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Esta historia está BASADA en otra que leí hace algún tiempo "Lazos del destino" y que me cautivó. quiero felicitar a esta admirable autora y aseguraros que solo se basa en esta historia y por lo tanto, la trama dista mucho de ser igual o parecida.

Cualquier reclamo ya sabéis: reviews.

Los reviews positivos siempre suben la moral y ayuda al autor a continuar la historia con ánimos; sin embargo, los negativos, pero constructivos, ayudarán al autor a ser mejor escritor.

Amanda

Capítulo I

En los pasillos todo era silencio. Únicamente se oía el caminar pausado, pero firme, de una chica que caminaba hacia su casillero, al final del largo y ancho pasillo central.

Es demasiado pronto― suspiró con pesar al ver el reloj colgado al final del pasillo.― No me puedo creer que no recordase que adelanté el reloj. En definitiva, no va a haber día en que llegue a tiempo.― Se acercó a su casillero y lo abrió. Era un casillero muy bonito y muy bien decorado, todo lleno de fotografías de su familia. Sonrió al ver una de su primo Key y ella. Al lado de esa había otra con su prima pequeña Aino, hermana de Key. Debajo estaba una de su madre y su tía de pequeñas. Su tía portaba una cámara de vídeo y una mirada soñadora mientras que su madre, que en aquellos tiempos llevaba su pelo corto, sonreía dulcemente. Otra, junto a esa, era una en la que salía su prima y mejor amiga Yui (hija de sus tíos Toya y Kaho), Key (hijo de sus tíos Eriol y Tomoyo), y ella. Y por último, una foto en la que salían su madre y ella.

Sonrió al verlas. Eran sus fotos favoritas, aunque estaba buscando una de sus tíos para ponerlas con las otras.

Con ánimo renovado soltó sus cosas y cogió su libro de Inglés, la primera materia que tendría ese día. Con andar ligero se encaminó a su clase, a lo mejor podría ayudar con el servicio de ese día, pero al girar en una esquina chocó con alguien.

Oh, lo siento, yo no...― Se disculpó la chica mientras disimulaba un quejido. El chico no la miró, solamente se puso de pie. Ella hizo lo mismo sacudiéndose el poco polvo que pudo haber cogido. Entonces se fijó en las facciones del muchacho. Era de constitución fuerte, con una barbilla cuadrada, y mejillas pronunciadas. El pelo le caía en mechones sobre el rostro y le daba un toque sexy que impresionó a la chica. Sus ojos era lo más sorprendente, grises y fríos aunque en ese momento la miraba con furia. Era muy atractivo, sin duda.

Mocosa del demonio...― susurró él― ¡A ver si miras por donde caminas!― Akino se quedó sorprendida durante un segundo pero después reaccionó y lo miró con la misma furia con la que la atacaba. Tuvo que levantar la cabeza para poder verlo a los ojos. Su opinión sobre el chico cambió al instante, ahora le parecía el más feo del planeta.

Yo?! Has ido tú, niñato insolente! ― Le gritó mientras le señalaba con el dedo y se ponía de puntillas.

¿Cómo me has llamado?!

Niñato insolente, lo que eres!

No eres nadie para llamarme de esa forma, mocosa estúpida!

Ni tú para decirme mocosa y menos todavía estúpida!

Akino!― Le regañó una voz a sus espaldas. La chica abrió mucho los ojos y se puso pálida del terror. La habían pillado. En su vida le había pasado eso y menos en esa situación...

Ma... maestra... je je.― Se dio la vuelta para quedar enfrente a una mujer castaña de ojos verdes, aunque en esos momentos eran disimulados por unas gafas pequeñas. A Akino una gota le recorrió toda su espina dorsal.― Qué buen día hace...no?

A mi despacho, los dos!― Le indicó con su dedo una puerta que quedaba justo al final del pasillo, bajo el enorme reloj blanco. Ninguno replicó, solo la siguieron. Akino iba con la cabeza gacha mientras que el chico tenía un semblante frío e impenetrable. Aunque por los músculos contraídos de su mandíbula podía asegurar que no estaba muy contento, pero quién sí?

Esto es por tu culpa, mocosa...― le susurró.

mía?!― Se quejó ella mirándolo enfadada.― Has sido tú quien ha empezado!

Y tú has seguido!

-Así que lo admites?!-Sonrió con malicia

Callaos!― Le regañó la profesora al oírlos discutir de nuevo. Ellos se echaron miradas de furia pero no volvieron a abrir la boca.

Pasad― Les indicó cuando llegaron a la puerta. En ella decía S. Hichido: Subdirectora. Akino no dudó un segundo en entrar en el despacho y sentarse de un brinco en uno de los sillones de piel negra que adornaban la sala. El chico, más discreto, se sentó en una de las sillas que había frente a la mesa del despacho.

Akino¿podrías guardar las posturas y sentarte en la silla?― Le volvió a regañar. Ella solo asintió sonriente y se sentó en la silla que había junto al chico.― Bien, ahora decidme¿Qué ha ocurrido?― Los dos guardaron silencio. Akino no sabía si hablar, y por lo visto el chico tampoco. La mujer respiró hondo― Me vais a contestar o no?― La mujer se levantó de su asiento. Era alta y esbelta. Con el cabello castaño largo recogido en un moño en la nuca y un traje de chaqueta blanco. Parecía más una ejecutiva que una profesora.

Pues, veras... íbamos caminando y chocamos.― Simplificó la chica

Eso no es verdad!― Reclamó el chico dejando a la chica impresionada. Acaso iba a contarle una mentira a la profesora? ― TÚ chocaste conmigo!

Mentira! Chocamos y me llamaste mocosa del demonio!

Y tú niñato insolente!― El tono y los comentarios iban subiendo y la paciencia de la profesora disminuyendo.

Basta ya! Quedáis los dos castigados! Akino, te encargarás durante una semana del servicio. Y más te vale llegar a tiempo.― La chica no dijo nada,aunque su mirada lo decía todo. Tenía los puños fuertemente cerrados y la mandíbula totalmente tensa. Sus ojos echaban fuego y miraba al chico con odio. Ella NUNCA se había llevado mal con nadie, hasta ahora.― Quién es tu tutor?― Le preguntó al joven.

No lo sé. Soy nuevo. me dirigía a el despacho del director cuando...― miró a la chica y a la cara de la profesora, no creía adecuado repetir que la culpa era se la mocosa.― cuando todo pasó.― La maestra asintió

¿Cuál es tu nombre?― Preguntó mientras marcaba un número en su teléfono y esperaba a que empezase a dar tono.

Xen, Xen Li.― La profesora se quedó unos segundos en silencio, pálida como la leche. Por unos segundos había creído que su corazón se había parado de repente, pero volvió a la vida cuando oyó una voz al otro lado del teléfono.

Ke... Kenji?-balbuceó mientras disimuladamente se agarraba al sillón donde estaba sentada. Tengo aquí a un chico nuevo, se llama Xen Li.― Unos segundos en silencio.―Por qué?... En la mía? Está bien...Qué favor?... ¿Cuánto tiempo?... No, no hay problemas, que te mejores.― Colgó.― L..Li, yo seré tu tutora. Así que acompañarás a Akino en sus tareas. Ahora iros a la clase, yo tengo ahora clases con vosotros a primera hora, pero tengo asuntos que atender, así que no quiero más discusiones, entendido?― Los dos asintieron y se marcharon al momento, antes de que la maestra cambiase de opinión.

Akino cerró la puerta del despacho al salir y suspiró.

Nos hemos librado de una buena.― Y era cierto, ni siquiera les había echado la charla sobre la responsabilidad y compañerismo y ella podía asegurar por experiencia propia que era muy aburrida. Algo había ocurrido en el intervalo de cinco minutos que habían estado dentro, pero qué?

¿Que nos hemos librado de una buena¿Y el castigo¿que te parece?, eh?― Le gritó furioso.― Si mirases por donde caminas nada de esto habría pasado.

Mira, niño mimado, si tienes algún problema de personalidad no es mi problema, así que guárdate tus comentarios donde buenamente puedas.― Le gritó la joven y comenzó a andar a su clase con paso acelerado.

No eres nadie para decirme lo que tengo que hacer, estúpida!― Le gritó el niño yendo detrás de ella.

No apuestes por ello, engreído!― Dijo sin mirarle ni disminuir su paso.

No sabes donde te estás metiendo, niñata― Le amenazó.

Quien sabe, a lo mejor el que no lo sabe eres tú.― Le dijo antes de aumentar más el paso dejándolo atrás con la cara roja de furia.

Si no fueras una chica...― murmuró mientras la alcanzaba.

Qué ibas a hacerme? Pegarme? Típico de hombres sin cerebro.

La única que no tiene cerebro aquí eres tú!

Estás seguro? Porque me parece oír eco en tu cabeza.― El chico estaba rojo de furia.

Me estás hartando!― Le avisó.

Lo sé y es muy divertido.― Rió ella. Ante otra contestación el chico la agarró del brazo e iba a inmovilizarla contra el suelo cuando ella le dio un pisotón seguido de de un codazo en las costillas. Podría haberlo tumbado, pero ya le parecía suficiente dolor; Dolor profundo e irreparable en el ego masculino.

Típico― Sonrió ella. Él se iba a lanzar otra vez contra ella cuando alguien lo detuvo.

Akino!― Su primo, que al parecer no había visto lo ocurrido, se acercó a ellos con una sonrisa burlona. Era igual de alto que Xen e igualmente atractivo aunque de manera diferente. Key, un morenazo de ojos azules y facciones finas y delicadas, que cuando sonreía se le marcaban los hoyuelos y la cara se le iluminaba. Era muy dulce e irradiaba confianza y cariño por todos lados, mientras Xen tenía cara de chico malo y extremadamente atractivo que lo único que irradiaba era fuerza y sensualidad.

Key¿Cómo estás?― Le preguntó la chica mientras le abrazaba.

Muy bien, pero me parece que la que no lo está eres tú― Le toca la frente lo que extrañó a los dos presentes.

Muy bien, qué has hecho con mi prima?― Le preguntó desconfiado a la propia Akino.

Se puede saber qué te pasa, Key?

Qué haces tú aquí tan pronto?― La chica se sonrojó.

Una larga historia.― Dijo simplemente― Un error de cálculo.― Farfulló bajito, pero aun así los dos chicos la oyeron. Su primo se rió con ganas.― ¡Key! No te burles!

Ya decía yo que era muy difícil que estuvieses aquí por propia voluntad.

Ya verás esta tarde! Te vas a tragar todas esas palabras!― Le retó la chica.

Ya veremos!― Le dijo antes de desviarse para su pasillo.

Tenlo por seguro!― Le gritó antes de perderlo de vista. Ella se giró a la izquierda y entró en la primera clase que había, seguida de Li.

Esta es nuestra clase.― Dijo la chica dirigiéndose a su pupitre, al lado de la ventana. La clase era bastante normal: blanca, con pupitres individuales y enormes ventanales. También había una pizarra y algunos muebles más donde guardaban libros y otros materiales. Akino dejó las cosas en su pupitre, en tercera fila y junto a la ventana.― Puedes sentarte en la última fila, es el único puesto libre.― El chico no dijo nada, simplemente se dirigió hacia el lugar que le indicó Akino, dos filas más lejos que ella. En ese momento la puerta se abrió y entró una chica pelirroja de ojos castaños .

Buenos días!― Saludó la chica. No tardó en mirar al chico y sonreír mientras iba caminando hacia Akino. Se sentó en su pupitre, que era junto a la chica y volvió a sonreír mientras la miraba fijamente, como si esperase que de repente le saliese un cuerno de la frente. Akino prefirió no preguntar o al final terminaría arrepintiéndose, así que ignoró su mirada y la saludó como si nada.

Yui¿Cómo estás?

Muy Bien, aunque me parece que alguien ha madrugado.― Le sonrió. Akino ató cabos: Yui la miraba raro porque había madrugado. Acaso era tan raro? por todos era sabido que no había nada que le gustase más que dormir, pero no era la primera vez que madrugaba... bueno... sí. Era la primera vez que madrugaba para ir a clases. Akino miraba la sonrisa burlona de Yui con vergüenza, seguro que intuía el motivo.

Yui era una chica atractiva aunque no muy guapa. Su pelo era rizado y muy largo, como lo fue el de su abuela paterna, pero su cara era afilada, su nariz respingona y su boca pequeña. Tenía unos labios finos pero el de abajo era algo más grueso que el de arriba. Era sin duda parecida a su madre.

Pues sí, ya te contaré.― Se sonrojó. La verdad es que le avergonzaba que supieran que se había olvidado que había cambiado la hora la noche anterior.

Me he encontrado con tu primo― Le dijo Yui Kinomoto.

También es el tuyo

Sí, lo sé.

¿Qué ha pasado?― Cambió de tema.

Pues que te había visto por el pasillo acompañada por un chico. Y yo no le creí.

¿Por qué?― Escudriñó medio ofendida mientras miraba al chico de reojo.

Por dos cosas: primero, significaba que te habías levantado temprano...

Y dale con el tema!― Se quejó ella.

Y segundo por que estabas discutiendo con el chico en cuestión.― La chica miró directamente a Li que giró inmediatamente la cara.― Y eso es casi imposible.― Terminó sonriendo.-Todos te quieren.-Akino ignoró el último comentario y continuó hablando.

Pues Key tenía razón, estaba discutiendo con éste en particular.― Dijo señalando al chico sin ni siquiera mirarle.

"Éste" tiene nombre.― Refunfuñó el chico.

Bueno, aprovecho la ocasión... Yui, esa cosa que se sienta allí es Xen Li.― La prima lo saludó con una gran sonrisa. El chico se controló bastante para no soltar una bordería. Él siempre había sido uno de los más populares de la escuela. Era tratado casi con miedo y las chicas suspiraban por él en cada esquina. Era un inalcanzable, casi un Dios. Ahora la mocosa lo trataba como al más vil gusano.¿Qué se creía? no iba a dejarla ganar por muy guapa que fuese. Y lo era. Era una belleza muy delicada, pequeña y ágil que irradiaba dulzura. Quizá fuese eso lo que le molestaba de ella, esa pinta de princesa indefensa. ― Niñato, ella es Yui Kinomoto, mi prima.

La única niñata aquí eres tú, así que deja de insultarme.― Le gritó. Luego se giró hacia Yui y le hizo una reverencia en forma de saludo. La sirena sonó y la gente no tardó en entrar a la clase. No se podía evitar el rumor entre los alumnos, primero por la presencia del chico Li, y segundo por ver a Akino discutir con alguien y de esa manera.

Yo? Insultarte?― Preguntó con inocencia fingida.― Por qué iba yo a insultarte? Yo sólo digo la verdad.

Ahggg!― Gruñó mientras su cara se iba poniendo roja.― Te juro que te haré tragarte esas palabras!

A puñetazos?― Siguió la joven. Yui, viendo que eso no iba por buen camino decidió alejar a Akino de allí.

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No podía ser, simplemente no podía ser así. La vida no podía seguir dándole esos golpes. ¿Qué había hecho para merecerlo? En su vida no había más que dolor y llantos, muchos de ellos contenidos, pero no sería ese el día que lo soltase, no señor, ahora más que nunca debía ser fuerte.

Sakura en el fondo de su alma suplicaba por fuerzas que la ayudasen a soportar lo que se le avecinaba y pedía con todas sus fuerzas que su muro no cayese, no delante de él.

Hacía unos minutos que Kenji, el director, le mandase por fax el historial del chico Li y que le pidiera que concertase con sus padres una reunión. Sakura maldecía al destino, porque justo ese día Kenji enfermó, aun cuando nunca lo hacía, por lo que era ella, la subdirectora y por tanto la siguiente al mando, la responsable del alumno nuevo.

El fax afirmaba sus sospechas: Era familiar de Shaoran Li.

El chico era el hijo de un primo muy lejano de Li, pero por desgracia, el destino estaba en su contra, y sus padres se encontraban de viaje constantemente, por lo que su tutor legal era Shaoran Li.

A Sakura le temblaba todo el cuerpo, pero no era para menos, en solo pensar en los últimos momentos en los que habló con él...:

― Mi madre me comprometió con ella hace dos años – Dijo Shaoran sentándose en el columpio de al lado.

¿Por qué no me lo dijiste?― Preguntó entre lágrimas― ¿Por qué me engañaste si sabías que te ibas a casar con ella¿Por qué me dijiste que me querías?

No quería hacerte daño― Susurró bajando la cabeza.

Mentira!― Se levantó y quedó frente a él.― Jugaste conmigo todo este tiempo! No la ibas a dejar verdad? En ningún momento se te cruzó esa idea, no es cierto?!― Shaoran guardó silencio.

Osea, que era eso...― Murmuró dolida― Sólo me querías para calentar tus sábanas. Eres despreciable!― Sakura salió corriendo pero Shaoran la alcanzó.

Espera un momento quieres?― Le gritó desesperado.

¿Que espere qué, Shaoran? Confié en ti y mira lo que me has hecho!

Tú no lo entiendes...

¿Qué hay que entender?!― Shaoran le tapó la boca.

Te quiero.― Le espetó― Pero... también la quiero a ella.― Terminó en un susurro.― A Sakura le costó reaccionar pero cuando lo hizo no tardó ni un segundo en propinarle un bofetón.

Mentira! Si me hubieses querido no me habrías engañado. No te atrevas a volver a acercarte a mi. Te odio!― Y salió corriendo, esta vez sola.

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Akino, qué te pasa con ese chico?― Le preguntó su prima cuando la llevó a un rincón.

Nada. Empezamos con mal pie.― Dijo simplemente

Sí, claro...Dijo Yui. En ese momento entró la profesora en clase. Llevaba un semblante serio,casi de ultratumba que no tardó en advertirle a Akino de que algo iba mal. Todos se sentaron en sus asientos inmediatamente.

Buenos días, Perdonad el retraso, pero tenía unos asuntos que resolver.― A nadie le quedó duda de que ese día la profesora no se encontraba muy bien.― Antes de comenzar quisiera presentaros a un nuevo alumno. Li, puedes acercarte?― El chico no contestó, solamente se acercó a la profesora, quedando de cara a sus alumnos. Su cara era seria y ceñuda lo que era señal de que era un chico de mal carácter― Él es Xen Li y viene de Hong Kong, espero que le ayudéis a integrarse.― Todos contestaron afirmativamente para después ver a el chico sentarse, dando comienzo así a una clase que sería bastante aburrida.

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No siento nada― Pensó Shaoran secándose el sudor con una toalla limpia, mientras que con su otra mano sujetaba su espada.― La más fuerte que siento es la de Eriol y dudo mucho que él esté detrás de todo esto― Soltó la toalla en el suelo y volvió a sentarse en mitad de la habitación vacía. Cerró los ojos e intentó sentir todas las presencias de la ciudad, pero fue interrumpido por su esposa.

Shaoran, Cariño, es mejor que descanses un poco y que comas algo.― Le sugirió la mujer entrando con una bandeja de comida.

No tengo hambre, Sue.― Contestó sin ni siquiera mirarla, lo que la enfureció, aunque no dijo nada.

Como quieras, te la dejo aquí por si después te entra hambre.― Él no dijo nada así que la morena abandonó la sala enfurecida.

Maldito Li..― Susurró cuando ya estaba fuera. Controlando toda su furia se marchó por el pasillo mientras que Li continuaba con su búsqueda.

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La campana sonó y poco a poco la clase comenzó a quedarse vacía.

Venga, Aki, no te preocupes, seguro que no es nada― La consolaba Yui.

Eso me gustaría pensar a mí.― Suspiró la chica con pesar.― ¿Y si voy a hablar con ella ahora?

No creo que sea buena idea, espera a mañana, a lo mejor solo tiene un mal día.― Le sonrió.

Sí, creo que tienes razón.― Le sonrió dulcemente.― Muchas gracias.

No me las des, tú te lo mereces.― Akino se sonrojó.

No digas esas cosas! Me recuerdas a mi tía Tomoyo!

Sí, lo sé, precisamente fue ella quien me enseñó todos los vídeos de tu madre cuando era pequeña! Sois iguales!― A eso la chica sonrió orgullosa.

Oye, Aki, Yui, A qué estáis esperando?― Le preguntó una chica rubia de ojos castaño desde la puerta.

Eso, daos prisa que ya tengo hambre!― Esta vez fue un chico el que contestó. Moreno y de ojos azules. Sus nombres eran Aruko y Ray respectivamente. Eran amigos de las primas desde siempre y junto a Takuya, otro amigo, formaban un círculo de amigos muy particular.

Sí, vamos.― Contestó Yui.

Oye, Li, por qué no te vienes con nosotros?― Le preguntó Ray.

Yo...no...― intentó decir, pero el chico no le dejó avanzar. Le pasó el brazo por los hombros y lo obligó a caminar.

Ya verás, te vamos a enseñar cómo es esto.― A todo esto, Akino estaba que echaba fuego por las orejas, pero no quiso decir nada. Yui y Aruko sonreían divertidas y se fueron por delante, seguidos de Li y Ray, y por último estaba Akino que caminaba con la cabeza gacha pensando en su mala suerte.

¿Habéis notado la mala cara de la profesora Hichido?― Preguntó Aruko.

No, está como siempre, aunque su clase de hoy ha sido un aburrimiento.― Suspiró Ray

Hombres...― Murmuró Aruko.― Tú sabes algo?― Preguntó a Akino. Ella negó con la cabeza con tristeza. Ray iba a añadir algo pero Yui lo interrumpió.

Seguro que no es nada. Por qué no le enseñamos a Li la escuela?― Akino agradeció a su prima por la interrupción asintiendo contenta. No quería que Li supiera todavía que la subdirectora era su madre.

Continuará...