mojada, sucia y llena de rastros de sangre. Rayos, mamá va a matarme…y ni siquiera le llevara demasiado tomando en cuenta mi condición actual.

Apenas doy un paso un chillido de dolor sale de mis labios. Cada vez empeora…

Probablemente mejorará

Quizá los chicos de doceavo grado se den cuenta de su error y dejen de meterse conmigo, quizá cuando recapaciten dejen de golpearme cuando me encuentran solo al finalizar las clases y sólo quizá podré vivir hasta terminar la preparatoria sin tener algún daño permanente o terminar en coma…quiero creer en esa posibilidad, me aferro a ella cada día que mi voluntad flaquea y deseo encerrarme en mi cuarto y huir de todo esto, pero ser optimista, reír de una manera real es cada vez mas difícil.

Supongo que mi situación no es nada fuera de lo normal por que a nadie parece importarle, desde niño todos han abusado de mi, por lo que deben pensar que ya debo estar acostumbrado…como si alguien pudiera acostumbrarse a ser humillado frente a todo el pueblo todos los días o al vomito y dolor en consecuencia de un encuentro con los de doceavo grado.

Además de haber perdido mi dinero, el último autobús pasa hasta las 10 así que me tardó por lo menos una hora y media llegar hasta mi casa. Me detengo frente a la puerta con mi mano titubeante sobre el picaporte.

No quiero entrar…

¿Qué tan malo podría ser pasar la noche fuera?

Quizá con un poco de suerte termine congelado

Sonrío con nostalgia para mis adentros. Un amigo de la infancia había intentado lo mismo. Eric Cartman, ¿Qué será de el ahora? ¿Estará en mejores circunstancias que yo? De cualquier forma, si le va mal es lo de menos, Eric se encargará de tornar el curso de las cosas a su manera, siempre encuentra la forma de hacerlo. A diferencia mía que ahora suspiro resignado al abrir la puerta de mi casa y enfrentar lo inevitable de una vez por todas.

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-¡Es increíble Butters! ¡No se como te las arreglas para terminar de esta forma siempre! –brama enfurecido mi padre en medio de la sala.

Mi plan para pasar desapercibido hasta llegar a mi habitación había fracasado miserablemente.

-Butters cariño, no deberías involucrarte en tantas peleas, las manchas de sangre no salen con facilidad de tu ropa –dice mi madre en tono conciliador, señalando mi camisa- esa prenda era nueva, ahora tendré que tirarla junto con las otras.

Mi padre maldice molesto mi aparente inconciencia a nuestra situación económica mientras su rostro se pone rojo con cada bramido.

Mi madre se preocupa mas por una camisa que por las heridas abiertas de su único hijo.

Lo veía venir. Quiero replicar, pero no puedo. Mi padre continúa gritándome y una vez más me es imposible aclararle que su pequeño Butters no se involucra en ninguna pelea, qué es lo suficientemente pequeño y débil como para que lo conviertan el punto central de ella. A estas alturas puedo decir con certeza lo que los chicos de south park piensan de mi, soy ingenuo, no por eso estúpido y puedo ver con toda claridad la lastima de sus miradas y la condescendencia en sus palabras. Pero mis padres, los mismos que me acusaron de ser "bicurioso" a los ocho años, los mismos que no se tomaron la molestia de investigar las raíces de mi conducta vampírica en primaria y los mismos que ahora piensan que la sangre en mi ropa es ajena, ¿Qué pensarán ellos de mi?

-¡Estas castigado Butters! ¡Durante dos semanas! –Sentencia mi padre.

-Pe-pero…papá yo no…-Ahí esta, el tartamudeo.

-¡Ahora ve a tu habitación y no salgas hasta haber recapacitado!

-¡Pero…!

-¡A tu habitación!

Por un momento intento oponerme a el, lo reto con la mirada mientras el continua señalando con la mano mi habitación. Cuando lo veo fruncir aun más el entrecejo no hago más que maldecir entre dientes y termino por subir a mi habitación. De cualquier forma tengo que lavarme las heridas.

Los golpes son cada vez mas dolorosos, las heridas son cada vez mas profundas, y las miradas…esas miradas no me gustan. En especial la de aquel chico kannet, cada vez que terminan de hacerme trizas y cuando todos ríen el me mira retorcerme de dolor en el piso, lo hace de una manera intensa y sus ojos se oscurecen de tal forma que el solo recordarlo me da escalofríos. Viéndome obligado a tomar una ducha, me quito las ropas con extremo cuidado y me pongo debajo de la regadera. El agua caliente sobre mis heridas me hace soltar leves gemidos de dolor. Ya han pasado varios meses desde el último baño que disfruté sin contener chillidos, y es que cuando parece que las heridas están sanando kannet y sus amigos vuelven a abrirlas, incluso crean más, así que nunca deja de doler.

Aunque los golpes no comenzaron hasta que puse un pie –por vez primera- en la preparatoria de south park, los insultos y bromas pesadas en el último año de secundaria eran un preludio de ellos.

Al principio me había hecho a la idea de que era un novato, y así era como los de grados mayores nos recibían, se detendría cuando se aburrieran. Y lo hicieron. Dejaron de molestar a casi todos los estudiantes nuevos. Menos a mí. Y el problema es que ahora faltan unos cuantos meses para terminar mi primer año y no parecen aburrirse en lo más mínimo.

No fui el único de nuestro antiguo salón que se convirtió en la presa preferida de los de grados mayores. Kyle Broflovski vivió una situación similar. Siendo tan estudioso y amable como era supongo que les pareció el blanco perfecto; pero he aquí otra diferencia notable entre los adolescentes comunes y yo, Butters.

Kyle podría ser apenas unos centímetros más alto que yo y carente de una masa muscular como la de stan, pero de alguna manera kyle es fuerte. Fue probablemente el involucrarse en tantas peleas con Eric lo que lo hizo bastante capaz de defenderse solo, así que cuando a un par de chicos de un salón contrario les pareció gracioso robarle el gorro y mofarse de su afro en el patio de la escuela, kyle les dejó muy en claro que el no era otro estereotipo mas del típico estudiante con excelencia académica. Por supuesto el problema no término allí, el mismo par de chicos lo abordaron una tarde en el estacionamiento de la plaza, esta vez iban acompañados de varios muchachos de doceavo grado. Pero el número de abusadores no era la única variable, si no que esta vez kyle tampoco estaba solo. Para desgracia de los muchachos no solo Stan Marsh –el deportista estrella de todo el pueblo- lo acompañaba, si no que Clyde, Kenny y Craig –el ahora quarterback del equipo de football americano- estaban con el.

Después del resultado de la pelea, nadie ha vuelto a meterse con kyle.

Así pues, la fuerza no es la única diferencia en la historia de kyle y la mía, si no también los amigos. Si algo le llegase a suceder a kyle, stan cazaría al responsable hasta asesinarlo y no cabe duda de que kenny lo ayudaría a esconder el cuerpo.

Yo estoy solo. A veces almuerzo con ellos o los saludo en los pasillos, pero además del saludo cortes de kyle el único sentimiento alejado de la indiferencia que recibo es la lastima en los ojos de kenny. De los tres es el que parece prestarme más atención pero cuando hablo pero su mirada siempre esquiva la mía. No lo entiendo… ¿Tan deprimente es mirarme?

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Una vez que mis padres interrumpieron mi –prolongada- ducha, (de nuevo alegando acerca de cómo abuso de los privilegios y libertades que se me dan) me puse el pijama más suave que encontré y me metí a la cama.

Mi pijama era de una pieza, con orejas de conejo y un pequeño rabo blanco, mi favorita. Tendré quince años pero algunos viejos hábitos son imposibles de dejar.

La suavidad de la cama y la frialdad de las sabanas casi me hicieron ronronear, estaba agotado. Estaba apunto de apagar la luz cuando una foto sobre mi mesa de noche llamó mi atención. Era la foto de la ceremonia de graduación de 6° grado. A veces suelo contemplarla, cada vez que la veo no puedo evitar sonreír.

Todos los chicos con los que crecí estaban en ella. Era una foto desastrosa y la espontaneidad de los sucesos en el momento justo en el que tomaron la foto es lo que la hace tan especial. Bebe aparecía guiñando el ojo, stan sosteniéndose el puente de la nariz mientras yo miraba con horror a kenny desangrarse hasta la muerte debido a alguna estúpida apuesta con Eric, lo sé por que el robusto castaño aparece señalándolo y casi partiéndose de la risa.

Eric y su madre Liane Cartman abandonaron el pueblo a mediados del segundo año de secundaria del menor, sin decir una palabra. Nadie esta seguro del motivo pero a nadie pareció importarle demasiado tampoco. Yo por mi parte…no estoy seguro de cómo me sentí. Una parte de mi estaba aliviada, el cruel moreno no volvería a meterme en problemas ni a tomarme el pelo, pero otra parte de mi estaba triste por que Eric había crecido conmigo, habíamos pasado por mucho juntos. Cuando lo recuerdo no puedo evitar fruncir el entrecejo al rememorar las veces que se burló de mi, pero también es como si el hubiese sido un amigo. Al final de todo siempre recurría a mí, siempre me necesitaba…

Siento mis ojos comenzar a humedecerse ante tan depresiva perspectiva: la persona que mas me utilizó y mas se burló de mi fue quizá uno de mis mejores amigos, por no decir que quizá el único.

Limpio mis lágrimas con la manga de mi pijama e intento apartar esos pensamientos de mi cabeza. Una persona así de cruel no merece ser recordada con cariño ni tampoco puede ser llamado amigo.

Vuelvo a colocar la fotografía en la mesa de noche y apago la luz. Una vez la oscuridad invade la habitación, puedo notar, sin un dejo de sorpresa, como también parece consumirme a mi. No es la primera vez que acostado sobre mi cama, cambio la autocompasión por rabia.

Esos chicos, ¿Por qué se empecinan en abusar solo de mí? ¿Es que los he ofendido de alguna forma? ¿Quiénes se creen que son después de todo? Y mis padres, los peores padres de toda la historia. Si no van a apoyarme deberían guardar silencio. Nunca tartamudeo tanto como cuando estoy frente a ellos. Incluso mi manía de tallarme los nudillos aumenta en su presencia al grado de dejármelos rojos.

A veces desearía que todos desaparecieran, después de todo, no es como si su ausencia me hiciera sentirme más sólo de lo que en realidad estoy.

Pero no hay nada que yo pueda hacer.

No hay nada que Butters pueda hacer…

Casi por reflejo me levanto y comienzo a buscar algo debajo de mi cama. En una caja vieja, se encuentra lo que busco: un viejo (y mal hecho) casco de aluminio.

- No hay nada que Butters pueda hacer, pero el doctor caos es distinto.

Bromeo para mi mismo. Me coloco el casco que brilla al momento en que la luz de la luna choca contra el…y de pronto me siento otra persona. Una más valiente e intrépida. Con menos conciencia y con más fuerza.

- Si, si ellos desaparecen podría ser libre –comencé fingiendo una voz mas profunda- ¡Y-yo, el doctor caos podría hacerme libre si los hago desaparecer! ¡A mis padres, a esos chicos de doceavo grado, a todos!

Comienzo a reír quedamente hasta que no puedo contener la euforia y hecho mi cabeza hacia atrás riéndome abiertamente.

-¡Butters! ¡¿No te has dormido todavía?! – Grita mi padre desde fuera de mi habitación-¡Si no te duermes inmediatamente te aumento una semana de castigo!

Guardo silencio al instante y me cubro con la sabana. Es incomodo dormir con el casco puesto pero me siento incapaz de quitármelo en estos momentos. Mientras intento conciliar el sueño no puedo evitar el imaginarme varias maneras de deshacerme de los chicos de doceavo grado y mis padres.

Todo mejorará, se de que así será

Es mi último pensamiento al empezar a sumergirme en el sueño mas tranquilo que había tenido en años.

Completamente ajeno a que mi libertad llegaría de la manera más inesperada y escalofriante posible.

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Si…corto…tedioso…pero oh bueno. Veanlo como un prólogo...o algo que justifique lo ya dicho -.-ll