Nunca había escrito de CDM, pero siempre me atrajo la personalidad tranquila de Lysandro y el arco actual del juego me ha gustado mucho. Los último acontecimientos fueron bastante chocantes y quiero que eso se vea en la historia, que sea seria y que no se diga todo en el primer párrafo.

Espero que les guste, no tengo tan claro aún hasta donde llegare con este ff.

EMPIEZA AL FINAL DE EPISODIO 32 RUTA LYSANDRO


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El reencuentro

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Y fue ese abrazo el que hizo que el mundo a su alrededor se detuviera…

Como si de pronto ya no hubiera nada más, no le importaba si la veían, que todo el instituto y la ciudad se enterara si hacía falta para que él no dejara de rodearla con sus brazos, pero quería verlo, anhelaba esos distraídos, misteriosos y profundos ojos que la hacían sonrojar, después de todo él ya la había visto llorar, ya la había consolado hasta calmar sus lágrimas muchas veces…

Esos momentos que creyó inolvidables se habían ido… ¿Cómo había podido olvidarla a ella? De entre todas las personas del mundo, se sentía avergonzado, tenía un nudo en la garganta de solo pensar como hubiera reaccionado él si ella le hubiese olvidado, si ella le hubiera dicho que tenía sentimientos por alguien más, si otro, tomando ventaja de la situación hubiera intentado tomar su lugar en el corazón de Sucrette… ¿Cómo pudo soportarlo? ¿Cómo podría él mismo perdonarse por causarle tanto dolor?

Tomó el delicado rostro de ella entre sus manos y la miró directo a los ojos, sus ojos empapados en lágrimas que no pudo contener más, sollozaba y temblaba mientras que Lysandro no sabía que hacer o decir para hacerla sentir mejor, pero así debía ser, Sucrette debía aliviar el enorme peso que su corazón había estado soportando desde que lo vio correr detrás de Nina.

-Sé que es demasiado, pero por favor… perdóname.- Le susurró suavemente, su voz volvía a tener esa intensidad que era solo para ella.

Sucrette no era capaz de articular palabra alguna… su garganta le dolía y no podía dejar de llorar lo tenía fuertemente agarrado de su chaqueta, quería asegurarse de que era real, que no despertaría siendo una extraña para él. Enterró su rostro en el pecho de él.

-Te eché mucho de menos.- Dijo casi inaudiblemente entre lágrimas.

Lysandro sonrió y la abrazó esta vez suavemente como queriendo protegerla hasta del mismo aire.

-Yo también te extrañé.

-¿Volverás a la granja?

-No… no podría dejarte ahora.

-¿Qué hay de tu padre?

-Y-yo… él esta, mi madre cuidará de él…- Dijo dudando con un tono lejano.

Caminaron lentamente en dirección a la casa de Sucrette, se miraban de reojo pero evitaban hacer contacto directo, aun había un asunto que los distanciaba… Rosa. Mientras atravesaban el parque Lysandro se detuvo abruptamente y trato de tomar el brazo de Sucrette, ella se volteó a verlo algo sorprendida.

-Te debo una explicación…- Dijo mirándola directamente a los ojos pero con dudas.

-N-no es necesario que lo hablemos ahora, en serio.- Dijo la muchacha tímidamente esquivando su mirada.

-Es solo que creo que…- Suspiró pesadamente. –Te hice tanto daño que me costó trabajo juntar el valor para venir a verte, más allá de mis deseos, no solo por el hecho de… de haberme olvidado de ti.- Bajó la voz al decir esto último. –Si no que además cometí la indiscreción… no, no es esa la palabra… yo te di a entender absurdamente que siento algo por Rosa.

Se le hizo encogió el corazón al recordar ese día en el hospital.

-De verdad… No necesito oírlo, e-eso ocurrió antes de que yo llegara al instituto, en realidad no es asunto mío.- Dijo intentado que su voz no se quebrara mientras le daba la espalda, a pesar de tenerlo ahí nuevamente aún permanecía en ella el miedo de que aunque sus recuerdos volvieran sus sentimientos por Rosalya no desaparecieran.

Se plantó firme frente a ella y tomó una gran bocanada de aire frío.

-Conocerte fue…- Sonrió. –Toda una aventura, desde el principio, y con el tiempo sin darme cuenta me encontré a mí mismo pensando en… ti, mucho más de lo que pensé jamás en nadie, sintiéndome incomodo cuando te veía sosteniendo una conversación animada con algún otro chico siendo que no me ocurrió eso cuando Rosa y mi hermano empezaron a salir, es algo complicado de explicar, pero lo que quiero que entiendas es que tú eres quien más me importa.- Le dijo mientras la tomaba por los hombro y se inclinaba ligeramente hacia ella.

Sucrette lo miraba sorprendida con los ojos vidriosos, abrió la boca para decir algo pero una gota de lluvia cayó en su mejilla haciendo que saliera del trance en que se encontraba. En menos de 1 minuto la llovizna se convirtió en casi un diluvio, Lysandro cubrió la cabeza de Sucrette con su chaqueta y la llevó bajo un gran árbol que se encontraba en una esquina alejada del parque.

-Maldición, te vas a empapar…- Dijo Lysandro quitando con sus dedos las gotas de agua que caían del cabello de Sucrette.

-No te preocupes… no es nada.- Dijo completamente perdida en sus pensamientos, las palabras de Lysandro resonaban una y otra vez en su cabeza.

-Lo último que quiero ahora es que pesques un resfriado por mi culpa, déjame llevarte a tu casa.- Dijo Lysandro viendo a Sucrette temblar tenuemente.

Casi trotando la llevaba de la mano y se aseguraba de que su chaqueta aun la cubriera de la lluvia, Sucrette estaba ida, tanto que ni siquiera notó que ya estaban en la puerta de su casa.

Lysandro examinó todo su rostro por unos segundos antes de pasar sus manos por el cuello de ella y besarla tan apasionadamente como lo estuvo deseando desde que la vio salir cabizbaja del instituto minutos atrás. Se separó de ella y ya habiéndose puesto en camino a la parada de autobús;

-¿Cariño? ¿P-por qué no le dices a tu amigo que pase, al menos hasta que pare de llover? –La madre de Sucrette puso su mano en el hombro de su hija mientras miraba a Lysandro.

-¿De verdad no quieres que te preste algo de ropa seca? Seguro que hay algo de mi esposo que te pueda quedar.- Dijo Lucía, mientras que Lysandro se secaba el pelo con una toalla.

-No quiero molestarla, muchas gracias por invitarme a pasar.- Miraba al suelo, la madre de Sucrette subía las escaleras.

-Este suéter debería quedarte, espero… es que eres más alto que Felipe, ehhh el baño es la puerta al lado de las escaleras.- Lo vio caminar en dirección al baño con preocupación.

En cuanto cerró la puerta Sucrette bajó las escaleras y fue a la cocina a ver a su madre.

-Estoy preparando algo de chocolate, les sentará bien tomar algo caliente.- Lucía no sabía cómo preguntarle a su hija…

-Gracias mamá…- El cabello de ella todavía goteaba un poco.

-Así que, veo que tu… amigo ya salió del hospital, no deberían haberse quedado tanto tiempo bajo la lluvia él tiene que cuidarse y aun así estaba dispuesto a irse a su casa en pura camisa. Se nota que te quiere mucho cariño.- Le dijo con una sonrisa, mientras su hija tomaba su chocolate.

-¿Podría prestarme su teléfono un momento para llamar a mi hermano? Debe estar preocupado.- Dijo Lysandro con su mojada camisa en la mano.

-Claro que sí, cariño ayúdalo y deja que ponga eso en la secadora.-

Nuevamente se quedaron solos.

–Toma mi mamá hizo chocolate caliente, traeré el teléfono.- Antes de que pudiera salir de la cocina Lysandro la tomó de la mano, pero dejó irse sin mirarla.

-¿Hola? Leigh… si, no te preocupes, me quedare en la casa de Sucrette hasta que pare de llover.

Media hora más tarde Lysandro iba camino a su casa, sin casi haber hablado después de llamar a su hermano.

Sucrette subió a su cuarto en silencio, tomó la chaqueta que él había dejado, se aferró a ella y durmió todo lo que no había dormido desde el accidente.

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Sucrette esta herida, es cierto que se alegra de que Lysandro recuperara sus recuerdos pero lo que paso desaparecerá fácilmente aunque ella lo quiera.

Cualquier comentario bueno o malo siempre es bienvenido.