Ehy! Dedicado especialmente a Paul. No sé qué sería de mí sin tus recomendaciones. Happy B-day, darling!

Disclaimer: Ya desearía tenerlos, pero no, ellos hacen canon por su cuenta.


Al fin


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Había pasado tanto tiempo desde aquella vez. Había recorrido tanto camino solo para poder olvidarlo. Había perdido contacto con todos sus amigos y familia, solamente por él.

Y sin embargo, había bastado el simple roce con aquella sábana blanca para darse cuenta que absolutamente todo estaba donde siempre debió estar. Todo, como se suponía que debía ser.

En su memoria, la ausencia del piano bajo sus dedos parecían años enteros, casi una eternidad sin sentir el ritmo dentro de su cuerpo. Pero ni bien hubo desplomado su peso al sentarse, la carga entera empezaba a alivianarse. Cada minuto de silencio parecía ahora desvanecerse hasta desaparecer por completo. Sonrió sin darse cuenta y la música comenzó a brotar como una fuente sobre un río que jamás había dejado de fluir. E instantáneamente pensó en Sentaro, en Ri-chan y en aquel punto que su vida había tomado un giro inesperado. Cuando todo había cambiado para siempre ese primer día de escuela.

Naturalmente en ese trance había perdido la noción del tiempo. Mientras todo el recinto se llenaba de armonía y el acoplado de las paredes hacía resonar con más fuerza las notas; ni siquiera supo exactamente cuándo surgió el acompañamiento de la batería.

Pero él estaba ahí.
Tocando.

Montando un show con él. Y nada de parecido tenía con aquel entonces festival escolar. Al final no tendrían varias chicas gritando y aplaudiendo, ni muchachos envidiando su suerte, ni siquiera profesores perplejos o gente tomando fotografías. No los esperaba nadie.

Era un show exclusivo, sólo para ambos.

Una bienvenida de regreso. "Siempre has estado aquí, conmigo". Eso parecía decir. O eso creía escuchar Nishimi.

"No lo he olvidado". Nunca te he olvidado, se transmitía en el aire.

Y todo volvía a ser lo mismo. Eran Sen y Richie, tocando hombro a hombro en el sótano del viejo. Probándose, retándose a si mismos con la música de testigo. Conversando sin decir una palabra.

El tiempo perdido hacía justicia ahora. Un reencuentro que llamó la atención de los niños del lugar, aquellos a quien tenía un joven aprendiz de sacerdote bajo su cuidado y algunos más que habían escuchado la busqueda de un doctor recién llegado de Tokio.

Fue así como el bullicio se dio solo a conocer. Porque al poco tiempo no tardó en aparecer el padre de la iglesia, furioso y sorprendido. Extrañado de que en sus largos años de trabajo esta fuese la primera vez que alguien irrumpía la tranquilidad. Extendió sus brazos y allí con el estruendoso y reconocible chirrido de la puerta, las notas incansables terminaron.

Los regaños comenzaron y con el recuerdo de que siempre Sentaro había sido el primero en armar escándalo, su voz fue más clara que nunca al pronunciar su huída.

—¡Es hora de correr, Richie!

Sus piernas se tensaron y de un tirón estaba siendo impulsado hacía arriba. Automaticamente corriendo en una única dirección: Siempre al lado de Sentaro.

Esta vez no lo había tomado de la mano ni miraba atrás como si se sintiese perseguido. Eran uno y el otro, sonriendo a cada paso, corriendo como niños bajando por el sendero.

Se sentía como siempre se había sentido. O quizás mucho mejor.

Para Kaoru que en mucho tiempo no había tenido motivo para reír, ni siquiera cuando Ritsuko lo había llamado, ahora finalmente tenía uno. Los recuerdos habían terminado al fin. Porque en ese mismo segundo, con certeza absoluta supo que esa noche más tarde podría dormir feliz, en compañía de esa inolvidable melodía.

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N/A: En realidad, ésto tiene una continuación en una secuela que ya está en proceso.

Review~