Franz, el Leal.
Por Fox McCloude
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(I): Pasatiempos de hermanos.
Imperio de Grado…
Estando en territorio enemigo, las oportunidades de descansar y abastecerse de provisiones eran pocas, más allá de las fortalezas enemigas conquistadas, y al estar tan escasos de números en sus filas, las tropas de la coalición de Renais y Frelia habían tomado la determinación de no pasar por pueblos o ciudades importantes hasta que fuese absolutamente necesario, pues no querían involucrar a los civiles si podían evitarlo.
Con lo escasos que eran los respiros entre batalla y batalla, los soldados tenían que encontrar formas alternativas de conseguir comida para ahorrar las provisiones del convoy de carga, y alargarlas lo más que se pudiera, especialmente a medida que se acercaban a la capital, su objetivo final con su invasión. Para Franz, era una suerte que uno de sus pasatiempos predilectos fuese la pesca, así que aprovechando que el ejército había acampado cerca de un río, decidió que atraparía algunos peces para la cena de esa noche.
- ¿Cuánto más tendremos que seguir esperando?
Franz volteó hacia su lado izquierdo, donde estaba sentado su hermano mayor, Forde, con su propia caña en mano. El mayor de los dos hermanos rubios bostezó con aburrimiento, mientras miraba hacia la corriente. Parecía que llevaba una eternidad en ese lugar y que en cualquier momento se quedaría dormido.
- Paciencia, hermano. – replicó el menor. – La pesca toma tiempo, y tienes que permanecer alerta en todo momento. Además, tú fuiste quien ofreció acompañarme.
- Porque estoy cuidando de mi hermanito. – dijo Forde. – Pero si hubiera sabido que me iba a aburrir de este modo, se lo habría pedido a alguien más.
- No se te olvide que esta será la cena de esta noche, así que cada quién tiene que atrapar su propio pez. – le recordó Franz.
Luego de la conversación que tuvieron el otro día, Franz había decidido tomarle a Forde la palabra respecto a atrapar un gran pez, solo que también tomó una página de su libro, y retándolo a ver quién de los dos lograba pescar uno más grande, lo convenció de venir también para atrapar el suyo. Le había visto hacerlo con su compañero Kyle a menudo, y el hermano mayor no podía creer que había caído con su propio truco de provocación para ponerlo a hacer lo que quería.
- Ah, qué aburrido. – dijo Forde, dejando la caña clavada en el suelo por un momento, y echando un ojo a su alrededor, cogió su mochila para sacar algo. – Pensándolo mejor, creo que puedo hacer algo mucho más productivo en este momento.
Franz volteó la mirada solo por un momento, y se dio cuenta de que su hermano acababa de sacar un lienzo y un trozo de carboncillo para comenzar a dibujar. No importaba cuantas veces le viera hacerlo, no dejaba de sorprenderle lo bien que Forde reproducía la imagen de los paisajes que visitaban en el lienzo. Si no estuvieran en territorio enemigo, se tomaría un tiempo para apreciarlo mejor.
- Sería bueno volver alguna vez. – dijo Forde, después de un buen rato de silencio. – Grado está lleno de lugares hermosos como este. Una pena que no podamos verlos bien por estar en medio de esta guerra. Me gustaría poder pintarlos.
Franz volvió a mirar a su hermano, que había adoptado una expresión más seria. Luego al mirar a su alrededor, se dio cuenta que era cierto. El lugar donde estaban, el bosque junto al río era un paisaje realmente bello, y el ruido de la corriente que fluía era extremadamente relajante. En otras circunstancias, le habría gustado venir aquí a acampar, solo para poder relajarse y olvidar sus problemas por un tiempo.
- Espero que este lugar no se convierta en un campo de batalla. – dijo Forde. – Odiaría ver que se estropeara por un derramamiento de sangre sin sentido.
- Pienso igual. – admitió Franz. – Por eso debemos esforzarnos en terminar con esta guerra lo más pronto posible.
- Así es. – dijo Forde. – Pero, no podemos hacerlo con el estómago vacío, así que…
Como respondiendo al pensamiento de Forde, el hilo en la caña de Franz empezó a sacudirse, y el hermano menor se puso de pie mientras jalaba con fuerza. De un tirón, sacó al pez del agua y al ponerlo en la orilla, mientras se estaba sacudiendo cogió la lanza para pincharlo y que dejara de moverse. Hecho esto lo levantó para echarle un vistazo, y Forde silbó al verlo.
- Vaya, ese fue uno grande. Quizás alcanza para compartir, ¿no lo crees?
- Hermano, ese no fue el… – Franz se detuvo al ver que la caña de Forde también empezaba a sacudirse, y con más fuerza. – ¡Hermano, la caña!
- ¡Lo tengo! – exclamó el hermano arrojando el lienzo y el carboncillo a un lado para coger la caña, tratando de jalarlo. – ¡Huy, qué fuerte! ¡Debe ser uno enorme!
Forde empezó a jalar tan fuerte como pudo, pero el pez parecía estarle ganando. Trató de afianzarse en el suelo, pero empezó a arrastrarlo. Franz inmediatamente le ayudó a sujetar la caña para que jalaran entre los dos, pero el pez
- ¡¿Seguro que no es un monstruo marino?! – preguntó Forde.
- ¡De río tal vez! – exclamó Franz. – ¡Vamos, a la cuenta de tres démosle un tirón como podamos!
- ¡Uno… dos… TRES!
Los hermanos se fueron hacia atrás, pero finalmente le ganaron la batalla al pez. O algo así, ya que lograron sacarlo del agua, pero el tirón fue tan fuerte que el hilo se reventó y el pez salió volando en la dirección contraria. Y fue a caer encima de alguien que venía acercándose.
- ¡Umph! – exclamó. – ¡Oigan, dejen de jugar, ustedes dos!
Forde y Franz se voltearon a ver, y se dieron cuenta de que se trataba de Kyle. El pez, que era dos veces más grueso y casi la mitad más largo que el de Franz, estaba agitándose violentamente en los brazos del caballero de pelo verde, que no se veía nada contento.
- Lo siento, Kyle. – dijo Forde, y luego volteó a ver a Franz. – ¿Qué te parece, hermanito? Atrapé uno más grande que tú.
- No está nada mal. – admitió Franz. – Tal vez tú puedas compartirlo con los otros.
- No me molestaría, dudo mucho poder comérmelo yo solo. – se rio Forde. – ¿Quieres la mitad, Kyle?
El peliverde no respondió, simplemente le arrojó el pescado encima para que lo atrapara, todavía agitándose. El hermano mayor trató de sujetarlo pero se le escurrió de entre las manos, hasta que Franz cogió otra lanza para pincharlo y que se quedara quieto.
- Bueno, con esto ya tenemos la cena. – dijo Franz, entregándole a su hermano su pesca. – ¿Volvemos al campamento?
…
Al anochecer, se sentaron frente a una fogata para asar los pescados. Como lo dijo Forde, el que atrapó era demasiado grande para comérselo solo, así que lo dividió también con Kyle y el General Seth.
Al terminar de comer, Franz cogió su bolsa y sacó de ella algunas tiras de piel de animal, tijeras, agujas y fibras de hilo. Tenía algo más que hacer por esa noche.
- Vaya, vaya, hermanito, ¿ahora qué haces? – le preguntó Forde, viéndolo con interés.
- Es para la Hermana Natasha. – le dijo. – Le gustó mi bolsa para cargar mis cosas, y le ofrecí hacerle una igual.
- Qué considerado. – sonrió Forde. – Todavía recuerdo cuando yo intenté hacer una igual. Terminé cortando las tiras hasta dejarlas hechas jirones. Nuestro padre se puso furioso por el desastre que hice.
- ¿En serio? – preguntó Franz. A diferencia de Forde, a él le costaba más recordar a sus padres, debido a que ambos murieron cuando él todavía era demasiado pequeño. Si no fuera por los retratos que Forde pintó de ellos, quizás tampoco sabría el aspecto que tenían.
- Jaja, yo no podría hacerlo para salvar mi vida. – dijo el hermano mayor. Franz se rio ligeramente.
- Creo que es una de las pocas cosas en que soy mejor que tú, junto con la pesca, ¿verdad? – Al decir esas palabras la expresión del hermano menor se tornó ligeramente sombría. Esto no le pasó desapercibido a Forde, que inmediatamente le puso la mano en el hombro.
- Oye, no te infravalores. – le dijo seriamente. – Tú me superas en muchas cosas, más de lo que crees. Te has vuelto un gran caballero en poco tiempo, y nuestros padres estarían orgullosos de ti. Algún día serás mejor que yo, estoy seguro.
- Hermano…
Franz miró fijamente los ojos de Forde. Si bien reconocía que su hermano mayor tenía sus fallos (como quedarse dormido o distraerse en batalla), no dejaba de admirarlo y verlo como su modelo a seguir. De algún modo, entre las historias que oía sobre el padre de ambos, sobre el gran caballero que fue, Franz recordaba más el rostro de su hermano mayor que el de su padre, y por eso lo veía a él como su modelo a seguir.
- Además, ese talento que tienes con la aguja, el hilo y las tijeras deberías aprovecharlo. Si la Hermana Natasha no estuviese ya apartada…
- Oye, no bromees. – dijo Franz. – Nunca tuve esa intención.
- Tranquilo, solo bromeaba. – dijo Forde. – Además que ella es un poco mayor para ti, pero si alguna vez conoces a una buena chica, podrías usarlo para impresionarla. Sería un buen regalo.
- ¿Y tú qué, no has pensado en hacer lo mismo con alguien especial? – replicó Franz. – ¿Pintarle un retrato tal vez?
- Hmm… no lo sé, quizás. – dijo Forde mirando distraídamente hacia un lado.
Franz se sintió tentado a presionar un poco más, pero finalmente decidió dejarlo así. Siendo honesto, nunca se le ocurrió usar ese "talento" suyo, que no era más que un simple pasatiempo, para impresionar a alguien. Pero de nuevo, tampoco era que hubiera conocido a alguien que le gustara.
Tal vez cuando terminara la guerra y pudiese pensar en ello con calma. Pero por ahora, tenía otras cosas en qué pensar. Como por ejemplo, la batalla inminente que tendrían una vez que llegaran hasta el Fuerte Rigwald.
FIN.
Notas del autor:
¿Cómo están? Bueno, yendo por algo diferente, aquí una historia corta de un personaje menor pero de mis favoritos en el primer título de Fire Emblem que jugué. Sentí ganas de abrir el baúl de los recuerdos y volver a echarle el vistazo, y me dio por hacer algunas historias cortas centradas en algunos de los personajes secundarios. Esta será una especie de mini-trilogía, con Franz interactuando con otros dos personajes que pienso yo son relaciones bastante significativas.
No hay más que decir por ahora, espero que les haya gustado. Si alguien se atreve a adivinar a quiénes me estoy refiriendo, puede que les dé un pequeño premio. Para postear más a menudo, tengo ganas de hacer más historias cortas como esta. ¿Se animan?
