hola de nuevo ^^
Cada vez se me va haciendo más facil hacer esto, pero creo que sobre todo esta historia necesita varias aclaraciones.
La idea nace desde el momento en que me comenzó a interesar la organización estudiantil en mi colegio nuevo. Ésta, en terminos sencillos, es pésima.
Los primerizos en estas cosas generalmente cometen gran cantidad de errores, del cual no es el menor involucrar asuntos personales en la política.
Por esto, como una leve satirización de las organizaciones de alumnos, escribí este regalito para todos aquellos que, como yo, participaron en marchas del movimiento estudiantil :).
Bueno... eso es lo que me acuerdo por ahora sobre la historia. cualquier referencia la explicaré inmediatamente.
AHH... claro, claro...
ADVERTENCIA: adolescentes hormonales, revolución, adrenalina, Matt, Mello y yo en una misma historia quiere decir YAOI o más mejor SHONEN-AI, osea HOMBRExHOMBRE, osea SLASH. Quedas advertido/a. Posoblemente, además, contenga SPOLIERS de Death Note, y como dije una vez, si no te lo has terminado ¿QUÉ HACES LEYENDO FICS? ¡VE Y TERMINALO!
y
DISC: ni uno de los cabros revolucionados que mencioné anteriormente me pertenecen, ni Roger, ni Wammi's, ni Near... el único que me pertenece es el profe de historia XD. Ellos pertenecen a un grupo de personas que... bueno... son geniales y... etc.
...historia.
1. El sueño
-Mello… ¿estás seguro?- el pelirrojo miraba con nerviosismo hacia el suelo. Definitivamente, hubiese preferido tener los dos pies en la tierra. Sin embargo, ni la gran altura enfriaba los ánimos de su rubio compañero.
-¡No molestes, Matt! ¡Sólo ayúdame a colgar el lienzo!
Matt, intentando no perder pie en la elevada cornisa del tejado, sostuvo el dichoso lienzo con una mano mientras con la otra buscaba a tientas un asidero. La idea, al principio, le había parecido brillante, pero en cuanto Mello le dijo, con su habitual energía, "mueve el culo y consigue unos clavos" no pudo evitar tener un mal presentimiento… que se había visto confirmado. Y así, mientras el presidenciable estaba seguro en el ancho borde de la ventana, el desafortunado chico de goggles se vio obligado a seguir avanzando por el estrecho pasaje, con clavos en la boca y un martillo en el cinturón, intentando al mismo tiempo no caer desde el cuartopiso del orfanato Wammi's House. Sin embargo, cuando estaba casi por llegar, perdió el equilibrio y cayó desde su espantosa posición… provocando gritos de las chicas que hace rato que le veían en su acrobacia involuntaria. Pero por suerte, se aferró al lienzo, y quedó colgado desde esa tremenda altura.
Mello no advirtió la caída de su amigo, ahora asesor de campaña, pero sí advirtió el tirón de la enorme pancarta, lo que casi le hace caer también.
-¡Sranje (mierda)! ¡¿Qué pasa…!?- se sujetó justo a tiempo del marco de la ventana y, mirando atrás, descubrió al pelirrojo balanceándose precariamente a varios metros del suelo.
Y así, mientras el enardecido rubio le maldecía y decía que soltara el lienzo para no romperlo, el pobre Matt recordaba la incómoda y estúpida situación que le había llevado a esto.
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Había pasado medio día de clases… un día árido y pesado. Nada pasaba que alterara la quietud del día a día, y en clase de historia universal los chicos pensaban en cualquier otra cosa menos en los importantes acontecimientos de todos los tiempos.
Sin embargo, dos jóvenes de entre trece y catorce años parecían realmente ansiosos. Un chico pelirrojo consultaba su reloj de muñeca a cada momento, mientras un rubio con aspecto de problemático pasaba su mirada desde el profesor hacia el mencionado sujeto nerviosamente, mientras mordía la tapa de su lápiz.
Entonces, el pelirrojo asintió, y como si esta fuese una señal convenida, el otro chico se enderezó en su asiento y miró directamente al profesor… que iba hacia su escritorio en ese momento. El tipo siempre que dictaba sus clases hacía una rutina bien definida de movimientos: desde su escritorio a la puerta, la abría y la volvía a cerrar, como si comprobara que no estaba asegurada. Luego caminaba hacia la ventana, echaba una mirada al exterior y volvía al punto de partida, sentándose sobre el mueble unos momentos antes de proseguir el paseo. Estos movimientos, por supuesto, habían sido astutamente estudiados y registrados por nuestros muchachos, lo que les había sido de gran utilidad con el plan que en este momento pondrían en práctica.
Era una broma absurdamente complicada. A la hora señalada, algo muy gracioso le pasaría al dichoso escritorio, gracias a los conocimientos técnicos del chico pelirrojo. ¿El motivo? Simple. El desventurado profesor había osado ponerle al rubio una calificación inferior a cierto albino de su misma clase, provocando que éste fuera la segunda mejor nota. Un pecado imperdonable.
Así que el rubio perpetrador, de nombre Mello, observaba con especial atención al hombre, esperando el momento de la verdad. Y justo cuando el trasero del maestro tocó la madera del escritorio, éste estalló en llamas.
Todo el mundo reía mientras el profesor, asustado, rodaba por el piso, intentando apagar las llamas de su pantalón, que rápidamente se extendían por el resto de sus ropas. Mello y su amigo, el pelirrojo Matt, reían más que nadie, apoyados el uno en el otro para no caer al piso. Sin embargo, sus risas se detuvieron cuando el profesor los tomó a ambos de sus ropas de forma nada amable y, agitando ante sus narices una envoltura de chocolates que había encontrado bajo del escritorio en llamas, les gritó que dejaran el salón y fueran al despacho del Señor Roger.
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El castigo no fue demasiado duro, considerando lo que habían hecho. Ahora debían quedarse después de clases a limpiar el salón, y hasta que no terminasen no podrían ir a almorzar.
No habían pasado ni cinco minutos y Mello estaba ya cerca del punto de ebullición. El almuerzo no tenía especial importancia para él, pero la provisión de emergencia de chocolates que llevaba en sus bolsillos la había gastado esa mañana, y esto comenzó a exasperarlo. Matt, que limpiaba los escritorios, no tenía que voltearse para saberlo, casi se sentían las ondas de odio que despedía el cuerpo de su amigo. Éste estaba ordenando los enormes y pesados libros de historia, lo que para el pelirrojo era una decisión desacertada, sobre todo si tenía en cuenta que quería conservar su cabeza y no verla cambiada por el macizo tomo de "Grandes Acontecimientos de la Historia III".
Tal como sabía que ocurriría, y sin un sonido de advertencia, uno de los pesados volúmenes atravesó la habitación, golpeando el lugar en el que hacía pocos segundos se encontraba su rojiza cabeza. Matt se quedó inmóvil, ya que Mello era como los dinosaurios de Parque Jurásico. Si no te mueves, no te comen.
De repente, comenzó la más grande sarta de groserías que la mente humana haya escuchado jamás, y que probablemente nunca vuelva a escuchar. Incluía muchos de los favoritos del rubio, incluyendo clásicos ingleses, españoles, italianos, húngaros y eslovenos, además de híbridos entre varios idiomas, todos conocidos por Mello, que eran al parecer insuficientes para expresar su rabia.
-Mello… ¿Por qué no te calmas? Ya tienes tu venganza, ¿o no?
El torrente, que iba ahora en un "¡učitelj prekleto izgovor za to sranje (¡puta excusa de profesor por la mierda!)!", se cortó en seco. La experiencia le tendría que haber dicho a Matt que lo mejor era dejar que los garabatos fluyeran libremente, ya que ahora la fría mirada azul verdosa estaba clavada en él… y para cualquiera que le conociese, aunque fuera de vista, esto era una señal clara de peligro inminente.
-Nadie te ha pedido tu opinión- no era necesario que lo gritara para que el aludido se encogiera aún más en su agachada posición. Bastaba con verle a la cara.-la idea de una venganza es que el imbécil que te hace algo pague por ello, no que tu pagues también.-el pelirrojo contaba los segundos. Tres, dos, uno…- ¡sé que de alguna forma todo esto es TU PUTA CULPA!-bingo, allí estaba.
Esta vez, el chico de goggles le hizo caso a su instinto de supervivencia y no replicó, pero sabía que el daño estaba hecho y que pagaría por contradecirle… y el doble por tener la razón. Y, cómo no, no se equivocaba. El dolor en su oreja izquierda le indicó que, aunque hubiese fallado el primer tiro, el segundo libro llegó a salvo a destino.
-¡Hey, me dolió!
-No me importa
-Ahh, Mello… a veces eras tan…
-¿TAN QUE?-lo cortó el rubio. Oh, oh, eso sería malo para sus neuronas.
-Nada, nada. ¿Por qué seguir peleando? Terminemos rápido, tengo hambre.-nuevamente, su instinto le había fallado. Mello nunca es práctico.
-Te repito, Matt. ¿TAN QUE?
-Mello… te enojarás y eso no será bueno para ninguno de los dos…
-Dilo AHORA
-Ok, ok… ¿inmaduro?
Sin previo aviso, hubo un gran estruendo. Matt, asustado, buscó refugio atrincherándose tras unos pupitres rápidamente dispuestos en una barricada, mientras Mello le arrojaba libros sin piedad ni consideración por sus neuronas, o su descendencia, o en general ninguna célula de su cuerpo. Y así, mientras unos lagrimones pugnaban por salir de sus ojos por el dolor, decidió contrarrestar el fuego de una vez por todas. ¡A ver si le gustaba eso!
Al principio, Mello pareció aturdido por el primer tomo del "Diccionario Ilustrado de la Historia Universal" que le impactó en la cabeza, pero sólo fue la impresión momentánea. Acto seguido, tomó "Historia de Europa Occidental" y se lo arrojó a Matt mientras él se refugiaba tras una estantería volcada. Luego la discusión difirió a un juego de guerra y los gritos y los insultos a las risas, hasta que ambos muchachos escucharon la puerta abrirse, seguido por un golpetazo en el suelo.
Al mirar, advirtieron que su profesor de historia había ido a ver como iba su trabajo, y al notar su mini representación de la segunda guerra mundial con muebles como trinchera y libros como bombas, se había desmayado.
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Ahora sí estaban en problemas. Roger estaba completamente sorprendido de cómo habían convertido lo que para muchos era sencillamente un salón de clases común y corriente en un campo de batalla, y por lo mismo estaba más que enojado por ello. El alterado profesor de historia pidió licencia para curar sus nervios perjudicados: no era la primera vez que era víctima indirecta de los berrinches a gran escala de Mello. Así que el anciano rector decidió que por el bien de la clase y la comunidad escolar en general debía ser realmente duro con el rubio, y como no, con su sumiso cómplice. Así que ahora ambos harían trabajos comunitarios en sus recesos… durante dos meses completos.
Demás está decir que la mirada de odio por parte de Mello fue horrible para todo ser que la contemplara, y que la expresión resignada de Matt sólo servía para enardecer al rubio aún más, tanto así que al volver a su habitación, éste descubrió que su consola de videojuegos portátil favorita había sido victima de los descargos de su amigo, porque yacía desarmada y desparramada por el suelo del dormitorio.
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Horas después, ambos chicos limpiaban el casino. Ninguno de los dos había almorzado, por lo que Matt estaba más hosco que de costumbre y sencillamente daba miedo mirar a Mello a la cara. Así que, con un hambre como de mil perros callejeros, limpiaron los restos del generoso almuerzo de otras personas, lo que contribuyó a aumentar la mala leche de ambos.
-¡Estoy harto!-contrario a la costumbre, quien arrojó el paño húmedo al suelo primero fue el usualmente tranquilo pelirrojo.- ¡esto es realmente inhumano!
-¡Cállate!-fue la cortante respuesta del rubio. Sin embargo, él también arrojó su paño al suelo.
Estaban exhaustos. Llevaban horas limpiando bandeja tras bandeja sin hablarse siquiera, ya que no querían que el castigo empeorase, si es que había algo peor que eso.
-¡Las cosas no deberían ser así! Esta represión sólo nos hace estar más enojados con la dirección, no nos hace tener un mayor respeto por las reglas ni nada.
-Valla, si es Mello comunista.-suspiró Matt.
-¡Calla, esclavo del sistema!-el pelirrojo hizo su mejor esfuerzo por no poner los ojos en blanco.- ¿es que no ves que alguien debería hacer algo por mejorar nuestras vidas? alguien con carisma y decisión, alguien que no le tema a los desafíos… ¡eso decía en "Historia de Europa Occidental"! ¡Esta comunidad estudiantil necesita un cambio, y un líder que provoque ese cambio! ¡Necesita a alguien…!
-¿Cómo tú, a caso?- lo cortó el chico de goggles medio en broma.
-¡Exacto! ¡Como yo!- la respuesta del rubio le dejó helado. ¿No estaría pensando en…?-¡formaremos un centro de estudiantes para el Wammi's House!-sí, justo como lo temía.
-¡Pero Mello!-Matt alzó una ceja, incrédulo.-para empezar, ¡no sabes nada de educación cívica! ¡Debes representar las ideas del pueblo, no las tuyas propias! Debes ser un líder de opinión y un ejemplo a seguir para la sociedad, y también debe haber elecciones democráticas…
-¡Está decidido! ¡Desde hoy, Mello se postulará para ser el presidente de la directiva del Centro de Alumnos del Wammi's! ¡Y tú!-Matt ya se preguntaba que papel le asignaría en su plan- ¡tú serás mi vicepresidente y mi jefe de campaña!
Ya no había vuelta atrás. Cuando se le metía una idea entre su espeso cabello rubio, ésta parecía incapaz de salir de allí. Así que, mientras Matt colgaba desde un tercer piso recordando los incidentes de esa mañana, sujeto a un lienzo, que decía "¡WAMMI'S QUIERE CENTRO DE ALUMNOS!", y luchando por su vida, se prometió nunca más entrometerse en los planes de venganza de Mello.
¡Sranje! XD
y eso sería...
si mis dirigentes estudiantiles fuesen así les perdonaría todas XD...
gracias x leer ^^
próximamente chap 2: EN TOMA!
PD: ¿a que no adivinan que idioma está hablando Mello? se los dejo como pregunta abierta :p
