Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a J. K. Rowling, qué lástima.
De ahora en adelante
Andrómeda Tonks
De ahora en adelante ya no eres Black.
Andrómeda se obliga a recordárselo una y otra vez. Se ha casado con Ted y ha elegido su destino. Ella misma es dueña de él. A pesar de todo, no extraña la casa Black, donde se crío y donde compartió todo con sus hermanas. No extraña los gritos de la última temporada, y los silencios de las comidas.
De ahora en adelante, se dice una y otra vez. Ya no puede volver y no le importa.
Sin embargo sabe que lo Black se lleva en la sangre y no puede evadirlo. Es su herencia; y aunque ya no pertenezca a la familia, aunque su propia madre haya borrado su nombre del árbol genealógico, no puede olvidar de donde viene. Se lleva en la sangre ella lo quiera o no. Porque lo Black se lleva hasta la médula de los huesos y habrá cosas para las que ella siempre siga perteneciendo a su familia.
De ahora en adelante ya no perteneces a la familia. No tienes padres, ni hermanos.
Y eso sí le importa.
Bella, Drómeda, Cissy. A pesar de sus diferencias, se querían. A pesar de la sed de sangre de Bellatrix, que deseo cazar muggles y matarlos, torturar a los sangre sucia y unirse a los Mortífagos, Andrómeda sabe que no va a poder evitar extrañarla un poco; y eso le divierte y la desconsuela a partes iguales. Porque ella también va a extrañar a sus padres y a sus hermanas. A las risas espontáneas de Cissy en la mesa y la rectitud de Bella.
—Drómeda —musita Ted. Su esposa ha estado mirando a la venta desde hace casi cinco minutos y le preocupa lo que pueda estar pensando, porque una parte de él sabe de qué familia proviene y le asusta—, ¿pasa algo? —sonríe tenuemente, para su esposa, pero ella no se da la vuelta, ni siquiera parece notar su prescencia y Ted se extraña.
De ahora en adelante. Esa frase pesaba, mucho. Andrómeda Tonks suspiró y se dio la vuelta. Ted la mirada desde el otro lado de la habitación.
—Me recordaba que de ahora en adelante, soy una Tonks —suspiró.
Y entonces ya no quedó duda de que una parte de ella (la más Black) siempre extrañaría la mansión donde se había criado, la cama mullida en la que dormía cada noche y la sonrisa de su padre cuando ella le daba un motivo para sentirse orgulloso.
De ahora en adelante, vuelve a pensar y finalmente deja de otear el infinito para concentrarse en lo que ahora es su vida.
