No Ordinary Love

Tras esa noche, Kaworu se fue a vivir con Rei. Shinji no estaba seguro si había sido una orden de alguien, de Misato o de su padre, pero saber que tras las sonrisas, la calidez de es noche en su pequeña habitación Kaworu se había ido sin mirar atrás, sin más que su inquietante sonrisa, al sombrío departamento de Rei en la sección industrial le provocaba un profundo sentimiento de incomodidad.

Le tomó tres días juntar el valor para hacer una pequeña pregunta mientras los dos entrenaban lado a lado, cuerpos extendidos en dos simuladores de cabina, los uniformes húmedos de LCR, el rostro sereno de Kaworu con la luz de las pantallas de datos reflejada en los ojos claros, el uniforme de una brillante verde de Kaworu haciendo su tez impoluta.

Como todo él. Había algo… incorrupto. Puro. Puro, pero no simple.

- Nagisa-kun?-

- Shinji-kun.- dijo Kaworu, mirándolo por sobre el hombro con una sonrisa afable.- Sí?-

- Es… cómo es vivir con Ayanami?-

Kaworu lo miró fijamente y Shinji apartó la mirada, sintiendo que se sonrojaba, sabiendo que no debía haber preguntado. A veces pensaba que era la única persona en la Tierra que se arrepentía tantas veces tras hablar. O de no hablar. O de sólo…

- Shinji, Kaworu, Rei, Asuka.- la voz imperiosa de Ritsuko Akagi cortó se pensamientos, y ambos se pusieron de pie, mientras la habitación volvía a iluminarse. La penumbra de la sala de simulación les había dado cierta sensación de intimidad, pero ante las brillantes luces Shinji tuvo que parpadear, una aguja de dolor en su cabeza, notando con la vista borrosa que había gente acompañando a Ritsuko, gente que no era su padre ni Misato, que se acercaba junto con las dos pilotos de EVA.

Shinji observó a los cinco recién llegados por sobre el hombro de Kaworu, que se había enderezado con su característica, amable sonrisa. Eran cinco chicos jóvenes: uno parecía mayor que ellos, otro notablemente menor, y el resto más o menos de su edad, si bien eran más delgados y nervudos que él. El más pequeño, rubio y de ojos muy claros, respondió a la sonrisa de Kaworu con una suya, amplia y gentil, que iluminaba su rostro: pero el resto se mantuvo serio, y Shinji notó una mirada que lo hizo sonrojar, que mezclaba desprecio y cómica sorpresa en uno de los que parecía de su edad, y que llevaba una larga y espléndida trenza castaña a la espalda.

- Tras largos test, el instituto Marduk nos ha enviado a sus reemplazantes. Los EVA 00, 01, 02 y 03 serán reasignados y…-

- Pero qué estás diciendo?- gritó Asuka.- Te volviste loca, Akagi? Estás igual de loca que tu madre! Nadie más que yo puede pilotar el EVA 03, tú sabes que….!!-

- Kaworu lo hizo una vez.-

- Estaba poseído por un Ángel.- dijo Kaworu sin perder su sonrisa.- No era yo.-

- Cállate, freak!- gritó Asuka.

- Tú cállate, mujer histérica!- dijo, sin alzar la voz, pero con un tono imperioso, uno de los chicos, el más musculoso, que tenía una coleta y rasgos asiáticos fríos e indiferentes.

- Cómo te atreves, mocoso de mierda? Soy Asuka Langley, piloto del EVA 03, y soy la mejor piloto que ha existido, y tú no eres más que un pendejo reemplazante que sólo ha hecho simulaciones… yo he estado en batalla real, tú…-

- Tu porcentaje de sincronización actual es de 33, y eso es patético.- dijo el desconocido sin alterarse.- Mi nombre es Chang Wu Fei, y si tuviera ese porcentaje, cedería el puesto para evitarme la vergüenza. Y me haría sepukku!-

- La puta que …!-

- WuFei, Asuka, basta!- gritó Ritsuko.- Esto no es una competencia. Los nueve serán sometidos a una batería de nuevos tests, que nos permitan comparar sus porcentajes de sincronización y otras habilidades, para elegir a ocho pilotos, de los cuales se elegirán el piloto titular y el reemplazante de cada EVA. –

- Somos nueve. Eso significa que uno quedará fuera.- dijo Rei, su voz sin entonación señalando lo obvio. Pero cuando miró a Ritsuko, Shinji estaba seguro de haber visto una ligera angustia en sus ojos.

- Si alguien tiene un nivel tan bajo de sincronización, le estaríamos salvando la vida, y esa es la idea, no?- dijo el chico rubio, asintiendo antes de acercarse a Rei, e inesperadamente estrecharle la mano con efusividad.- Tú debes ser Rei Ayanami. Eres una gran piloto! Yo soy Quatre Raberba Winner. Encantado!-

-O-

El sonido del martilleo había cesado, pero a Shinji sus propios pasos le parecieron enormemente ruidosos cuando subió la escalinata de metal gastado hasta el departamento de Rei. Tras horas tendido en su habitación, ya que ese domingo no había sido requerido para nada en los laboratorios, había acabado vagando por la ciudad, medio arrasada: y había sido casi sin intención que se había hallado frente al bloque de toscos apartamentos e donde tenían acomodada a Ayanami.

Y ahora, a Kaworu.

Había subido medio edificio cuando recordó sus buenas maneras y volvió para comprar una bolsa de malvaviscos y otra de galletas: no recordaba haber visto nada para comer en el departamento, y era de buena educación llevar algo de regalo cuando visitaba una casa. Aunque no fuera la primera vez.

Aunque la primera vez hubiera acabado viendo… no, incluso tocando a una Ayanami desnuda.

Shinji se detuvo en seco, poniéndose rojo: y estaba dando media vuelta para bajar y salir de allí, repitiéndose que estaba actuando como un imbécil, cuando se topó de frente con un Kaworu en buzo gris y canguro verde, que subía los escalones silbando alegremente Para Elisa, un balde vacío en su mano y un trapo húmedo en la otra.

- Shinji-kun! Qué agradable sorpresa? Vienes a vernos? Deja que te ofrezca un té… son malvaviscos? Para nosotros?-

- Eh… sí… buenas tardes, Nagisa-kun.-

- Tadaima!- llamó Kaworu familiarmente, tomándolo de la mano y arrastrándolo tras suyo hasta el apartamento que Shinji recordaba vívidamente. – Rei-chan, Shinji-kun vivo a vernos!-

Rei-chan?

El término era tan incongruente con Rei como la visión que Shinji tuvo cuando Kaworu lo soltó para alargarle unas zapatillas y permitirle descalzarse, quitándole el peso de las bolsas plásticas de compra. El departamento era completamente diferente: lo que una vez había sido un desorden sucio de vendas sangrientas, suelos polvorientos y paredes manchadas de óxido, Kaworu había limpiado y ordenado, pintado las paredes de un pálido, cálido celeste, y colocado tatamis en una habitación tradicional en donde ante una mesa lacada Rei veía televisión, envuelta en una cómoda yukata azul. Estaba limpia y peinada, y en un rincón habían unos futones enrollados en reemplazo de la tosca cama de metal que Shinji viese esa vez. Un escritorio, y un discreto armario completaban el modesto ajuar, junto con una pequeña cocinilla y un refrigerador limpios. Todo brillaba de limpieza y pulcritud: los mismos vidrios de la ventana tenían una brillantez impecable. Shinji miró a Kaworu, maravillado de que hubiera podido hacer tantos cambios en una semana y media escasa: pero Kaworu estaba ocupado sirviendo té, y Rei había despegado los ojos de la pantalla, para mirarlo sin mucho interés, pero también sin frialdad.

- Siéntate.- dijo con su voz monocorde. Shinji se cruzó de piernas en el suelo a su lado, el ruido de la televisión absorviendo el silencio, que no era incómodo, sino agradable mientras Kaworu se ajetreaba y los dos observaban un documental de Nacional Geographic sobre los pingüinos emperadores.

- Necesitas ayuda, Kaworu-kun?- preguntó al fin Shinji en una pausa comercial, pero Kaworu ya estaba poniendo frente a él un tazón amarillo con té endulzado.

- Gracias, Shinji-kun, tenía té preparado. Espero que te guste con jazmín y miel, es el favorito de Rei.- dijo Kaworu con su cómoda familiaridad. Luego, tomó el control remoto y puso un canal de música.

- Estaba viendo el documental.- dijo Rei, sin perder su tono monocorde, pero volviéndose a él con algo parecido a la irritación, mientras Kaworu le ponía té endulzado en un tazón celeste.

- Es mi turno de ver televisión hoy, y quiero escuchar la banda sonora de Sunset Boulevard.- dijo Kaworu sin hacerle caso.- además, no creo que a Shinji-kun le interesen los pingüinos.-

- No hay problema, yo puedo…- Shinji, poniéndose rojo, intentó hablar, pero Kaworu le hizo un leve gesto, haciéndolo callar con un guiño cómplice. Rei pareció enfadada por un momento antes de volver a su expresión habitual y sorber su té sin interés, mientras Kaworu se volvió a Shinji.

- Me puedo imaginar perfectamente porqué viniste, no?- dijo apoyando un codo en la mesa y descansando su cabeza con un gesto de complicidad. Shinji se atoró en el té, pero mientras Kaworu se metía un malvavisco a la boca y le ofrecía a Rei, que lo ignoró, compuso su expresión.

- Yo quería verlos…- empezó, sin saber qué más decir. Pero fue la voz de Rei la que lo sacó de apuros.

- Ese chico Maxwell se hace fácil de odiar.-

Shinji dio vuelta el té en la mesa.

Rei no soportaba al chico Maxwell, el de la trenza, que la llamaba " muñeca"; Kaworu tenía recelos contra el chico Yuy, que le parecía un tanto psycho: Shinji le temía al chico Barton, que era fríamente eficiente y tan desapasionado que parecía estar confitado de oscuros secretos. Para su sorpresa, se encontró charlando con Rei y Kaworu abiertamente sobre sus miedo y sus recelos, su inquietud y sus inseguridades: y le sorprendió ver cómo la afabilidad de Kaworu parecía traducir la frialdad de Rei en cortas, pero nada tímidas, frases. Parecía haber un entendimiento casi extrasensorial entre los dos, y Shinji se encontró a sí mismo algo melancólico al irse ya casi de noche, y dejarlos en ese pequeño y agradable apartamento viendo la repetición del documental, comiendo malvaviscos sin hablar, como dos hermanos. En realidad, parecían eso, a contraluz: los dos pálidos, de aguzados rasgos y delicado cabello claro. Se veían tan bien juntos.

Y él estaba solo. Había pensado que la afabilidad de Kaworu podía haber sido para él, pero Kaworu era igual con todos, y parecía contento al dedicarse a Rei. Ellos estaban bien juntos.

Él estaba solo.

Porqué él y Asuka no podían tener esa comprensión? Porqué algunos la tenían y otros no? Porqué Kaworu y Rei estaban juntos, compartiendo esa magia, que no podía llamar amor porque no sabía lo que era el amor pero que era la presencia de otro, del otro, que llenaba el vacío de calidez?

Kaworu había venido a él primero, y él… qué no había hecho? Qué no había dicho? En qué había fallado?

Estaba solo.

Y ellos dos estaban juntos y parecían tan correctos y tan obvios como dos gotas de agua. Idénticas. Iridiscentes.

Shinji cerró los ojos y sintió dos lágrimas caer en sus rodillas, dibujando dos círculos en sus jeans, sentado en un columpio solo, en la plaza de noche. Ni Asuka, ni Misato, podrían nunca ser para él esa… paz. Ellas buscaban algo que no era él: ahora lo veía con claridad. Él no era Kaji, no era lo que ellas buscaban para completarse. Él era una mitad de un rompecabezas perdido, inútil.

Solo.

Y sin embargo había sido la tarde más bella de su vida, quizá, charlando con una Rei que parecía dulce en sus silencios y un Kaworu que parecía alegre aún sereno, hablando como sólo hablas con los amigos. Habían sido sus amigos. Los dos.

Tenía amigos. Y mañana podría compartir un guiño de complicidad y recordar que se habían reído de los pantalones de ciclista del chico Yuy y de la camisa rosa del chico Winner. Bueno, Rei había sonreído.

Shinji rió para sí, secándose los ojos.

- Reírte a solas suele significar que estás demente.- dijo una voz seca y Shinji casi cayó del columpio, asustado. Por un momento pensó que era su padre quien había hablado: luego se sobresaltó al darse cuenta que la persona de pie a menos de un metro no era otro que el chico de los pantalones de ciclista, envuelto en una chaqueta de piloto, casi una sombra en ese atardecer rojizo. Yuy. Heero Yuy.

Antes de que contestara, el chico había avanzado y se había apoyado en la barra del columpio, mirándolo fijo. Pasó un rato, y Shinji bajó el rostro, sintiéndose incómodo.

- Qué miras?-

- Busco otros síntomas de demencia. Todos los días pones las manos en el arma más poderosa de la tierra, y no debería permitírsete si eres emocionalmente inestable.- contestó el otro, con fría seguridad. Shinji se enderezó , dejando el columpio de golpe, sintiendo una súbita rabia: pero el chico dio un paso al mismo tiempo, y tocó su mejilla húmeda, antes de llevarse el dedo a los labios.

- Qué haces?-

- Estabas llorando.- dijo Heero, antes de mirarlo fijo.- Llorando y riéndote.-

- Eso no es asunto tuyo.-

- No.- dijo Heero.- Pero le diré a la doctora Akagui.- agregó, dando media vuelta.

- Oye, espera…- Shinji alargó una mano, y tomó su manga. Como Heero siguiera caminando, tiró de ella, sintiendo una súbita ira acumulada burbujear de pronto.- No es tu asunto! Te dije que…-

Heero se volteó.

-… esperes…-

Un segundo después Shinji estaba de espaldas en el césped sin aliento, una rodilla como una prensa de acero contra su plexo solar, una mano como un pinza en su tráquea. Estaba tan eficientemente inmovilizado que la última palabra se llevó lo que le quedaba de aire: y dos fríos ojos azules lo miraron fijamente.

- Llanto y risa sin motivo, y luego me atacas? Es definitivo, estás completamente loco. Con esto basta y sobra para que te saquen del proyecto y hasta del instituto Marduk.- dijo Heero fríamente.

Shinji no supo si fue el no poder respirar o el frío desprecio de esas palabras. Sólo supo que había llegado a un límite, y fue una vida de soledad y desprecio lo que le permitió derribar a Heero de encima suyo con el primer y único puñetazo que diera en su vida. Se levantó acezante, el brazo doliéndole hasta el hombro, y fue entonces que vio a Heero erguirse, con sangre en el labio, pero sin más que una expresión homicida en el rostro.

- Déjalo en paz!- gritó una voz , y Shinji se halló de pronto protegido tras unas espalda delicada y una cabellera roja.- Métete con uno de tu tamaño, Yuy!-

- Asuka?-

Asuka y el chico tuvieron un largo segundo mirándose a los ojos, frío azul en ardiente castaño. Luego, el chico se limpió el labio, y les apuntó con el dedo.

- Informaré de esto a la doctora.- dijo Heero, antes de dar media vuelta e irse, sin apresurar el paso.

- Miserable böddenshöpper… - gruñó Asuka, volteándose a ver a Shinji, que a ver su sonrisa sintió el impulso de abrazarla, de decir algo que atravesara el espacio vacío entre ambos, algo que los uniera como a Rei y Kaworu parecía unirlos el aire. Pero ella le apuntó con el dedo, y el momento de intimidad pasó.

- Serás idiota, Ikari! Está bien que descubras que tienes pelotas después de todo y te surtas a ese imbécil, pero te hubiera matado si no llego a salvarte, así que deja de hacerte el héroe, que no te queda!-

Shinji asintió.

- Y porqué le pegaste? Eh?-

-… no lo sé.-

- Eres tan idiota, Ikari.-

-o-

Las pruebas empezaron al día siguiente, y Shinji no se había esperado que fueran tan exhaustivas. Kaworu le hizo un guiño cuando los metieron cápsulas vecinas, una mascarilla de oxígeno en sus caras, mientras flotaban en LEC en ropa interior, y se evaluaban sus intercambios con el medio. El LEC estaba tibio y producía sueño, pero tenía un olor orgánico que aunque no desagradable se te quedaba pegado: y los dos se ducharon, enjugando con energía mientras la doctora Akagi continuaba los tests, metiendo a Asuka y a Rei lado a lado.

- No es tan difícil.- se atrevió a susurrarle Shinji cuando pasó a su lado, envuelto en una toalla.

- Es como los pingüinos.- contestó Rei, dirigiéndole una sonrisa que era más de los ojos que de los labios, pero que lo hizo sonreír. Sí, efectivamente, todos parecían unos pingüinos al salir con las piernas dormidas, envueltos en toallas gigantes.

- Uaa! Qué asco! Es como meterse en pipí de gato caliente!- bramó el chico de la trenza, al meterse a las duchas tras ellos, acompañado de Heero. El otro chico no hizo ni un ruido, quitándose la ropa sin timidez, y la verdad no tenía de qué avergonzarse: su cuerpo parecía una estatua griega. Shinji se secó rápidamente y se puso el traje de piloto, un poco avergonzado de su figura demasiado flaca, demasiado juvenil: Heero tenía el cuerpo de un hombre, y Duo Maxwell era nervudo y atlético. Incluso Kaworu, en su delicadeza, era más hermoso.

- Cómo les fue? A Heero lo encontraron muy pesado, es que está muy gordo.- dijo Duo, enjugándose la trenza sin desarmarla. Heero lo ignoró por completo, estirándose bajo el chorro del agua y lavándose rápido y utilitariamente. Kaworu también ignoró a Duo, pero Shinji se encontró mirando el vientre de Heero, que era una mezcla de piel tersa y músculos salientes y marcados.

Se miró su propio abdomen, suave como el de una mujer, y suspiró. Cuando volvió a mirara Heero, los ojos de éste estaban clavados en él.

Shinji se sonrojó y salió de allí rápidamente, con un Kaworu relajado a su lado, que tiró la toalla y sacudió la cabeza para sacudirse el agua. Rei y Asuka, que se metían en sus propias duchas en ese momento, chorreando LEC, parecían dos cachorros mojados: pero Asuka estaba irritada y se metió al baño dando un portazo: en cambio Rei se quedó un momento al verlos pasar.

- A quiénes metieron ahora?-

- Winner y Barton. Felicitaron a Barton.- dijo Rei, los ojos levemente nublados mientras hablaba del más alto del quinteto.

- No te felicitaron por estar más gordita? Has subido tres kilos desde que me mudé contigo.- dijo Kaworu riendo, para luego dirigirse a Shinji.- Antes se comía los caldos de sopa en seco, la loca…-

Rei se metió al baño, con un leve blusha en las mejillas. Shinji movió la cabeza, y entonces se encontró con Misato, que sin decir una palabra lo tomó del brazo y se lo llevó por el pasillo.

- Oye, Misato espérate un … eh?- preguntó desconcertado cuando ella abrió el ascensor, lo metió dentro, y procedió a trabar la puerta.- Qué sucede?-

Misato lo miró fijamente, cruzando los brazos por sobre la chaquetilla roja, y luego explotó.

- Se puede saber qué estabas haciendo ayer peleándote con Yuy? Pero te volviste imbécil?! Buen momento para encontrar tus pelotas! Cómo se te ocurre? El maldito mocoso presentó un informe como para mandarte a una institución mental! Si Ritsuko no para ese informe, le habría llegado al Consejo del Instituto Marduk o de NERV, y podrían haberte puesto de patitas en la calle! Eso es lo que quieres?!-

- Pero él…empezó…- protestó Shinji débilmente, mientras Misato gesticulaba.

- No quiero que siquiera te acerques a ese chico, Shinji! Escúchame bien.- dijo Misato, pasándose una mano por el pelo, para luego doblar sus largas piernas e inclinarse a su lado.- Ese chico, Shinji, es un asesino. Los que lo entrenaron eran monstruos, y…no te voy a dar detalles, pero es peligroso, y si se sale un centímetro del molde la que hará un informe psiquiátrico seré yo. No confío en el instituto si quieren poner un EVA en las manos de ese loco. – agregó con un suspiro.- Por muy de buen ver que esté!- agregó con una risa. Shinji, que estaba acostumbrado a las rápidas mudanzas de humor de Misato, esbozó una sonrisa, y se dejó salir del ascensor, riendo con ella.

Se encontraron con el chico Winner y el chico Barton entrando a las duchas, empapados y envueltos en las toallas. Winner les saludó alegremente y se metió en los baños, sus pies mojados resonando en las baldosas: pero el chico Barton lo miró, miró a Misato, y aunque por un momento Shinji pensó que esos ojos verdes que tenían poco de adolescente admiraban a Misato, luego hubo una sonrisa levemente despreciativa, y Shinji se puso rojo un camarón al darse cuenta lo que estaba pensando.

Echándose la toalla al hombro, el chico smirked y se metió al baño.

- Pero qué se ha creído…-

Shinji no se atrevía a mirar a Misato. Para su desconcierto, Misato se fue riendo pasillo abajo, y le guiñó un ojo.

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