Renuncia legal: Basado en los personajes y situaciones creadas (y que son propiedad de) J.K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.

Advertencia: Es un Theodore Nott—Hermione Granger—Draco Malfoy. Tomo en cuenta seis libros y parte del séptimo, si esperan que los personajes estén encasillados dentro de conceptos como "bueno" "malo" siento decepcionarlos, no pretendo justificar a los malos pero me parece que se merecen una oportunidad.

Agradecimientos a Dulce Invierno que se armó de paciencia y accedió a ser mi beta. Sin ella a estas alturas aún estaría enfrascada en acentos, comas, puntos e incoherencias que pensar en ello aun me aterra.

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Tres meses.

Llevaba capturada tres malditos meses, nadie sabía dónde estaba y si los miembros de la resistencia lo averiguaban era demasiado peligroso meterse a la boca del lobo solo para salvarla.

Mientras paseaba la mirada por la oscura y fría estancia se imagino a Harry derribando la puerta y diciéndole que la había ido a rescatar; inmediatamente rogó a Merlín que nunca supiera dónde la tenían, confiaba en que Remus y Mcgonagall detuvieran a los chicos en los planes por localizarla y liberarla.

Cada miembro activo de la orden sabía que si llegaba a caer en manos enemigas deberían cerrar la boca y morir, si era posible sin revelar la ubicación del cuartel de la Orden del Fénix, sospechaba que sus secuestradores esperaban que el-niño-que-vivió se dejara llevar por su obsesión por salvar a las personas y así lo atraerían directo a la trampa utilizándola de cebo. Intensamente deseaba que por una sola vez en su vida Harry no hiciera nada; perder al líder de la resistencia en un fallido intento de liberarla acabaría con la poca moral de los escasos integrantes de la Orden y aseguraría el reinado eterno de Voldemort.

Ahí encerrada entre cuatro paredes durante noventa días, terminaba por recurrir frecuentemente a los recuerdos hermosos para pasar las horas, forzó a su mente tratando de recordar algún momento en el colegio donde se divirtiera con sus amigos, pero se había aferrado a ellos con tanta frecuencia, que simplemente estaban empezando a perder nitidez, se desvanecían al paso del tiempo como una fotografía maltratada, una que se toca tantas veces, era como si le hubieran ocurrido a otra persona y no a ella: entonces lo desagradable también hacía acto de presencia.

En una guerra que se había alargado años, donde las muertes eran noticias ya sin relevancia, donde las lágrimas se habían acabado, donde la inocencia se había evaporado al ensuciarse las manos de sangre, quedaba luchar por la vida, la única ley que se conocía era donde el mas fuerte sobrevivía. La sociedad mágica había optado por encerrarse en sus casas desconfiando del vecino, haciendo oídos sordos a los gritos de la casa de al lado al ser allanada por mortífagos, pretendiendo que todo seguiría igual al acatar las nuevas reglas.

Entonces lo único que podía hacer para evitar las imágenes de compañeros muertos en batalla, sus rostros contorsionados por el dolor mientras quienes infligían el daño se reían dementemente, era repetir en voz baja cada hechizo aprendido, cada maldición y contra maldición con sus efectos, cada poción legal e ilegal realizada en el colegio, cada libro que había leído en la sección prohibida y la biblioteca de los Black con la finalidad de conocer al enemigo; pareciera que era su pasatiempo pero mas que nada lo hacia para no perder el sentido de la realidad y no terminar arañando las paredes y gritando hasta perder la voz, las probabilidades eran mínimas y aun así seguía aguardando atenta a cualquier sonido que se pudiera escuchar diferente a los acostumbrados, trataba de definir cualquier variación en la magia de lugar, lo que fuera que le indicara que algo no estaba bien, tal vez y solo talvez alguien llegaría a rescatarla.

"Ellos vendrán, Harry vendrá" le susurraba una voz en su cabeza.

— Primer síntoma de locura, hablar contigo mismo —susurró mientras se arrastraba por el suelo hasta apoyarse contra el muro; una sonrisa triste se formó en su boca preguntándose si de verdad estaba empezando a volverse loca y si eso sería tan malo.

Suspiró mientras concentró toda su fuerza de voluntad para tratar de levantarse pero ni bien había logrado alcanzar el objetivo, volvió a caer al tiempo que un quejido salía de sus labios, con ambas manos se tomo la pierna derecha haciendo presión para calmar un poco el dolor, en su ultima batalla fue lanzada a través de una vitrina lo que le provocó una herida que estando actualmente en sus condiciones había empeorado. Trató de pensar en algo mientras cerraba los ojos para olvidar un poco el dolor que le recorría toda la extremidad y como si fuera la señal para que iniciara una vieja película, imágenes empezaron a pasar en su cabeza.

Mientras salía del pequeño supermercado notó un cosquilleo en la nuca, como si la estuvieran observando; volteo a todas partes pero no había nadie. Vacilante empezó a caminar sin poder deshacerse de la sensación, el viento elevaba cualquier papel que encontrara a su paso por la calle desierta. Apretó contra su pecho las bolsas con comida sintiéndose por primera vez en mucho tiempo vulnerable, se dijo que no había nada que temer pues estaba en el mundo muggle donde si algún Mortifago intentaba seguirla mientras cruzaba la calle, terminaría siendo atropellado por algún taxi, frunció el ceño pensando que últimamente ya no se sabia que esperar de ellos pues si antes habían hecho todo por darse a conocer ahora simplemente ocasionaban alguno que otro desastre, como si quisieran desviar la atención que con tantos asesinatos a diestro y siniestro se habían ganado.

Camino mas rápidamente en busca de algún lugar seguro para desaparecerse, tropezó con una grieta en la acera y para evitar caer tuvo que dar una especie de salto, una mueca no tardo en aparecer en su cara, la herida seguía doliéndole cada que se apoyaba mas de lo necesario en el pie, maldijo a Marcus Flint aunque al menos ella no había perdido dos dedos como el Mortífago en su enfrentamiento, en el colegio parecía un chico de pocas luces, aunque esa opinión se vino abajo en la mas reciente batalla cuando demostró ser bastante difícil de detener. Bufó molesta al recordar que ella había peleado a muerte con el hombre y ni siquiera la habían dejado estar presente en el interrogatorio.

Después de casi llevarlo inconciente hasta el cuartel ella se había desmayado a causa de la hemorragia en la pierna lo que le ocasionó estar en la enfermería improvisada dos días enteros; tiempo en el que habían interrogado a Marcus y después lo habían llevado a Azkaban.

Para cuando quiso reclamar le encomendaron la importante misión de ir a comprar víveres ya que era quien mejor se manejaba en el mundo no mágico y no era peligroso, a regañadientes accedió ya que por el momento no podía presentar batalla.

Un papel llevado por el viento le pasó rozando el rostro sacándola de sus cavilaciones, ansiosa apresuro el paso, hubiera querido correr buscando un lugar seguro para desaparecerse pero solo cojeaba miserablemente, con una poción hubiera quedado de maravilla, solo que ahora las pociones solo eran utilizadas en caso de emergencia pues Snape ya no estaba y les era demasiado difícil abastecerse de ingredientes así que tenían que racionalizar lo mas que se pudiera.

Al dar la vuelta en una esquina se quedó congelada al ver a unos metros mas allá una mujer en el piso, apresuro el paso mientras se guardaba torpemente la varita en su abrigo, si era muggle necesitaría ayuda o quizás estaba herida, el dolor en la pierna aumento al casi correr pero poco le importó, la joven se convulsionaba pero notó que no había sangre alrededor lo que de cierta manera la tranquilizó. En cuanto llego junto a ella arrojó las bolsas a un lado y se arrodillo junto a la chica.

— ¿Estas bien? ¿Estas herida? —Hermione intento tocarla pero la chica se alejo y lanzó un grito de dolor— Escúchame voy a llamar a la policía —estaba por incorporarse cuando la chica dejo de convulsionarse y empezó a reírse quedamente, la castaña se pregunto si un hospital psiquiátrico no era mejor opción pues al parecer tenía algún tipo de crisis nerviosa.

— Estoy muy bien —la joven habló quedamente mientras hacía contacto visual con la castaña— pero tu ya jamás lo estarás —pudo observar como la joven frente a ella palidecía al reconocerla y entender sus palabras, sonrió como pocas veces lo hacia. El plan había funcionado.

Hermione sintió como un hechizo paralizador le impactaba en la espalda y la derribaba aun lado de la joven, unas manos buscaron rápidamente entre sus ropas la varita.

— Hazlo rápido —oyó una voz conocida, aun desde abajo pudo ver a cuatro siluetas rodeándola mientras le apuntaban con las varitas.

Intentaba romper el hechizo pero ni siquiera tuvo tiempo de llevar a cabo la acción, pudo ver un hombre apuntarle directo a la cabeza y murmurar algo, después una luz de color naranja le impactó en el rostro dejándola inconsciente.

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La edificación se alzaba ante ellos imponente, rodeada de nubes negras y azotada por el viento furioso, como si fuera necesario darle un aspecto mucho mas tétrico; el mar chocaba con tanta violencia contra las rocas sobre las que estaba asentada que, literalmente la construcción se mantenía en pie por arte de magia, de repente dos chorros de luz blanca parecidos a rayos surcaron el aire, dos figuras habían aparecido a pocos metros de uno de los muros, sin perder tiempo a ver si el otro llegaba bien iniciaron la marcha aferrando sus varitas mientras el viento les silbaba en los oídos.

A pesar de llevar ropa gruesa el frió era cada vez mas intenso, conforme acortaban la distancia, una puerta se materializó frente a ellos para después abrirse pesadamente como si los estuvieran esperando, después de que los dos hombres entraron esta se cerró con un golpe seco, al momento ciento de gritos, murmullos y gemidos les inundaron los sentidos, el pelirrojo se tapó las orejas en un inútil intento por disminuir el ruido mas era como si los gritos traspasaran su piel entrando por cada poro, erizándole los vellos de la nuca, empezó a temblar mientras seguía a su amigo a través de los pasillos deseando salir lo mas rápido posible de esa antesala del infierno.

Los Dementores hacía mucho tiempo se habían marchado, pero no por ello el terror y la sensación de estar atrapado disminuía, al parecer la construcción había adquirido vida propia; los muros crujían cuando pasaban junto a ellos como si trataran de absorber cada aliento de vida y salud que desprendían, talvez fuera algún efecto óptico o los nervios pero Ron descubrió que si se acercaba demasiado podía ver rostros amenazantes en las piedras de los muros, hizo un esfuerzo por ignorar el temblor que crecía a cada instante y apresuro el paso hasta situarse junto a su amigo.

Harry sintió la necesidad de convocar el Patronus o un escudo que lo protegiera de los lamentos, aquellos que le taladraban los oídos y llegaban al corazón, no importaban que quienes se encontraran en las celdas fueran escoria de la sociedad, los lamentos eran casi imposibles de tolerar, tomo fuertemente la varita concentrándose pero se dio cuenta que no tendría caso, además, estaba ahí por otra razón a si que no lo hizo, apresuro el paso mientras a su lado el pelirrojo trataba de casi correr por el pasillo, iba tan concentrado que casi fue atrapado por un prisionero que se había lanzado contra los barrotes de su celda, el hombre de mirada desenfocada trataba de alcanzarlo estirando al máximo sus manos, después de ver que no lo lograba desistió de sus intentos y fue a meterse bajo una manta tendida en el piso, Harry se había detenido observándolo; era un cadáver viviente y se imagino a su difunto padrino; Sirius ovillado en una manta con los ojos hundidos reteniendo la poca cordura para no perderse como los demás.

Una imagen se abrió paso en su mente; Hermione en una instancia parecida, probablemente siendo torturada sin piedad. Apretó con más fuerza la varita y reanudo su camino. Rogando que la castaña aguantara un poco más.

— ¿Harry, estás seguro que es lo único que nos queda? —preguntó en cuanto el Elegido llegó a su lado y continuaba caminando, doblaron a la derecha por un pasillo donde la temperatura descendía considerablemente, solo dos celdas estaban al final, sin rejas ni abertura alguna que dejara ver a sus ocupantes, tan solo puertas de hierro.

— Que le pida ayuda habla de lo desesperado que estoy Ron, Lupin no quiere que nos arriesguemos pero no puedo abandonarla cuando ella jamás lo hizo —se había auto convencido que era lo último, apreciaba a Hermione como una hermana, la angustia de no saber nada de ella en bastante tiempo lo mantenía al vilo de la locura, si poder salvarla significaba tragarse su orgullo y acudir a su enemigo de la infancia, lo iba a hacer aunque después se enfrentara a toda la orden por lo que eso iba a costar.

En cuanto llegaron frente a la segunda puerta se detuvieron mirándose uno al otro, tratando de pensar en cualquier otra solución pero tal como había sucedido antes, ninguna idea se les ocurrió que evitara lo que estaban a punto de hacer.

Lentamente la puerta fue abierta mientras dos figuras se colaban al interior de celda, en la que apenas por una ranura en la altura del techo se colaba la luz débil del pasillo iluminado por antorchas, en primera instancia pareciera que estaba vacía, los dos hombres se mantuvieron firmes junto a la puerta y apuntando a todas direcciones con sus varitas para hacerle saber al ocupante que estaban dispuestos a atacar en caso necesario.

— ¿A que debo tu visita, Potter? —un hombre rubio se colocó debajo de la débil luz, a diferencia de los demás prisioneros, él parecía tranquilo, el único signo de estar ahí eran sus desgarradas ropas, su rostro demacrado y mas pálido de lo normal.

— Necesitamos hablar, Malfoy —Harry aun contra su voluntad se impresiono por como el rubio se mantenía en sus trece en esa cárcel— Te ofrezco el mismo trato de Dumbledore te hizo antes de que Snape lo asesinara.

— ¿Pasarme a tu bando? Ya no hay nadie a quien quiera proteger, si no lo acepté entonces ¿por qué crees que lo haré ahora? Ya no soy ese niño que buscaba reparar el error de su padre, soy un asesino, he matado a muchos y seamos honestos o al menos tú deberías serlo, tu sentido de justicia jamás permitiría que viviera en la misma casa que tu esposa, me enteré que está embarazada ¿no crees peligroso que conviva con ella?

— Eres un hijo de puta —Ron intento lanzarse pero Harry lo detuvo, estaban en una prisión donde era vital el tiempo, ignoró la pulla de parte del rubio, ya había pensado en eso; lo iba a mantener encerrado bajo estricta vigilancia y sin varita e intentó que su amigo se calmara susurrándole el motivo por el que habían ido, había sido una mala idea llevarlo pero de momento era en quien mas confiaba.

Draco rió por los esfuerzos del pelirrojo en controlarse, siempre le había gustado provocarlo, saber que sus sola presencia era un recordatorio de lo que Weasley nunca podría ser, verlo ponerse furioso y sacar lo vulgar tratando de golpearlo como un miserable muggle. De pronto su rostro se puso serio como si de verdad se estuviera considerando la proposición.

— ¿No es gratis, verdad? Si están aquí es por que quieren algo ¿cuál es el precio?

— Secuestraron a Hermione, vamos a facilitar que te escapes junto con Flint y otros tres Mortìfagos detenidos, averiguas donde la tienen y en cuanto tengas a quien quieras proteger utilizaras un trasladador que te daré, la ubicación de la orden es secreta; la única que lo sabe es Hermione, ella te llevará hasta nosotros por lo que tienes que llevarla consiente sin daño alguno y a cambio te protegeremos, básicamente ese es el plan —el joven auror esperaba que lo que acabara de decir sonara demasiado tentador como para que Draco aceptara, ya después pensaría que hacer con Remus y los demás, lo importante era la castaña.

— Potter no pensarás que Voldemort me aceptará como el hijo prodigo ¿cierto? Y si tu plan sale bien, ¿que pasara después? Me regresaras a la cárcel, donde no solo tendré que cuidarme de los aurores, la orden, si no también del Señor Tenebroso, ¿crees que Dumbledore no me hizo la propuesta de ser doble espía? Al menos él la planteo con mas gracia debo decir, empleó muy bien sus talentos para intentar manipularme; es una lastima que muriera antes de siquiera lograr convencerme. Mis padres saben en lo que se metieron desde un comienzo, no estamos ahí contra nuestra voluntad Potter, nosotros nacimos para esto, nos negamos a desaparecer de un mundo que por derecho nos pertenece y quien esta a tu lado lo sabe muy bien

Al ver la actitud defensiva que adoptaba el pelirrojo sintió la necesidad de explicarse, aunque eso no sirviera de mucho dado el nivel de comprensión de esos dos.

— Arthur Weasley simpatiza con ustedes porque en la sociedad mágica pura y no me refiero a la sangre si no mas bien a la familias de tradiciones mágicas de rancio abolengo, esas que fueron las primeras que conocieron la magia y através de la cuales ha sobrevivido hasta nuestros días, de esas, ha sido expulsado por sus practicas heréticas de las que no tiene la mas leve idea; si nosotros ganamos, los sangre mestiza y sucia van a ser expulsados de este mundo y si ustedes obtienen la victoria nos van a aniquilar con sus ideas, porque solo así sentirán que de verdad pertenecen aquí y los weasley al fin serán alguien, una familia de puros entre mestizos y sangre sucia que intentarán manejar estructuras políticas y económicas que fundamos nosotros y a las que irremediablemente llevaran a depender de otras potencias mágicas, ese será el final, somos dos grupos peleando por el mismo espacio y uno tiene que desaparecer, así se ha hecho por años ante el encuentro de dos civilizaciones; tu crees tanto en tu causa como yo en la mía.

Tal como lo esperaba, el jodido niño que vivió lo veía de hito en hito y el pelirrojo hacía gala de su ignorancia habitual viéndolo como si acabara de hablar en Duendigonza, obviamente sus padres no le habían enseñado nada de economía y política.

— Volviendo a tu oferta, en caso de que acepte tu ofrecimiento tendrás que esperar a que el Señor Tenebroso confié otra vez en mi, él a diferencia tuya no se fía ni de su sombra— lanzo una mirada de desprecio a Weasley y después se recargó en la pared quedando parcialmente oculto— necesito pensarlo, si regresan en unas semanas tal vez me decida.

— Eres una basura Malfoy —Ron temblaba de rabia e impotencia ante la actitud desinteresada del Mortífago, saber que en estos momento a su amiga podían estarla torturando le hacia hervir las entrañas, intento una vez mas lanzarse y golpearlo como tantas veces estuvo a punto de hacer en el colegio, dirigir su frustración hacia el no era nada bueno y mas cuando podría ayudarlos pero el hecho es que no lo soportaba, su arrogancia y desprecio por su familia lo alteraban tanto, que deseaba desapareciera para siempre de sus vidas y se llevara con él toda esa maldita guerra que a todos consumía lentamente.

— ¿Estas desesperado verdad, Weasley? sabes que solo yo puedo salvarla y eso te jode, ¿Que me das a cambio si lo hago? — una sonrisa de burla apareció en su boca.

— Mi vida si es necesario, lo que sea — jamás imaginó que diría eso pero ahí estaba, le importaba mas la vida de Hermione que la suya misma, cansado dejo de forcejear con Harry e intento recobrar la compostura, sentía que jamás la volvería a ver y ese era un pensamiento que se obligaba a reprimir, ella era fuerte, siempre lo había sido aunque estuviera herida, ella tenia que vivir aún.

— ¿Tu vida? Vales tan poco que no me servirías de nada, ¿renunciarías a ella? ¿Lo harías? Sabes que nunca podrás tenerla, la quieres desde el día que supiste que es inalcanzable.

Ambos hombres se quedaron sorprendidos por la pregunta, Harry decidió que era mejor cambiar de estrategia así que saco de un empujón a Ron que no puso mucha resistencia y se quedo el solo con Malfoy.

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— ¿Nos va a ayudar? — mas calmado preguntó mientras dejaban atrás a la siniestra fortaleza, Draco había puesto el dedo en la llaga, el pelirrojo había madurado con el paso de la guerra pero no tanto como hubiera querido, Hermione siempre iba un paso adelante y para su frustración jamás había podido darle alcance.

— Dice que sí, yo solo espero estemos haciendo lo correcto —Harry no comprendía el porque Malfoy de pronto había demostrado interés en la castaña cuando en el colegio se empeñaba en ignorarla, una actitud que era correspondida por su amiga, pero decidió que seguramente su interés no era nada bueno, si el rubio cumplía su palabra estaría vigilándolo todo el tiempo.

Caminaron unos pasos mas y tal como habían llegado desaparecieron en la oscuridad de la noche.

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Remus Lupin frunció el ceño y arrugó el papel hasta hacerlo una bolita y después lo lanzó al fuego. Hace unas horas había recibido la noticia de la fuga de un grupo de mortifagos entre los que se encontraban; Draco Malfoy, Harper, Flint y un chico de Durmstrang, el periódico el profeta como lo acababa de constar no hacia ninguna mención al respecto, lo cual no era de asombrarse, su fuente de información que le había enviado la noticia de la fuga había añadido como posdata, el pequeño dato de que dos aurores habían visitado la fortaleza antes de la fuga. Remus no había tenido tiempo de asimilar la magnitud de lo que se avecinaba y tampoco necesito preguntarse quienes fueron los involucrados aurores pues estos estaban sentados en la mesa de la cocina de los Black.

— ¡Maldita sea, Harry! — arrojo el periódico a la chimenea en un intento por controlar la furia que había estado conteniendo, frente a el, estaba ese chico que cada día se parecía tanto a James y que lo veía retadoramente— Dijìmos que lo íbamos a planear, ya hay bastantes mortífagos en la calle como para que sueltes a otros mas, el Ministerio no hace nada por detenerlos, están en plan neutral y lo sabes, prefieren que seamos nosotros quienes les plantemos cara y ciertamente, no los superamos en cantidad como para respaldar a los pocos aurores que se presentan en las batallas, ella puede aguantar, tu la conoces mejor que yo y no necesito repetirte que cada uno de nosotros daría la vida por ti, así que al menos has que sus sufrimientos valgan la pena —Lo vio removerse y apretar los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos, sin duda se sentía idiota pero no sintió pena por él, todos trataban de protegerlo disculpando sus errores sin saber que contribuían a mantenerlo alejado de la realidad, siempre se aprendía de la peor manera y a Harry Potter le hacia falta que aprendiera a pagar las consecuencias.

— No la iba a abandonar mientras tú te sentabas a discutirlo, es su vida. A ninguno abandonaría para que muriera por mi, ya lo han hecho mis padres y Sirius —apenas habló entre dientes, a su lado Ron estaba tan tenso como el.

Lupin pateó la silla en la que ni siquiera se había sentado, en ese momento odio a tanto a Dumbledore, había enseñado a Harry a actuar con el corazón, a dejarse llevar por sus impulsos y a cambio de sus acciones precipitadas lo recompensaba, como si en lugar de haberse jugado la vida hubieran jugado al escondite, la perdida de Sirius fue un golpe para Harry que ahora tenía miedo de perder a quien consideraba su hermana, eso lo entendía pero de ahí a que prefiriera soltar a asesinos para que la liberarán había un gran trecho, talvez unos cuantos fracasos en la escuela le hubieran enseñado a planear mas detenidamente sus acciones; con el fallecido director se había ido toda posibilidad de ayudar a Harry a librar un encuentro mortal con Voldemort, el anciano profesor solo le había dejado el corazón como arma y por donde se le viera, solo un milagro como el que se había hecho cuando era un bebe lo alzaría victorioso.

Suspiró cansado dándose cuenta que ahora el muchacho ya no entendía razonamientos solo impulsos y eso era muy malo para todos quienes le rodearan. Se mezo los cabellos mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, las estrategias corrían por su cuenta eso era lo que mejor hacia pero desde que la castaña había desaparecido también le tocaba ser la voz de la razón de los chicos, no quería ni imaginar lo que pasaría en cuanto los demás se enteraran; Kingsley había sido enviado fuera del país por el ministro mientras la profesora de transformaciones era requerida en el colegio casi las veinticuatro horas al día, los pocos miembros restantes se dedicaban a reclutar pero no tenían suerte pues el pánico se había desatado y ya nadie confiaba en un extraño.

— Déjalo ya Remus, sabes que tomo la responsabilidad de lo que pase —aun contra su voluntad el niño-que-vivió intentó tranquilizarlo, veía a Lupin como un guía en la oscuridad no solo porque era el ultimo de los amigos de su padre si no porque de alguna manera lo respetaba.

— Yo también soy responsable — saltó Ron en cuanto se aseguró que Lupin no volvería a patear algo, la mirada de el hombre se posó en el como si acabara de recordar que también estaba ahí.

— Eso se lo podrás decir a tu madre, sí, se lo mencione en cuanto me llego la información —le dijo al verlo ponerse nervioso viendo a la puerta, como si por ella en cualquier momento entrara Molly blandiendo una sartén— pero esperará a que llegue tu padre, quieren hablar contigo en privado —sin dar tiempo a nada salió de la cocina, esperaba el daño no fuera mucho aunque lo dudaba, las cosas no estaban como para cometer un error sin que les costara la vida.

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Conocía cada sonido, el de los pasos de quienes la custodiaban pasar frente a su celda cada cierto tiempo, el corretear de las ratas en la estancia, su respiración e incluso el latido acompasado de su corazón. Por eso cuando oyó los pasos acercarse ni se inmuto, nunca entraban, siempre pasaban de largo y en una que otra ocasión se detenían solo por momentos para después seguir caminando, pero se sobresaltó cuando oyó cerradura abrirse, inmediatamente se puso en cuclillas tratando de no moverse mucho, una figura encapuchada que parecía un Dementor entró despacio y apuntándole rápidamente le lanzó una luz que le impacto en el cuello, trato de gritar pero no escucho su voz, sin duda le habían hecho un encantamiento silenciador.

Estaba aterrada, al principio pensó que era su salvador, mas ahora estaba segura era su ejecutor, el latir de su corazón se acelero a niveles alarmantes mientras su parte racional le decía se mantuviera quieta y muy atenta a cualquier oportunidad de escape, en el peor de los casos no revelar nada aunque la mataran, la otra parte, esa menos racional chillaba y se retorcía, le había llegado la hora, se imaginaba siendo quemada en una hoguera en una plaza publica o primero torturada y después asesinada, por ultimo la llevarían y la tirarían a una corta distancia de, donde sospechaban se encontraba el cuartel de la Orden como habían hecho con Susan Bonnes el año pasado, cuando se había resistido a decir donde se reunían los rebeldes.

La figura se acercó rápidamente sin darle tiempo a que se alejara, aunque dadas las proporciones de la celda no lo lograría mucho, se inclinó y la tomó del brazo para después levantarla bruscamente, sin decir una sola palabra la jalo hacia la puerta entreabierta, Hermione hubiera querido soltarse pero después de casi no comer y encontrarse herida; estaba tan débil que apenas podía sostenerse en pie.

Le hizo seguirlo por un corredor oscuro, después de tropezarse dos veces debido al suelo irregular, decidió arrastrarla prácticamente por una serie de túneles que daban la sensación de estar descendiendo al centro de la tierra, el frió se colaba por su raída ropa mientras el dolor de la pierna se acentuaba, de pronto el terreno cambio y ahora ascendían, quien la llevaba volteaba cada tanto sobre su cabeza y aceleraba el paso como si escapara de algo.

Hermione pensó que talvez y solo talvez no iba a morir si no que alguien la había sacado para cambiarla de lugar !talvez la orden había descubierto donde la tenían y habían ido a liberarla! Intentó oponer resistencia pero al parecer quien la jalaba había decidido detenerse al mismo tiempo que ella, el resultado fue que ella no pudo mantener el equilibrio por la súbita parada y se fue sobre él abrazándolo por la espalda para no caer.

— ¡Diablos Granger! Juro que si vuelves a tocarme, los planes de sacarte de aquí se van a ir a la mierda —de un empujón se la quito de encima, la mujer cayó de espaldas viéndolo sorprendida.

— Deja de mirarme como una idiota, no estoy aquí por iniciativa propia ni porque me haya dado un ataque de heroísmo, eso te lo aseguro —Ignorándola totalmente se dio la vuelta dispuesto a terminar el trabajo, la había silenciado para que no molestara con preguntas estúpidas pero al parecer ni muda dejaba de ser un incordio.

Puso la mano izquierda en un punto preciso de el muro a su derecha, no se acordaba muy bien pues se había perdido cuando era muy pequeño pero esperaba la memoria no le fallara o de lo contrario estarían perdidos; empujó un poco con el hombro ayudándose con la otra mano, palpo en otros puntos de la pared, dos arriba y uno en medio y empujo otra vez pero con menos fuerza, un alivio lo recorrió cuando finalmente se oyó el deslizar de la piedra; aun seguía ahí.

Sacó la cabeza para asomarse no hubiera nadie, mas el salir a la mitad de un cementerio no ayudaba mucho, tomando aire se volvió para tomar a Granger del brazo y sacarla, corrió lo mas que pudo pero el llevar a una prisionera coja no le ayudaba, maldita Granger siempre se las arreglaba para que las cosas a su lado resultaran demasiado complicadas, en cuanto vio una tumba familiar cercana corrió a resguardarse.

Impresionada no era una palabra que describiera como se encontraba, estaba segura que en este momento ninguna palabra podría describir su estado, el rubio la había dejado recargada sobre la pared de una cripta y forcejeaba la puerta para poder entrar.

Le había impresionado saber la identidad de su salvador e incluso pensó que era una terrible pesadilla en la que su príncipe de brillante armadura se convertía en el terrible dragón. Un quejido hubiera escapado de su garganta si hubiera podido emitir sonido alguno, el dolor estaba acrecentando e incluso podía jurar se multiplicaba, tuvo la sensación de que perdía el equilibrio pero en ese momento una mano la tomo del brazo y sin ninguna consideración la metió a la cripta, el mortifago le apunto con su varita a la garganta donde sintió un calor, señal de que recuperaba el habla.

— Malfoy — fue lo primero que salió de su boca, necesitaba decirlo para asegurarse que no se esfumaría en cuanto lo nombrara y deseando que solo fuera una ilusión.

—Grita mas fuerte tal vez delates nuestra posición y seamos compañeros de celda —estaba demasiado tenso, sus músculos parecían cuerdas de violín que estaban dispuestas a tocar al primer contacto.

—Escucha, vas a salir de aquí y regresaras a la inútil orden esa, dile a Potter que acepte pero no va a ser el quien pague el precio, vas a ser tu quien liquide aquí y ahora— le susurro, a su alrededor el polvo se elevaba sin que hubiera viento que provocara tal efecto, un olor putrefacto les inundaba las narices y secaba la garganta, era el olor a muerte —cállate y escucha lo que te voy a decir si no quieres regresar a el lugar de donde te saqué.

—Eres un cobarde Malfoy— logró articular, el dolor había crecido a niveles que le impedían concentrarse mientras un sudor frió le recorría de pies a cabeza, podía sentir el pulso en la herida donde cada latido era un nuevo nivel que jamás había experimentado.

Draco le tomo ambas manos con su mano izquierda mientras que con la derecha les apuntaba

—Yo, Draco Malfoy, acabo de salvarte la vida Hermione Granger— una pequeña cuerda de humo negro salió de la varita y se dividió en dos, trepando por cada mano hasta llegar al hombro, regresando y uniéndose en las palmas para después desaparecer

Hermione trato de liberarse sin éxito alguno, era una jugada sucia haber realizado una formalización del hechizo vinculatorio pero no era mortal, tan solo tenia que salvarle la vida a él y quedarían a mano, a su mente llegó la imagen de un libro en la biblioteca Black que explicaba detalladamente en retroceso, cuando intentó liberarse una segunda vez Malfoy sonrió malévolamente mientras apretó el agarre y un brillo siniestro apareció en sus ojos.

—No es todo Granger, no olvido quien eres, esto es solo el comienzo y si me arriesgué a liberarte al menos tengo que ganar algo— al ver la sorpresa y odio reflejados en la mirada de la chica, soltó una risotada, saco una pequeña daga de su túnica, le tomo la mano derecha e hizo un corte en el dedo anular para después hacer lo mismo en su propia mano, unió los dedos sangrantes mientras apuntaba con su varita nuevamente.

Hermione estaba estupefacta, todo eso parecía sacado de una película barata de terror, conocía las implicaciones de realizar conjuros y uniones como para saber que estaba uniéndose al diablo y no serian tan fáciles de deshacer como para que salieran enteros del proceso.

—El intercambio de sangre es un rito poco conocido, se dejo de realizar en la edad media por diversas causas entre ellas el nivel de mortalidad, su efectividad es cien por ciento, hasta donde se sabe no hay forma de revertirlo así que lamento romper tus esperanzas, con esto sellaríamos la protección total. Acabamos de formalizar el vinculo que nos une por haberte salvado la vida, ahora nos toca el de magia y sangre— le sonrió cínicamente al verla palidecer aun mas —Tengo grandes planes para ti, Granger.

—Te odio— temblaba de rabia, hubiese preferido torturas a cada minuto que estar unida a el como nunca lo estaría a nadie mas.

— Te aseguro que es mutuo, lo que también nos une sentimentalmente, vamos Granger, no te vas a poner a llorar ¿verdad?, apretó mas la unión de los dedos que empezó a gotear — Toma mi sangre y yo tomare la tuya, esto es magia y sangre que unidas son mas poderosas que cualquier protección, a partir de este momento y hasta que uno de nuestros corazones deje de latir, caminaremos juntos en este inmenso valle de sombras.

Conforme pasaba el tiempo una sensación se apoderaba de ella, al inicio pensó que era calor que manaba de esas heridas en los dedos, pero pronto salio del error al darse cuenta que era energía que poco a poco se extendía por cada extremidad de su cuerpo, sentía sensaciones diferentes, demasiado difíciles de explicar, se esforzó por distinguirlas pero lo máximo que pudo fueron una mezcla de poder, excitación, furia y deseo, que para cuando terminaron de recorrerla se concentraron a lo largo de su columna vertebral, como una serpiente que se contraía mandándole oleadas de placer, sus pupilas se dilataron y poco le importo que pasaba con Malfoy, su pierna herida, una guerra interminable, ella acababa de llegar al éxtasis de una forma que ni en sus mas locos sueños había imaginado y quería más, mucho más, lo único que merecía su completa atención era el placer de sentir el poder de la magia en cada parte de su ser, el estremecimiento de cada pequeña parte de su cuerpo.

Pero las sensaciones solo duraron escasos minutos, la energía en su columna se desvanecían rápidamente tal y como había llegado, su cerebro volvía a funcionar, un golpe de comprensión acompañado de dolor en la pierna la hizo darse cuenta de algo.

— Si tu mueres yo también Malfoy— ¡estúpida! como no se había dado cuenta antes para evitarlo, aunque interiormente dudaba que en su condición pudiera hacerlo, ahora no solo estaba metida en una guerra si no que Draco acababa de realizar la peor de las uniones entre magos.

—Me complace saber que comprendas el horror de esa posibilidad, una sangresucia digna de admirar, espero pongas empeño en cuidarme la espalda— la sonrisa que se formó en su boca no llego a los ojos, era de esas que sabes nada bueno puede pasar.

— ¿Por qué yo Malfoy? — preguntó solo para cerciorarse que estaba en la realidad.

—Para mi la palabra de Potter no vale, solo es un cobarde que espera sacarse algo debajo de la manga a la hora de enfrentarse a el señor tenebroso aunque no tenga la mas mínima idea de qué, ni protegiéndolo las veinticuatro horas al día tendría garantía alguna que viviera una segunda vez, sus probabilidades son mínimas. Weasley es tan imbécil que probablemente lo mataría yo mismo en un abrir y cerrar de ojos, y tu, bueno tu eres tu, no eres tan inocente Granger tu alma esta tan contaminada como la mía, solo es cuestión de que veas dentro de ti para que te des cuenta... — unos pasos acercándose apresuradamente lo interrumpieron, saco un tenedor que le había dado Potter antes de abandonar la prisión — toma esto y lárgate antes que me arrepienta —le puso el utensilio entre las manos.

Antes de que la puerta fuera bruscamente abierta, un resplandor inundó la estancia.

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He oido el rumor de que, un fic sin review muere lentamente de asfixia, está de más decir que no conozco nada referente a primeros auxilios.