Sentía como sus piernas y pies, ya adoloridos y adormecidos, comenzaban a acalambrarse. Estaba exhausta pero no podía detenerse, habían repetido el Pas de Deux por casi una hora pero para Madame Chauviré no le era suficiente.
— ¡No, no, no!—Chilló histérica Madame Chauviré, su rostro tenía una mueca de disgusto y la miraba horrorizada— ¡Mademoiselle Nohain, concéntrese por favor! ¿Acaso esto es lo que mostrara en el Théâtre des Champs-Elysées? ¡Quelle horreur! ¡Repítanlo de nuevo! Y por favor Jeune Blairon, sostenga con delicadeza a Mademoiselle Nohain, recuerde que ella es un cisne, no su perro. ¡Repítanlo de nuevo!
Emilie suspiró y miró suplicándole con la mirada a su compañero, sabía que él también estaba exhausto, pero tenían que hacerlo bien esta vez o esa tortura jamás acabaría. Elevó levemente sus brazos, cruzo su pierna derecha frente a la izquierda, colocando la punta de su pie hacia afuera e inclinó un poco su pierna izquierda atrás, estirando la punta de su pie al costado. Respiro profundamente y perfilo su cabeza a un lado ligeramente, estaba lista.
Cuando Madame Chauviré iba a apretar el botón de la grabadora, las puertas del lugar se abrieron, dejando ver a un hombre canoso, alto y vestido en traje entrar con elegancia al salón y caminar hacia ellos. Emilie se tensó de inmediato al ver la ligera pero perversa sonrisa cruzar en el arrugado rostro de Madame Chauviré, sabía que algo tramaba y no era en absolutamente nada bueno.
— Monsieur Nohain, un gusto de volverlo ver por aquí—saludo cortésmente Madame Chauviré con una ligera sonrisa— Lamento informarle de que Mademoiselle Nohain no ha dado mucho de su parte, estamos a unas semanas de que se realice la obra y es un completo desastre.
Emilie se había quedado en su posición escuchando como Madame Chauviré le manifestaba de manera muy calurosa sobre los errores que ella había cometido durante el ensayo, evitado mirar a su padre de cualquier manera, sin embargo; sentía como la penetrante mirada verdusca de su padre la atravesaba como si fuera una daga.
—Entiendo Madame Chauviré, —hablo por fin su padre fríamente a Madame Chauviré, Emilie reconoció ese tono de voz, sabía que no era para nada bueno—Ya verá como mi hija mejorara en la siguiente clase, evitará tener errores durante el ensayo para que usted pueda estar más tranquila, ¿No es así Emilie?
Emilie bajo lentamente sus brazos y volteo a ver a su padre quien este mantenía una mirada fría y molesta, ella trago saliva y bajo la mirada, sintiéndose humillada y avergonzada.
—Por supuesto padre —hablo finalmente, su voz se escuchaba intimidada, carraspeo levemente para poder continuar—. Discúlpeme por los errores que hoy cometí, Madame Chauviré, no volverá a ocurrir.
Madame Chauviré sonrió de manera irónica, Emilie había tenido que poner fuerza de voluntad para evitar hacer una mueca de molestia, esa anciana había logrado su objetivo.
—Si eso es todo entonces me llevare a mi hija—Nohain se dio la vuelta y encamino hacia la salida—, gracias por su atención Madame Chauviré, hasta pronto.
—Claro Monsieur Nohain, ha sido un placer tenerlo aquí, hasta pronto.
Emilie corrió hacia sus cosas, tomo su maleta y encamino rápidamente por donde se había ido su padre, no sin antes de hacerle una breve reverencia a Madame Chauviré y correr por los pasillos del edificio, al salir del gran edificio y camino lentamente hacia la limusina negra donde dentro de ella se hallaba su padre esperándola, el chófer le abrió la puerta para que entrara, murmurando solamente gracias se adentró en él. Tomando asiento frente a su padre quien la miraba inexpresivo, sintió como su estómago se revolvía y ella se volvía un manojo de nervios.
—Padre yo…
—Antes que tu madre falleciera—la interrumpió tajantemente—le prometí a tu madre que no te sacaría de la escuela, sin embargo; por lo que me ha comentado Madame Chauviré, lo estoy pensando seriamente.
Emilie sintió como la sangre se le helaba y miraba horrorizada a su padre.
—Pero, ¡Padre no puedes hacerme esto!— manifestó alterada.
Su padre le dedico una fría mirada que la hizo callar toda objeción que quisiera darle, sintió unas ganas de llorar y suplicarle que no lo hiciese.
—Por el momento no lo haré—Emilie apretó sus labios y miró a los fríos ojos de su padre—pero si sigue esto así, no dudare en romper la promesa de tu madre y te dedicaras a nada más al ballet, ¿Entendido?
Emilie asintió levemente con la cabeza antes de desviar la mirada hacia el paisaje, parpadeo para evitar que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas y respiraba profundo para poder tranquilizar la ira e impotencia que crecía en ella.
—Te recuerdo que muy pronto se celebraran los 45 años del Buffet—comento su padre, ella apretó su maleta contra ella sabiendo que vendría después—. Vendrán mis socios más confiables de los cuales traerán a sus hijos, quiero que estés ahí para que sepas quien será tu prometido.
Emilie mordió su labio inferior y asintió silenciosamente, se sentía tan infeliz con la vida que le había tocado. Si tan solo su madre no hubiera fallecido por una extraña enfermedad que le había arrebatado lentamente la vida, ella habría intervenido y habría tirado por la borda a su padre y su loca idea de comprometerla a tan temprana edad. Si tan solo…
Sus pensamientos fueron interrumpidos al ver como el coche aparcaba frente a la gran mansión donde ambos vivían, tomó sus cosas y sin esperar a que le abriera la puerta el chófer, salió apresurada del coche y corrió hacia la mansión, adentrándose a la solitaria y silenciosa mansión, subió en dos en dos los escalones hasta llegar a su habitación, abriendo la puerta y cerrándola de un portazo con seguro.
Sintiéndose un poco más segura en su habitación dejo que las lágrimas salieran de sus ojos, dejo caer la maleta al suelo y encamino lentamente hacia su cama, se tiro en ella boca abajo, soltó sollozos y gritos que eran amortiguados por la colcha de su cama, se sentía tan cansada de la vida que llevaba, cansada de practicar algo que no le gustaba, cansada de complacer a su padre, de sentirse sola. Cerró lentamente sus ojos, dejándose llevar por el cansancio quedo completamente dormida.
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Abrió perezosamente sus ojos y se sentó en su cama, no se había dado cuenta cuando se había dormido, se preguntó cuánto tiempo se había quedado dormida ya que la luna deslumbraba en el oscuro cielo. Suspiro y soltó su cabello del elegante moño que tenía, su rubio cabello cayo como cascada por su espalda y en sus hombros, acaricio y peino con sus dedos suavemente su cabello, sumergida en sus pensamientos. Subió sus piernas a la cama y se inclinó para poderse quitar zapatillas de ballet, desenredando los listones de sus piernas y quitarse finalmente esas monstruosidades.
Se levantó de la cama y encamino hacia el balcón de su habitación, estaba adornado de macetas de flores, una pequeña mesa con dos sillas, ese lugar antes lo utilizaba para la hora del té con su madre o simplemente para platicar con ella, por eso decidió convertirlo en su santuario de reflexión y de tranquilidad, sentía que si estaba ahí y hablaba en voz alta, su madre la escucharía y le diría que hacer.
Se inclinó al barandal, cruzo sus brazos y recostó su mentón entre sus brazos, sonrió desconsolada, se sentía abrumada por todo lo que le estaba pasando, sentía tan impotente, abrumada y débil.
—Ojala estuvieras aquí mamá…—susurró sintiendo como un nudo en la garganta se le formaba y las lágrimas le nublaban su vista, sintiendo como algunas se escapaban y se deslizaban lentamente por sus mejillas—Me haces tanta falta…
—Oh vaya—es escucho una voz masculina desconocida, alertándola— ¿Soy yo o acabo de encontrar una princesa encerrada en una torre?
Emilie alzó su cabeza en busca de la voz, vio como frente a ella se estiraba un bastón metálico y Chat Noir se sostenía de este, sus ojos azules resplandecían en la noche y su sonrisa era coqueta y despreocupada pero lentamente desaparecía para mostrarse preocupado.
Oh por dios, el héroe gatuno de París, Chat Noir se encontraba frente a ella por primera vez y ella tenía un aspecto… Espantoso.
—Chat Noir…—susurro avergonzada, pasándose su mano por su rostro, tratando de quitar las lágrimas de su rostro— ¿Pero qué hace el gran Chat Noir en mi balcón? Es un privilegio tenerte aquí.
Chat Noir la miro callado, sin responderle a lo que ella había preguntado, ella sintió sus mejillas ruborizarse por la vergüenza y la mala impresión que había causado.
—Oye… ¿Te encuentras bien?—pregunto preocupado ignorando la pregunta de la rubia— ¿Te paso algo? ¿Necesitas ayuda para darle un zarpazo a alguien?
Emilie soltó una tímida risa por el chiste del chico, provocando que el rubio sonriera complacido de haberla hecho reír. La rubia miro con una tímida sonrisa al héroe, jamás pensó que él tuviera tan buenos chistes, recordaba que había visto en la tele y escuchado en la radio las entrevistas que le habían hecho al héroe gatuno, quien no dudaba soltar algún chiste "gatuno" o algo por el estilo, siempre logrando hacerla reír aunque a la mayoría no le parecía en absoluto divertidos.
—Entonces, ¿Qué dices? ¿Le damos un zarpazo a quien te ha hecho llorar?
La rubia miro a Chat Noir pensando si… ¿Sería una locura hacerlo?
No lo pensó más y se subió al barandal, Chat Noir abrió mesuradamente sus ojos asustado y pensando que aquella chica haría una locura.
— ¡Espera, es un chiste lo del zarpazo! —Expresó Chat Noir alarmado y arrepentido—Sé que mis chistes son terribles pero, ¡No para morirse y no me refiero de manera retorica!
Emilie lo miro desconcertada por lo que decía el héroe, no entendía porque decía eso, pero provoco que ella se riera y sin dudarlo más, salto hacia Chat Noir, abrazando su cuello y su cintura con sus piernas. Chat Noir perdió levemente el equilibrio por el sorpresivo salto de la chica hacia él pero no dudo en abrazarla contra sus brazos.
—Sácame de aquí Chat Noir—suplico la rubia con un hilo de voz—por favor… Sácame de aquí…
Chat Noir no dudo en hacer que su bastón se estirara un poco más para caer el techo de una casa y correr con una princesa entre sus brazos. Salto los techos de las casas parisinas hasta llegar al techo de uno de los pilares de la catedral de Notre Dame.
—Princesa, ya nos alejamos de ese lugar—susurro suavemente acariciando sus cabellos dorados—Ya puedes soltarme.
Ella lo dudo un poco antes de soltarlo lentamente, Chat Noir se apartó un poco de ella y noto que se encontraba llorando, sus ojos verdes estaban hinchados y rojos, sus mejillas con marcas de lágrimas frescas y con algunas lágrimas en ella. No podía negar que a pesar de que la chica tuviera un aspecto desastroso, se veía hermosa.
—Lo siento tanto Chat Noir…—suspiro y desvió la mirada avergonzada por lo que había hecho—Estaba tan abrumada por todo lo que me había pasado que no pensé en mis acciones…
Chat Noir sonrió y coloco una mano sobre su hombro y la otra en el mentón de la chica, alzándolo levemente para que ella lo mirara, cuando su mirada conecto con la de ella sintió como se le escapara el aire de sus pulmones, abrumado por la belleza de los verdes ojos de la chica, eran preciosos, parecían dos esmeraldas, adornados en su blanquecino rostro, su corazón latía frenéticamente en su pecho y su boca tuviera un hormigueo por el querer besar aquella chica frente él. Se paralizó por su último pensamiento, ¿Él quería besar a otra chica que no fuera Ladybug? ¿Pero qué diablos le estaba pasando?
—No…—tartamudeo avergonzado por estar tan abrumado por la belleza de aquella chica—No hay problema, ¿Pero te encuentras bien? ¿Quieres maullar lo que te sucedió?
Emilie negó lentamente con la cabeza y sonrió levemente, le dio la espalda a Chat Noir y camino hacia el barandal de la azotea, admirando debajo de ella los parisinos que aún caminaban por las iluminadas calles de París, los vehículos que pasaban por las calles y escuchar el casi silencio que había, maravillándose silenciosamente por lo que veía.
— ¿Te gusta?—pregunto de tras de la chica—Quería llevarte a la torre Eiffel pero si Ladybug ve que traigo una civil a un lugar tan peligroso... Seria gato muerto.
—Está bien Chat Noir—se giró para poder verlo, sus ojos verdes-celeste que brillaban por las luces de los faroles de las calles, sintió como su corazón daba un vuelco y sus mejillas se calentaban—Gracias por sacarme de ahí, necesitaba alejarme de todo…
Chat Noir la miro en silencio, bajo su mirada para visualizar que vestía de un leotardo blanco, un tutu y mallones del mismo color, entendió de inmediato que era una bailarina de ballet.
—Estas… Descalza—hablo lentamente el rubio mirando los pies de ella— ¿Te incomoda estarlo…? ¿Quieres…?
—Para serte sincera estoy bastante cómoda—le sonrió tiernamente—Aunque debo de admitir que estoy muy apenada que me veas de esta manera…
El silencio incomodo se instaló entre ellos dos, solamente se miraban intentando que decir para poder cortar tal incomodidad entre ellos dos, Emilie bajo la mirada y suspiro, se dio la vuelta y se abrazó a sí misma, admirando la ciudad debajo de ella.
— ¿Alguna vez te has sentido enjaulado?—le pregunto sin voltearlo a ver— ¿O te has sentido cansado de tu vida? Bueno… En este momento yo sí, mi vida ha sido planeada desde que nací, convertirme en una prodigiosa bailarina de ballet, casarme con algún hijo de los socios de mi padre… ¿Qué más te pudo decir? Mi madre murió por una extraña enfermedad y mi padre se mantiene ausente casi todos los días y yo… Me sumerjo en la soledad de mi habitación.
—Claro que te entiendo—Emilie volteo a verla sorprendida, observando como Chat Noir se colocó a su lado y la miro—, te entiendo perfectamente porque detrás de este antifaz de héroe, hay un chico que… También pasa por casi lo mismo que tú.
Emilie miro sorprendía al ver melancolía en los ojos de este, él le dedico una ligera sonrisa y giro su cabeza hacia el frente. Emilie le sonrió ampliamente antes de tomarle la mano, jalando su mano para que la siguiera, Chat Noir la miro confundido sin entender que hacía, ella solo le sonría mientras tomaba las manos del rubio, colocando la mano derecha en su cintura, su mano derecha la sitúo en el hombro del rubio y con la derecha tomo la mano izquierda del chico, sosteniéndola a la altura del hombro.
—Eh… ¿Qué estás haciendo…?
—Emilie—Lo interrumpió, sonriéndole ampliamente con sus mejillas ruborizadas—Y solo quiero que bailes conmigo Chat Noir, ¿Te molesto que lo hiciera? ¿Fue muy atrevido de mi parte?
Chat Noir tenía la boca abierta, sorprendido porque era la primera vez que se había congelado, sintiendo extraño su corazón y el cosquilleo que sentía en sus manos y el hombro que ella tocaba, al decir verdad, sentía su cuerpo un extraño cosquilleo. Se sentía raro. Emilie rio levemente, llamando la atención del héroe quien si ya tenía una cara de confusión, ahora lo tenía el doble.
—Lo siento pero…—soltó una risa antes de sonreírle coqueta, provocando que Chat Noir se ruborizara más de lo que ya estaba— ¿Acaso te comió la lengua, gatito?
Chat Noir soltó una risa antes de tomar su cintura con firmeza, apegarla a él e inclinarla levemente, acercando su rostro con la de ella.
—Por supuesto que no, princesa—admiro con orgullo que la había ruborizado, levantándola aun apegada a el—. Simplemente estaba esperando el momento de hacerla caer en mis garras.
Emilie sonrió, se balanceo hacia atrás dando un paso atrás quien Chat Noir no dudo en seguirla, quien dio un paso hacia la derecha con su pie derecho, luego sigue el pie con su pie izquierdo, dando vueltas en el lugar, mirándose a los ojos.
Gabriel se perdió en la mirada de la chica quien se encontraba frente a él, recordando el baile que habían hecho el día anterior, aunque ella no supiera que fuese él.
—Gabe, ¿Sabes que estas mirando de manera muy acosadora a Emilie, verdad?
Gabriel volteo molesto a su lado derecho, Tom le miraba y le sonreía de forma burlona, sabía que esa mirada y sobre todo esa sonrisa significaban malas cosas.
—No lo estoy haciendo—respondió indignado y avergonzado.
— ¡Ja! Ni esa tú te la crees—le paso su brazo por su hombro y lo cerco a él para poderle hablar al oído—Es como decir que tú no usas un traje de cuero apretado a tu cuerpo por las noches.
Gabriel respingo, le tapó la boca con una mano y le miro molesto.
— ¿No quieres decirlo más alto para que te escuchen?—expresó molesto y nervioso—Y no fue así.
Tom agarro la mano de Gabriel y la quito de su boca, le miro con burla al ver como negaba algo tan obvio que incluso el mismo Emilie se dio cuenta.
—Por dios Gabe, no seas tan dramático—contesto con el ceño fruncido, suavizo su ceño para sonreírle con burla—. Incluso la misma Emilie se ha dado cuenta, ¿Y? ¿Ya me dirás que traes entre tus "garras"?
Gabriel le miro molesto al castaño quien trataba de ahogar una risa, estaba burlándose de sus juegos de palabra cuando era Chat Noir. Miro de reojo a la rubia, dándose cuenta que ella también le miraba de reojo, respingó la chica al darse cuenta que había sido atrapada por el rubio, desviando la mirada de él y él también lo había hecho casi al mismo tiempo.
—Ayer cuando estuve patrullando, vi a Emilie en su balcón—hablo en voz baja para que solamente Tom le escuchara—, por alguna razón sentía que algo le pasaba y era así, al parecer tuvo problemas, me pidió que la sacara de su casa, la saque de su casa, la lleve al techo de uno de los pilares del Notre Dame, platicamos un rato hasta que ambos sentimos cansancio, eso fue todo.
Tom le miraba sorprendido y confundido por la acción que había hecho su amigo, normalmente Gabriel evitaba relacionarse con sus compañeros o amigos fuera de clases, solamente lo hacía cuando había problemas.
— ¿De verdad?—pregunto mirando fijamente el rubio, lo conocía desde hace bastantes años, por alguna razón le ocultaba algo— ¿Eso fue todo?
Gabriel desvió la mirada, sabía que el castaño sospechaba que le ocultaba algo de alguna u otra manera le haría hablar así que lo mejor era hablar antes de que lo empezara albergar con preguntas agobiantes y miradas de indignación por no haberle contado.
—Puede ser que durante el tiempo que estuvimos en el balcón, nos pusimos a…—trago saliva al ver como la miraba de Tom se iluminaba de la emoción—Ella me haya sacado a bailar y yo le haya coqueteado un poco…
Tom se quedó anonadado, mirándolo como si fuera un bicho raro.
— ¿Tu? ¿Coqueteándole a alguien que no sea Ladybug?—le miro con los ojos entrecerrados unos segundos antes de abrir sus ojos como si acabara de descubrir algo—Tu… ¡Estás enamorado de alguien quien no es Ladybug!
Gabriel sintió su rostro calentarse y sintió la mirada de algunos en él. Sintió una furia albergar dentro de él antes de aventarse al castaño, lo mataría, sin importar que él fuera el héroe de París que velaba por la seguridad de todos, esta vez, haría a un lado sus modales y mostraría el gato salvaje que llevaba dentro.
—¡Ahora si te mato Tom Dupain!—grito furioso el rubio antes de teclearlo, escuchando unos gritos de pavor y una risa estruendosa de parte de Tom, sin saber que eran mirado por dos chicas interesadas de quien había conquistado el helado corazón de Gabriel Agreste.
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— ¡Ustedes dos como se les ocurre pelear en la escuela por semejante estupidez!—exclamó furiosa Gina, apretando las mejillas de ambos varones.
— ¡Auch, mamá suéltame!—chillo adolorido Tom.
—Señora Dupain, lo lamentamos—mascullo débilmente dolido por el apretón que ejercía Gina en su mejilla—pero por favor, ¡Le ruego que nos suelte!
Gina ejerció un poco más de fuerza antes de soltarlos, Tom y Gabriel farfullaban algunas cosas que gracias a dios Gina no había logrado entender, mirando el aspecto de ambos chicos. Gabriel tenia desacomodada su elegante camisa y rota de la costura de su hombro derecho, su chaleco se encontraba abierto, tenía una marca roja en su mejilla izquierda y uno que otro raspón en su rostro. Tom tenía un ojo morado, raspones en su cara y su camisa totalmente sucia y desarreglada, suspiro y negó con la cabeza.
—Ahora díganme, ¿Cuál fue el motivo para que ustedes dos se pelearan?
Tom y Gabriel se miraron de reojo, tratando de pensar una excusa justificable y buena para que Gina Dupain no los matara, sin embargo; sabía que los mataría de alguna u otra manera, mintiéndole o no.
—Grite que a Gabe le gustaba una chica—explico sin más Tom.
Gina alzo una ceja y miro a Gabriel para ver si su hijo mentía, para su sorpresa fue ver a un sonrojado Gabriel y dirigiéndole una mirada asesina a su hijo, provocando que Gina soltara una carcajada, desconcertando a ambos chicos.
— ¡No puedo creer que por eso se hayan peleado por semejante estupidez!—abrumó furiosa, antes de sonreírle a Gabriel—Aunque no puedo negar que me ha sorprendido el hecho que te hayas enamorado. Creí que eras asexual Gabe, sin ofender.
—Yo no estoy enamorado de ella—declaro sin rodeos mirándolos seriamente—No la conozco, no sé nada de ella, ¿Cómo podría estarlo?
—Eso mismo me pregunto cuando me dices que amas a Ladybug—respondió Tom, Gabriel fijo su mirada al castaño, tratándolo de matar con la mirada—No sabes quién es ella y por si acaso has cruzado una que otra palabra con ella cuando te salva de algunos Akumas, ¿Cómo puedes suponer ahora que no estás enamorado de ella?
—Porque no te puedes enamorar de alguien que acabas de conocer.
—¿O si se puede?—Se preguntó al mirar a Emilie reírse por una anécdota que le había pasado con Ladybug, había pasado aproximadamente dos meses desde que había declarado que no estaba enamorado de ella, sin embargo; ese mismo día había ido directo al balcón de la chica quien inesperadamente lo estaba esperando, había tomado la costumbre cuando podía, ir a su balcón y llevarla a la catedral de Notre Dame, donde platicaban de todo de sus vidas civiles (en caso de él), anécdotas que les habían pasado e incluso se ponían a bailar.
Era extraño, se sentía atraído hacia ella, como si fuera una estrella fugaz, quería atraparla entre sus manos y sentirla, quería estar con ella. Le gustaba la sensación que le causaba al estar cerca de ella, le gustaba escuchar su risa y sobre todo adoraba perderse en sus ojos esmeraldas que parecían brillar aun en la oscuridad.
—Dime Chat—le hablo con la boca llena— ¿Y qué piensas dedicarte de adulto? Supongo que no siempre serás un héroe.
— ¿Bromeas? ¿Acaso no me quieres ver en mis años dorados en un traje de cuero apretado a mi sensual cuerpo?—observo como la rubia se carcajeaba y negaba con la cabeza eufóricamente.
— ¡Por dios no! ¡Mis ojos se quemaran al verte así!
Chat Noir soltó una carcajada, era una chica increíble.
—Para serte sincero—se sintió nervioso al querer contar su aspiración—Quiero ser un diseñador famoso de modas…
Emilie abrió la boca, asombrada por lo que le había dicho. Chat Noir se sentía nervioso, jamás había sentido que necesitara saber que opinara la gente sobre su aspiración a futuro pero con ella…
— ¿De verdad quieres ser un diseñador de modas?—pregunto desconcertada.
Chat Noir asintió tímidamente con la cabeza, sintiendo sus mejillas ruborizarse de la vergüenza, desvió la mirada avergonzado, entendía porque reaccionaba la rubia de esa manera, era extraño que el héroe de Paris aspirara a eso. Sintió como un mano le apretara su mano enguantada, Gabriel alzo la mirada para observar a Emilie sonreírle cálidamente.
—Hey, no te avergüences de eso—le hablo cálidamente, sintiendo como su corazón latía frenéticamente y una sensación cálida inundaba su pecho—Es asombroso que quieras serlo, ¡Incluso me has tomado con la guardia baja! Pero eso no importa.
Se levantó del suelo e hizo una posición graciosa.
— ¡Yo podría ser tu modelo estrella!—comento divertida lanzándole un beso antes de hacer otra pose— ¿Acaso no soy buena?
Chat Noir se carcajeo y le contesto con una sonrisa burlona—Eres la mejor modelo que haya conocido, tienes la esencia para ser una súper modelo.
Emilie soltó una carcajada y negó con la cabeza antes de mirar el reloj algo desanimada.
—Chat, ya es hora que nos vayamos—le sonrió triste antes de continuar—No podremos ver mañana Chat, ni pasado mañana.
Chat Noir se levantó de su lugar con la bolsa de galletas en su mano, observando la cara de preocupación de Emilie.
—Aún es temprano, ¿Pasa algo?—pregunto preocupado.
Emilie suspiro antes de abrazarse a sí misma y mirarlo con una triste sonrisa.
—Pasado mañana tengo una celebración que realizara mi padre para el 45vo aniversario del buffet de abogados…—suspiro apenada—Mi padre quiere que vaya porque además que será mi presentación como Odette en el Lago de los cisnes…Bueno…
Cerro sus ojos, costándole mirar esos ojos verdes-celeste quienes le transmitían confianza y preocupación hacia ella.
—Pasado mañana mi padre me hará saber quién será mi prometido, Chat.
Chat Noir se paralizó al escuchar aquello, ¿Acaso era una mala broma del destino? Acababa de descubrir que estaba enamorado de ella (si, lo admitía) y su mala suerte como siempre le jugaba de manera sucia y despiadada.
— ¿Cómo…—trago saliva sintiendo su garganta seca y su corazón rompiéndose en mil pedazos, sintiendo como la rabia y la tristeza lo albergara—… Dices? ¿Estas bromeando? ¡Pero si tienes 17 años! Esas épocas de comprometer a las hijas con otros ya pasaron ¡Es estúpido que te hagan eso!
Emilie le miraba con una triste amarga sin decirle nada, sabía que ella trataba de decirle con la mirada que entendía lo que le decía, a pesar de eso, ella no podía hacer nada.
—Llévame a casa Chat.
Chat Noir asintió, tomándola de la cintura y sin dudarlo más la llevo a su casa, el viaje fue silencioso e incómodo, incluso la despedida lo fue, silenciosa y dolorosa, simplemente se miraron a los ojos antes de que Emilie se adentrara a su habitación y Chat Noir tomara su bastón y se alejara de ella.
Llevándose como recuerdo una sonrisa triste y desolada de ella y su corazón roto en mil pedazos.
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Tom miraba con pena a su mejor amigo, apenas había admitido que amaba con locura a la rubia con ojos verdes y ya se iba a comprometer.
—La mala suerte de tu anillo te la ha jugado de la manera más sucia…—suspiro y le miro entristecido—Lo lamento Gabe.
Gabriel suspiro y miraba en un punto fijo, hundiéndose en su dolor y pena por la chica. Plagg miraba en silencio a su portador, se sentía realmente triste por lo que le estaba sucediendo, eso era lo malo de ser el portador de la mala suerte, te pueden suceder cosas malas de forma leve pero sin embargo; cuando la mala suerte te atacaba lo hacía de la manera más baja y dolorosa que se le podría ocurrir.
—Siento que pasas esto chico—dijo Plagg acercándose con su oloroso queso—, quizás no era tu destino quedarte con ella.
— ¡Plagg! ¡Pero que semejantes estupideces dices!—le reprendió el castaño.
—Plagg dice la verdad Tom—hablo desanimado—, no estábamos destinados en estar juntos, mi destino es estar con Ladybug.
— ¡Por supuesto que no!—abrumo molesto— ¿Acaso estas escuchando lo que dices? ¡Realmente eres un estúpido!
Tom respiro profundo, tratando de controlarse y calmar su furia.
—No puedes decir semejantes estupideces, el destino no está ligado por solo ser el portador de la mala suerte, eso no te dice que tengas que quedarte con Ladybug, ¡Al contrario! Para desligarte de ello solamente tienes que besarla para desaparecer todo rastro de mala suerte. Nada más.
Gabriel miro a Tom, tratando de entender lo que decía su amigo, Tom le sonrió levemente, colocando su mano derecha en el hombro de él, tratándole de transmitir su apoyo.
—Estas terriblemente enamorado de ella, vives por ella, podría asegurarte que ella es la chica con la que pasaras el resto de tu vida. Ustedes dos se complementan, cuando observo que la miras, veo como tu mirada brilla y te derrites por ella. La amas y no puedes negármelo. Debes de ir por ella, sin importar que pase, a pesar de que ella ya tenga planeada su vida por su padre y tú por ser el portador de la mala suerte, sé que caminan en una cuerda floja pero… ¿No sería emocionante arriesgarlo todo para estar con ella?
—Tom… Yo…—balbuceo el rubio sintiendo que se había quedado sin palabras.
—Tú la amas, ella te ama aunque tengas un antifaz—sonrió—. Tienes que ir por ella, aunque… Le rompas el corazón a Bridgette en el camino o tengas problemas en un futuro con tu padre o con su padre pero ustedes tienen el derecho de arriesgarlo todo y verán que todo valdrá la pena.
Gabriel le miro sin decir nada, sonriéndole ampliamente antes de abrazar fuerte a Tom, quien solo soltó una risa y le correspondió el abrazo.
—Gracias Tom, eres el mejor.
—Quiero que algún día hagas lo mismo conmigo Gabe—respondió burlonamente—, hasta crees que esto es gratis. Quiero ser el padrino de bodas y que mi hija se case con tu hijo.
— ¿Acaso no estás viendo que la chica que amo se va a comprometer con alguien a quien no ama?
—Si pero nuestro caso será diferente—alzo sus pulgares y le guiño—Me encargare para que se enamore de tu hijo y tú debes de hacerlo con el tuyo de mi hija.
Gabriel suspiro y negó con una leve sonrisa en su rostro.
—Me parece justo—respondió—Espero poderlo hacer, ahora...
—Ahora… Viene la parte difícil—hablo Plagg a un lado de ellos.
—Si…—susurro Gabriel observando a la figura femenina fundada en un traje marmoteado de color rojo con negro la cual lo miraba preocupada.
—Chat Noir, ¿Sucedió algo para que me llamaras a estas horas?—pregunto Ladybug preocupada.
Era casi las tres de la mañana cuando Gabriel decidió llamar a la azabache para que se reuniera con él, necesitaba pedirle un favor urgente.
—Ladybug… Yo…—Balbuceó nervioso.
—Chat, ¿Estas bien?
Respiro profundamente Chat Noir, tenía que hacerlo, necesitaba pedirle el favor a Ladybug que lo besara.
—Ladybug… Esto no es para nada sencillo de decir pero…—le miro a los ojos, tomando valentía para continuar—Cuando obtuve el miraculous de la mala suerte, obtuve la maldición de la mala suerte y el único modo de deshacérmelo era unirme a ti para poderte robarte un beso para deshacerme de la mala suerte pero… Paso el tiempo y me enamore de ti, de verdad me enamore de ti e incluso pensé que eras el amor de mi vida hasta que la conocí…—Desvió su mirada de Ladybug—Cuando la vi, jamás creí que la necesitara tanto pero después de nuestro primer encuentro, me sentí ha traído a ella, no podía dejar de pensar en ella y poco a poco mis sentimientos por ti cambiaron, ella ahora era a quien amaba y pienso que es el amor de mi vida. Ella no sabe mi identidad no obstante sé la haré saber mañana en la noche pero…
Ladybug soltó una carcajada, llamando la atención de Chat Noir, el rostro de Chat Noir se le desfiguró al ver el rostro de Ladybug, se encontraba llorando con una mueca en su rostro, tratando de formar una sonrisa.
—Ladybug…
—Que irónico—dijo con burla con un sonrisa amarga, intentando limpiarse el rostro—, yo siendo la portadora del miraculous de la buena suerte, me ha tocado la mala suerte de enamorarme de un gatito el cual ya me ha olvidado por alguien más.
Chat Noir abrió ampliamente sus ojos y su boca se encontraba entreabierta, anonadado por la confesión que le daba Ladybug.
Ella estaba enamorado de él, cuanto tiempo había esperado para escuchar aquello, sin embargo… El no sentía nada al respecto, se sentía feliz, si y sobretodo alagado por ella pero no podía corresponderle.
—Ladybug…—desvió la mirada apenado—Lo siento tant…
Abrió ampliamente sus ojos al sentir sus labios contra los de ella, ella le sujetaba el rostro con sus mano y tenía sus ojos cerrados, el también cerro sus ojos y sintió como ella profundizaba el beso, pasaron algunos minutos antes que ella se alejara de él, Gabriel abrió sus ojos lentamente y admiro a una Ladybug sonriéndole alegremente.
—Ahora eres libre Chat—le tomo sus manos y las apretó contra las suyas—Quiero que seas feliz con ella, quiero que le des todo el amor que tú me habías profesado alguna vez. Te quiero Chat, gracias por todo y prometo ser tu mejor amiga sin importar nuestros sentimientos sean diferentes ahora.
—Por supuesto—Le sonrió ampliamente—, eres mi mejor amiga, no podría perderte. Y también te quiero Ladybug.
La azabache le sonrió, soltándole sus manos antes de alejarse corriendo al borde de la torre antes de tirarse al vacío le escucho gritar:
— ¡Ya eres libre de esa maldición, ahora te toca ir por ella Chat!
La vio balancearse con su yo yo por los edificios de París hasta desaparecer entre ellos.
—No te preocupes Ladybug, lo haré—murmuro observando a Emilie como se inclinaba al público quien le aplaudía por su presentación junto con sus compañeros, lucia hermosa con su leotardo y tutu blanco, su cabello estaba pulcramente bien peinado y su maquillaje era precioso, se veía hermosa.
Después de que el telón se cerrara, se trasladaron a un salón gigante el cual estaba decorado con candelabros gigantes de cristal, luces tenues que iluminaban de forma elegante el lugar, la gente platica y reía, algunos ya estaban lo suficientemente tomados por las copas que habían tomado aunque disimulaban bastante bien. Observaba sigilosamente el lugar, buscando con la mirada a cierta rubia de ojos verdes, su padre carraspeo a su lado, Gabriel giro su cabeza para poderlo mirar, el hombre canoso el cual se había elegantemente hacia atrás, miraba el lugar con recelo y fastidio, sabía que odiaba estar en lugares como estos.
—Ahorita iremos con el señor Nohain—hablo su padre sin mirarlo—, necesito hablar de negocios con él, ¿Te parece si sacas a bailar a la señorita Nohain en cuanto llegue, Félix?
Gabriel jamás se había sentido tan feliz porque su padre le pidiera-ordenara en algo, tratando de suprimir una sonrisa de alegría y emoción, siguió a su padre hasta llegar con el señor Nohain quien se encontraba rodeado por un grupo de mujeres y hombres, hablando de cosas que no le tomaba importancia Gabriel. Su padre camino más rápido a él quienes se dieron un apretón de manos, su padre felicitaba al Señor Nohain por la presentación de su hija y el aniversario que se celebraba.
—Alexandre, te quiero presentar a alguien—su padre movió su mano para llamarlo que se acercara, Gabriel se acercó sigilosamente hacia su padre hasta estar a su lado—Él es Félix, mi hijo único. Félix, él es mi socio de toda la vida, Alexandre Nohain.
—Un gusto en conocerlo señor Nohain—Estiro su mano para estrecharla con la de el—Mi padre me ha contado muchas cosas sobre usted.
—El gusto es mío, joven Félix—respondió Alexandre inexpresivo, quien de manera discreta miro a sus lados—Espero que hayas podido disfrutar de la función que hizo mi hija.
—Por supuesto—respondió con simpleza antes de paralizarse a ver a la rubia acercarse a él, era un vestido largo color champagne brillante, con un escote forma A, sostenida por dos delgados tirantes, estaba peinada por un elegante moño alto y su maquillaje hacia que relucieran sus ojos verdes.
—Hija, acércate—el hombre canoso tomo por la espalda a su hija y la posiciono a su lado—Te quiero presentar al señor Agreste y a su hijo Félix.
Emilie le sonrió cortes y estiro la mano a su padre.
—Es un gusto conocerlo, Señor Agreste—dijo cortésmente—Hola Gabriel.
—Emilie, es un placer tenerla aquí—respondió con una ligera sonrisa, observo a su padre quien le miraba de manera interrogativa—Somos compañeros de clases padre.
— ¿Qué les parecería ir a bailar?—sugirió el Señor Nohain—Supongo que al ya conocerse no habría problema en bailar, ¿Verdad, Emilie?
—Por supuesto padre.
Gabriel estiro su mano hacia ella quien no dudo en tomarla, sintiendo escalofríos y su corazón latir rápidamente en su pecho.
— ¿Me concede esta pieza señorita Emilie?
—Por supuesto, joven Félix.
Gabriel la dirigió hacia la pista de baile la cual ya era ocupada por varias parejas. No dudo en colocar su mano derecha en la cintura de ella, la mano derecha de su acompañante la sitúo en su hombro y con la izquierda tomo la mano derecha de ella, sosteniéndola a la altura del hombro. Dio un paso hacia enfrente y ella lo siguió.
Gabriel se sentía como la primera vez que bailaron, sus manos y donde ella situaba sus manos le recorrían cosquilleos y su corazón latía fuerte contra su pecho, dio un paso a la derecha y ella también lo dio y en el mismo lugar comenzaron a formar pequeñas vueltas, balanceándose ligeramente hacia sus lados, observándose a los ojos. Emilie sentía que esta sensación era muy parecida a la vez que había bailado con Chat Noir, se sentía abrumada pero a la vez cómoda, no recordaba como llego a rodear el cuello de Gabriel y que él la rodeara con sus brazos en su cintura, mirándola en silencio, se sentía como solo estuvieran nada más los dos.
Miraba los ojos celestes de Gabriel hipnotizada por la agradable sensación que le transmitían, observo como lentamente Gabriel se acercaba a su rostro, lo suficiente para casi rozar sus labios con los de ella y sentir su respiración contra la suya.
Estaban a punto de besarse, ella sentía su corazón saltarle del pecho y estaba hipnotizada por la mirada celeste de él. Le recordaban tanto como los de su gatito.
Chat Noir. Razono ese nombre en su mente, Emilie se soltó grotescamente de su agarre y empujo a Gabriel lejos de ella, Gabriel la miro desconcertado por su acción, ella se mordió los labios y simplemente negó con la cabeza.
—No puedo—murmuro sin mirarlo a los ojos—No puedo hacerle esto a él… Lo siento Gabriel… Yo…
Sin decir más, se alejó de él corriendo, tratando de esquivar a las parejas de baile que se encontraban, escuchando a su padre gritar su nombre huyo del gran salón. Salió del gran edificio, se detuvo frente a las escaleras agotada, escucho a sus guardaespaldas acercarse, sin esperar a que llegaran sus guardaespaldas, bajo las escaleras y corrió a la derecha para doblar a un callejón solitario. No quería regresar ahí, tendría que enfrentar la mirada de decepción y furiosa de su padre.
Choco contra alguien y antes que pudiera disculparse, sirio como era tomada de la cintura y por detrás de sus piernas, elevándola del suelo, chillo por la sorpresa pero se aferró al cuello de su secuestrador, sintió como de sus pies se le deslizaban las zapatillas, dejándolas caer en el vacío del callejón.
—Chat…—susurro con alivio apegada al hombro del chico.
—Estoy aquí princesa—murmuro dándole un beso en su cabeza—Vámonos de aquí.
El viaje no tardo mucho, gracias a la gran velocidad que le proporcionaba el traje llegaron a la Catedral, Chat Noir la soltó lentamente, aun abrazándola por la cintura.
—Princesa… Tengo algo que confesarte…—dijo alejándose de ella con la mirada baja.
—Chat…—ella se alejó de él hasta el barandal que estaba frente a la otra torre de la catedral—Si yo me cayera, ¿Me atraparías?
— ¿A que...? ¡Emilie!—grito asustado al ver como la rubia caminaba descalza por el bastón el cual estaba trabado hacia la otra torre que había— ¿Pero qué estás haciendo?
Chat Noir se subió al bastón y lentamente se acercó hacia ella.
—Emi, no sé qué estas tratando de hacer pero… Por favor, sea lo que sea, no te muevas.
—Mi vida ha sido planeada desde que nací, —hablo con un hilo de voz—Nací para complacer a mi padre, tengo que ser la mejor bailarina de Francia, ir a eventos aburridos, ser la hija que mi padre quiere que sea y ahora tengo que casarme con el chico que mi padre elija y ¿Luego qué? ¿Dónde quedo yo?
Chat Noir miro adolorido ver como los ojos de la chica deslizaban lágrimas de dolor y gimoteaba.
—Emi…
—Quiero ser actriz de cine—confeso entre gimoteo—Quiero explorar el mundo, sin que nadie me diga que hacer, quiero hacer muchas películas, divertirme, quiero ser libre. Quiero casarme con el chico que amo…
Chat Noir se le seco la boca al escuchar su confesión, sentía pesadez en su corazón, se sentía adolorido por ella.
—Emi… Tu…
—Te quiero Chat—lo interrumpió asombrándolo por su confesión—Te quiero demasiado, no puedo dejar de pensar en ti desde el día que nos conocimos, eres el chico a quien amo y con el que quiero pasar el resto de mi vida, no me importaría caminar en una cuerda floja, sabiendo que puedo caer y morir pero si es contigo sé que puedo caminar contigo y llegar al final al final de esta.
Chat Noir se mantuvo callado y expectante por la confesión de la chica, sentía un mar de emociones albergarlo, de felicidad, alegría pero sobre todo de miedo, se había acercado lo suficiente para estar casi a medio metro frente a ella.
—Chat…—le llamo otra vez—Si yo cayera… ¿Me atraparías?
Antes que Chat Noir pudiera responder, Emilie se dejó caer de lado, Chat Noir sin dudarlo dos veces apretó el botón para reducir su bastón y dejarse caer, atrapándola casi al instante y deteniendo la caída con su bastón.
—Por supuesto que te atraparía—murmuro contra su cabello mortificado—Siempre te atraparía, no importa donde estés, yo te atrapare si caes y te levantare. Creí alguna vez que Ladybug sería el amor de mi vida pero me he equivocado, tú lo eres, cuando te vi ese día en el balcón y el que me hayas sacado a bailar… Me hizo que te necesitara, necesitara tu sonrisa, tu mirada, sentirte cerca, jamás creí que te necesitara tanto, me sentía ha traído a ti, tu eres mi sol y yo soy quien necesita estar en tu orbita, estar contigo me hace feliz, no puedo dejar de pensar en ti y poco a poco mis sentimientos por ella cambiaron, ahora eres a quien amo y pienso pasar el resto de mi vida contigo.
—Oh Chat…—susurro entre gimoteos una y otra vez.
Chat Noir se elevó hasta llegar a la torre más cercana y pisar el techo sin soltarla.
—Plagg, garras fuera—susurro con los ojos cerrados, sintiendo como su transformación se desvanecía y volvía a portar su traje de gala.
—Chat…
—Emi, necesito que te alejes de mí y abras tus ojos, quiero que veas quien es Chat Noir detrás del antifaz—dijo suavemente dándole besos en su coronilla—Quiero que sepas quien soy en realidad.
Emilie sin dudarlo dos veces, se separó del rubio y admiro con sorpresa quien era el chico que estaba detrás de Chat Noir.
—Gabriel…—susurro lentamente su nombre, analizándolo una y otra vez de pies a cabeza, poniendo nervioso al Agreste— ¿Por eso me mirabas tanto?
Gabriel sintió como su rostro se calentaba.
—Bueno…—Balbuceó nervioso con una sonrisa nerviosa—Es que como nos llevábamos tan bien cuando yo era Chat Noir, quería acercarme a ti… Y… No lo sé…
—Pero me observabas incluso antes que nos empezáramos a llevar bien…—Emilie se acercó lentamente hacia él y Gabriel retrocedió—Acaso… ¿Gabriel Agreste me acosaba tanto como Chat Noir como en su identidad civil? Vaya que miedo.
Gabriel se ruborizo furiosamente, su rostro estaba totalmente rojo, balbuceaba cosas intangibles haciéndola reír, causando que Gabriel farfullara molesto y avergonzado.
—Eres adorable gatito—dijo tiernamente acercándose rápidamente a él, rodeándole el cuello con sus brazos—Baila conmigo, Félix.
Gabriel le sonrió ligeramente, abrazándola de la cintura y apegándola a él. Comenzaron a bailar lentamente moviéndose ligeramente a un lado a otro, creando una silenciosa pero agradable sensación entre ellos dos.
— ¿Quieres ser mi novia, Emi?—le pregunto en el oído, sintiendo que ella aflojaba su agarre para separse de él y sonreírle ampliamente.
— ¡Si, si quiero!—exclamo aventándose a el—Te quiero, Gabe. Aunque sé que aún no podremos hacer publica nuestra relación por lo que vendrá, quiero estar contigo.
Gabriel la abrazo contra él, enterrando su rostro en el ya despeinado moño que la rubia tenia. Sabían que una vez que volvieran haya, tendrían que afrontar la realidad.
Pero eso no importaba, se tenían el uno al otro. Aunque en el camino tengan que caminar en una cuerda floja, se sostendrían de las manos y arriesgarían todo solo por estar el uno con el otro. Ese era el camino que había decidido tomar.
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7,563 palabras y me falto bastante.
¡SANTA MIERDA!
Elegí la canción Tightrope porque sinceramente ya tenía planeada hacer una historia con esta canción, claro que en realidad iba a ser Two-Shots (Y creo que será un Fanfic en realidad). Está historia es la precuela de: "Como conquistar el corazón de una chica".
Aunque al final de todo, fue una combinación con las canciones: "A Million Dreams", "From now on" y "Never Enough".
Ahora si puedo asegurar que es la historia (por el momento), más larga que he escrito para un concurso. Disfrute muchísimo escribirla porque como ya había dicho la tenía planeada hacer desde hace un tiempo pero sobre todo el hecho que una grandiosa amiga (Yume no Kuzo, perdóname por no hablarte por el momento), me dio la clave para poder escribir bien. Sinceramente me costó bastante escribirlo porque escribí un montón de ideas, diálogos, personajes y también escribí una parte de la historia la cual la mayoría de estas se eliminaron por completo para traerles esto.
Espero que les guste y lo hayan disfrutado.
¡Hasta la próxima!
