Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Rumiko Takashi, únicamente la trama es mía, pero por otro lado…

¡Hola! He aquí mi primer Ranma/Akane, espero que les guste. Salió mientras estaba escribiendo el siguiente capítulo de la dulcería y aunque no tiene nada que ver, no puede evitar publicarlo.


Estúpido día comercial.

Capítulo único.

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Ahí estaba ella. Aburrida y malhumorada sobre el suelo de su casa.

Odiaba el día de los enamorados o san Valentín como un mantra tedioso desde que era joven. Y, estaba considerando que los astros, a pesar de no creer en ellos le estaban jugando una mala pasada donde todo el mundo parecía feliz y destilando amor por todos lados. Encima de eso, aquel estúpido catorce de febrero había caído sábado y no tenía nada que hacer salvo maldecir a los cuatro vientos su frustración.

Sonrió amargamente, obligándose a levantarse del suelo al sentir los pies entumecidos al llevar horas en la misma posición. Ella era Akane Tendo, usualmente no le daría importancia al asunto mientras tuviera a P-chan con ella, pero el cerdito no se había animado a aparecer, lo cual la dejaba más sola que de costumbre.

Akane, las mujeres de tu edad al menos deberían tener alguien con quien pasar. Pero sin golpes, hija, no a todos les gusta ser masacrados.

Una vena resaltó de su frente al recordar las palabras de su padre. No era una mujer común, por supuesto que odiaría encontrarse incómoda encerrada entre cuatro paredes con decoración extraña, dulces y corazones. Casi al instante recordó a Ryoga que se había llevado a Ukyo a su pueblo natal sin importarle a la chica el riesgo de perderse antes de llegar o si lo hacían algún día. También Mousse le había regalado a Shampoo un oso gigante que dudaba alcanzara en su propia casa, pero la chica lucía emocionada.

Todos felices, a excepción de ella

Diablos, hasta Nabiki había seducido a Kuno para invitarla a una cita contra todo pronóstico. No, el universo conspiraba contra ella aquel día con su mal humor constante.

Miró hacia la ventana, observando un gato maullar hacia otro gel género femenino, quien al verlo caminó hacia el exterior provocando que el otro le imitara, dejándole abandonada. Apretó los puños con fuerza, impotente.

Ladeó el rostro, observando el interior de la casa en búsqueda de otra señal de vida, sin resultado, casi podía escuchar ruidos provenientes de la planta alta, olvidando que quizá si había otra persona con ella. Aquél pensamiento en vez de alegrarla le retorció el estómago. No estaba de humor para lidiar con alguien, menos aún fastidiar al estúpido de Ranma que era un ser insufrible y por lo cual prefería morirse a escuchar sus burlas.

Aunque si lo pensaba más a fondo, los últimos meses solían dejarlos solos y aquel tipo había cambiado de actitud. Ranma era extraño, aunque menos insoportable y sus tontas discusiones habían reducido un cuarenta por ciento, lo cual no sabía si era bueno o malo.

Tarde o temprano se cansaría de actuar como un imbécil Decía Nabiki la mayoría del tiempo. La mirada del chico perdía su característica indiferencia, charlaban más de lo normal e incluso no odiaba ya a P-Chan como en el pasado.

Admitía para ella misma que aquel intenso mirar le incomodaba con creces al punto de a veces observarlo demasiado, intentando comprender el significado tras aquello, sin resultado. Sacudió la cabeza avergonzada y maldijo entre dientes el maldito día comercial que le llenaba la cabeza de ideas tontas. Caminó en dirección al baño, una buena ducha le caería bien. Cerró los ojos y dejó el agua resbalar.

Salió del baño en dirección al ropero aun usando una toalla, sin importarle mojar al piso de madera. Sonrió al distinguir entre la ropa una negra falda corta, regalo de su hermana Nabiki y que ella había odiado al ser demasiado reveladora. Se miró al espejo contemplando cómo está ceñía sus caderas y terminó por colocarse una blusa blanca abotonada con mangas largas, atuendo poco convencional para alguien que pretendía quedarse en casa, pero Nabiki decía que si la situación era mala, un cambio de guardarropa solucionaba todo. Aunque parecía estúpido pues seguía cabreada hasta los huesos.

Tomó un libro en dirección a la cocina. Nunca le había agradado la lectura, más al no encontrar otra cosa productiva había optado por hacerlo. Escuchó unos ruidos provenientes de la cocina y sonrió. Tal vez alguien quería salir con ella e intentaba sorprenderla, avanzó unos pasos y al ver quienes estaban invadiendo su privacidad tiró el libro, haciendo un ruido sordo y alertando a los presentes, conscientes de ella.

Carraspeó. Intentando calmar la rabia.

–Tienen un minuto para decirme qué hacen aquí. – demandó sin despegar la mirada de la pareja quien le sonreía avergonzada.

–Hola, Akane. – susurró atemorizado Mousse, sintiendo el aura maligna provenir del cuerpo femenino e instintivamente cubrió a su pareja. – No sabíamos que la casa Tendo estuviera ocupada, se veía demasiada solitaria.

La chica sintió un tic en la ceja.

–Eso es una mala elección de palabras Mousse. –picó cabreada, tronándose los dedos y el chico pato tembló ante la acción. – Ahora volveré a repetirlo y quiero que me respondan por qué diablos están metidos en mi casa.

Shampoo en vez de intimidarse sonrió burlona, rodeando con los brazos el cuello del joven, disfrutando la acidez de las palabras femeninas.

–En realidad buscábamos un lugar para pasar tiempo a solas, ya sabe. – respondió la de cabellos morados divertida. – Y siendo realistas, también estamos huyendo de Nabiki pues al parecer alguien apostó con ella sobre nuestro romance y perdió la apuesta, e intenta hacernos pagar el dinero que perdió.

Akane alzó una ceja incrédula ¿Se estaban besuqueando en su propia casa sólo por esconderse de alguien que vivía en el mismo sitio? una idea bizarra, llegó a la conclusión, aunque ambos no eran personas cuerdas, por lo que decidió dejar el momento pasar.

–Está bien, lo consentiré con ello salen de mi vista. O de contrario los sacaré a patadas yo misma si Nabiki no los mata.

Mousse juntó las manos agradecido, posando la mano sobre su hombro.

–Gracias Akane, como recompensa te buscaré un novio para alivianar ese mal humor tuyo.

Eso era más que suficiente.

–Tienen tres segundos para salir de mi casa. – señaló la puerta con recelo. – ¡Ahora, largo!

Observó al dúo salir despavoridos y apretó los dientes intentando no morir de la rabia en el intento. ¿Por qué demonios todos insistían en la idea de buscarse un hombre cuando no soportaba su exagerada actitud? No era algo prioritario en su vida, entones encontraba estúpido la idea de quedarse sola o tener a alguien a quien querer. Se quería ella sola y con eso bastaba. Antes de dar un paso, el recuerdo de unos cabellos obscuros le taladró la cabeza. ¿Acaso estaba loca? Retrocedió hasta la sala, recogiendo el libro sobre el suelo y se concentró en sus pies golpeando contra la madera con fuerza e indignación.

Estúpido día de mercadotecnia.

Ranma Saotome contempló la habitación espaciosa en silencio. Estaba acondicionada a gusto y daba ese toque a artes marciales que tanto le agradaba, aunque su padre solía decirle que era un hombre fanático del espacio, lo cual se justificaba gracias a que su figura paterna entrenaba siendo un oso panda la mayoría del tiempo, eliminando su espacio personal. Procedió a trenzarse el cabello y se colocó algo de colonia, recordando porque Genma insistía tanto en usarla.

Es parte del encanto masculino hijo, si siempre hueles a sudor terminarás por alejar a todas las mujeres y hay detrás de ti todo un harem que debes aprovechar.

Maldito viejo pervertido.

Bufó. Ryoga le había metido en la cabeza que debería conseguirse una cita en san Valentín y aunque éste le había dicho que no era lo mismo una invitación a entrenar a lo que el tipo se refería, no tenía la menor idea de que hacer o cómo proceder con una chica. Pasar la Navidad, año nuevo y otras fechas al parecer entrenando hasta el cansancio no era lo mismo. Así mismo lo había intentado gracias a Ryoga el salir con varias chicas pero algo dentro de él le decía que se parecían demasiado a otra que le llenaba la cara de vergüenza y terminaba haciendo el ridículo.

Si Akane llegaba a verlo, seguro se reiría de lo lindo. Pero, si llegaba a pensarlo un poco la chica, desde que los dejaban solos parecía menos renuente a su presencia y ello le generaba una curiosidad insana, tanto que a veces pensaba que se estaba volviendo menos reacio a ponerle atención. Su estómago urgió anunciando su falta de ingesta y optó por cortar sus pensamientos de tajo. Tal vez pasearse por la sala a su antojo, al fin y al cabo nadie podía arruinarle el día.

Nada.

Tomo un libro que anteriormente había leído y pasó distraídamente la hoja del libro entretenido con el contenido cuando escuchó un ruido proveniente de alguna parte de la casa, más el silencio se apoderó tan rápido del ambiente y decidió volver a su rutina. El libro "Las mil y un artes marciales" sonaba trillado pero el contenido resultaba interesante aunque no se sentía animada a practicar dichas poses dentro del Jodo. Antes de regresar a la lectura, otro golpe se escuchó con mayor intensidad. Agudizó sus sentidos Y se levantó hacia el ruido donde provenían hasta las escaleras sigilosamente pues su padre siempre le decía que los Saotome siempre terminaban siendo atacados.

Un bufido poco femenino le hizo interesarse en la persona entre el pasillo y la cocina, terminó de acortar la distancia cuidando de no hacer ruido hasta toparse con una falda corta azul y unas piernas acaparando atención.

Podía ser cualquiera de las hermanas Tendo y rogaba internamente que no fuera Nabiki o terminaría con un trauma difícil de superar o Kuno lo mataría por ver algo que no le pertenecía.

–Diablos, debí escuchar a mi padre cuando me habló sobre la altura y la leche.

Maldijo la figura entre dientes. Ranma sonrió entretenido por el comentario. Al parecer Akane Tendo tenía problemas para alcanzar un simple libro de la estantería. Se colocó tras ella al ver tan interesada en su accionar que no se daba cuenta de la otra persona junto a ella.

–Vaya, quien lo diría Akane Tendo sola un catorce de febrero. Aunque supongo no es del todo increíble ¿cierto? –burló el chico de ojos negros. Y ello hizo el truco, Akane gritó asustada golpeándolo sin pensarlo. Asustada vio a Ranma en posición de defensa mientras ella se llevaba una mano al pecho, queriendo disminuir la sensación de miedo en eso momentos. Luego recordó sus palabras y frunció el ceño.

–Podría decir lo mismo, pero eres tan insoportable que seguro ninguna mujer aceptaría pasar este día contigo sin dañarte el ego. –respondió mordaz. Ranma sonrió divertido por el comentario.

–Ah, engreía y Torpe Akane. Tengo una vista digna de ver. – opinó burlón y ella bajó la mirada, encontrándose con su falta elevada gracias al susto. E instintivamente sintió sus mejillas arder con fuerza.

– ¿Qué haces aquí? Si continúas mirándome voy a romper tus piernas. – susurró incómoda. Ranma alzó los hombros retomando distancia contra la pared de brazos cruzados.

– Se me apetecía un día para descansar. – añadió, señalando la estantería con el dedo índice. – y al parecer presencié un gran espectáculo de malabares. ¿Enserio pensaste que podía tomarlo sin ayuda? Por si no te has dado cuenta eres pequeña. Ahora, podría ayudarte si lo pides.

–Puedo hacerlo sola, gracias. –Infló las mejillas, volteándose y limitándose a alcanzar el libro sin mucho éxito. Ranma rió, descompuso la mueca en sus labios cuando la escalera vibró gracias a los movimientos exagerados de la chica, cosa que lo balanceaba de un lado a otro, preocupado.

–Deberías tener cuidado. –opinó de la nada. Ella frunció su nariz.

–No recuerdo haber pedido tu opinión. – él giró los ojos.

–Akane... baja de una maldita vez, no lo alcanzarás.

Se giró lentamente encima de la escalera y lo miró.

Una sensación extraña recorrió su cuerpo cuando miró hacia abajo. Sus facciones cambiaron, Akane lo miró molesta y asintió a regañadientes. Estiró el brazo nuevamente maldiciendo por no sabía qué cosa, número el día san Valentín,

. –Me estoy cansando de esto Ranma, ¿Por qué tanto interés por un estúpido libro? Mejor aún, vete y déjame en paz.

Ranma frunció el ceño, haciendo masculino su rostro o al menos eso notó Akane al verlo estirar los brazos al aire mientras conversaba como si nada. –Antes de ver el espectáculo me encontraba entretenido leyendo un buen libro pero desgraciadamente me encontré contigo y lamento romperte tu burbuja pero mi mundo no gira alrededor tuyo.

Ella abrió los labios para decir algo, más se abstuvo de comentar al verlo con un libro en la mano derecha.

–Es increíble que incluso alguien como tú se dedique a leer libros. – no le sorprendió del todo. Ranma vivía alrededor de las artes marciales y seguro ese libro por la portada era algún tipo relacionado a esa temática.

–Me agrada buscar nuevas técnicas de vez en cuando. –soltó, meciendo su libro al aire donde ella distinguió varias poses de lucha. –Sabes, a veces encuentro rara tu manía de pensar que te persigo, a menos que eso sea lo que quieras.

Ranma amplió la sonrisa en los labios masculinos, cosa que le irritó y la obligó a tragar saliva. Dio un salto de la escara, retrocediendo sus pasos. En verdad odiaba eso, la manera de ponerla nerviosa con palabras sin sentido para él.

–No lo digas… –susurró. El joven caminó hacia ella, avanzando lentamente.

–Eso suena interesante, ¿temes darme una respuesta difícil de creer? Si alguien viera tu lado nervioso seguro se reirían Akane, tienes una suerte de que esté aquí.

Ella alzó el mentón orgullosa, creando una barrera entre ambos.

–Tienes demasiada imaginación dentro de esa cabeza Ranma - se irguió orgullosa. –Todo el mundo dice que es una virtud tuya, más para mi es un desperdicio de tu humanidad.

Si Ranma era sincero consigo mismo admitía que la Akane arrogante era mejor a la chica sumisa e indefensa que escondía su fachada colegiala. Aunque para desgracia de ella, podía percibir el nerviosismo emanar de su cuerpo, hecho curioso para él. Dio otro paso hacia ella quien disminuyó la distancia y logró distinguir un tinte de expectativas en sus ojos.

– ¿Tienes miedo de mí? –preguntó de tajo observando alguna reacción. La fémina bufó ¿quién se creía este hombre?

–No toda mi vida gira alrededor tuyo, desgraciadamente. –contratacó usando las mismas palabras de antes. – Estás siendo arrogante, Saotome.

-Admítelo, será fácil para ti si aceptas tu cobardía. –picó el punto sensible de ella.

–No... - apretó los puños. Si lo golpeaba y corría hasta el cuarto podía deshacer el bochornoso momento y no saldría hasta que sus hermanas u familia regresaran. Sin embargo si intentaba correr corría el riesgo de estrellarse contra el piso.

Sus piernas no obedecían.

–Hay algo que no comprendo – se llevó una mano al mentón confundido. – ¿A qué le temes exactamente

-Vete…–Su rostro ardió de vergüenza. Ranma terminó de cerrarle el paso, evitando cualquier vía de escape para Akane.

–Eres muy extraña. –extendió la mano, tomando un mechón de cabello e intentando llevarlo hacia atrás de su oreja. – ¿Temes que te haga algo que no te guste? O tal vez…

–Olvídalo. – Intentó zafarse. Si el extraño interrogatorio continuaba tomaría el curso de la violencia para salir de ese incómodo momento.

–Eso no contesta mi pregunta. – se inclinó a la altura de su oreja, poniéndole más nerviosa de lo usual. – ¿Es acaso lo que estoy pensando?

–Si en este momento te niegas a soltarme voy a golpearte, Ranma. –amenazó, sin embargo él no se inmutó en lo más mínimo.

– ¿Piensas que te besaré?

Akane abrió la boca sorprendida, esperando su sonrojo no fuera visible aunque seguro lo estaría como un tomate maduro, tanto que hasta sentía e intenso vapor salir de su cuera cabelludo. Pese a eso inhaló aire, manteniendo la postura segura a pesar de estar todo en su contra.

–No lo harías… – comentó curiosa. Ranma sonrió ante el reto.

–Puedo hacerlo. La verdadera pregunta es ¿deseas hacerlo Akane?

–Cuento hasta tres Ranma, deja de jugar y vete. –él terminó de acortar la distancia quedando sobre la mejilla femenina.

– ¿Me golpearás si te beso? – rodó los labios, deteniéndose ya aguardo algún tipo de respuesta. Ella parpadeó confundida, preguntándose si no era un bizarro sueño enfermo.

–Yo…

– ¿Gritarás? ¿Maldecirás?

–Mejor aún, te mataré. –Soltó convencida. Él sonrió esperando esas exactas palabras terminando de acortar la distancia nuevamente. Esta vez hacia su boca.

– ¿Lo harás?

–Oh de acuerdo – se acercó. –Entonces si vas a matarme más vale que el beso sea bueno.

Impactó los labios contra los suyos. Podía sentir a la chica en un inicio golpearlo e incluso removerse de forma violenta sin poderse zafar del joven. Y tras pasados unos minutos dejó de forcejear atrayéndolo hacia ella. Ranma la tomó por la cintura y con la mano libre su nuca, haciendo profundo el beso. Ante esto la chica gimió y ello lo llevó a la perdición. Se separó de ella con lentitud, respirando entrecortadamente sin soltarse y se miraron en silencio.

–Supongo que ahora me matarás. –jadeó el de cabellos negros. Ella asintió, dejando caer la cabeza sobre su hombro.

–Sí… - susurró alzando el mentón. –seré buena. ¿Cómo prefieres morir?

El muchacho sonrió, mirándola divertido. – ¿Tengo la opción de elegir?

–Dije que sería buena, es lo mínimo que puedo hacer. – él volvió a acortar las distancias.

–Bien, entonces que sea asfixiado. – soltó entretenido. Ella sonrió.

–Bueno, que así sea. – eliminó el camino restante a los labios masculinos.

Tal vez a partir de eso Akane dejaría de odiar el "estúpido día comercial"

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Y bueno, hasta aquí llegamos. Espero que les haya gustado. Ah y dejen su comentario para hacerme saber si les agrado dando clic al botoncito de Review. Críticas y amenazas de muerte serán bien recibidas.

Un saludo, se me cuidan.

Fatty Rose Malfoy.

PD: Historia editada 29/Junio/2017.