De primeras veces y algo más.

La primera vez que Jean beso a Marco, fue por un error, se supone que en ese momento sus labios debieron haber caído en la mejilla pecosa del pelinegro, pero gracias al destino y que Marco volteo como reflejo al sentir la respiración de alguien en su cuello, sus labios quedaron pegados con los de Jean. Lo peor no fue el pequeño beso que compartían en ese instante, porque en realidad había sido por accidente, el problema radicaba era en el tiempo que duraron con los labios pegados, prolongado ese pequeño beso por más de un minuto mientras se veían fijamente a los ojos.

Marco fue el primero en cerrar los ojos mientras un ligero sonrojo recorría sus mejillas, movió su boca tímidamente sobre la de Jean, y a pesar que este se quedo recio al principio, le siguió el compas a los movimientos de Marco. Dejándose llevar el castaño cerró los ojos mientras una de sus manos viajaba al cuello del pecoso buscando de alguna forma profundizar más aquel erróneo beso.

Porque había sido un error, Jean solo había querido besarle la mejilla a Marco mientras estaba distraído porque sabía que ese tipo de gesto lo incomodaba, y para Jean no había nada más divertido en el mundo que ver aun incomodo y avergonzado Marco.

Era un jodido error estar besándolo de esa manera, era un error que el pelinegro se aferrara a su cuerpo y que él se aferrara al suyo, porque querían estar más cerca, mas unidos, pegarse a la piel del otro. Y dios que estaba mal, pero se sentía tan bien.

Y de verdad Jean dudaba mucho no volver a besar a Marco por error alguna otra vez, porque en el momento que sus labios se separaran, Jean sabía muy bien que era tarde que mas nunca podría resistirse a besar a Marco otra vez.