Scott estaba cansado, amaba a su pequeña princesa, pero últimamente Cassie estaba más revoltosa que nunca, el omega tenía que correr de un lado a otro, prácticamente no podía dejar a la pequeña sola porque la niña se subía a cada mueble, a la escalera, botaba cosas o atacaba a alguna de las mascotas, los gatos ya le tenían miedo porque la niña no encontraba nada más divertido que jalarles la cola.

Dio un suspiro cansado, quería dormir un par de horas y Peter no lo ayudaba en nada, dio un pequeño gruñido al encontrarse con la cocina desordenada, su novio se había encargado de hacer el desayuno dejando todo revuelto y sucio, para luego irse por ahí, seguramente a simular que hacía ejercicio luego de que Gamora le haya dicho que quien más había subido de peso era él.

Scott dio una pequeña risa al recordar como Peter estuvo todo un día sin comer, pero su dieta no fue más allá y ahora salía a trotar cada mañana, aunque él no veía cambios y pensaba que Peter simplemente iba por un segundo desayuno, pues definitivamente estaba a un sándwich de explotar.

La pequeña castaña de grandes ojos en ese momento había llegado hasta la cocina, Scott dio un gritito al notar que la niña lo había hecho sola, definitivamente había aprendido a gatear, algunas lágrimas se formaron en sus ojos y rápidamente sacó su móvil, Hope tenía que verla, su madrina siempre era la más orgullosa.

Con cariño tomó a su pequeña, la bebé de inmediato se acurrucó en su pecho y comenzó a dar balbuceos llenos de baba mientras tironeaba sus cabellos, Scott no hizo más que sonreír estúpidamente mientras frotaba su naricita con la de su hija, luego fueron hasta el patio, tenían que alimentar a todas las mascotas que tenía.

La pequeña siempre llamaba a los animales, los perritos eran quienes más jugueteaban con la chiquilla haciéndola soltar chillidos emocionada, ya que los gatos ahora simplemente huían y él no los culpaba. El pato que ahora si tenía plumas le dedicaba miradas curiosa y el conejo algo temeroso sólo dejaba que Cassie lo acariciara, pero se le hizo raro que Moody no se acercará, así que fue hasta si pequeña casita encontrando algo que lo hizo soltar un grito, su querido conejo tuerto estaba tieso y frío, comenzó a sollozar bajito mientras Cassie gateando y dejando su ropa llena de tierra corría a su llamado, la niña comenzó a llamar a la mascota, haciendo algunos pucheros cuando no vio respuesta.

Peter anunció su llegaba, gritando que había traído algunos bocadillos para antes del almuerzo, pero de inmediato sintió la triste fragancia de su novio, corriendo lo encontró llorando junto a Cassie, el alfa no entendía que estaba pasando y se estaba preocupando cada vez más.

— Moody — soltó un fuerte llanto — murió — Peter rápidamente comprendió lo que estaba pasando y acunó a su novio entre sus brazos, soltando sus feromonas para intentar calmarlo. Cassie se unió al abrazo, mientras mordía la camiseta de Peter para llamar su atención.

Scott fue a lavarse la cara luego del llanto, Peter se quedó cuidando a su pequeña, cada día la encontraba más linda si es que eso era posible, en ese momento la niña le estaba babeando la cara mientras con sus manitos pegajosas le tocaba la incipiente barba.

— Cariño tendremos que enterrar al conejo — Peter le entregó a Cassie — pondremos unas flores bonitas para recordarlo, le besó la frente. Y luego se fue a hacer las labores escuchando los sollozos de su novio.

No habían tenido tiempo de relajarse hasta el almuerzo, por suerte, Cassie se había quedado dormida algunos minutos atrás. Fue en ese momento que Scott notó algo que le llamó enormemente la atención, debido a que Peter no llegó y se ducho de inmediato como hacía cada vez que salía a trotar, pudo ver como una tenue pero marcada mancha carmesí se notaba en el borde de su camiseta.

De golpe se le quitó el hambre, dejó la comida intacta y disimuló, no quería armar un escándalo, definitivamente debía ser algo de su imaginación, Peter ni siquiera notó la actitud del omega, comiendo feliz lo que Scott había dejado en el plato.

Los días pasaron y Scott no podía sacarse estúpidas ideas de la cabeza, miraba con detalle cada vez que su novio llegaba a casa, se esperaba encontrar alguna mancha, algún cabello o incluso sentir algún aroma que no conocía, odiaba sentirse tan paranoico y estúpido.

Peter se quedó recargado sobre la muralla, se le hacía realmente enternecedora la escena. Sobre uno de los sofás Scott estaba durmiendo, sobre él, Cassie jugueteaba tranquilamente. Con cuidado tomó a la pequeña quien rápidamente soltó algunos chillidos emocionada, escondiéndose en el cuello del alfa, Peter no pudo evitar soltar una risa.

Beso con cuidado los labios de su novio, aspirando su dulce fragancia, pero Scott ni siquiera se movió, había notado que su novio dormía intranquilo por las noches y más de una vez lo había sorprendido despierto. No había querido preguntarle, pero definitivamente había llegado el momento de hablarlo.

Con cuidado puso a Cassie en su sillita, luego dándole pedacitos de fruta que la niña disfrutaba con una amplia sonrisa, mientras entre balbuceos le contaba quizás que cosas. Él divertido le respondía como si entendiera alguna de sus palabras y luego revolvía la olla, estaba preparando una deliciosa cena, quería hacer feliz a su omega, pues era obvio que desde hace algunos días estaba triste, sabía que lo de Moody lo había afectado, pero estaba seguro de que era algo más.

El omega despertó algo desorientado, pero se levantó de golpe al no sentir a su pequeña, pero de inmediato sintió el aroma a comida, aún algo adormilado fue hasta la cocina, viendo como Peter cocinaba mientras le cantaba una vieja canción a su hija, Cassie con una gran sonrisa daba algunos torpes aplausos.

— ¿Cómo están mis amores? — preguntó Scott con la voz rasposa, rápidamente Peter se le acercó con un vaso de agua mientras le daba un suave beso en su mejilla.

— Cariño te ves cansado, esta pequeña te está dando mucho trabajo — comenzó a besar a la bebé hasta que comenzó a dar chillidos, sus padres se unieron a su risa.

El omega tragó duro y decidió callar sus preocupaciones, no quería causar problemas, mucho menos por sus estúpidos celos infundados, de seguro esa mancha no era nada.

Algunos días después

Scott ya no daba más, le había pedido a Peter que se quedara con Cassie, él necesitaba tener algo de tiempo con Hope.

Con su amiga se estaban tomando un café, a la alfa le encantaba pasar tiempo con él, no negaban que habían sido una pareja feliz, pero definitivamente ellos quedaban mejor como amigos, algo que Peter muchas veces parecía olvidar, aunque no negaba que le causaba gracia ver al gordito de Peter Quill celoso.

El omega hizo un puchero y de un momento a otro se puso a llorar, la alfa rápidamente fue a su lado a consolarlo. El omega sólo intensificó su llanto y entre lágrimas comenzó a relatar lo que había pasado, Hope se tuvo que morder la lengua mientras una sonrisa se formaba en su cara, su amigo y ex novio a veces era realmente estúpido, pero no podía decir palabra alguna, lo había prometido.

Simplemente consoló a su amigo aconsejando que hablara con su novio, explicándole que lo mejor sería ser directo, explicarle sus precauciones. El omega asistió, explicándolo que solo estaba mayormente sensible por no haber dormido lo suficiente.

La alfa lo fue a dejar hasta su casa, Scott se encontró con todo oscuro, le llamó la atención pues su novio no le había avisado que saldría, además, Peter jamás salía solo con Cassie, estaba seguro de que el alfa era capaz de olvidar a su niña en cualquier parte, así que mientras su hija no hablara no los dejaría salir solos.

Escuchó algunos sonidos en el patio, veía algunas luces y ahogó un suspiro al ver a Peter perfectamente vestido y peinado, con una linda Cassie entre los brazos, todas sus mascotas estaban en el lugar, que estaba adornado con globos.

— ¡Feliz cumpleaños! — gritó Peter con una amplia sonrisa, Scott se le quedó mirando y se sintió el idiota más grande, se le había olvidado por completo que era su cumpleaños, definitivamente tenía la cabeza en cualquier parte, quizás Cassie había tenido suerte de que no la olvidara en el supermercado o en la casita de los perros — con Cassie te tenemos una sorpresa.

Peter ayudó a su pequeña a ponerse en el suelo, con cuidado la hizo dar algunos pasos y la niña chillando y casi cayendo, logró dar tres pasos sola hasta llegar a los brazos de Scott, quien entre lágrimas tomó a su cachorrita y comenzó a darle tiernos besitos por sus mejillas.

Ahora fue el turno de Peter, se acercó, tomando sus labios con amor y dando un profundo beso hasta que escuchó los gruñidos de Cassie, al parecer la niña sería una alfa. Pues ahora estaba colgado de forma posesiva del cuello de su padre y le mostraba sus pocos dientes a Peter, quien le tocó la naricita divertido.

— Alfita celosa — beso su frente — pero este omega es tuyo, búscate el propio — en ese momento recibió un golpe de un abochornado Scott.

— ¡Wow! Peter esto es hermoso — expresó el omega divertido, mirando como sus mascotas portaban corbatines en vez de sus clásicos collares. Cassie para ese entonces ya estaba en el suelo, mordisqueando la cola de un viejo gato.

— Amor, se que nada reemplazará a nuestro viejo Moody, pero a este hogar le falta su conejo — se acercó con un pequeño bultito de pelos — y este pequeño necesitaba una familia — le extendió un pequeño conejito de pelaje anaranjado, Scott soltó un chillido y abrazó con amor su nueva mascota, de verdad amaba cada animal que había en su casa.

— Veo que a este le falta una oreja — dijo riendo — se llamará George — abrazó al conejito, pero le llamó la atención algo brillante que se encontraba atado en el lazo rojo que rodeaba el cuello de la mascota.

— Scott Edward Harris Lang — Peter se encontraba con una rodilla en el suelo y con Cassie en uno de sus brazos — ¿quieres ser mi esposo? — finalizó la petición algo avergonzado.

— ¡Oh Dios! — Scott se agachó para quedar a su altura — eres un jodido tierno, claro que acepto — se acercó feliz a tomar sus labios, pero Cassie se interpuso en el camino estampando sus labios en su hija quien comenzó a reír, mientras Peter se quejaba que ese beso era para él, pero Scott no perdió el tiempo, le dio un tirón y tomó sus labios con cariño, prometiendo darle un mejor cuando su hija estuviera dormida.

La celebración no finalizó ahí, Peter tenía una mesa adornaba con exquisita comida, dejaron a Cassie en el suelo, la niña definitivamente amaba al conejito, no dejaba de hacerle cariño y chillar emocionada.

Peter y Scott estaban celebrando un brindis, cuando un fuerte chillido de su cachorra los hizo levantarse de golpe, al parecer la niña había sobrepasado la paciencia del conejito que había mordido uno de sus dedos. Los adultos no pudieron evitar reír, haciendo que la niña lloriqueaba más mientras se escondía en el pecho del omega.

Unas horas después, por fin Cassie estaba dormida junto al pequeño conejito, al parecer se llevarían tan bien como lo hacía Scott con Moody. La arroparon en su cunita, cada uno beso a su cachorra con dulzura, dejaron a la pequeña mascota en su camita y salieron en silencio de la habitación.

Scott el labial que viste en Peter era mío, fue a pedirme ayuda con el anillo. Espero ser la madrina de bodas, y felicidades.

El omega lanzó su móvil molesto, él pensó lo peor por días, y ahora se veía a enterar que todo fue su imaginación. Y Hope, la muy maldita de seguro esa tarde sólo se había reído de él, ya se las pagaría la muy tonta, tendría que invitarlo a más de un helado para pasar su enojo.

Peter se hizo presente en la habitación y definitivamente había algo que no calzaba, claramente Peter salía cada día a ejercitarse y definitivamente en su cuerpo no se veía el trabajo.

— Pet, amor. ¿Estás seguro de que sales todos los días a correr? — preguntó haciéndose el desinteresado Scott.

El alfa dejó de respirar por algunos segundos, mientras se sonrojaba de forma súbita.

— Esto, yo…. Scottie, lo intento, pero dios es tan difícil — se quejó el alfa — ¿acaso no puedo estar un poquito rellenito? — Scott soltó una risa y no se resistió a ir a abrazar a su alfa.

— Claro que no me importa, porque tú Peter, estás rellenito, pero de amor por nosotros — tomó sus labios riendo, haciendo que el alfa soltara una carcajada.

Lo llevó a la cama y comenzaron a darse mimos llenos de pasión, pero de un momento a otro se escuchó un fuerte ruido y cuando al fin notaron lo que había ocurrido, ambos comenzaron a reír.

— Voy a ver si Cassie sigue durmiendo — explicó Peter algo sonrojado.

— Y definitivamente, yo comenzaré a cocinar más sano — explicó Scott bajito, aun riendo porque la cama se había roto y definitivamente, no había sido su culpa, pero no le importaba gordito y tomó, amaba profundamente a Peter Quill.