Disclaimer: Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Isayama.
Enamorada de mi jefe.
Primer día.
Técnicamente era tu primer día en el trabajo, y ya te habías retrasado 20 minutos. Era culpa de jodido tráfico de la primera hora de la mañana en Firestone Bay, era cosa de todos los días. Por eso se supone debías despertar una hora antes, maldecías entre dientes, mientras tratabas de cambiar de carril.
―Maldición, seguro que me van a despedir y ni siquiera pude conocer al jefe.
El semáforo cambio a la luz verde, y fue más que suficiente para que pisaras con mucha fuerza el acelerador, cambiándote satisfactoriamente de carril y poniéndote en marcha hacia el gran edificio empresarial 'Ackerman & Asociados'. Después de conducir unos 5 minutos podías divisar el edificio de gran altura y hermosa estructura; donde tus sueños se hubieran hecho realidad si tan solo te hubieses levantando temprano.
Estacionaste lo más rápido que te permitió tu poca y recién adquirida habilidad para conducir.
―Vale. Todo está bien. Todo está jodidamente bien.
Saliste del auto tan veloz como un rayo, claro, tan veloz como los grandes tacones que habías elegido para llevar tu primer día de trabajo y tus piernas te lo permitían. Saludaste al vigilante del estacionamiento y te dirigiste hacía el elevador deprisa.
Al subir marcaste el piso 27, y esperaste pacientemente, pues según tú aquel ascensor era el más lento en la historia de los ascensores. El ascensor hizo una parada en planta baja donde abordo un grupo de gente, entre ellas había una chica rubia con cara de pocos amigos, un tipo rubio con cara de matón y otro más alto que todos en el ascensor con cara amigable, había un muchacho de cabello castaño que hablaba más alto que todos sólo para que se escuchase su anécdota sobre como salvo a una ancianita de un robo, un chico rubio y una chica de pelo negro lacio con rasgos asiáticos lo acompañaban y del otro lado un chico que tenía el cabello color rubio casi platino, que observaba al chico de cabello castaño con cara de aburrimiento.
Te mordiste la mejilla nerviosa, apenas iban por el piso 15. Y ya estabas algo aburrida del panorama, miraste tu reloj de muñeca.
8:15 am.
Tenías exactamente quince minutos de retraso, otra maldición entre dientes. Todos se bajaron en el piso 25, dos pisos más.
Apenas las puertas se abrieron diste zancadas hacia la gran puerta de cristal con letras grandes 'Arquitectura Ackerman' abriste la puerta con apresuramiento y sentiste una gota de sudor bajar por entre tus senos.
―Buenos días, ―te dirigiste hacia la recepcionista con el cabello del color de una naranja. Recordabas que se llamaba Petra, porque estaba el día que te hicieron la entrevista. ―¿La señorita Hanji Zoe ya llego?
La pelo naranja levanta su mirada ambarina hacia ti, y con una sonrisa amable y una mueca te dice:
―¡Srta. Caulfield! La Srta. Zoe, llego hace cinco minutos.
―Oh, gracias Petra, nada de formalidades entre tú y yo. ―Le sonríes cálidamente.
―De acuerdo (t/n), ―sonríe amablemente. ―pues lamento informarte que llegas tarde, apresúrate y repórtate de inmediato con Hanji en su oficina. ¿Sabes llegar, no?
Tú asientes y musitas un gracias y das más zancadas, apretando tu maletín hacia ti con piernas temblorosas, solo a ti podía pasarte algo como llegar tarde en tu primer día de trabajo. Frente a la oficina de tu nueva jefa, con decisión tocas la puerta de madera de roble. Tu corazón probablemente estaba en tu garganta ya que podías escuchar los latidos en tus oídos, algo así como si estuvieses escuchando la batería en un concierto de slipknot.
Vale, no tan exagerado. Pero tu corazón si latía muy rápido. Escuchaste un 'adelante' canturreado del otro lado de la puerta y la abriste despacio.
―Buenos días, Srta Zoe. Disculpe la tardanza.
Hange Zoe tu nueva jefa se encuentra sentada en su gran escritorio de madera fina, ella levanta la mirada y niega un poco con la cabeza, este gesto acompañado con una sonrisa leve.
―Firestone Bay es tráfico desde su fundación. Pasa adelante. ―Dice con un tono cálido y amigable.
―Gracias, Srta Zoe.
―Llámame Hange, (t/n).
Entonces te sientas frente a ella y dejas tu bolso en la silla de tu lado.
―Vale, pues, comencemos con lo básico. ―Dice, al mismo tiempo que se ajusta los lentes. ―Te vas a encargar de supervisar varios presupuestos que yo te voy a enviar directamente, harás papeleo básico y atenderás a algunos clientes por teléfono. ―Se aclara la garganta. ―De acuerdo a lo que te digan, es que sabremos o no si vamos a trabajar con ellos.
―Disculpe, Srta. Hange tengo una duda.
―Si claro, adelante. ―Hace un gesto con la cabeza.
―Pensé que estaría en el trabajo de campo.
―Oh, sí claro, (t/n). Se me olvidó mencionarte un pequeño detalle. Por ahora todos los puestos en, ya sabes, trabajo de campo están ocupados. ―Se lleva la mano hacia la nuca y la frota, con los ojos cerrados. ―Y de verdad necesitaba un asistente personal, y como estabas desesperada por el trabajo… Yo, me tomé la libertad de no informarte nada sobre eso.
Casi te da un infarto, el trabajo de campo era lo que soñabas desde el día que pisaste aquel edificio, te habías graduado de arquitecta para ejercer como tal, no para ser la asistonta de alguien. Pero en realidad, ella no estaba equivocada pues necesitabas el trabajo, ya que tu capital comenzaba a decrecer, y tus padres estaban fuera de la ciudad por un viaje de negocios, además habías tenido una pequeña discusión con ellos hacía dos semanas y no querías pedirles dinero en absoluto. Sopesaste tus opciones.
―¿Alguna vez tendré oportunidad para realizar trabajo de campo? ―Alzaste las cejas al mismo tiempo que juntabas las manos a modo de rezo y apoyabas tu barbilla sobre ellas.
―Claro que sí, estás en la lista de espera, creo que eres la número tres, pero estás muy cerca. ―Ella se relaja. ―En cuanto haya una vacante, te la daremos.
―¡Oh Hange-san! ¡Eso me emociona! ―diste un pequeño brinco. ―Claro que acepto ser su asistente personal. ―Asientes con la cabeza.
―Excelente entonces, lo único malo de esto es que tu oficina está al frente de la de Levi-Heichou.
―¿?
―Oh, Levi, ya sabes… ¿Levi Ackerman?
Y entonces caíste en cuenta.
―Ah vale, el jefazo. ―Dices encogiéndote de hombros.
Hanji Zoe se ríe como loca recién salida del manicomio, aplaudiendo al mismo tiempo.
―Sí, sí… el jefazo. ―Enfatiza la última palabra. ―Vamos, te enseño tu oficina.
―¿Por qué es malo? ―Alzas las cejas, sorprendida y curiosa al mismo tiempo. También te pones de pie, caminando detrás de ella.
―Porque Levi puede ser algo… temperamental.
Y dicho esto ambas se ponen de pie y salen hacia el pasillo.
―La oficina de Levi-Heichou está en el último piso, ―dice Hanji con tranquilidad. ―Tú y yo nos comunicamos por teléfono. Tu oficina está lejos porque la de aquí abajo está en remodelación, la estamos ampliando. ―Sonríe. ―Después de que esté lista podrás mudarte, eso sí, aún no has entrado al trabajo de campo.
Suben al ascensor y ella marca el número 30.
―Levi-heichou puede ser de humor algo volátil o temperamental como ya te mencione, pero no estarás sola, a veces subiré a supervisarte, no te preocupes. ―Se ajusta los lentes. ―Y ya después de un rato te acostumbras a su humor de perros, él es algo así… ―mira pensativa el techo iluminado del elevador. ―Como un gato.
Y al finalizar la sentencia las puertas se abren directamente hacia un gran penthouse oficina que está maravillosamente iluminado por un candelabro de cristal bastante ostentoso, todo en aquel lugar parecía brillar de lo limpio que se encontraba. Era más grande que los otros pisos, pues era la estancia del gran magnate de la arquitectura e ingeniería, Levi Ackerman, el lugar tenía una decoración simplemente exquisita, los tonos de aquella magnifica estancia iban de un negro mate a un lujoso plateado digno de la realeza, te gustaba bastante el lugar.
―Levi está orgulloso de lo que puede hacer, si observas este lugar.
―Ya veo, es bastante grande y cómoda por lo que veo, es una hermosa oficina.
Ella asiente y caminan por la estancia haciendo chocar los tacones contra el suelo.
―Hange-san, ¿en dónde exactamente está mi lugar de trabajo?
―Bueno pues, en realidad este de aquí ―señala un gran escritorio negro fabuloso, el sueño de cualquier recepcionista. ―Es tu puesto asignado, estás a la vista de Levi.
―Oh de acuerdo, ¿y qué hay de Levi-heichou?
―Su parte está escondida, él tiene complejo de ninja, ―se acerca hasta una pared negra y hace presión con las manos en alguna parte, la pared suena con un click y se desliza. Era una puerta en camuflaje con la pared. ―Aquí estará Levi.
La puerta camuflaje deslizante revelaba una gran habitación, aparentemente oficina, que estaba hermosamente iluminada por un ventanal gigante que vendría siendo las paredes reforzadas de cristal, ya la estancia completa no solo era iluminada por el candelabro sino también por la luz matutina de Firestone Bay, y tenía una hermosa vista de toda aquella ciudad costera. Te mordiste el labio, anhelante.
―Oh rayos, no puedes negar esa vista. ―Hange suelta una risita. Y te acercas con zancadas hacia el ventanal. Y estabas a punto de tocarlo cuando una voz filosa como un cuchillo te advierte:
―Ni se te ocurra poner las manos en el cristal, mocosa.
Abres los ojos como platos y te volteas rápida sobre tus talones. Era un hombre de estatura baja, al ojo por ciento te llegaba como por el pecho, sin tacones probablemente eras unos escasos centímetros más alta que él, con el cabello negro como el azabache, y con la tez tan blanca como la nieve, con los ojos grises como el acero. Un escalofrío te recorrió la espina dorsal. El hombre vestía de traje el cual le sentaba como un guante, perfecto. Era gris como sus ojos, casi plata. Y su corbata negra.
―Levi-heichou. ―Y te enderezaste en toda tu altura. ―Perdone.
―¿Quién te dijo que me llamaras Levi-Heichou? ―Alza la ceja despectivamente, y camina hacia el escritorio también de cristal, y con cuidado coloca su maletín dentro de una gaveta contigua al escritorio. ―¿Fue esta loca de mierda? ―Señala a Hanji, la susodicha suelta una carcajada.
―Perdone.
―Levi-heichoooouuu ―Añade Hanji burlonamente. ―Ella es mi nueva asistente (t/n) Caulfield, por favor trátala bien. No quiero que espantes de nuevo a mi asistente personal.
―Yo no tengo la culpa de que todos los que hayas contratado anteriormente sean unos cerdos asquerosos del bajo mundo. Y además bastardos, que solo querían arrastrarte a sus asquerosos catres de mierda. ―Dice en tono seco. ―¿Eres tú una cerda asquerosa del bajo mundo, eh mocosa? ―Alza la ceja dirigiéndose hacia ti.
―N-no señor, yo no soy una cerda asquerosa.
―Gatita, en realidad no tienes que responder esa pregunta. ―Dice Hanji.
―¿Gatita? ―Dices al mismo tiempo que Levi.
―Sí gatita. Eres mi gatita. Es mi gatita. ―Sonríe. ―Bueno, vale, sitúate en tu puesto gatita, yo volveré al mío. Ya sabes, revisa tu correo continuamente y está al pendiente del teléfono fijo.
Tú no sabías cómo reaccionar la escena era bastante perturbadora, ¿cómo un jefazo como Levi Ackerman podía ser tan grosero como camionero? ¿Y cómo Hanji Zoe su subordinada podía tratarlo así como si fuesen amigos cerveceros y además te ponía motes? No entendías nada. Solo querías ponerte a trabajar y acabar con aquella bizarra escena. Parece que trabajar en aquella empresa no era como te lo imaginabas después de todo.
―De acuerdo, Srta. Zoe.
―Llámame Hange. ―Y dicho esto, se voltea y se va. Dejándote con el 'Levi Ackerman'
―Por si no lo sabes ya, mi nombre es Levi Ackerman, y en este edificio, ―dice con tono seco pero autoritario. ―Y en especial en este piso, se hace lo que yo diga, cuando yo diga, cómo yo diga. ¿De acuerdo, Caulfield? ―Y rodea el escritorio y se sienta en su silla giratoria lujosa, vale añadir.
Tú asientes rápidamente y te sitúas frente a él.
―Si Señor Ackerman. Si me disculpa, volveré a mi puesto de trabajo.
Él hace caso omiso de lo que acabas de decirle y se voltea en su silla. Así que das zancadas dirigiéndote hacia tu nuevo puesto. Te sientas en tu escritorio, no tenías idea de cómo sentirte en realidad, te hallabas algo sorprendida por la reciente presentación de tu jefe, no parecía ser de humor volátil, sino un enano amargado y ordinario, nada parecido a lo que te había contado la recepcionista de pelo naranja, Petra, que cuando hablaba de aquel personaje se le iluminaban los ojos, se le dilataba la pupila y literalmente tenías que ponerle un babero debajo de la barbilla para que no arruinara su atuendo que de seguro que tardaba horas en arreglar para estar en perfecto estado.
Encendiste la laptop que estaba frente a ti y esperaste que iniciara mientras te acomodabas la falda, y a ti misma en el sillón, era un sillón giratorio negro a juego con el escritorio súper cómodo, miraste al frente y pillaste a Levi mirándote pero en ese mismo instante él desvío la mirada fugazmente. Tú frunces el ceño y te acomodas los cabellos que te caían en la cara gracias al lacio extremo que te habías esforzado en tener la noche anterior, y lo habías logrado tu cabellera larga, espesa y castaña caía como una cascada hermosa y reluciente. Sonó el teléfono.
―Buen día, Arquitectura Ackerman. ―Añadiste con un tono firme pero suave.
Y así comenzó tu primer día en la empresa Ackerman, hiciste algún que otro papeleo, respondiste todos los correos de Hanji, hablaste como con una docena más de clientes por teléfono y no eran menos de las 11 de la mañana, eras bastante rápida transcribiendo el papeleo y contestar los emails era un chiste. El reloj marcó las 12:00 pm y recibiste una llamada de Hanji diciéndote que ya podías bajar a almorzar. Levi había dejado la oficina hacía como dos horas para una reunión y estabas sola, te desperezaste y te colocaste de pie.
Pusiste la laptop en modo descanso y decidiste ir a la cafetería de la empresa a por un buen sándwich de jamón de pavo y camarones. No te topaste con Hanji en el camino así que supusiste que debía estar con el alto mando reunida o algo así.
Llegaste a la cafetería que estaba en el piso 21, el recibidor para nuevos empleados estaba en el piso 20 y la coordinación general, ya que como tal la extensión Ackerman comenzaba en dicho piso y llegaba hasta el último piso o sea el 30.
Había una fila como de diez personas para poder pedir el almuerzo, así que revisaste tu iphone con esperanza de ver algún mensaje, pero no tenías nada, ningún correo, ningún whatsapp, nada. Suspiraste triste, nunca habías sido una persona de muchos amigos, ni siquiera en la universidad sólo fueron 'amistades' por conveniencia ya que siempre fuiste la más lista de tu clase. Sí, la típica chica nerd que todo el mundo utiliza para tener buenas notas y aprobar, pero la misma que nadie tiene en cuenta a la hora de irse de fiesta o de salir a ver películas o algo así en plan de amigos. Y habías tenido novio pero se había acabado unos años atrás, fue un noviazgo demasiado corto, además aquel bastardo te había engañado con tu 'mejor amiga'. Fue caótico y traumático para ti. Cuando levantas la mirada de la pantalla del móvil te das cuenta de que un chico castaño que se te hace familiar no te quita la mirada de encima, te revuelves incomoda y cambias tu peso al pie derecho, avanzas en la fila.
Y haces memoria, ¿por qué te parecía conocido? Y tu mente te hace viajar cinco horas atrás cuando venías en el ascensor, ¡claro! Es el mismo chico que contaba su emocionante anécdota de cómo salvó a una ancianita. Volviste a sentir su mirada inquisidora, y te sientes todavía más incómoda.
Por fin llegas hasta la señora que sirve el almuerzo y ella te sonríe cálidamente.
―¿Qué desea hoy jovencita?
―Un sándwich de jamón de pavo y camarones por favor, y un té negro para llevar, sin azúcar y con limón.
Ella te sonríe y mientras estás esperando que te haga la orden, te mueves inevitablemente hasta el castaño, él sonríe. De hecho, te sonríe. Tú le devuelves un intento de sonrisa.
―¿Te conozco? ―Te dice él, tú niegas con la cabeza.
―No lo creo, a menos claro de que me recuerdes, tomamos el mismo ascensor en la mañana. ―Te encoges de hombros.
―Ah, ya decía yo me parecías muy conocida. ―Y estira la mano hacia ti. ―Mi nombre es Eren Jaeger, ¿eres nueva, verdad? ―Y sonríe de nuevo.
―Mi nombre es (t/n) Caulfield, ―vuelves a encogerte de hombros y le estrechas la mano. ―Sí, soy nueva, soy la asistente personal de la Srta. Hanji Zoe. ¿Y tú?
―Yo estoy haciendo pasantías, pronto nos asignaran a mí y a mis compañeros al trabajo de campo. Estamos recién graduados. ―Añade con una sonrisa.
Notas que a este chico no le costaba nada sonreír, era bastante atractivo la verdad, sonrisa de un millón de dólares, ojos verdes azulados, cabello castaño liso y ladeado. Giraste la cabeza cuando la señora que te había tomado la orden te hacía señas para que fueras a recoger tu sándwich.
―Ya regreso.
Y recoges tu sándwich y el té en un vaso tipo Starbucks. Vuelves con el castaño.
―Disculpa ya tengo que ir a almorzar.
―Oh no te preocupes, te puedes venir a sentar conmigo y además conoces a mis amigos ¿te parece? ―Levanta la mano, como haciendo ademán de detener tu paso. ―No acepto un no por respuesta. ―Y sí, vuelve a sonreír, tú le correspondes la sonrisa esta vez.
―Vale, de acuerdo.
No te molesta nada que él quiera ser tu amigo, y presentarte amigos, se supone que era una etapa completamente nueva para ti, y no estaba nada mal comenzar así. Así que te encaminas con Eren hacia una mesa en la esquina, donde está un grupo bastante numeroso, las mismas personas que viste en el ascensor esta mañana, y algunos rostros nuevos.
―Venga chicos, abran espacio para mi nueva amiga (t/n) Caulfield. ―Dice Eren muy extrovertido, y te da una palmadita en la espalda. ―Ellos son Mikasa, Armin, Sasha, Connie, Jean, Marco, Ymir e Historia. ―A medida que dijo sus nombres, señalo a cada uno.
Sientes una ligera sensación de calor en tus mejillas, todos esos pares de ojos mirándote, tú saludas con la mano.
―Hola chicos, un placer. ―Dices tímidamente.
Todos saludan al unísono, sonriendo amigablemente a excepción de la chica llamada Ymir que tiene una expresión sin emoción en la cara y rodea posesivamente con el brazo a la chica rubia pequeña llamada Historia, te acomodas al lado de Eren, algo nerviosa.
―Vale, ¿qué has pedido para almorzar hoy jean? ―Dice Eren, con un ligero tono burlón. ―¿Es pasto de nuevo?
Y se escucha una carcajada en general, a excepción claro de Jean.
―Muy gracioso Jaeger.
―Y (t/n) ¿de dónde eres? ―Pregunta el chico rubio llamado Armin.
―Oh, soy de aquí, ―te encoges de hombros, sin saber qué más decir. ―¿Y tú?
―Pues somos de una ciudad lejana, casi fantasma, ―añade con una mueca. ―Se llama shiganshina, no me sorprende si no la conoces, en serio es fantasma casi nula.
―De hecho si la conozco, mi abuela vivía allá. ―Y le sonríes tímidamente.
Armin parecía sorprendido de tu respuesta, así que se dedicaron a conocerse un poco más el resto del almuerzo, no sólo hablaste con Armin sino también con todos los demás incluso Ymir intercambio alguna que otra palabra contigo, aunque Mikasa parecía algo reticente a hablarte y de hecho no lo hizo en ningún momento, no te importo habías entablado relaciones sociales el primer día de trabajo, para ti era más que un logro.
Volviste al piso 30 con una sonrisa de oreja a oreja, y sorbiendo de vez en cuando el té negro sin azúcar y con limón que habías reservado, el té negro ayudaba a relajarte durante las horas de trabajo, aún Levi no había llegado así que no te importo entrar a su estancia y quedarte mirando por el gran ventanal un rato, pero antes de eso, revisaste la bandeja de entrada y el teléfono por si había algún asunto que atender pero no encontraste nada, así que solo te dedicaste a mirar por el ventanal, la hermosa bahía que se divisaba en la lejanía, un mar tan azul como el cielo que en el horizonte se confundían ambos, un sol tan amarillo y resplandeciente, Firestone Bay era sin duda una perla costera.
Decidiste abandonar la oficina de Levi antes de que volviera, podrías ganarte algunos problemas por ello, cerraste la puerta tal y como estaba antes y te sentaste en el escritorio con tranquilidad, sin saber mucho que hacer ya que no sonaba el teléfono y no había correos que responder, sacaste tu móvil y decidiste jugar Candy Crush.
TASTY
Sonó tu móvil cuando lograste hacer un movimiento maestro final para avanzar al siguiente nivel del juego cuando Levi hizo acto de presencia.
―Mocosa, ―dice en tono aburrido. ―¿Sabes hacer té negro? ―Alzo la ceja, mirándote.
―Sí seguro.
―Pues levanta tu trasero y hazme algo de té. Estoy estresado. Dile a Hanji que traiga su maloliente culo hasta acá arriba.
Y dicho eso, se encerró en su estancia.
Te levantaste fugazmente no sin antes llamar a tu jefa y decirle que Levi la solicitaba urgentemente, diste zancadas hasta la pequeña pero bien equipada cocina para hacerle el té a Levi, mientras esperabas que hirviera el agua, Hanji llego.
―Hey gatita, ¿cómo te está yendo en tu primer día, eh? Ya casi termina la jornada. ―Dice con una sonrisa típica de ella.
―Pues bien, aunque el señor Ackerman me pidió que le hiciera té negro, está estresado aparentemente.
―Urgh, es ese tipo otra vez dándole lata, ese tal Nile Dawk, es un gran trato cerrado hace meses, pero el tipo quiere imponerle su manera de trabajar a Levi, cosa que él no tolera. ―Se encoge de hombros. ―Veré qué puedo hacer por él. Oh y gatita, ―dijo con una mueca extraña que no supiste leer. ―Toca la puerta antes de entrar.
Tú asentiste extrañada, y seguiste en lo tuyo mientras ella se adentraba en la oficina de Levi.
El agua hirvió unos 10 minutos después e hiciste el té negro tal y como te gustaba, sin azúcar y con limón. Oh maldición, pensaste, no sabías si a tu jefe le gustaba el limón, y habías hecho una jarra entera y además le habías agregado limón, así que solo serviste una pequeña taza en caso de que a él no le gustara la idea luego te encaminaste a la oficina la taza quemándote los dedos, pero se te olvido algo crucial para el momento: tocar la puerta.
Apenas abriste la puerta, te encontraste con una escena bastante comprometedora de ambos de tus superiores, Levi tenía los pantalones abajo y obviamente el bóxer dejando ver su blanco y redondo trasero, y estaba encima de Hanji quien estaba apoyada sobre el escritorio con las piernas entrelazadas por sobre la cintura de Levi, mientras estaba despeinada y jadeaba.
Deseaste con todas tus fuerzas haber recordado las palabras de tu superior, te había dicho que tocaras la puerta con ese tonito, y oh, aaaah, te golpeó como un balde de agua fría, al instante cerraste los ojos y la puerta.
―Oh maldición, ―mascullaste. ―¡Perdón! ¡perdón! ―Gritaste hacia la puerta.
Y volviste con zancadas a la cocina, por la adrenalina del momento se te había olvidado que tenías la taza en las manos y te quemaste un poco los dedos. Pero no era nada en comparación a la vergüenza que sentías en ese momento.
Pasaron 10, 15, 20 minutos. Tu turno terminaba a las 3:30 pm, faltaban solo 45 minutos, de verdad esperabas que no salieran para no tener que afrontar a ninguno de los dos.
La cara de Hanji no se te borraba de la mente, y la mirada asesina que te envío Levi cuando abriste la puerta menos, una corriente te subió por el espinazo. Estabas contrariada. Definitivamente era el primer día más extraño de trabajo que habías tenido nunca.
Hasta que la puerta se abrió, Hanji tenía una sonrisa como la usual, cerró la puerta tras de ella.
―Gatita, ―te mira. ―Te dije que tocaras la puerta.
―Oh Srta. Hanji, ¡lo siento de verdad! ¡No fue mi intención! ¡Yo de verdad no vi nada! ¡Se lo juro!
―No te preocupes (t/n), todo está bien. No es como si nunca hubieras visto algo así. ¿O me equivoco? ―Alzo la ceja.
Se te subieron todos los colores al rostro.
―Yo s-supongo q-que sí, ahm todo está bien, d-digo, yo no voy a contarle a nadie, s-soy una tumba.
Hanji soltó una carcajada que resonó en todo el edificio a tu parecer.
―Oh gatita, no me digas que tú nunca has… visto algo… ya sabes, ¿indecente? ―Dijo con picardía.
Tú te quedaste callada.
―Ay gatita el silencio otorga. ―Dijo con una mueca. ―Ya no te preocupes, fue un accidente, tampoco te preocupes por Levi, él estará bien. Nunca lo menciones por cierto y ya sabes cómo somos los adultos, nos quitamos el estrés de vez en cuando. ―Dijo al mismo tiempo que manoteaba, como espantando el asunto. ―Puedes irte cuando quieras, eh.
Y se marchó dejándote sola con Levi, nuevamente. Que incómodo. Y no podías de verdad, no podías quitarte de la mente su gran trasero, ¡maldición! Como un hombre de estatura tan baja tenía un trasero tan redondo y perfecto. ¿Cómo podía? Seguro que era como un dios en la cama.
Maldición, (t/n) ¿por qué estás pensando en el trasero de tu jefe? ¿Y por qué piensas en tener relaciones sexuales con él? Urgh es viejo, además.
El hombre de tus pensamientos se hizo presente, justo en frente de ti. Mirándote seriamente.
―¿Hiciste el té que te pedí?
―Sí señor, está en la cocina.
―Bien, vale, pues ya puedes irte. Ha terminado tu jornada.
Pues, nada, fue una historia que surgió y ya... espero que sea de su agrado. Gracias por sus reviews, sus favs y follows de antemano. Espero les guste leerla tanto como a mi me gusta escribirla.
Se despide,
leonhardtrose.
