Antes de Empezar:

La siguiente historia tiene alto contenido maduro, lo cual incluye lenguaje obsceno, violencia y contenido erótico. Si crees que esto puede herir tu susceptibilidad u ofender tus creencias, te pido atentamente que no continúes leyendo; existe un amplio catálogo de fics a los cuales podrás acceder de este mismo Fandom.

Un fic dedicado a mi amiga Kimmy…. Creo que suena un poco mal dedicar un fic con una trama así, cierto? Bueno, igual muchas gracias por el apoyo. Técnicamente ella me ingreso en el Fandom. Espero te guste el fic.


01-Un Crimen Imperdonable

"Hay crímenes que no pueden perdonarse, pero no hay persona que no sea capaz de amar."

-Me temo que está empeorando- susurró un hombre con bata blanca.

-Eso no es una novedad.

Frente al hombre, la voz que respondió provenía de una silueta delgada que permanecía sentada en una caja, envuelta por una leve oscuridad; el sujeto en la oscuridad alzó la cabeza, mirando de forma penetrante al que lo había sacado de sus oscuros pensamientos y sombrías reflexiones. El hombre retrocedió un paso, no por miedo, sino por respeto ante el dolor y desesperación que se reflejaron en los ojos vidriosos.

-Dime cuanto tiempo me queda- exigió la silueta.

-No tengo el equipo médico apropiado.

-¿Cuánto tiempo me queda?- preguntó con enojo.

-Son muchos factores, no me arriesgaría a…

-¡Arriésgate!- gritó poniéndose de pie.

El hombre enmudeció, acomodando sus gafas y observando una libreta que sostenía en su mano. No necesitaba verla realmente, pues conocía el caso a la perfección; y, contra lo que dijera segundos antes, ya se había atrevido a hacer un cálculo aproximado.

-Tres semanas- declaró sin alzar la mirada-. Cuatro si no hay más recaídas… cinco si somos optimistas.

-Muy poco tiempo…- susurró apesadumbrado.

-En realidad, sabíamos que esto pasaría, señor Agreste- replicó el hombre tratando de sonar cálido-. Pero con el equipo adecuado…

-Nada de eso- replicó el hombre-. Continúe con su trabajo, doctor.

Gabriel se dio media vuelta y caminó, saliendo de las sombras que lo envolvían. Su pelo se encontraba despeinado, su camisa arrugada, y sus ojos cansados; nada que no pudiera resolver fácilmente. Pero su corazón encogido en el pecho, y su mente confusa y desesperada era algo cuya condición cada vez empeoraba. Y no habia magia que lo cambiara.


No era la primera vez que Gabriel Agreste se veía comprometido en una situación peligrosa, pero tampoco sería la última; y el segundo detalle era lo que hacía hervir su sangre en furia ciega y desmedida ¿Cuánto tiempo más pasaría antes de que pudiera conseguir vencer a Ladybug? Chat Noir no era un verdadero problema, pues era un joven impulsivo y temerario; inclusive en varias ocasiones había caído en algunas de sus trampas. Ladybug era el verdadero problema, una chica demasiado inteligente y perspicaz para su edad, casi como si su verdadera fuerza viniera de su interior y no del miraculous.

Así que ahora estaba atrapado en un tren, en una estación a medio derrumbar gracias a su más reciente "lacayo", el poderoso "Bateador Oscuro", el hermano de una joven a la que él acababa de despedir; le había sorprendido en cierta medida que el Akuma eligiera al hermano, y no a su ex empleada, pero para efectos prácticos sus poderosos sentimientos de rencor y furia eran los más atractivos para su misión. Aunque esa misión incluyera ponerse en peligro como parte de una venganza.

Pero todo ese esfuerzo había sido en vano nuevamente. Bateador Oscuro había destruido patrullas, acabado con monumentos e incluso derrumbado la estación del tren, y estaba siendo superado por la astucia de Ladybug. Cuando los primeros escombros se habían derrumbado en el tren, Gabriel se había rehusado a huir, esperando que al estar cerca pudiera encontrar una oportunidad para aconsejar al Bateador Oscuro, o incluso para él mismo entrar en la batalla y dar esa ventaja decisiva que necesitaba para conseguir por fin el control de los miraculous. No obstante había sido en vano, y aunque el Bateador Oscuro aún no había sido derrotado, no faltaba mucho para que lograran someterlo.


Chat Noir cargaba con el arma del Bateador Oscuro, el cual permanecía inconsciente en el suelo. Ladybug sonreía con satisfacción, mientras soltaba un suspiro de alivio. Los poderes del Bateador Oscuro no habían resultado tan "sorprendentes", pero aun así había sido uno de los enemigos más peligrosos desde Corazón de Piedra, debido a su enorme fuerza y agresividad. Estaba segura que más de un oficial había resultado herido a causa de ello.

-Usare mi cataclismo para destruirlo- anunció Noir alzando sus garras. Los aretes de Ladybug parpadearon, con ese sonido característico que anunciaba problemas.

-¡No, espera!- pidió ella girándose hacia Noir-. Tengo menos de un minuto, y liberar el Akuma no me dejaría tiempo suficiente para… proteger mi identidad.

-Oh…- él bajo su mano pensativo-. Pero debemos atrapar al Akuma.

-Por eso no lo liberes hasta que yo este de vuelta, gatito- dijo ella empezando a correr, alejándose de Noir-. Si no destruyes el objeto, el Akuma no será liberado; Bateador Oscuro ya fue vencido, así que no es una amenaza.

-¡Cierto!- admitió divertido- ¡Aquí te espero, mi Lady!

-¡Mas te vale!- advirtió ella- ¡Recuerda que la curiosidad mató al gato!

-Tengo nueve vidas, cariño.

-Y yo una excepcional puntería. Mejor no te arriesgues- dijo girando su yoyo antes de desaparecer a la vuelta de una esquina.

Ladybug corrió entre los escombros y pronto dejó de ser Ladybug; para su sorpresa, Marinette vio caer a su Kwami al suelo. Rápidamente la chica se arrojó y la tomó delicadamente entre sus dedos.

-¿Tikki?- la chica acarició suavemente la cabeza de su compañera.

-Solo… solo estoy agotada, Marinette- anunció ella sonriendo con dificultad; sus ojos apenas se mantenían abiertos-. Creo que me tomara más que un par de minutos…

-¿Qué sucedió?- la pregunta denotaba una preocupación extrema.

-Usaste tu amuleto encantado dos veces hoy…- explicó ella cerrando los ojos-. Cada que haces eso yo…

La Kwami no completó la frase, sino que simplemente cerró los ojos y cayó en un profundo sueño. No tuvo más remedio que guardarla en su bolsa con delicadeza y esperar el momento indicado para volver a transformarse en Ladybug; aun así, seguía estando demasiado expuesta a la vista pública y podría resultar sospechoso verla, así que empezó a caminar por los escombros, buscando algún lugar que se mantuviera en pie donde poder esperar unos minutos antes de volver con Chat Noir y terminar con su deber.


Un rostro conocido se asomó por los escombros. Sorprendido, Gabriel se puso de pie y observó a la recién llegada en silencio. Era una chica joven, de pelo corto y azul, mirada dulce y bastante delgada, tal vez incluso más de lo que podía considerarse sano; una chica inconfundible, en realidad, y la recordó al instante con tan solo verla sonreír. Una compañera de clase del salón de su hijo, una joven diseñadora muy talentosa y detallista, con ideas muy originales aunque carente de las agallas suficientes. Marinette, definitivamente ese era su nombre.

-Señor Agreste ¿Se encuentra bien?- la chica obviamente estaba tan sorprendida como él mismo de encontrarlo en aquel lugar.

Sonrió nerviosa y entró más en los escombros, ofreciéndole una mano. Gabriel alzó una ceja ante el amable gesto de la despistada chica; consideraba que no era ni el momento ni el lugar para estar tan… tranquila.

-Debemos salir de aquí, Ladybug aún no ha…

Las palabras de la chica fueron interrumpidas por un repentino derrumbe a sus espaldas; sin decir nada, Gabriel tomó a la joven de un brazo y la jalo hacia él, saltando a un lado para evitar ser lastimados; su bolso cayó al suelo. Una nube de polvo cubrió el lugar, y Gabriel empezó a toser, con Marinette aun entre sus brazos.

-¿Se encuentra bien, señorita?- preguntó Gabriel levantándose.

Ambos quedaron sentados en el suelo, tosiendo mientras miraban alrededor; el lugar se había vuelto mucho más oscuro. Gabriel sostenía a la joven con uno de sus brazos, tomándola delicadamente por su espalda; ella se separó y se puso de pie, mirando por donde había entrado. Aquella zona había quedado totalmente bloqueada, y apenas unos rayos de luz lograban filtrarse.

-¡Estamos atrapados!- exclamó Marinette horrorizada. Gabriel acomodó sus gafas y se puso de pie; sacudió su ropa con desgano y observó el derrumbe. La chica tenía toda la razón.

-Creo que estaremos aquí hasta que Ladybug pueda liberarnos.

-¡Pero yo no puedo…!- Marinette guardó silencio y volteó a ver a Gabriel, riendo nerviosa-. No puedo esperar a que eso suceda, mis padres me regañaran por llegar tarde a la casa.

-Señorita, creo que su afirmación es demasiado absurda- replicó Gabriel con rudeza-. Tendremos que esperar que la policía o esos "héroes" nos ayuden… Chat Noir podría liberarnos incluso y…

-Debemos mover las piedras- ordenó ella alzando un dedo y señalando el derrumbe.

-Imposible- negó Gabriel-. El derrumbe se sucedió porque la estructura está muy dañada; por el contrario debemos ingresar al tren y esperar por ayuda. Aunque hubiera un tercer derrumbe, el interior del tren nos protegerá. Es demasiado imprudente intentar otra cosa.

-Pero no podemos esperar- replicó ella tirando de su pelo-. Yo necesito… necesito…

-¿Ir al baño?- inquirió el hombre sorprendido ante la insistencia irracional de la joven.

-¡No!- afirmó ella avergonzada; luego pareció pensarlo unos segundos- ¡Bueno, si! Yo… son cosas de chicas ¡No, no quise decir eso!

El rostro de Marinette estallo en un color rojo que no podía ser nada saludable. Gabriel, mas sorprendido que apurado, no pudo más que preguntarse cómo era posible que esa pequeña estudiante mantuviera la calma en una situación como aquella ¿O es que reflejaba su miedo hablando sobre tonterías? Pero la aparición repentina de Marinette lo había distraído demasiado de sus planes.

Ladybug y Chat Noir aún estaban afuera enfrentando a su sirviente, mientras él se encontraba atrapado ahí con esa niña boba. La maldita Ladybug que nuevamente estaba ganándole a su servidor, gracias a la ayuda de Chat Noir; un enfrentamiento directo se le antojaba ridículo, pues corría el riesgo de ser descubierto y perder su propio miraculous. Pero era tan tentadora la idea, estando tan cerca y… una idea cruzó por su cabeza.

Marinette revisaba los escombros en busca de una salida, y concentrada como estaba no pudo notar como Gabriel la veía fijamente. Frente a él tenía a una chica, una adolescente susceptible y una ayudante en potencia. Pero esa niña tenía una sonrisa permanente en el rostro, una actitud optimista y una energía admirable; no era precisamente el tipo de blancos que pudiera hacer presas de sus Akumas. No, no iba a ser tan sencillo. Tendría que crear odio en esa niña, rencor; y hacerlo rápido antes que lo vencieran. Sin ser Hawk Moth, le era imposible calcular que tan cerca estaban de lograrlo, pero la persistencia de los derrumbes demostraba que Ladybug aún no había atrapado a su pequeño Akuma.

-Tal vez debamos intentar salir del otro lado- indicó Gabriel señalando a su espalda el tren.

Marinette volteó y sonrió con satisfacción.

-Cierto, aunque este derrumbado, si el tren llega hasta el final del túnel podríamos salir por el otro lado- exclamó emocionada-. Vamos, señor Agreste.

-Te sigo, Marinette.

Gabriel le ofreció su mano para ayudarla a subir, y ella la tomó con delicadeza, dedicándole una sonrisa cálida. Ambos entraron al tren y empezaron a caminar. Por supuesto, Gabriel ya sabía perfectamente que el tren había sido destrozado aproximadamente por la mitad debido a los derrumbes, una desagradable sorpresa con la que Marinette se topó soltando un quejido de decepción.

-Maldición…- susurró la chica-. Ahora que podríamos…

-Marinette- llamó el hombre a la chica acercándose repentinamente.

Ella volteó a verlo con una sonrisa en el rostro. La tomó de la muñeca con fuerza y vio reflejada la sorpresa en su cara. Titubeó unos segundos pero… debía hacerlo. Siempre esperaba para que un lacayo apareciera y así poder usar sus sentimientos para controlarlo. Pero siempre era uno, solamente uno a la vez; en esta ocasión enviar un apoyo extra podría significar la victoria definitiva contra los héroes, conseguir los miraculous y al fin volver a verla…

Acarició su mejilla y con una tranquilidad que no sentía, empezó a apretar el cuello de la chica. La sorpresa en los ojos azules de ella se hizo aún más presentes, pero seguidamente comenzó a forcejear para librarse del perverso intento de asfixiarla. Su manoteó con su única mano libre era bastante torpe, como si tuviera miedo de lastimarlo; Gabriel calculó el tiempo adecuado antes de soltarla. Marinette se desplomó en el suelo, tosiendo y respirando con dificultad, mientras Gabriel la observaba en silencio.

-S-señor A-gres-te…- susurró ella entre tosidos- ¿Se encuen-tra bien?

La sencilla pregunta sorprendió al hombre que retrocedió como si le acabaran de dar una bofetada en el rostro. Parpadeó unos segundos antes de recuperar la compostura.

-¡No, niña estúpida!-replicó con enojo contenido- ¡Acabo de intentar matarte!

-N-no se preocu-pe…- ella se sentó en el suelo, con los ojos vidriosos y aun tosiendo; sus manos alrededor de su cuello rojo y una sonrisa nerviosa en los labios-. Segura… mente Ba-teador Oscu-ro… está detrás…

Marinette se puso de pie y alzó una mano, guardando distancia entre Gabriel y ella, pero sin un ápice de miedo en su mirada, sino preocupación.

-Trate de contenerse…- pidió ella con dulzura.

Gabriel sintió que en ese preciso momento, sería capaz de matarla realmente ¿Es que acaso su intento de asfixia había resultado tan obviamente actuado? ¿O era que la chica tenía un corazón tan noble que no podría corromperlo? Pero él la necesitaba… a toda costa. Y estaba dispuesto a ir tan lejos como fuera posible.

Su mente se nubló y todo pensamiento consciente sobre leyes o consecuencias le importaron un comino. Si se hacía con el poder de los miraculous, podría remediar cualquier cosa y no había ninguna autoridad a la que tuviera que temerle. Él sería la autoridad absoluta. Solo tenía que hacerlo rápido, antes que fuera demasiado tarde; pero esa niña no se lo dejaba fácil. Solamente una idea le vino a la cabeza; un acto tan ruin que sería imposible que Marinette no lo odiara profundamente. Se abalanzo sobre ella con rapidez; Marinette retrocedió, pero tropezó y se precipitó al suelo. Gabriel la tomó de la muñeca y la atrajo hacia él, tomándola de la barbilla y sonriendo con malicia; el miedo se reflejó por primera vez en la mirada de la chica.

-No puedo contenerme- dijo con burla forzada.

Pasó su mano por el cuello de la chica, y esta se encogió, evitando que la ahorcara nuevamente; pero en esta ocasión su objetivo no era su cuello, así que el gesto fue totalmente inútil. Su mano bajo hasta su joven busto y acarició sus senos por sobre la ropa, causando un pequeño grito de sorpresa en la chica. Le daba igual, debajo de esos escombros y con Ladybug aun luchando, difícilmente los escucharían.

-Señor Agreste, por favor…- susurró la chica aterrada.

-No, Marinette- exclamó él sonriendo-. El mundo no es bueno y tus suplicas no te servirán de nada.

-Señor, un Akuma…

-No es un Akuma- replicó Gabriel molesto. Levantó su mano y le quitó la chaqueta de un tirón-. Este soy yo solamente.

La empujó contra una de las paredes de metal del tren. Escuchó su cabeza golpear contra el vidrio de una ventana, haciéndolo vibrar con fuerza; con su mano libre recorrió el cuerpo de Marinette, mientras ella horrorizada lo golpeaba en el hombro, desviando la mirada. Pasó su nariz por el cuello de ella, olfateando a su presa, saboreando su miedo. Su mano se detuvo en el trasero de ella y la atrajo hacia él, pegando su cuerpo contra el suyo.

-¡N-no!- pidió ella gritando con dificultad- ¡De-jeme!

No se molestó en responder nada. Soltó su otra mano y con ambas libres, desabrocho el pantalón de ella. La chica empujó con todas sus fuerzas al hombre, pero el miedo y la confusión disminuían su fuerza y no logró más que separarlo unos pocos centímetros; Gabriel ni siquiera puso atención a esto, sino que terminó de abrir el pantalón de ella y lo bajó de un tirón hasta medio muslo. Ella rápidamente bajó una mano e intentó subirlo, mientras con la otra empujaba a torpemente al hombre. Se detuvo un solo segundo para apreciarla.

El rostro de Marinette estaba sonrojado, su respiración era agitada y sus ojos estaban vidriosos. Supo entonces que no era suficiente, pues estaba más avergonzada que asustada; y ya era demasiado tarde para echarse atrás. Pudo ver unos muslos pálidos y suaves, y a pesar de todo tuvo que admitir para sí mismo que resultó una visión atractiva. En un rápido movimiento tomó el pantalón de ella con ambas manos y lo bajo de un solo tirón, agachándose; ella, más por reflejo que para defenderse, alzó una rodilla y lo golpeó en la barbilla, haciéndolo caer de espaldas.

La chica reaccionó. Para correr fue más fácil quitarse el pantalón que volvérselo a poner, y paso sobre Gabriel; pero este alcanzó a tomarla de un tobillo, haciéndola caer estrepitosamente contra el suelo. Su rostro golpeó contra uno de los asientos del tren, pero el dolor paso a segundo plano cuando el terror la invadió por completo.

-¡Tikki!- gritó ella desesperada- ¡Motas!

-¡Nadie te ayudara!- replicó Gabriel poniéndose de rodillas. Gateó rápidamente y se pusó sobre ella.

-¡Tikki!- sollozó ella mirando hacia fuera del tren- ¡Noir!

-¡Estamos solos!- exclamó Gabriel con frialdad.

La tomó de los hombros y la obligó a girarse para quedar boca arriba. Las lágrimas escurrían por sus mejillas mientras la chica observaba aterrada al hombre, incapaz de pronunciar una palabra mientras él la recorría con su mirada. Su peinado perfecto había desaparecido, que junto con unos lentes mal acomodados y una mirada lasciva, le daban un aspecto no solo amenazador, sino pesadillezco al antes perfectamente correcto y elegante hombre.

-S-se lo suplicó…- pidió ella cerrando los ojos y llorando con fuerza-. ¡N-no le diré a na-die…!

-Es tarde- replicó Gabriel sintiendo su corazón encogerse.

-Hare lo que quiera…- dijo con un hilo de voz-. Fotos… videos… pero no lo haga, se-ñor Agreste…

Ambas manos de Marinette descansaban en su entrepierna, cubriéndola con fuerza mientras ella sollozaba, dejando caer las lágrimas por un rostro desfigurado en una mueca de terror y tristeza; era evidente que no esperaba que sus suplicas surtieran efecto, aun así… Gabriel volvió a titubear ¿Podría llegar tan lejos con tal de recuperar a su esposa? Una cosa era robar los miraculous de sus legítimos dueños para usarlo en su beneficio, pero esto era algo que…

-Lo siento…- susurró él en tono neutro.

-S-si lo haces- Marinette volteó a verlo, temblando de miedo pero con determinación en la mirada-. Nunca te perdonaré…

Las palabras casi desafiantes de la chica fueron un completo error ¿Qué sabia ella de dolor? ¿De soledad? ¿De miedo? ¿De rabia? ¿Qué sabia ella de determinación? ¡Una mierda! ¡Eso era lo que sabía!

Furioso, Gabriel bajó de un tirón las bragas rosas de Marinette. El tirón fue tan salvaje y repentino, que ella no pudo evitarlo aun con ambas manos cubriendo celosamente su intimidad; sintió incluso como una de sus uñas se rompía. Pero eso pasó a segundo plano cuando Gabriel tomó uno de sus muslos y la obligó a abrir las piernas. Ella alzó la otra pierna para intentar patearlo en el rostro, pero él se desplomó rápidamente sobre ella.

-¡NOOO!- gritó ella con todas sus fuerzas.

Su única reacción fue tratar de alejarse del hombre, arrastrándose en el suelo; él solo flexionó sus piernas y con ambas manos se bajó el pantalón y ropa interior hasta los muslos. No ocupaba más. Con el peso de su parte superior sobre ella, la chica no pudo hacer nada para alejarse; en su desesperación, ella solamente empujo a Gabriel en lugar de intentar lastimarlo. Él bajo ambas manos, usando una para tomar su miembro y otra para buscar su objetivo. Sin darse cuenta, se encontró pensando en Marinette de forma abstracta, no como una persona sino como un evento; un evento inevitable en el paso de su plan maestro.

Recorrió con su mano la entrepierna de ella, y la escucho soltar un gemido de dolor. Aun con los forcejeo, no le costó nada de trabajo separar los labios de ella; colocó su miembro en la dirección adecuada y flexionó sus piernas.

-¡TIKKI!- fue el ultimó gritó que profirió Marinette con desesperación.

Al igual que las veces anteriores, Gabriel simplemente desestimó los gritos de ella. Dio un empujón y los gritos de Marinette cesaron; ella estiró el cuello y arqueó la espalda, encajando sus uñas en los brazos de Gabriel. Le costó trabajo entrar en la estrecha niña, que casi carecía por completo de lubricación; no podía decir en absoluto que fue placentero, cuando en realidad sentía que él mismo se lastimaba.

Marinette no podía creer que eso le estuviera pasando eso a ella. No solo por el hecho en sí, sino además por lo increíble que resultaba ser Ladybug y tener que estar soportando ese ultraje a su persona; y peor aún era que el causante de esto fuera el prudente y sereno señor Agreste, que además era el padre de Adrien ¿Cómo era posible que fuera capaz de eso? ¡¿Cómo podía esconder a ese monstruo detrás de una fachada de perfección?!

El dolor fue todo lo que atrajo sus siguientes pensamientos. Solo dolor. Minutos… minutos eternos que le supieron a amargura, dolor y humillación, mientras simplemente había quedado sin aliento para nada más que sollozar y soltar algunos quejidos de dolor. Cerró sus ojos con fuerza para no ver al infame sujeto sobre ella y solamente intentar… intentar no sentir nada; pero eso no funcionó en absoluto.

Después de un par de minutos, Gabriel supo perfectamente que no terminaría; tampoco necesitaba hacerlo. El daño estaba hecho. Se retiró y se puso de pie. Marinette abrió los ojos y cerró las piernas con fuerza, mirándolo aterrada unos segundos. El hombre acomodó su ropa sin decir nada, sintiéndose seguro de haber logrado su cometido; ella sollozó con más fuerza y se sentó, recargándose contra una pared del tren, sin siquiera molestarse en intentar vestirse. Cubrió su rostro y se colocó en posición fetal, totalmente abatida por la horrible experiencia. Gabriel simplemente dio unos pasos antes de transformarse en Hawk Moth; no le importaba que Marinette pudiera verlo, pues los escombros seguían en su lugar indicando que Bateador Oscuro no había sido destruido… aunque al transformarse, descubrió con sorpresa que su lacayo ya había sido derrotado y desarmado. Rápidamente creó un Akuma con la esperanza de que la ayuda de Marinette le permitiera retomar la ventaja en la batalla.

-Mi Akuma…- Gabriel vio a la mariposa revolotear sobre Marinette pero nunca posarse sobre su cabeza.

Y sabía perfectamente el motivo: sus poderes eran inútiles si trataban de ser directamente usados contra alguno de los dos miraculous originales. Tanto el poder de la creación como el de la destrucción eran inmunes a su propia influencia por más tristeza y odio que viviera en los corazones de sus víctimas. Observó entonces las orejas de Marinette donde vio los aretes de Ladybug, aquellos tan preciados y codiciados aretes que nunca había reconocido aun teniéndolos frente a él en varias ocasiones. Era un estúpido, pero más importante aún…

-Marinette es… Ladybug…- susurró sorprendido.


Corenote:

A muchos les sonara conocido el nombre de Evangelion, pero tienes que ser un Otaku para haberlo visto; los entendidos incluso conocerán "Girlfriend of Steel". Pero solo los verdaderos fanáticos conocen "Re-Take". Si alguno de mis lectores conoce ese manga, diré que mi intención es plasmar una historia tan intensa como aquella; amo Re-Take como una verdadera obra de arte que, irónicamente, no podría existir sin el original, razón por la cual no puedo amarlo más que al original.

Para los que el párrafo anterior no les dijo ni una mierda:

Tengo una historia que contar. Y el camino no será fácil. Lo que les puedo prometer es una historia con una trama justificada, intensa y progresiva; lo que sucederá, tendrán que descubrirlo. Si a cambio me dejan sus opiniones, teorías, saludos o cualquier otra cosa, se los agradeceré…