Capítulo 1




Nymphadora Tonks yacía sentada en una silla de la cocina del número 12 de Grimauld Place apoyando la cabeza sobre una mano mientras contemplaba una copa de vodka ya casi vacía que sostenía con la otra. Dio un suspiro prolongado y se secó lo que quedaba de una lágrima que minutos atrás había resbalado a través de su mejilla. La puerta de la cocina se abrió sobresaltándola y Remus Lupin entró.

- Imaginaba que estarías aquí...

Ella no se molestó en contestar. Volvió a bajar la mirada hacia la copa y suspiró nuevamente.

- Hace días que a penas comes y duermes, deberías intentar superar lo de la muerte de...
- Si, lo sé. No eres el primero que me lo dice, y por desgracia, tampoco serás el último. No se si te has dado cuenta que si estaba ahora aquí sola es porqué buscaba silencio y tranquilidad.
- No es eso lo que te conviene. "diame si quieres por entrometerme en tu vida, pero lo último que necesitamos ahora es que te encierres en ti misma.
- Realmente no me importa lo que la gente necesite. ¿Qué más da ya todo? Sirius murió, yo estaba a su lado y no hice nada. La única persona a la que he podido considerar familia y voy yo y la dejo morir... Seré inútil.
- No eres la única que sufre la muerte de Sirius. Todos lo hemos perdido, sería mejor que te preocuparas por lo que aún te queda, por los que estamos aquí y no allí...
- ¡¿ACASO CREES QUE POR HABERSE IDO SE CONVIERTE EN MENOS IMPORTANTE?!

Remus se sobresaltó.

- Se convierte en muchas cosas, sobretodo en doloroso. ¡Pero debes entender que debemos seguir! Vamos, a mi también me duele... De mis mejores amigos tres han sido asesinados y otro resultó ser un traidor, y ahora no me queda ninguno de ellos. Pero hay otros. Lo mismo deberías ver tu.

Por unos instantes pareció que ella iba a ponerse a gritar de nuevo, pero después que le temblara un poco el labio inferior se hundió en un silencioso llanto. Remus se acercó y le ofreció un tierno abrazo en el que ella restó durante varios minutos. Por fin consiguió quedarse dormida, y él la subió a su habitación para que descansara.

Tonks había sido la más afectada por la muerte de Sirius, aunque intentaba esconder sus sentimientos frente a las otras personas. Lamentaba haberle perdido cuando estaba sola y evitaba hacer cosas de la rutina que tenía antes, cuando Sirius no se había ido.



Pasaron dos semanas del mes de Agosto y una carta de Dumbledore llegó a las manos de Tonks cuando estaba desayunando con Ojoloco, Remus y Arthur, que había ido a visitarles.


Querida Nymphadora;


- Sabe que odio ese nombre – dijo para si misma.


A escasas dos semanas de que empiece el curso en Hogwarts te escribo para pedirte un favor. Se que no estás en tus mejores días, pero necesito que ocupes la plaza de Profesora de Defensa Contra las Arte Oscuras a partir del 1 de Septiembre.
Debo confesar que no he encontrado a nadie más de confianza que pueda ocuparla, y me interesaría tener a otro miembro más de la orden aquí teniendo en cuenta lo que pasó el curso pasado.
Agradecería tu respuesta lo antes posible, pues el Ministerio sigue, después de todo, presionando.

Atentamente,
Albus Dumbledore



- ¡Ah! ¡¿Profesora yo?!
- ¿Cómo? Dumbledore no está bien... Déjame ver...
- Remus, ya sabes que yo también te quiero mucho – contestó sarcásticamente.
- Vaya, ten cuidado con esa plaza, ya sabes que lo que dicen de ella – bromeó Ojoloco.

Y ella la aceptó.



Las vacaciones llegaron a su fin, y el día 28 se encontraba preparándolo todo para ir a Hogwarts. Los profesores se reunían allí unos días antes que los alumnos, y ella viajaría en Polvos Flu hasta Hogsmeade acompañada por Ojoloco. Remus se encontraba en La Madriguera con Harry y los Weasley, así que Grimauld Place quedaría completamente vacío (Kreacher había sido expulsado tras la muerte de Sirius por Tonks, a quien a contra voluntad obedeció cuando le regaló un calcetín la pareja del cual había perdido).

Tonks, quién había recuperado su habitual humor, por lo mínimo en la mayoría del tiempo, se había vestido ese día con una túnica y capa fucsia oscuro con el pelo del mismo color. Después de asegurarse que lo tenía todo hizo un encantamiento reductor a sus maletas y se fue a Hogsmeade con Ojoloco.

- ¡Tonks, qué alegría verte! – Exclamó Madam Rosmerta en cuanto la vio. - Cuanto tiempo hacía que no pasabas por aquí, ¡desde que eras una alumna! ¡Cómo has cambiado!
- Si, es lo que hacemos los magos metamórficos, cambiar constantemente.

Pareció que Madam Rosmerta no encendía lo que Tonks le había dicho, así que siguieron su camino hasta Hogwarts, dónde Ojoloco se despidió de la chica con la excusa de que no quería entretenerse ahí.

- Hola de nuevo, Hogwarts.

Entró. El castillo seguía siendo el mismo, aunque se notaba los años que habían pasado desde la última vez que estuvo ahí.

- Buenos días... – Murmuró alguien que pasaba por su lado; Severus.
- ¡Cuanta energía positiva! Es una buena actitud para empezar el cur...
- ¿Necesita ayuda?
- No, gracias, llevo el equipaje encogido en los bolsillos, no hay problema.
- Me refería a ayuda mental. ¿No ve que no es momento de reír?
- Sempaticus Snape, ¿eh? Creo que será mejor no pelear el primer día.
- ¿Primer día?
- Si, seré la Profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras este curso.

El hombre se fue murmurando algo para sus adentros y con los puños cerrados, y ella lo siguió hacia dentro el castillo. Creía recordar donde se encontraba el despacho de Dumbledore, y él le había dado la contraseña por carta (Ojoloco se puso furioso cuando se enteró de ello, estuvo horas dando la paliza con que las cartas no son un medio seguro, y no se calló hasta que Dumbledore le pregunto que quién iba a pasar desapercibido hasta su despacho).

Llegó a la gárgola de la entrada y murmuró "Sortilegios Weasley". Esta se abrió mostrando la escalera para subir, y al llegar a la puerta de arriba se detuvo antes de llamar.

- Creo haberte dicho muchas veces, Severus, que si no te doy la plaza de Profesor de Defensa es porque no puedo encontrar un suplente para Pociones.
- Pero, con to...
- Perdón – se excusó Tonks que acababa de entrar.
- ¡Bienvenida, Nymphadora!
- Tonks...
- ¿Qué te parece Hogwarts después de tanto tiempo? – preguntó el Director ignorando su comentario.
- Bien, bien, no está mal...
- ¡Ah, perfecto! Te mostraría yo mismo las clases en las que trabajarás y tu despacho y dormitorio, pero ando algo atareado. Sin embargo estoy seguro de que a Severus no le importará hacerlo en mi lugar. – Esto último lo dijo con una sonrisa pícara.
- Descuide.

El Profesor de Pociones salió del despacho seguido por la nueva Profesora de Defensa. Primero se dirigieron a lo que sería su dormitorio y despacho.

- Espero que se sienta cómoda – dijo con un tono de voz que dejaba claro que esperaba lo contrario.
- ¡Anda, yo también! Puedo decorarlo a mi antojo, ¿verdad? – preguntó dejando las maletas en el suelo en su tamaño normal.
- Si, pero tenga en cuenta que en el despacho entrará gente, así que no haga según qué.
- Descuida, le pondré colores alegres y cálidos para que contraste con su despacho.
- Vayamos a ver las aulas – dijo el hombre ignorando el último comentario.

Caminaron un par de pasillos y llegaron a un aula bastante grande.

- Aquí se suele dar la teoría y cosas por el estilo. Hay otra aula al lado – señaló una puerta que comunicaba a las dos – que se usa para las clases prácticas. Las aulas de los demás profesores ya las irá viendo. Es hora de ir a cenar
- Ah, si, ¡gracias por todo Sempaticus!
- ¿Debo esperar de usted que se refiera a mi con ese nombre todo el curso?
- No, solo hasta que deje de hablarme de usted.
- No suelo tutear a la gente.
- Ni yo hacer favores porqué sí.

Snape quedó en silencio unos instantes para luego hablar de nuevo.

- En ese caso y si tanto lo quieres te tutearé dejando el usted de un lado, cuando sea posible, claro.
- Oh, bien, bien, mejor. Porque se me había ocurrido otro nombre que me ahorraré usar, no quiero que pierdas tu reputación – dijo la chica exagerando las últimas palabras.
- ¿Qué reputación?
- De malhumorado. Da igual, vayamos a comer, tengo hambre.

Dicho esto empezaron a andar y llegaron al Gran Comedor, donde ya se encontraban el atareado Director, McGonagall, Flitwick, Sprout y nuevamente Hagrid. Los puestos de profesores habían cambiado, y a Nymphadora le tocó sentarse entre Snape y Sybill, que se había quedado en el colegio para compartir clases con Firenze (claro que ella solo hacía clases a tercero y cuarto curso).

- ¡Oh, vaya, de verdad que lo siento mucho! – dijo Tonks al cabo de un rato tras haber derramado la sopa encima de Snape. - ¡Nunca me quitaré esa patosidad de encima!
- Por desgracia. Voy a lavarme.
- ¿Cómo?
- Voy a lavarme. Es lo que hace la gente normalmente cuando se ensucia.
- No, no, no, eso es lo que hacen los muggles después de ensuciarse. Los magos apuntamos así con la varita... – apunto con la varita a Snape – y decimos ¡Netejus!
- ¿Se supone que esto tendría que limpiarse? – Preguntó él viendo que estaba igual que antes.
- Si... ¡Anda, mira! – señaló encima de la cabeza de Snape, dónde un plato de sopa empezaba a derramarse. - ¡Lo siento, de verdad! Nunca he sido buena para todo esto de las tareas domésticas, no era mi intención.
- No te preocupes, pero voy a lavarme – dijo él conteniendo la rabia.
- Si, ¡y lávate el pelo!

Severus se fue y ya no volvió en toda la cena; posiblemente quería evitar a Tonks por lo que quedaba de día.



La mañana siguiente Nymphadora se levantó muy temprano para decorar su cuarto y despacho y deshacer sus maletas antes de bajar a desayunar. La verdad es que no sabía de que color lo pintaría... Al ser una maga metamórfica ella cambiaba constantemente el color se su pelo, pero no podía estar haciendo lo mismo con el despacho, ya que eso llevaría algo más de tarea... Pensó en hacerlo rojo, pero le pareció que sería un color demasiado fuerte, y el rosa por las paredes... no. Así que terminó por pintarlo de un azul cielo muy clarito (cosa que le costó un poco). Los muebles los puso primero de una madera extraña y clara, pero parecía la habitación de un niño pequeño, así que terminó por poner madera de cerezo.

- No está mal... Veremos cuanto aguanto sin cambiarlo.

Se dispuso a bajar a desayunar. Eran casi las diez y media y a las once tenía que acudir al despacho de Dumbledore, dónde con otros profesores hablarían de las clases, horarios, etc. En el comedor no encontró a nadie, y aburrida comió un par de tostadas antes de seguir con su plan.

- Adelante – se oyó la voz del Director decir cuando llamó a la puerta de su despacho. – Parece que ya estamos todos...
- Ohh... – interrumpió Treawnley – Albus, falta Firenze, ¡no puede llegar hasta aquí! Lo hemos dejado solo... Presiento.... – se llevó las manos a la cabeza – Presiento que algo malo le ocurrirá... ¡Ohh! Veo muerte... – McGonagall puso los ojos en blanco y Dumbledore, con su simpatía usual, prosiguió:
- Firenze sabe cuidarse muy bien, no le ocurrirá nada. Ya he hablado con él, y me ha dado esto para ti – le entregó unos pergaminos. – Está toda la materia que el enseñará y una propuesta para la tuya. Dijo que le interesaría hablar contigo igualmente...

- Entonces iré ahora mismo, a ver si puedo salvarle de la muerte...

- ¿Conoce a alguien que se salve de la muerte? – Preguntó Tonks distraída. Habría jurado que McGonagall ahogaba una carcajada... Sybill le lanzó una mirada de decir "no, pero tu la encontrarás pronto" y se fue.

El resto de la reunión pasó entretenidamente. Dumbledore les comunicó todas las leyes y prohibiciones que el Ministerio de Magia había hecho durante el verano y les entregó un Plan de Estudios al que tenían que ceñirse estrechamente. Cuando la reunión se dio por concluida Dumbledore le dijo algo a Snape en voz baja y luego se acercó a Tonks.

- ¿Qué te ha parecido todo, Nimphadora?
- Tonks, Tonks. Bien, no ha estado mal, aunque no termino de coincidir con ese Plan de Estudios...
- Bueno, ya sabes como trabajan los del Ministerio. Me habría gustado que alguno de los antiguos profesores de Defensa te pusieran al día con lo que saben los alumnos, pero Remus lo fue hace mucho y por suerte no podemos contar con la ayuda de los dos últimos, así que Snape, que está al corriente de la materia, te lo pasará todo.
- Vale, gracias, ¡que pase un buen día!

Dicho esto se fue contenta y medio corriendo sin saber porqué, pero cuando iba a bajar las escaleras alguien la tomó del brazo.

- ¿Dónde vas tan deprisa? – Preguntó Snape. Ella se quedó unos instantes pensando.
- Pues es curioso, porque ahora que lo dices no lo sé. Supongo que a mi despacho, ¿no?
- No, ahora vienes conmigo a las mazmorras – Tonks se sorprendió – para que te ponga al día de... la materia que vas a impartir.
- Defensa, si. Pero, ¿no hay otro lugar más acogedor que las mazmorras? – Preguntó la chica siguiéndole escaleras abajo. – No tendrás el material en tu despacho, ¿no? ¿Por qué no vamos allí?
- Es donde vamos.
- ¿No íbamos a las mazmorras?
- Si.
- ¡Argh, para! – Se detuvieron – ¿Se puede saber dónde vamos? ¿A las mazmorras o a tu despacho
- Mi despacho está en las mazmorras – dijo el serio con una voz muy grave.
- Y tu humor encarcelado...

Una vez llegaron Tonks se puso a curiosearlo todo, cosa que empezó a mosquear a Snape, pero aún más cuando se dispuso a abrir el armario donde guardaba los ingredientes para las pociones.

- ¡No! ¡QUIETA! – Pero era demasiado tarde, ya que ella se encontraba observando muy de cerca todos los frascos y cajitas que había. Él se acerco y la separó poniéndose entre ella y el armario para poner a salvo sus valiosos ingredientes... – Puedo consentir con mucha paciencia que me tires platos de sopa por encima y me faltes al respeto, pero estos ingredientes me cuestan mucho, así que mejor mantén la distancia de seguridad.
- Ugh, vale, tampoco he hecho nada... – Se quedó contemplando muy de cerca sus ojos negros y Severus los de ella, azules en esa ocasión. Le soltó el brazo cuando ella empezaba a sentirse violenta, y se sobresaltó cuando notó la mano de él en su cintura...
- Lo siento no quise... – dijo quitándola. Abrió un cajón y le entregó una pila de pergaminos. – Míralos, creo que está muy claro. Si tienes alguna duda pregúntame.
- Esta bien, creo que mejor me los miraré en mi despacho... – Se dirigió a la puerta y la abrió. - ¡Adiós!

Severus se quedó de pie, inmóvil durante unos segundos que le parecieron minutos. Había dejado su mente en blanco mientras contemplaba la puerta por la que Tonks acababa de salir. Se centró nuevamente, dejándose caer encima la silla de su escritorio y dando un suspiro justo antes de quedarse mirándola puerta otra vez.





*- Laura-san -*

¡Hola a todos!

Espero que les haya gustado este primer capítulo del Fict... Hace mucho que no escribo, si, pero no había tenido ideas...

Bueno, le dedico este capítulo a Hi-chan, (a quien espero que le guste, XP) por ser como es y ayudarme como me ayuda. ^_^

Quizás se pregunten que quiere decir le título... Bueno, pasé hasta dos días buscando uno, y Arien me sugirió entre muchos otros este... Significa... er... algo no esperado ^^

Y a todos, ¡gracias por leer el Fict!