Hola, queridos lectores nuevos y veteranos^^.

Espero que les guste este pequeño y sencillo one-shot dedicado a Plagg y a Adrien^^.

¡Disfruten la lectura!


¡Pequeño Glotón!


-¡Adrien! ¡Adrien! ¡Adrien!-

Era medio día en la ciudad de Paris, y, en la fría y callada mansión Agreste, el joven rubio de ojos verdes, Adrien, se encontraba en su enorme habitación, sentado frente a su televisor, miraba con una sonrisa inconsciente la persona que aparecía en pantalla.

Ladybug

Era una noticia sobre cómo aquella encantadora chica enmascarada, y su apuesto y elegante compañero, Cat Noir, habían logrado detener a unos asaltantes en medio de la plaza, ya que el trabajo de estos dos héroes no era únicamente el salvar a las personas akumatizadas.

Adrien no pudo evitar sonreír nuevamente al ver a Ladybug saludar nerviosa a la cámara, mientras él terminaba de amarrar a los malhechores.

El rubio soltó un suspiro soñador… Era tan linda cuando mostraba esa sonrisa tan inocente… Pero cuando esa sonrisa se mostraba como un gesto tranquilizador y lleno de confianza…

Otro suspiro…

-¡Adrien! ¡Adrien!-seguía reclamando Plagg, el kwami negro, quien revoloteaba enfadado, y ya hasta exasperado de que su portador no reaccionara a sus llamados.

El gato negro hizo una mueca molesta al ver como el joven ladeaba la cabeza, sin dejar de observar la pantalla…

-¡Adrien!- ya harto, se le abalanzó, entrando por debajo de la polera.

-¡A-AH!- el rubio se levantó de una y comenzó reírse y quejarse a causa de las cosquillas causadas por Plagg, quien estuvo unos momentos más antes de salir por el cuello de la polera, siendo agarrado de inmediato por el joven- ¡P-Plagg! ¡¿Qué te he dicho de meterte así?!-

-¿Y qué te he dicho yo de no ignorarme, Romeo?- se ofendió el gato negro- Volvías a estar atontado por tu amada Ladybug-le aseguró, extrañando un poco a su compañero.

-¿En serio?-sonrió apenado Adrien- Tu sabes que, cuando se trata de ella, mi mente se queda en blanco- le recordó, mirando la televisión, donde se apreciaba como Ladybug se iba con ayuda de su yoyo.

-Bah. Más en blanco está mi estómago- se quejó Plagg, tomando su atención-¡Adrien! ¡Tengo hambre!-

-Pero si acabamos de llegar-lo quedó mirando el joven- ¿Podrías esperar un poco?- le pidió, soltándolo y acercándose a su escritorio, sacando sus cuadernos.

-¡Claro! ¡Para ver a tu amada que ni siquiera te ha correspondido tienes tiempo!- pataleó el gato, haciendo que el rubio hiciera una mueca, ofendido por lo último- ¡Vamos, Adrien!-se le tiró en la nuca, haciendo que casi perdiera el equilibrio-¡¿Así tratas a tu compañero?! ¡¿A tu amigo?! ¡¿No me ves desfallecer?! ¡¿No te da lástima verme así en los huesos?!- pataleó el felino en su cabellera, haciéndolo suspirar.

-¡Bien, bien, bien!- Adrien soltó el lápiz, haciendo que el gato detuviera el berrinche-Pediré que te traigan tu queso apestoso- aseguró, a lo que una sonrisa apareció en el rostro del kwami.

-¡Ahora estamos hablando!- se alegró el felino, dando vueltas por el lugar, mientras el rubio se levantaba.

-¿No estabas tan cansado?- lo quedó mirando el joven, y, decidiendo ignorarlo, fue al teléfono de pared- Nathalie, disculpa. ¿Podrías traer una porción de queso Camembert?- le pidió.

-Me temo que no podrá ser-habló la voz de la estricta secretaria, haciendo que el baile de victoria del kwami se detuviera de golpe- Tu padre, el señor Agreste, considera que has estado consumiendo demasiado queso, por lo que pidió que, para tu dieta, limpiar nuestras fuentes de queso-eso hizo que la mandíbula del gato quedara floja, horrorizado- Si tienes hambre, tendrás que conformarte con un sustituto-

-Ah, bueno- Adrien no pudo evitar sonreír incomodo ante la sorpresa del nuevo régimen alimenticio- ¿Y qué tal unas galletas con un vaso de leche?- le preguntó a su amigo, quien había aterrizado sin gracia en el sillón, aun con la boca abierta.

-Está bien- contestó Nathalie, creyendo que le hablaban a ella, y sin más cortó la comunicación.

-¡Ah!- se percató Adrien, y en ese momento tocaron a la puerta- ¿Quién…?- fue a abrirla, para encontrarse con la mujer trayendo en una bandeja de plata un plato de galletas y un vaso de leche- Gr-gracias- lo recibió, algo sorprendido de la velocidad de la mujer.

-Cualquier otra cosa no dudes en avisarme- le pidió Nathalie, antes de cerrar en silencio la puerta.

-S-Sí…- Adrien suspiró, y miró al kwami en el sillón, que seguía sin moverse- Pudieron haberte visto- le señaló, acercándose y dejando la bandeja en la mesa blanca. Pero el gato no habló- ¿Plagg?- le cerró la boca con el dedo, haciendo parpadear al gato.

-¡¿NO CAMEMBERT?!- reaccionó Plagg, levitando de golpe, sobresaltando al rubio- ¡¿Qué clase de sacrilegio es ese?!-le recriminó a su amigo, chocando nariz con él.

-No me veas a mí. Fue papá quien decidió no más queso- le pidió pacientemente el rubio, tomándolo y dejándolo frente a las galletas y la leche- Así que no seas quisquilloso-

-¡Quisquilloso es considerar que el Camembert debe ser quitado de la dieta! ¡Si tu padre viera mi figura, consideraría lo que digo!- aseguró el gato, sacudiendo su cintura, haciendo que Adrien rodara los ojos.

-Sabes que, aunque fuese posible, eso no lo haría cambiar de opinión- suspiró el joven, rascándose la cabellera.

-¡Indignante! ¡Indignante!- se quejaba Plagg, caminando por toda la mesa, sus bigotes levantados, indicando su estado de ánimo- ¡Algo me dice que a tu padre lo han akumatizado!- sentenció de golpe, deteniéndose.

-¿Ah? ¿Y por qué lo dices?- lo quedó mirando más extrañado Adrien.

-¡Este grado de maldad debe de pertenecer a un akuma de Hawk Moth!- aseguró Plagg, sin darse cuenta en la mirada de fastidio de su amigo- ¡O, peor!- miró serio al rubio- ¡Esta maligna decisión debe de haber sido dada por el propio Hawk Moth! ¡Él es Hawk Moth!-

-Plagg, primero: no creo que mi padre sea akumatizado. Él no tiene muchas emociones que digamos- aseguró pacientemente Adrien- Segundo: no puedes acusar a alguien de ser un súper villano solo porque no le gusta el queso-

-¡El no gustarle el queso es señal de maldad!- aseguró Plagg, levitando y acercándose a su amigo- Es malignoooooooooooo- aseguró tenebrosamente, hasta que la galleta que le metió Adrien lo calló.

-No puedo creer que seas un gato tan paranoico- sonrió Adrien, mirando como el kwami se quitaba la galleta de la boca, escupiendo asqueado.

-¡¿Y no puedo creer que me ofrezcas esto?! ¡¿Quieres envenenarme?! –pataleó Plagg.

-Es solo una galleta- Adrien tomó una y la comió gustosa - Verás que te acostumbrarás al sabor-sonrió.

-¡¿M-Me intentas decir que no más C-Camembert?!- se horrorizó Plagg.

-Creo que es buen momento para que aprendas otros sabores, y te des cuenta que existen mejores cosas que ese apestoso queso- aseguró el rubio, comiendo otra galleta.

El kwami de la mala suerte se quedó en shock, y, lentamente, aterrizó en la mesa, frente a las galletas.

-Inténtalo- lo alentó Adrien.

El shockeado gato lo miró al borde del llanto, y después a una galleta. Tragó nervioso, y, asqueado, le dio un mordisco a la galleta.

-¿Y?- sonrió Adrien, solo para recibir la pieza mordisqueada en plena cara.

-¡A ningún kwami con sentido común le pueden gustar las galletas!- pataleó y lloriqueó Plagg, mientras Adrien se quitaba pacientemente el trozo de galleta…


-¡Achú!-

El tierno estornudo de Tikki hizo que Marinette, ocupada cosiendo a mano su muñeco de Cat Noir, se pinchara el dedo, y, chillando de dolor, cayera de espalda con todo y silla.

La kwami de la buena suerte, dejando de comer su galleta, se asomó, parpadeando curiosa.

-A-Ay…- gimió Marinette, levantándose adolorida, sacándose el muñeco de la cabeza- T-Tikki- gimió.

-Jiji. Lo siento- sonrió apenada la mariquita, levitando cerca suyo- ¿Estás enojada?-se preocupó.

-Claro que no. ¿Cómo podría enojarme por un simple estornudo?- la pelinegra la tomó con suavidad y la acercó a su mejilla, por lo que la kwami la abrazó con sus bracitos, sonriendo tiernamente- ¿Te sientes enferma?- le preguntó, separándola un poco, algo preocupada.

-Nop- negó Tikki, sonriendo- Tal vez hablaban de mi- sonrió, divertida.

-¿Hablar de ti? ¿Quién?- se extrañó Marinette, dejándola en la mesa.

-Tal vez Plagg- sugirió la tierna kwami, tomando la galleta que había dejado a medio-terminar.

-¿El kwami de Cat Noir? ¿Por qué hablaría de ti?- parpadeó Marinette- ¿Acaso, acaso~? ¿Son más que amigos~?- preguntó entusiasmada la joven, a lo que su amiga negó, sin dejar de sonreír.

-Solo somos compañeros. Como tú y Adrien- ejemplificó tiernamente.

-¡AH! ¡No me recuerdes que solo somos compañeros!- gimió la joven- ¡Oh, Adrien~!- miró soñadora una de sus tantas fotos.

-Actuando así, nunca conseguirás algún avance- aseguró sonriendo Tikki, comiendo contenta la galleta.

-Pero, ¿cómo es el tal Plagg?- preguntó Marinette, bajándose de las nubes.

-Es…- la tierna kwami se quedó pensativa, poniendo su manita en su mentón-… Podríamos resumirlo en especial-sonrió tiernamente.

-¿Especial?- meditó Marinette, mirando el peluche que había estado cociendo- Bueno, si Cat Noir es su portador, supongo que se llevan bien- sonrió.

-Tú también eres especial- Tikki levitó a su lado, extrañándola- Especialmente tierna- le aseguró, acurrucándose en su mejilla.

-Ah, Tikki- sonrió agradecida Marinette, correspondiendo al gesto.


Mansión Agreste.

-Me… mueroooooooooooo… Muerteeeeeeeeeeeee... Moriiiiiiiiirrrrrrrrr...-

Adrien, quien había decidido ignorar al kwami negro que se lamentaba en el sillón por la falta de aquel queso tan apestoso, suspiró, comprendiendo que no podría concentrarse en su tarea.

-... La luuuuuuzzzzzzzz… veoooooooooo la luuuuuuuuuuuuzzzzzzz- gimió Plagg, sin ánimo alguno.

-Plagg, es el sol- lo quedó mirando Adrien, levantándose y asomándose al sillón.

-Luzzzzz…. Quesooooooooo… Camembertttttttttttttttttttttttttt…..-gimió con más ganas el gato.

-T-Trataré de buscarte un reemplazo, ¿bien?- le aseguró el rubio, ganándose otro gemido.

Adrien suspiró, y se rascó la cabeza, pensando en alguna solución para su compañero, hasta que comenzó a sentir un fuerte olor que le hizo taparse la nariz, asqueado. Aquel olor hizo que el kwami dejara el lloriqueo de golpe.

-¡¿Q-Qué es…?!- tosió asqueado el joven, mientras el gato levitaba, sonriendo de oreja a oreja.

-¡Llegó! ¡Llegó! ¡Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!- feliz de la vida, Plagg pegó la cara contra el vidrio de la ventana, por lo que el extrañado y asqueado Adrien se asomó…

Lo que vio lo dejó sin habla….

Frente a la mansión estaban estacionados como a lo menos seis camiones de entrega, que iban en aumento. Cada uno despedía un aroma que el rubio pudo identificar de inmediato…

-¡Camembert!- lloró de alegría Plagg, mientras Adrien estaba sin salir de la sorpresa, observando como la propia Nathalie salía de la mansión para entender que estaba pasando.

-¿Q-Qué…? ¿Ah?- el rubio se incorporó, sin dar crédito a sus ojos, mientras el kwami negro revoloteaba alegre por el lugar- ¡Plagg!- agarró al gato- ¡¿Q-Qué?! ¡¿Qué hiciste?!-

-Lo necesario para vivir- aseguró orgullosamente el felino- Solo pedí una cantidad de por vida de Camembert para Adrien Agreste- sonrió.

-¡¿Q-QUÉ?! ¡¿C-CÓMO?!- el rubio lo soltó de la sorpresa, mirándolo atónito y descolocado.

-Oh, vamos- el gato tomó el celular del joven- Con una llamada de los Agreste vienen como gatos por el queso- sonrió divertido.

-¡¿U-USASTE MI CE-CELULAR?! ¡PERO TIENE CONTRASEÑA! ¡¿Y EN QUÉ MOMENTO?!- lo miró más asombrado y asustado Adrien.

-Cuando balbuces mirando esas fotos de Ladybug, no escucharías ni a un terremoto- sonrió Plagg- Y, por favor, ¿tu contraseña? Solo debo poner cosas como "Ladybug", "My Lady", "LadybugXCatNoir", "LadyLove", "Mi bichito"…- se burló, mirando divertido el sonrojo que comenzó a teñir el rostro del joven frente a él.

-¡PLAGG!- lo agarró enojado y avergonzado Adrien, pero, al escuchar que tocaban a la puerta, metió al gato en su chaqueta, justo en el momento en que entraba su padre- ¿P-Papá…?- murmuró con un hilo de voz el rubio.

Gabriel Agreste se quedó en el umbral de la puerta.

-Así que… ¿Una porción de por vida?- preguntó serio el hombre.

-Je… je….je…- Adrien no pudo evitar forzar la sonrisa, sintiendo como comenzaba a sudar…

Eso… era tener mala suerte… ¿Por qué debía tener el kwami más irresponsable y egoísta que existía…?


Espero que les haya gustado^^.

Siempre me he preguntado qué pasaría si Adrien no tuviese el apestoso queso que tanto adora su kwami tan especial, y, he aquí el resultado. Es corto ya que apenas y tengo tiempo en la U, pero se me vino la idea a la mente y, plop, escribí esto esperando a que me enviaran un trabajo para imprimir [cosas de la vida^^']

A los lectores veteranos de mis otros fics, espero que aguanten un poco más mi ausencia^^'

En fin, ¡gracias por leer y no olviden comentar!

PD: ¿conocen a RilaZou? ¿La escritora de "The Lady of the Paint"? Pues es mi hermana, así que le dedico este fic a esa escritora con talento^^

¡Nos leemos XD!