Francamente no se en que estaba pensando al escribir esto... Simplemente me vino la idea a la cabeza. ^^UUU Aun asi espero
les guste!



Capitulo 1

Acababan de dar las doce del mediodía en el cuartel general. Por todos lados se veían militares caminando apresurados hacia el comedor para asegurarse un lugar, se escuchaban miles de voces hablando a la vez, los pasillos estaban inundados de un fuerte olor a comida que hacía agua la boca, y entre todo ese caos, el teniente Havoc caminaba cabizbajo sin darse cuanta de nada ni de nadie.

Ayer había sido otro de esos días.

Le pedía a una linda chica que salieran, se divertían, charlaban y la pasaban muy bien, y luego el coronel Mustang llegaba para arruinarlo todo.

Francamente, no podía decir que estaba sorprendido. Eso ya era algo habitual. Pero no podía evitar sentirse un poquitín desanimado, después de todo, es de humanos sentirse deprimido de vez en cuando.

Así que, regresando a nuestra historia, el teniente iba caminaba por los pasillos, divagando sobre lo antes comentado, cuando algo lo saco de sus pensamientos. Al parecer había dos personas discutiendo al final del pasillo. Una pareja para ser exactos.

-¡Nunca te das tiempo para mi!-gritaba furiosa la mujer- ¡Pero si que te das tiempo para ir a beber con esos amigos tuyos!

-Tu sabes que eso no es cierto amor mío…-le respondió el pobre prácticamente de rodillas y con mirada suplicante.

-¿No es cierto? ¿¡No es cierto!?- su mano se deslizó hasta la pistola que guardaba en el bolsillo para sacarla. Su esposo inmediatamente se alejo de ella pegándose a la pared, y levanto las manos enfrente de su rostro como defensa.

-¡Perdóname Riza!-le rogó el coronel a su esposa- ¡Haré lo que sea para enmendarme! ¡Lo juro! Solo no me dispares con esa cosa…

-¡No me vengas con eso Roy!

-Pero amorcito…

Riza sabia que iba a terminar cediendo de todos modos… Nunca pasaba más de un día enojada con el. Roy era simplemente demasiado adorable para resistir, y ella lo amaba profundamente. ¿Por algo era su esposo, no?

Finalmente soltó el arma y dio un gran suspiro. Aun frunciendo el seño y con voz molesta le preguntó que tenia en mente.

-Si quieres te llevo a cenar… -le dijo el hombre, alegre de que no le hubiera volado los sesos.- ¿Qué dices?

De nuevo la rubia dio un suspiro, pero término aceptando su propuesta.

-Mas te vale que sea un lugar lindo, Roy Mustang.-le dijo, ahora con una sonrisa decorándole el rostro.

-Como tú quieras linda.-respondió dándole una de sus típicas sonrisas picaronas.

-Pero tenemos un problema Roy…

-¿Qué es…?

-Martha se va esta tarde a visitar a su familia, y no tenemos quien cuide a los niños.

-¡Diablos!-el coronel no estaba feliz de que se le hubieran aguado los planes de reconciliación.

Definitivamente ese era un problema… Y encontrar a una niñera a esta hora no iba a ser fácil. El coronel siguió pensando un rato en que hacer, en eso se dio cuenta de el hombre parado en medio del pasillo.

-Havoc…

Fue como una iluminación divina. De repente, Havoc ya no estaba vestido en su uniforme, pero traía puesto un abrigo negro de mangas largas, zapatos y una falda del mismo color que le llegaba casi hasta los tobillos. Sobre su cabeza había un sombrero con pequeñas flores, en su mano llevaba un gran bolso y en la otra, una sombrilla.

-¡Havoc!-exclamó Roy volviendo a la realidad.

-¿Si Mustang?- contestó este confundido.

-¿Cuidarías a nuestros niños esta tarde?

-¡QUE!- exclamaron ambos, Riza y Havoc, al unísono.

-¡Roy, eso es ridículo!-le regañó su esposa- Havoc es un militar, no una niñera.

-¿Y eso que? Seguro que sabe cuidar niños… ¿Verdad Havoc?

-Pues… Solía cuidar a mi hermano cuando era un niño, pero…

-¿Ves Riza? ¡Es perfecto!-el hombre volteo a ver a su esposa con cara de euforia.

-Bueno…Supongo que esta bien.- pero ésta aun estaba un tantito preocupada.

-¡ESPEREN!- gritó Havoc- ¡Ni siquiera eh dicho que si!-y en efecto, el pobre no había tenido opinión alguna. El coronel había sacado conclusiones demasiado pronto. ¿Qué tal si tenia algo mas importante que hacer ese día? ¿O que tal si simplemente no quería? Acaso sus deseos no importaban para na-

- Te aumento el salario.

-¿A que hora llego señor?- preguntó la nueva niñera. Después de todo, no tenía nada mejor que hacer en realidad…

Ah… Havoc… Pobre e inocente Havoc. No tenía ni la menor idea en lo que se acababa de meter.



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