Traigo un nuevo fic que se me ocurrio al escuchar a mis vecinos dicutir xD
Dejen comentarios con su opinion.
Estare subiendo la continuacion cada semana al igual que mis demas fics.
Bye.
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Entre por la puerta principal dando un suspiro de cansancio. Estaba molida por todo el trabajo.
La directora del hospital estaba de vacaciones con su nuevo marido y yo y la pobre Shizune nos las hemos tenido que apañar solas. El trabajo parecía nunca terminar además de las responsabilidades que tenía en la semana. Finalmente hoy me canse y deje a otra persona para que me relevara solo por este día.
Hoy mi marido llegaba tarde y mientras tanto podría ir a darme una larga ducha.
Cuando empecé a subir los escalones que se dirigían a la planta alta donde estaba nuestra habitación, a medio camino me encontré uno del par de zapatos que no encontraba hace unos días. Seguro Naruto volvió a hacerme una de sus bromas mientras se pasaba por la casa. No sé cómo no se me ocurrió antes que era él quien se estaba llevando mis zapatos.
Escuche personas en la planta alta, me asuste.
¿Debería llamar a la policía?
No, tal vez era Naruto haciéndome una de sus bromas.
Me puse de puntillas para no hacer tanto ruido y darle una sorpresa, aunque los tacones de aguja no me ayudaban de mucho.
Contuve una carcajada cuando me encontré en frente de la puerta del dormitorio, pero ni felicidad no duro mucho al escuchar una risa femenina, y no era la mía.
La puerta estaba entre abierta.
— ¿Dónde ese jabón?— La voz chillona hablo desde el baño de la habitación.
—Ya sabes que está en el estante de arriba— parecía bastante relajado.
Yo estaba en shock. Estaba con otra mujer.
El muy bastardo.
Abrí un poco más la puerta y pude verlo desnudo sobre la cama hablándole a la mujer que se encontraba en el baño. Sin pudor y orgulloso de sí mismo.
Tuve nauseas y di unos pasos para salir de ese lugar que antes llamé hogar. Ahora ya no podría.
Mis tacones resonaron contra la madera del piso, mire sobre mi hombro y lo vi levantarse enredando las sabanas sobre su cuerpo. En cuanto me identifico cerró la puerta del baño y corrió hacia mí.
Voltee el rostro y apresure el paso. Y como dije, los tacones de aguja no ayudaban.
Apenas baje unos escalones cuando sentí sus enormes y fuertes manos aprisionar mis brazos y hacerme voltear el cuerpo.
No lo miraría a los ojos. El no se lo merecía
—Sakura—mi nombre fue un susurro entre sus labios. Rojos y húmedos por el reciente acto.
—Ese es mi nombre, no lo gastes muñeco— lo dije con la mayor coquetería que pude mientras reprimía las lagrimas y veía mis zapatos mientras los maldecía internamente. Solté una risilla sin gracia.
—Esto no tiene nada que ver con nosotros, tu eres mi esp— interrumpí su discurso de hombre reprimido.
— ¿Cómo puedes tener el cinismo de decirme que no tiene que ver con nosotros? ¿O es acaso que no tienes la suficiente materia gris para pensar con la cabeza de arriba?—por fin le di cara y pude notar que no había ni asomo de arrepentimiento en su expresión.
—Solo tenemos que hablarlo, amor. — me pego en su pecho y eso fue suficiente para dormirme un momento, hasta que…
— ¿Qué estás haciendo y por qué me cerraste la puerta en la cara?—Coqueta y divertida más que enojaba.
Esa era la clase de mujer que yo no era.
Vi que llego a las escaleras totalmente desnuda.
Claro
¿Y por qué no?
Mi hermana.
En cuanto me vio corrió de nuevo hacia la habitación.
—Mierda—no me soltó. Por el contrario solo me acerco más.
Mi hermana había pisado con lo mucho el vestíbulo de nuestra casa.
Claro hasta donde yo había sabido.
—Parece que conoce mejor la casa que yo, ni idea tenía que había jabón en esos estantes— lo empuje suavemente pero él no dejaba de hacer fuerza sobre mi espalda y brazos.
—Sakura esto no es nada serio, es de una noche. Seguro lo superaremos— me beso la coronilla de la cabeza y olio mi cabello. Él ni arrepentido, ni triste, ni nada de lo que yo esperaba.
— ¿De una noche? "Ya sabes que está"—puse mucho furor en esas palabras. De inmediato se dio cuenta que estaba citando las palabras que le dijo a la puta que tengo por hermana, cuando ella estaba buscando "ese jabón"— no es la primera vez. —me separe con toda mi fuerza de él y me tambalee un poco.
—Eso no— ya estaba harta de sus mentiras.
— ¿Sabes?—empecé tranquilamente mientras le hacía frente a su mirada. — ¡Ya estoy harta de llorar en las noches engañándome a mi misma sobre mis sospechas de que te acostabas con alguien más, pero jamás imagine que tuvieras tan poca decencia para hacérselo a mi hermana! ¡ Estoy harta de mi ingenuidad al no darme cuenta que estas lleno de mierda! ¡De los días más cansados y horribles los he pasado junto a ti! ¡Que cuando más te he necesitado tú estabas trabajando! ¿¡O se eso era lo que me decías verdad!?—Le grite todo lo que he reprimido de nuestro matrimonio y tuve que cerrar los ojos por el esfuerzo que hice al gritarle tan fuerte. Tome aire para gritarle otras cosas que me molestaban pero me detuvo su voz.
—Siempre me ha molestado que seas tan ruidosa—se zarandeo el cabello y me miro como cualquier otro día. Como si no hubiera hecho nada malo. —Le diré que se vaya para que regresemos a como estábamos ¿Bien?—lo decía como si me estuviera haciendo un favor.
Me reí estruendosamente. No era una risa de diversión.
—He tenido un día de mierda. — me pase la mano por el cabello.
—Yo también—Me reí aun más fuerte ante su comentario.
—Quiero el divorcio— me seguía riendo. De seguro me veía como una loca— Ya no quiero ser parte de tu juego. Solo a tu conveniencia. Te casaste conmigo porque es la mejor imagen que le puedes dar a la empresa, por mis estudios, por mi familia, porque yo no tengo problemas de alcohol ni escándalos como la mujer de la habitación. Ya ni siquiera la puedo llamar hermana. La mejor doctora del hospital central de la ciudad, una esposa ejemplar y buena con las relaciones publicas. No veo mejor partido, pero parece que eso no es suficiente para ti, y ahora que me doy cuenta para mí tampoco es suficiente—las palabras parecían veneno saliendo de mi boca. El que se había quedado calladito hasta el momento puso una sonrisa de satisfacción y me miro con ojos de serpiente.
—Tienes toda la razón, pero no me pienso divorciar de ti, además de ser mala publicidad para los negocios, yo aun te amo Sakura. Es simplemente que soy hombre y me encantan las mujeres. Te amo pero así son las cosas—Acomodo mejor la sabana haciéndole un nudo. — Así que no te pienso dar el divorcio. —empezó a subir las escaleras.
— ¿Así que te crees digno de la poligamia?—me burle de su estúpido orgullo y subí tras él en las escaleras, cuando llegamos de nuevo a la segunda planta. Ignoro mi comentario y siguió caminando.
—Yo se que en dado caso de que yo no te dé el divorcio tu no vas a hacer nada. Por tus padres—El muy maldito me conocía muy bien y tenía la cabeza fría para decirme eso. El sabía muy bien que ellos no me dejarían divorciarme cualquiera que fuese el motivo por el cual me queria sepapar, pero ellos no lo permitiriar porque mi esposo sería el próximo dueño de la corporación Uchiha.
—Que bien me conoces Sasuke—camine con él hasta la habitación.
Cuando entre después del pelinegro pude ver a mi hermana arreglarse la ropa.
—Sakurita—era un todo difícil de definir.
—Karin. No cambias ¿verdad? Vete mientras tienes tiempo de irte, porque mis padres no se harán de la vista gorda cuando se enteren—Tenia en la mano el par del zapato que estaba en la escalera. — ¡ah! Por cierto, regresa cada uno de los pares de zapatos que te has estado llevando. Mañana a primera hora los quiero ver todos en su lugar o te acordaras porque soy quien soy, Karin. Hermana mía— Salió corriendo por la puerta después de dejar caer el zapato que tenia entre las manos.
—Y así de fácil se arreglar las cosas mi amor—entro al baño y escuche el agua correr.
Después de dos años de matrimonio y tres de estar comprometidos, no terminaba de conocer a Uchiha Sasuke.
Si tan solo me hubiera casado con su hermano. Estaría en Dubái, en la sucursal Uchiha con mi flamante y encantador cuñado. Que por cierto se había divorciado de Karin después del primer año. Ahora ni la misma afrodita lo seduce.
Pero ahí estaba yo.
Atada a un hombre que no se si amo y menos si él me ama a mí. Que me trata como mierda y que poco hace por complacerme.
Pero si él creía que la monogamia era una tontería, pues ¿Por qué no intentarlo yo también?
Total. Hombres no me faltaban.
Claro que no quería meter la cabeza en la boca del león yo sola, tendría que tener cuidado de la prensa.
Pero de Sasuke. Hasta le daría espectáculos de vez en cuando para ver si así se cansa y me deja libre.
Conocí poco después de casarme, al hombre del que me enamore.
Pensé que podría empezar por él. Que fuera el primeroen mi lista de hombres y cuando Sasuke se enterara los celos se lo comieran vivo.
Pero él no se merecía estar en nuestro juego de "tira y afloja".
Naruto era demasiado hombre para estar junto a mí, y hasta mucho macho para ser amigo de Sasuke.
Pero así fue como lo conocí. Como el padrino de mi boda.
Ni que remedio.
Escuche que la ducha se detuvo y para ese entonces yo ya tenía listo lo que ocuparía esa noche para salir a tomar unas copas al Gas Panic, un bar que estaba a veinte minutos de casa.
En cuanto el salió del baño no le di tiempo de decir o hacer nada. Pase junto a él y cerré la puerta en cuanto estuve dentro de la habitación humeante y cálida.
Contrario a los planes que tenía en un principio de tomar una ducha larga y reparadora, me limpie el sudor y mugre que se prendió a mí por lo contaminado de la ciudad, en 15 minutos.
Cuando por fin me digne a pisar de nuevo nuestro lecho, Sasuke no se encontraba ahí.
Me cambie rápido. Una blusa azul aqua holgada de tirantes que dejaba un poco al descubierto mi bra strapless negro.
Mi pechos no eran unos bultos enormes, pero eso sí, eran redondos y firmes.
Sasuke nunca los aprecio.
Una falda de tubo, negra, corta.
Apenas cubría mi trasero y se amoldaba bastante bien a la curvatura de mi generosa retaguardia.
Zapatos de plataforma negro, gamuza. Christian Louboutin.
Mi cabello largo y lacio agarrado en una cola de caballo alta y maravillosa que dejaba vista de mi nuca y mí ovalada cara.
Sentía cosquillas por el roce de las puntas en la media espalda.
Lo había dejado crecer porque a mi marido siempre le ha gustado el cabello largo en las mujeres.
Tome mi cartera de mano. Prada.
Regalo de bodas de mi suegra.
Baje las escaleras lentamente sintiéndome la mujer más hermosa y exuberante del mundo y me encontré a Sasuke bebiendo un trago de ron en su mini bar.
Me recorrió con la mirada y sus pozos oscuros, brillaron como hace mucho no lo hacían.
—-¿A dónde vas tan bien vestida y a estas horas? No mencionaste que tuvieras planes—me dolía verlo tan confiado de si mismo
—Voy a salir a divertirme, hace mucho que no lo hago. Además de que no soy la única que omite cosas. Mi amor— el nudo que tenía en la garganta se libero al decir con tanta ponzoña lo que una vez dije con tanta ilusión.
Aunque nunca he estado segura de mi amor por Sasuke.
Nunca supe si lo que sentía por él se podría llamar amor.
Pero eso si… me enamore después de casada de un hombre que no era mi marido.
Y él jamás lo sabría.
—Voy contigo, me cambio y nos vamos—antes de subir por las escaleras me mando una sonrisa seductora que solo logro darme nauseas.
Obvio no lo iba a esperar.
Llegue a la avenida con los tacones matándome y tome el primer taxi que paso.
No tenía planeado conducir teniendo en cuenta que tenía planeado tomar.
Contuve una carcajada al repetir mi último pensamiento una y otra vez.
"No tenía planeado conducir teniendo en cuenta que tenía planeado tomar.
No tenía planeado conducir teniendo en cuenta que tenía planeado tomar.
No tenía planeado conducir teniendo en cuenta que tenía planeado tomar."
Solté una carcajada y el taxista dio un respingo en su lugar.
—Lo siento— me ruborice y baje la mirada.
Era sorprendente lo bien que había tomado eso de Sasuke y Karin.
Entre por la puerta del bar y de inmediato sentí las miradas sobre mí. No solo las masculinas, notaba la envidia de las señoritas.
Bueno unas señoritas no me miraban tan inocentemente pero decidí ignorarlas.
Llegue a la barra y me llego un trago sin haber pedido nada.
—Se lo manda el joven de allá— mire en esa dirección y me encontré con un joven guapo y elegante.
Tome un poco de la bebida que me entrego el camarero. Copa de nada*. Este hombre quería llegar al punto del sexo y nada más. Que bebida tan fuerte para ofrecerle a un dama.
De abundante cabellera roja y ojos rubí. Me recordó a mi molesta hermana.
Cuando fue consciente de mi mirada levanto su bebida y me sonrió de manera sugerente.
Bueno, no era feo.
Se levanto y camino hacia mí, se sentó en el lugar libre frente a mí.
—Hola. Me llamo Sasori ¿Qué tal?—me extendió su mano para que la estrechara con la mía. Hice lo propio y extendí mi mano sobre la suya. — Casada ¿eh?— jugaba con mi anillo de compromiso entre los dedos.
Carajo.
Olvide quitármelo
—Divorciada— trate de sonar lo más segura posible. Rápidamente retire mi mano y empecé a forcejear con el anillo. Cuando por fin salió, escuche una risilla simpática.
Sasori se estaba riendo.
Di un sorbo a mi trago.
— ¿Te parece si hablamos con un poco mas de privacidad?— estaban empezando a incomodarme las miradas que me dedicaban algunos hombres y mujeres (sobre todo mujeres).
—Claro. Hidan— llamo al joven que me dio la bebida. Le hablo al oído y me asuste al pensar que me estaba enredando con personas peligrosas.
Tomo mi mano y me condujo hasta una habitación amueblada con sillones grandes y cómodos. Perfectos para recostarse.
Cuando el camarero cerró la puerta tras de sí, las luces empezaron a descender hasta quedar unas suaves y discretas luces azules.
Nos acomodamos en el más largo y grande de los tres sillones que se encontraban en aquel lugar. Torcí un poco mi posición para verlo de frente.
—Y… ¿a qué te dedicas?— me parecía bien conocer a mi interlocutor antes de enrollarme con alguien para vengarme de mi marido. Pero ahora que empezaba a pensar con claridad ya no me parecía tan buena idea acostarme con cualquiera.
—Tengo una constructora—me entrego una tarjeta.
¡Claro!
Akasuna no Sasori. El hombre que tenía delante de mí, construyo la casa en donde actualmente resido.
Extendió su brazo por el respaldo rozando mi cuello con las llenas.
—Pero me parece que tú no te has presentado— ahora que estaba segura que él al igual que yo era alguien que tenia cuidar de la imagen podía estar más tranquila. No me metí con nadie peligroso, al menos.
Me mordí el labio al sentir algo de culpa al pensar en mentirle, pero mi nombre era muy reconocido por ser esposa de Sasuke y ser doctora en el hospital general de la ciudad.
—Sadako—sonreí como lo hacía en las entrevistas que tenía con Sasuke.
Una pareja de comercial. Qué asco.
— ¿Sadako Yamamura*?—Ambos soltamos una carcajada—no te pareces en nada.
—No, Sadako Ayamani— mentí con esa horrible sonrisa de nuevo
— ¿Y a que te dedicas?— empezó a hacer suaves círculos en la piel de mi cuello
—Soy la recepcionista de Sai Uchiha—recurrí al nombre del primo de mi esposo. Era gerente en uno de los edificios de la ciudad.
Las caricias en mi cuello están empezando a subir el calor de la habitación al poner muy en claro que pasaría después que terminada de hablar.
—Vaya—tomo mi nuca y jalo de ella para que nuestros alientos se rozaran. El acercamiento era tortuoso y empecé a disminuir la distancia.
Nuestros labios se rozaron y el hablo contra mi boca después de ese inocente roce.
—Tus labios son los más suaves y dulces que he probado, y eso es solo un pequeño toque. Son rojos y tienen un contorno y figura perfecta. ¿Por qué estarías divorciada? —volvió a atraerme hacia él y posiciono firmemente sus labios sobre los míos. Empezó a moverlos lentamente disfrutando, entreabrí un poco los míos para capturar su delgado labio inferior entre los míos. No lo soporto y sentí su lengua colarse entre mis dientes. Empezó a inclinarse sobre mí, recorriendo mis muslos con las manos.
Sentí que se detuvo en el borde de mi apretada falda, sin dejar de besarme, metiéndome la lengua hasta la garganta con la excitación en el aire, empezó a deslizar su mano entre mis piernas hasta que sentí uno de sus dedos, peligrosamente cerca de mi ropa interior. La falta estaba empezando a subir y enredarse en mi cintura. Termino con mis delirios cuando sus largos dedos recorrieron mi intimidad sobre la ropa de algodón.
Recostada en ese sillón de cuero, con un hombre pelirrojo sobre mí. Metió una rodilla entre mis piernas y las separo lentamente hasta verse enterrado entre ellas. Retiro su mano que viajo de mi cadera hasta uno de mis pechos que entrujo vigorosamente. Notó que mi pezón urgía por caricias y paso repetidas veces su dedo pulgar sobre mi pequeño monte. Me sonroje, pero en ningún momento deje de besarlo, cuando sentí su erección entre las piernas sobre mis bragas. Di un gemido recatado, mis manos viajaron por su espalda hasta tomar tu trasero entre mis manos y apretarlo con lujuria.
El ruido de la puerta abriéndose nos hizo voltear la cabeza y quedarnos estáticos.
—Perdón, pensé que era el baño—un atolondrado rubio agito las mano frente a él y di un último vistazo antes de cerrar la puerta.
No puede ser.
No paso siquiera un segundo, la puerta se abrió de nuevo con un rubio bastante curioso.
— ¿Sakura?—Naruto estaba que no se creía lo que estaba viendo.
La imagen no era muy inocente, yo con Sasori sobre mí con una mano en el pecho, las piernas abiertas como toda una gimnasta y con dicho hombre enterrado entre ellas. Mis manos sobre su abundante trasero apretando y majeando.
— ¡Naruto!—
Ahí estaba en hombre al que yo amaba, el padrino de mi boda, el mejor amigo de mi marido
Viéndome a punto de follar con un hombre con el que había cruzado palabra siquiera.
Y es que de verdad.
El día de hoy… fue un día de mierda.
Copa de nada*: Una carga de ron, tequila blanco, wodka, ginebra, jugo de naranja y un toque de granadina
Sadako Yamamura*: es la chica que mata a las personas que ven su video en The ring.
Haganme saber si les gusto y sobre todo que cosas fueron las que mas les llamaron la atencion.
Besos y amor.
Nanami-chan
