Si alguna persona en esta árida parte del fandom llega a ver esto, por favor no se olviden de leer las notas del final que tienen todas las explicaciones necesarias.

¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸, CuMbReS BoRrAsCoSaS ¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,

Capítulo I

Saint Feuille* era una institución educativa que representaba su valía jactándose de los logros de sus estudiantes, justo como cualquier escuela. Un buen nivel académico, trofeos en todo tipo de actividades e instalaciones impecables eran su carta de presentación. Tenían premios en desempeño estudiantil, deportes, artes, ciencias y hasta periodismo juvenil. Y cada uno de esos premios era tomado con una seriedad increíble, porque en Saint Feuille regía la actitud de que cada conmemoración los engrandecía a todos, no sólo a unos pocos. Dicha mentalidad era como una especie de patriotismo escolar que perduraba en muchos ex-alumnos durante el resto de su vida.

Un ejemplo de ello era el Club de Teatro, que había logrado durante diez años consecutivos ganar el premio a la mejor presentación teatral, en uno de los tantos concursos que se hacían entre los cinco grandes colegios del Continente: Saint Feuille, Saint Sable*, Saint Nuage*, Saint Rocher* y Saint Brume*. No obstante, aquella marca había sido rota el año anterior cuando Saint Sable los derrotó magistralmente.

Sasuke Uchiha a sus diecisiete años sabía muy bien que esa derrota había sido un shock para todos. Al entrar a Feuille, formó parte de ése club en particular desde su primer año. Causó sensación pues era excelente con la actuación, así que se ganó siempre los papeles principales; sin embargo, el año en el que el Club de Teatro había perdido, fue el mismo año cuando había decidido renunciar, por lo cual no era extraño que muchos le culparan de la vergonzosa derrota que sufrieron. Podría considerarse que esa era una de las razones de su fallo, pues se vieron sin su mejor actor, aunque también estaba el hecho de que se confiaron demasiado y los penosos resultados saltaron a la vista.

De no ser porque le era totalmente necesario, Sasuke ni siquiera se acercaría nuevamente al teatro de la escuela -lo cual no era de extrañarse teniendo en cuenta las dimensiones de las instalaciones escolares-, ya que no contaba con el humor para ver rostros rencorosos y miradas insidiosas que todavía le culpasen. Desgraciadamente de verdad tenía que ir en aquel momento, porque resultaba ser que su compañero de Biología era Kiba Inuzuka, quien era un fan acérrimo del Club de Teatro solamente porque su novia, Hinata Hyuuga, se desvivía por ese arte. Debido a que ambos tenían un proyecto pendiente que aún no iniciaban, Sasuke no tuvo más remedio que ir a buscarlo al lugar donde sabía que lo encontraría, justo como cada día al terminar las clases.

Allí, en las gradas del amplio teatro y mientras en el escenario un par de personas actuaban, Sasuke pudo vislumbrar a su infame compañero de trabajo, quien se encontraba sentado acompañado de algunos alumnos que seguían atentos las actuaciones presentadas.

Sasuke apenas dio un vistazo desestimando por completo a las dos chicas que ensayaban. Cuando decidió retirarse del teatro, lo había hecho lleno de convicción y una de las causas era que tenía tantas fanáticas que en su momento se convirtió en una pesadilla, ya que incluso ahora que no actuaba, aun así seguía teniendo una tropa de chicas que suspiraban perdidamente por él. Para su fortuna -pues no quería estar más tiempo del necesario en tal sitio-, Kiba pareció notar su presencia -aunque también algunos otros miembros que lo miraron con saña-, así que se aproximó a él, tomando asiento a su lado en la tercera grada donde se encontraba.

– No me lo creo –habló entonces Kiba, enseñando sus blancos dientes– ¿Finalmente decidiste regresar?

Sasuke entrecerró sus ojos profundamente negros -como su cabello, que asemejaba el plumaje de un cuervo- y negó con desgano.

– Ni de broma –dijo monótonamente– Al terminar saliste corriendo como el loco que eres y no me diste tiempo para hablar sobre lo de Biología.

– Oh, sí, eso –sonrió despreocupadamente, encogiéndose de hombros– ¿Cómo quieres que nos organicemos?

Por suerte Hinata no estaba actuando o de lo contrario era seguro que Kiba no le prestaría atención. Sasuke entonces habló fluidamente, recordando con envidiable precisión los datos del proyecto, por lo cual no fue demasiado difícil encontrar una forma de distribuir el trabajo. Y habia que aceptar que recordar cosas con precisión eran ventajas que quedaban cuando uno aprendía a memorizarse guiones completos.

– Sí, hombre –masculló Kiba, anotando descuidadamente en su mano con un bolígrafo– Te juro que no se me olvidan los libros, mira ¡Ya los tengo aquí! –y alzó la palma derecha, mostrando un montón de garabatos escritos sobre la piel–.

– Hmpf –era claro que aquello no le convencía mucho– ¿Sabes que existe el papel cierto?

– Está sobrevalorado, igual que el hecho de que nos manden a buscar en libros –masculló– Si para eso existe el Internet.

Mentalmente Sasuke le daba la razón aunque prefirió omitir el hecho de que cosas como el internet iban en conjunto con teléfonos móviles, los cuales seguramente eran un mejor sitio para anotar recordatorios que en la palma de la mano. Sea como fuese, ya podía irse en paz con la esperanza de no volver a tener que ir a ese lugar que estaba lleno de recuerdos que prefería no encarar.

– Mañana empezamos –declaró Sasuke–.

– ¿Crees que podemos hacer todo en la escuela?

– No si tú pasas todo el tiempo aquí.

– ¡Oh, vamos! Sabes muy bien que el club es como mi segunda casa.

– Lo que quiere decir que seguramente tienes una vida familiar muy disfuncional.

Kiba le lanzó entonces una mirada llena de reproche que hizo que Sasuke únicamente sonriese con notoria arrogancia.

– Despreocúpate –volvió a hablar Kiba– Encontraremos la forma de arreglarnos.

– Más te conviene a ti que a mí.

– ¿Qué estás queriendo insinuar con eso?

– Insinúo que... –comenzó, sin embargo, su voz se vio cortada por otra–.

¡No me atormentes hasta volverme tan loco como tú!

Algo sobresaltado, Sasuke buscó la tercera voz que repentinamente parecía haber salido de la nada.

¿Es que estás poseída por el diablo?, ¿Por qué me hablas de ese modo cuando te estás muriendo?

Y no tuvo que buscar mucho para dar con el dueño de aquellas palabras. Allí, en el escenario al cual le había prestado poco cuidado -ignorando las actuaciones de personas que ya conocía-, se encontraba alguien completamente nuevo para él. Cabellos rubios y ojos azules era lo que podía describirlo de forma rápida, además de una mirada atormentada y un temblor que parecía inundar casi imperceptiblemente su cuerpo, mientras que sostenía del brazo a quien Sasuke reconoció fácilmente como Sakura Haruno -su cabello rosado era imposible de confundir-, con quien en algunas ocasiones él llegó a actuar.

Pero lo importante era: ¿Cuándo había entrado aquel chico en escena?

¿No te das cuenta de que tus palabras quedarán marcadas con hierro candente en mi memoria, y seguirán royendo siempre más hondo cuando me hayas dejado? –dijo fluidamente aquel rubio– ¡Tú sabes que mientes cuando dices que te he matado! Y sabes, Catherine, que no podré olvidarte porque eres vida de mi propia vida, ¿No es ya suficiente para tu egoísmo diabólico que, mientras tú descansas en paz me retorceré yo en las penas del infierno?

Oh, la dicción era perfecta, el énfasis en cada frase, el tono, la modulación de la voz... Sasuke no sabía cuál obra estaban ensayando, pero era totalmente seguro aquel desconocido seguramente lo estaba haciendo de la forma perfecta.

– ¿Quién es él? –la pregunta salió de los labios del ojinegro aun antes de que pudiese pensarla en realidad–.

– ¡Es tu reemplazo! –respondió alegremente Kiba–.

Sasuke giró rápidamente a mirar a su compañero, sin mostrar en realidad la sorpresa que sentía.

– Bueno, tal vez no tu reemplazo –rectificó Inuzuka, rascándose una mejilla con el dedo índice– Es nuevo, se llama Naruto Uzumaki, entró este año y va en el salón de Hinata... hizo las audiciones a principio del curso y todos lo amaron, ¡El sujeto es increíble, Sasuke! Todos dicen que es como un regalo del destino para compensar que te fueras, le hemos dado el protagónico y lo ha estado haciendo genial.

El pelinegro entrecerró la mirada de manera analítica, prestando verdadera atención a la práctica, como si se hubiese olvidado que no estaba allí precisamente para ser un espectador.

– ¿Qué obra es?

Cumbres Borrascosas* y ésta nena es la que nos va a hacer ganar –respondió con un completo orgullo reconocible en su voz– Lleva muchos años sin ser presentada en el concurso. Hemos comenzado a practicar desde antes, nos quedan unos cuantos meses pero la verdad es que ya todos se saben su parte. Todas las obras nuevas y modernas tendrán que joderse, éste año el asunto es personal, no vamos a dejar que los de la Sable nos quiten el trofeo de nuevo, habremos perdido una vez ¡Pero nunca dos!

Definitivamente Kiba estaba totalmente contagiado del ambiente poético que reinaba en el club.

En cierta manera era curioso... unos volcaban su pasión desmedida en el soccer, el baloncesto o hasta en el volleyball, pero de igual forma, otros se emocionaban por el ajedrez, la danza o el teatro. La magia de todo ello radicaba en que cada quien amaba, se apasionaba y se enorgullecía por lo que hacía.

Sasuke escuchaba el parloteó de su compañero, pero al mismo tiempo no despegaba sus ojos de aquel que era "su reemplazo". Aunque quisiera negarlo, era imposible obviar que el supuesto Naruto era bueno... bastante bueno y si era incluso mejor que él, no le interesaba en ese momento realmente. En cambio, prefirió centrarse en cada detalle que adornaba el rostro de aquel chico, que parecía tan vivido y al mismo tiempo, tan sombríamente apagado, cosa que encajaba muy bien con la aparente escena que se estaba desarrollando entre Sakura y él.

Sí, ahora me demuestras lo cruel que has sido conmigo, lo cruel y falsa –espetó Naruto, con un resentimiento herido y patente en su voz– ¿Por qué me despreciaste? ¿Por qué traicionaste a tu propio corazón, vida mía? No, no tengo palabras de consuelo para ti. Tú misma te has matado –y miró a Sakura con frialdad, mientras sus labios se torcían en un rictus casi indescifrable– ¡Sí, ya puedes llorar y arrancarme besos y lagrimas: te abrasarán y te condenarán!

Oh, y por la convicción lóbrega en las palabras de Naruto, cualquiera diría que era cierto que Sakura sería condenada realmente.

Y así, sin moverse de donde estaba, inesperadamente Sasuke se quedó mucho más tiempo del que esperaba, dejando que Kiba hablara libremente, escuchándolo en ocasiones a medias. Sin embargo, terminó marchándose antes de que finalizara el ensayo, sintiéndose como si hubiese cometido alguna cosa indebida.

Ésa sensación se prolongó, porque a pesar de haber tenido una magistral lucha interna consigo mismo, Sasuke acabó regresando tan sólo dos días después, con la excusa -porque él mismo sabía que era una excusa- de hablar sobre el proyecto que tenían con Kiba. Y nuevamente estuvo atento a la actuación de Naruto, analizando sus gestos, grabándose cada diferente modulación en su voz y apreciando la forma en la cual daba vida a su personaje.

Un mes después, los rumores se corrían entre los del Club Teatral, diciendo que seguramente Uchiha encontraba arrepentido de haberlos abandonado, y que su asistencia casi diaria a todos los ensayos era porque extrañaba ser parte de ellos. Incluso algunos estaban ya apostando por ver cuánto tiempo más pasaría antes de que Sasuke pidiese por fin que le dejasen entrar nuevamente. La actuación era algo que se llevaba en las venas y era claro que él lo tenía en su sangre, sin embargo era una pena que Sasuke se hubiese venido a dar cuenta tan tarde... o al menos, eso es lo que decían los tan bien dispersados rumores.

La presencia de Sasuke atrajo también al montón de chicas que parecían ansiosas por besar el suelo que pisaba, pero afortunadamente, Iruka Umino, el profesor encargado del célebre club, tuvo que restringir nuevamente la entrada a los ensayos a las personas ajenas a ellos; obviamente Sasuke tenía luz verde de estar allí, ya que en palabras del propio Iruka: para ver si con ello volvía a animarse y formaba nuevamente parte del grupo.

En ese tiempo constructivo, Sasuke averiguó algunas cosas del tal Naruto, como que a pesar de todo, era un alumno común que sacaba calificaciones normales, nada de excelencia excesiva. Lo que sí era fuera de lo común es que era nieto de Jiraiya Namikaze, un buen escritor que al llegar a los cincuenta años había dejado los libros con temática profunda para comenzar a dedicarse al género del erotismo y de la comedia, lo que le había valido una fama de pervertido bonachón, además de un enorme grupo de fans. Su madre, Kushina Uzumaki, curiosamente también era escritora, con un enfoque hacia el público femenino, siendo la mayoría de sus historias acerca de romances con las cuales había obtenido éxito y reconocimiento. Y por lo que Sasuke podía ver, Naruto era totalmente diferente al personaje que interpretaba: risueño, enérgico, alegre y alborotador, que no tenía por ninguna parte aquel aire taciturno del temible Heathcliff de Cumbres Borrascosas, lo que era sin duda algún tipo de mérito, pues cuando se encontraba actuando, cualquiera podría asegurar que la personalidad de Naruto era tal cual como su actuación.

¿Estuviste, de verdad, muy afligida por mí? –la voz sonó con un eco irónico– Bueno ¡Razón no faltaba!

Desde una de las gradas de la penúltima fila, Sasuke era un observador que pasaba completamente desapercibido.

Si había que ser francos, la verdad es que disfrutaba en cierta forma del "espectáculo" que presenciaba día a día. Ahora que la mayoría de los miembros del club parecían mirarlo con normalidad -aunque existían todavía algunos de ellos con recelo-, ya no tenía que molestarse en acudir con Kiba para disfrazar su simple intención de estar presente. Nunca antes la idea de ser un simple observador le atrajo, pero por alguna razón, no podía decir que ahora le fuese desagradable.

He luchado en la vida amargamente, desde que por última vez oí tu nombre –continuó Naruto– Y tienes que perdonarme, porque he luchado para ti.

Y apenas había terminado de decir eso, un grito femenino se escuchó e inesperadamente una chica se colgó del brazo del rubio.

– ¡No, Heathcliff! ¡No le digas cosas bonitas! Olvídate de ella y cásate conmigo, no me importa que me maltrates cruelmente y yo no pueda hacer nada, porque en el siglo diecinueve las mujeres no tenían derechos.

Todos los presentes habían guardado un repentino silencio, hasta que Sakura se llevó las manos a la cintura, mientras que miraba de forma reprobatoria a quien Naruto tenía en su brazo: Ino Yamanaka.

– ¡Ino! –gritó Sakura–.

La chica -que tenía un largo cabello rubio y ojos azules- soltó una alegre risa y se aferró un poco más a Uzumaki, Naruto entonces también rió y con un ágil movimiento, tomó a la rubia con facilidad y la cargó en brazos.

– Está bien, Isabella ¡Vamos a fugarnos! Nos iremos por el mundo a gastar mi enorme fortuna que no sé cómo conseguí y cuando tengamos nuestro primer hijo lo llamaremos Boruto –fue la gran respuesta del ojiazul– Lo siento, Cathy, perdiste tu oportunidad –dijo, mirando directamente hacia Haruno–.

Los dos rubios continuaron riendo alegremente ante su propio juego, provocando que finalmente que los demás comenzaran a reír también, incluida la misma Sakura.

– ¡Son imposibles! –dijo finalmente la pelirrosa con una sonrisa– Y nos estaba quedando tan bien la escenita.

– Oh, vamos, a estas alturas podemos actuar con los ojos vendados, las manos atadas atrás de la espalda y parándonos en un solo pie –respondió Ino, cruzando los brazos–.

– Hey, Ino-cerda, que vamos a un concurso de actuación no al circo.

– ¡Más respeto, Sakura-frentona!

– Respeto es el que me debes tú, rubia teñida.

– Oh, no hablemos de tintes ¿Eh? Que tu cabello es rosa cerezo del número cinco.

Allí iban ellas dos de nuevo. La convivencia que tenían era totalmente peculiar, pues solían dedicarse algunas frases que pretendían ser insultos, pero aun así eran amigas inseparables.

Luego de aquella "pequeña" interrupción, todos decidieron continuar un poco más antes de dar por terminada su práctica de aquel día. Ino llevaba toda la razón, pues faltando un poco más de un par de meses, ya tenían dominada sus actuaciones y muy pronto comenzarían a hacer los ensayos generales con vestuario.

– Sasuke, que bueno verte nuevamente por aquí.

Ante aquellas palabras, el pelinegro volteó hacia un lado, encontrándose con la confiable figura de su profesor Iruka, quien llevaba una buena cantidad de folders y papeles en sus manos. De no ser porque el hombre no se pasaba por allí todos los días, Sasuke podría haber considerado sus palabras como una especie de burla.

Iruka le sonrió atentamente y se sentó a su lado, observando el escenario.

– Se sincero ¿Qué tal te parece que lo hacen?

El chico meditó apenas la respuesta, encogiéndose de hombros.

– Tan bien como cuando estaba yo –dijo con sinceridad–.

– Me alegra que pienses eso, todos quieren ganar. Lo del año pasado fue un golpe muy duro para los chicos.

– Me imagino.

El profesor entonces pareció desplegar el montón de papeleo que traía consigo, dejando algunos tantos en el asiento contiguo.

– ¿Crees que podrías ayudarme? Finalmente nos han dado los formularios de inscripción, recuerdas cómo se llenaban ¿Verdad?

Sasuke asintió vagamente, mientras Iruka le extendía un par de hojas, entregándole también un bolígrafo que tomó del bolsillo de su camisa. Los dos permanecieron en relativo silencio, ocupándose de escribir en las tablillas de madera que igualmente el profesor ya llevaba consigo.

Así cuando todos los del club estuvieron de acuerdo en partir, Sasuke aún se encontraba presente pese a que su costumbre era la de marcharse para evitarse encuentros con antiguos "camaradas". Claro que, estando tan ocupado escribiendo, esos antiguos camaradas no se molestaron ni en acercarse para despedirse de él. Sin embargo, en medio del mutismo que reinaba en la sala, una voz sonó con decisión, haciendo que Sasuke frunciera el ceño, levantando la vista y encontrándose que el escenario aún estaba ocupado, pese a que él creía que desde hacía al menos cinco minutos todos se habían marchado.

Naruto todavía seguía allí, caminando a lo largo del tableado, dando la apariencia de que ahora practicaba en solitario, repitiendo algunos diálogos que Uchiha ya conocía de memoria, a base de dedicarse a observarlo. Sasuke se preguntaba sí siempre se quedaba cuando todos se marchaban.

En determinado momento el rubio paró con sus frases aparentemente al azar, para después permanecer en silencio, completamente estático por algunos instantes dándole la espalda a las butacas, encogiéndose sobre sí mismo, lanzando después un terrible grito gutural y dándose vuelta con violencia.

Se los ruego ¡Mátenme! ¡Mátenme! –aulló con desesperación–.

Se movió erráticamente por algunos instantes, hasta que la energía pareció disminuir y su expresión se tornó vacía y perdida, para luego dejarse caer de rodillas, con sus brazos laxos y sus manos apoyadas en el suelo con las palmas hacia arriba, adoptando una pose completamente desolada y desvalida.

No, no... no necesito que me salven, incluso aunque me acabe a mí mismo –mascullaba, con los ojos desorbitados– ... Lo... juro... castigaré con el más grotesco sufrimiento a toda la gente que me ha traicionado –y levantó bruscamente los brazos al aire– ¡Caerá sobre ellos un sufrimiento eterno del que ni la muerte les podrá salvar!

En ese momento Naruto comenzó a reír con completa demencia, consiguiendo que Sasuke sintiera un escalofrío recorrerlo.

Iruka sonrió a su lado, observando con diversión la expresión completamente arrobada que adornaba las facciones de su alumno.

– El Conde de Montecristo* –dijo el profesor–.

El más joven tardó unos segundos en reaccionar ante lo escuchado.

– ¿Perdón? –dijo finalmente–.

– Está interpretando al Conde de Montecristo, si ganamos éste año, estamos analizando la posibilidad de presentar a Montecristo como propuesta, no va a ser fácil sintetizarlo todo, pero si lo hacemos de la forma correcta tendremos un resultado estupendo.

Sasuke se humedeció los labios antes de despegar su vista del rubio y enfocarla en su profesor.

– ¿Ya le ha dado el papel sin saber los resultados?

Iruka volvió a sonreír con amabilidad antes de responder.

– Independientemente de si elegimos a Montecristo o no, confió en que ganaremos en esta ocasión. ¿Sabes, Sasuke? Naruto y tú son excelentes actuando, si tuviera que compararlos a los dos, diría que ambos están a la altura, pero lo que los hace diferentes es que él es más... emocional, por eso es que hemos optado por la imagen del protagonista con motivaciones oscuras y que expresa claramente cada emoción nociva.

El moreno volvió entonces sus ojos hacia Naruto, que seguía con su estupenda presentación de alguien que ha perdido la razón.

Cuando el rubio pareció recobrar la compostura, paseándose un poco como si tratara de decidir qué era lo siguiente que haría, elevó sus ojos hacia las gradas dando un repaso casual, pero topándose irremediablemente con los últimos puestos, notando a sus dos espectadores en turno. No pareció sorprendido de verlos en realidad.

Y entonces, en ese momento, sonrió cándidamente mirándole directamente y Sasuke sintió como si se hubiese quedado sin aire.

Continuará...

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En resumen: hace unos meses finalmente me digné a leer Orgullo y Prejuicio. A su vez, eso me hizo recordar Mujercitas y Cumbres Borrascosas, que naturalmente me hizo pensar nuevamente en este fanfic. Escribir siempre ha sido algo terapéutico para mí y aunque no publique, llevo años escribiendo cosas que se quedan olvidadas en la computadora. Este fanfic siempre ha sido uno de mis favoritos, porque básicamente era un patio de juegos para mí, donde podía meter cualquier temática que me gustase y funcionaba dentro de los parámetros del mundo que establecí, así que comencé a escribir nuevamente sobre el fic. Mi intención no era volver a publicarlo, pero luego de terminar dos capítulos y comenzar el tercero, decidí que no perdía nada con volver a ponerlo online porque de una manera u otra, el fanfic va a quedarse allí sin que nadie lo lea. Ahora bien, no hago promesa alguna de ser consistente con las actualizaciones ya que tengo otras responsabilidades que cumplir en la vida diaria (originalmente comencé a escribir nuevamente de esta historia como pasatiempo catártico), así como también aclaro que no habrá lemons (porque nunca fui buena con ellos y detesto escribirlos). Por otro lado, esto no significa que vaya a retomar mis otros fanfics de Naruto (podría, quizás, subir los capítulos que tengo de Distintos Caminos, pero no voy a continuar con esa historia).

Finalmente, dudo seriamente que alguien vaya a leer este fanfic pero si por alguna razón alguna alma descarriada queda por aquí y dentro de su magnificencia decide que quiere dejar un mensaje, por favor, que no sea un mensaje entre las líneas de "conti plis" y cualquiera de sus variaciones; sé que suena desdeñoso de mi parte, pero entre un mensaje como ese y nada, prefiero lo segundo. Luego de todo este discurso, dejo nuevamente las dichosas notas del fanfic, que aunque estamos en 2018 sé que muchas personas prefieren omitir el uso de google.

Notas:

* Saint Feuille: (francés) Santa Hoja.

* Sable: (francés) Arena.

* Nuage: (francés) Nube.

* Rocher: (francés) Roca.

* Brume: (francés) Niebla.

* Cumbres Borrascosas: (Wuthering Heights)Única novela escrita por la inglesa Emily Brontë en 1847. Narra la historia de un amor truncado e inconcluso entre Heathcliff y Catherine Earnshaw. Al principio, Cumbres Borrascosas no fue considerada como una buena novela, pues la historia, demasiado apasionada y cruel iba más allá de la narrativa victoriana del siglo XIX, ya que reflejaba de forma intensa los sentimientos, los personajes se mostraron de manera cruda y la presentación primitiva del odio y del amor, hizo que los críticos la juzgaran como burda y salvaje. Sin embargo, se notó finalmente la gran originalidad de esta obra y la increíble intuición que tuvo Emily acerca de la naturaleza humana, lo que hizo que su historia fuese considerada como la mejor de las hermanas Brontë y una obra maestra única en la literatura inglesa.

* El Conde de Montecristo: (Le Comte de Monte-Cristo) Novela del francés Alexandre Dumas, escrita en 1844. Narra la historia de Edmond Dantès, que en plena situación precaria del gobierno francés, cae víctima de una confabulación en su contra por Fernand Mondego (después, Fernand de Morcef), Danglars y Gérard de Villefort, quienes por diferentes motivos, hacen que sea encerrado en la prisión del Castillo de If. Allí conoce a Faria, un hombre ya anciano que le ayuda a darse cuenta de la traición que ha sufrido. Juntos construyen un túnel para escapar, sin embargo, Faria muere antes de verlo terminado, aunque no sin antes darle la ubicación de una inmensa fortuna localizada en la Isla de Montecristo. Edmond consigue escapar y dar con el tesoro. Muchos años después regresa a buscar venganza, bajo la identidad de El Conde de Montecristo. Como dato adicional, la "escena" que "interpreta" Naruto en realidad proviene del anime de Montecristo: Gankutsuou.

PS. ¿Por qué, en el nombre de todos los infiernos, decidí agregar el nombre de Boruto aquí? Porque soy masoquista, por eso.

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.:¤°—"Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura..." —°¤:.