Tanta ansiedad y desesperación no podía tener como envase ningún cuerpo capaz de contener vida, y menos uno tan pequeño. Buscar objetos no era su especialidad. Cada vez que podía maldecía el no poder tener a su amigo echidna para hacer ese trabajo, aunque después agradecía ese hecho ya que no podía desearle a él estar en ese infierno, a decir verdad ni siquiera a Eggman. Era un suplicio el solo respirar el aire plagado de una especie de dióxido de carbono que bajaba desde las negruzcas nubes a envenenar los pulmones, la tierra era una especie de concreto roído quizás por los años de lo que parecía haber sido alguna vez una civilización avanzada, escombros por doquier, uno que otro edificio en pie pero la mayoría eran inestables ruinas que amenazaban con aplastar a cualquier ocupante, pero lo más detestable eran sus compañeros de juego que al verle no titubeaban en dispararle y aventarle explosivos , una de las razones por las que seguía con vida es que se había mantenido como un blanco difícil de alcanzar gracias a la increíble velocidad que lo caracterizaba, pero… ¿Duraría mas así? No era fácil correr con tanta gravedad que muchas veces amenazaba con estampar su esbelta figura en el suelo.

Era el séptimo día aún tenía lo que restaba del mes para pensar en donde demonios hallar lo que buscaba, encontrarlos antes no cambiaría el plazo de su estancia en ese planeta de todas formas. Tocó de nuevo el collar que había estado portando desde el día que despertó en ese inhóspito planeta lo que lo llevó a revisar su mapa de nuevo para tener la certeza de que no estaba en una zona de peligro. Le molestaba hacer eso, tomar precauciones, siendo alguien que gusta de emociones fuertes, esa repentina manera de ser tenía su etiología en el tipo de muerte que le aguardaba si por algún motivo se encontrara en el lugar incorrecto a la hora incorrecta, eso era una zona de peligro, así de fácil de definir. Su oído se movió un poco al oír pisadas a lo lejos, otra característica que lo tenía respirando aún. Guardó el mapa en su mochila de suplementos y se escondió tras una pared. Oía sus risas sádicas a lo lejos.

–Maldición…- Dijo el azul con enojo, tenían a alguien… los gritos desesperados de la victima eran fácilmente reconocidos entre las burlas.

– ¡No! ¡Déjenme ir!-Como respuesta hubo más risas.

-¡Les daré mis armas y las llaves que he colectado!- De su mochila sacó unos cuantos pequeños dispositivos los cuales le fueron arrebatados de inmediato.

-5 eh? No has perdido tu tiempo- Mas risas, cuando terminaba de hablar aquel ser que parecía ser el líder casi siempre era el ruido de fondo. Todos tenían aspecto diferente, unos casi repulsivo o quizás solo era el hecho que venían de planetas muy distantes, quien sabe.

– ¡Ya déjenme ir! ¡Tienen lo que quieren!-

-No, aún no- Con su cuchillo apunto a su ojo.

–Aún nos falta algo-

-N…no… no por favor!-

Los demás sostuvieron las manos y pies de aquel infeliz.

–Ayuda!- El arma casi tocaba su parpado superior cuando un destello azul cruzó su camino plantando una patada en el estómago del líder para después tomar con una mano los chips que había soltado y al instante apartó con una patada circular a los dos tipos que sostenían al alíen en el suelo a quien quería salvar, lo tomó del antebrazo y corrió dirección norte, un pésimo camino pero sin duda el mejor llevando consigo una carga como lo era una víctima recién salvada ya que a pesar de ser una de las áreas que mas podía presumir de escombros y metales gigantes punzocortante era un área libre de minas y trampas las cuales le eran fáciles de pasar estando solo. Se detuvo cuando el terreno comenzó a ponerse aún más inaccesible.

– ¿Estás bien, amigo?- Le pregunto y luego lo ayudó a incorporarse ya que casi lo llevaba arrastrando.

-Ah… si… muchas gracias por salvarme…-

-¿No es nada, es lo que solía hacer para vivir, sabes? Ah por cierto, ten- Le devolvió los dispositivos.

–Pero…-

-Otra vez de nada, solo quiero preguntarte de donde están sacando los chips, he tenido varios dolores de cabeza buscándolos-

-¿Las llaves? Bueno pues… es difícil de explicar, si quieres te lo apunto en tu mapa-

-Gracias, hermano-

-Comparado con lo que tú hiciste por mí no es nada- Tomó el mapa del erizo pero antes de comenzar a apuntar sacó algo de su bolsa, Sonic se preparó por si tuviera la necesidad de manejar una traición ya que no era infrecuente. Se relajó un poco al ver que era un tipo de snack que después le ofreció.

–No es mucho pero es lo menos que te puedo ofrecer- Los ojos jade observaron desconfiados el alimento, ya habían visto demasiado como para dejar sin filtro la ilusión de la amabilidad.

– ¿Uh…? No está envenenado si es lo que piensas- Le dio una mordida.

– ¿Ves? Pero si sigues sin confiar…-

-No… está bien- Extendió la mano para aceptarlo, la comida era difícil de conseguir como para darse el lujo de despreciar ese obsequio, o por lo menos era lo que su estómago le gritaba.

–Es este lugar, me está volviendo loco- Comió un pedazo no notando nada extraño.

–Está muy bueno, que es?- Dijo con la boca llena.

–Una fruta que crece en este planeta, no tengo idea de su nombre pero la he comido varias veces- Mintió el alíen mientras fingía escribir algo en el mapa de Sonic para hacer tiempo, no era que no supiera la respuesta a la anterior pregunta del erizo, era exactamente lo contrario.

–Ugh….- -¿Que sucede… amigo?- Dijo irónicamente mientras veía los primeros efectos de la droga hacer efecto.

– ¿Que… que me pasa?-

-Eres muy confiado mobiano- El alíen se alejó un poco para vomitar lo que había comido, tenía habilidades que le permitían controlar su sistema autónomo y retener en sus órganos de almacenamiento el alimento para que no fuese absorbido por su cuerpo.

Sonic confió demasiado, o más bien fue el hecho de que al principio de todo esa locura les habían dicho que absolutamente toda los droga o veneno en el planeta afectaban por igual a todos los participantes, pero jamás… jamás contó con que algunos tuviera diferencias anatómicas que les darían ventaja en eso.

Su cuerpo estaba totalmente inmóvil, como si cada uno de sus músculos hubiesen sido golpeado uno por uno brutalmente y sus ojos empezaron a distorsionar la imagen frente a ellos

–Ah, por cierto, querías saber de dónde vienen las llaves o "chips" como les llamas- Sacó de su bolsa su cuchillo.

–Los collares no fueron lo único que nos pusieron al llegar aquí- Sus parpados se abrieron mas al darse cuenta de todo…

-Dijiste que habías tenido varios dolores de cabeza buscándolas eh? Ahora imagínate el que tendrás cuando me des la tuya- Acercó el filoso objeto a su destellante cuenca izquierda haciendo que se cerraran sus cubiertas azules.

–Es una lástima tener que deshacer tan bonitos ojos, y más aún que la droga que te di no bloquea la sensibilidad, tendré que oírte gritar por un rato- Sonic no podía creerlo… ¿Todo terminaba ahí? Y de una forma casi tan cruel como la que tanto temía. Sentía ya la punta desgarradora del cuchillo sobre sus delicados parpados, lo siguiente iba a ser un dolor punzante que dañaría su ocular como un tenedor a una yema de huevo. Hubo un grito agonizante de dolor uno suplicante, lastimero y repulsivo como el que uno se imaginaria que produciría una cucaracha al ser aplastada. Parpados cerúleos dejaron mostrarse a las intactas cuencas verdes para poder presenciar la causa del alarido del que quería destruirlas.

–¡Maldito pedazo de mierda!- Esa voz… la conocía, aunque no podía ver claro, sabía que era él, tenía que ser, oh dios que sea él.

Sus labios durazno estaban a punto de formar una sonrisa hasta ser teñidos por líquido carmesí que terminó cubriendo la mitad de su rostro, hasta allá había llegado el vertedero de sangre que había producido la más reciente acción del azabache, ahora se encontraba sobre una rodilla con una mano completamente en el suelo hundida en el inmenso charco carmín recién formado, mientras que el atacante del zafiro se encontraba yaciendo a ambos lados de la mano de Shadow como una sandía que acaba de caer al suelo. Su guante izquierdo también se tiñó con la sangre inmunda del alíen para reclamar su premio, el famoso chip, aquel objeto tan codiciado que valía un ojo de la cara, literalmente…