Metamorfosis

Capítulo 1 - Los cambios

Siendo el primer día del tercer ciclo escolar, el clima es agradable. Me muevo rápido de la cama en cuanto escucho el reloj despertador sonar, por que sé que en un momento más llegará el remolino que es mi hermana menor. Me salí de la cama sin quitarme las cobijas de encima ya que no las tenía, se encontraban tendidas en el suelo, pues seguro las tiré mientras dormía. En tres, dos, un… bueno, ahora mi hermana ha abierto la puerta con violencia.

-¡Kyon-kun!- Gritó enérgicamente -¡Levántate ya, hoy es mi primer día en la secundaria y no quiero llegar ni un minuto tarde!- Después de eso salió de mi habitación a grandes zancadas.

A pesar de que ha cumplido los doce, su voz sigue siendo el mismo sonido agudo y molesto que me despierta todas la mañanas de escuela, aunque ha crecido mucho, tanto que ya casi alcanza a mamá.

Me cepillé los dientes, me rasuré (¡sí, lo hice!), recogí mi almuerzo, y nos fuimos a la escuela. Esta vez tuve que pasar por la escuela de mi hermana con ella, por que aún no acaba de aprenderse bien el camino. Y… por la misma razón llegué tarde a primer día de clases.

Al llegar a la escuela me fui corriendo a cambiarme las zapatillas y de paso revisé mi nuevo salón. No me sorprendió para nada ver a Haruhi otra vez en mi clase, esperando en el último sitio de la última fila, mirando por la ventana. Por suerte el asiento frente a ella aún se encontraba vacío.

-Hola- Le saludé

-Llegas tarde- Respondió sin mirarme. Enseguida llegó el nuevo profesor instructor y tuve que darme la vuelta. Me dio un poco de tristeza no encontrar a Kunikida entre mis compañeros, aunque también estaba increíblemente feliz de no hallar la espalda de Taniguchi por ningún lado.

No fue hasta después de que toda la clase se presentara, que pude darme cuenta de todas esas caras desconocidas que había en el salón. Yo no he sido muy sociable estos años con las otras clases, así que, prácticamente la única persona con la que tengo una relación amistosa es la chica tras de mí.

En el receso Haruhi salió rápidamente de su lugar, pues siendo el primer día del semestre, lo más seguro es que esté desesperada por reclutar nuevos miembros.

Saqué mi almuerzo dispuesto a comer solo, cuando me di cuenta de que dos personas me hablaban desde la puerta del salón.

-¡Eh, Kyon, aquí! –Eran Kunikida y Taniguchi, mis compañeros de almuerzo durante dos años.

-¡Hola, qué pasa! –Los saludé al acercarme. –Hemos quedado separados

-Sí, pero al parecer tú y Suzumiya siguen juntos –Dijo Kunikida reflexivamente

-¡Pues claro! -Soltó Taniguchi sin cuidado –A ustedes no los separa ni el dios más poderoso

-Cállate –Le dije

-Bueno - intervino Kunikida – no empecemos mal, ¿por qué no comemos juntos? ¿O piensas romper la tradición?

- No, para nada –Respondí- pero ¿aquí, en mi salón?

-Pues no –Repuso Taniguchi –lo mejor sería hacerlo en nuestra clase, ya que nosotros somos dos.

Me sorprendió tanto encontrar a Nagato sentada en medio de la tercera fila del salón de Taniguchi, y le di una rápida inspección al grupo en busca de alguna otra cara conocida. La saludé con la mano desde la puerta y, mirándome fijamente, me respondió con un gesto monótono.

-Aquí, Kyon – Me indicó Kunikida un momento después. Acerqué una silla a la mesa y saqué mi almuerzo.

-¿Y cómo está tu clase, alguna chica linda? –Preguntó Taniguchi, apoyando los codos en la mesa con un gesto en la cara de sobreinterés.

-No me he fijado en eso –Respondí sinceramente

-¡Qué va!

-¿Y qué tal las vacaciones? –Terció Kunikida

-Nada del otro mundo –Le dije- Aprovechamos para pasarla juntos lo que restaba del año, ya que Haruhi está triste con la partida de Asashina…

-¡Oh, la señorita Asashina! –Exclamó Taniguchi juntando las manos sobre su pecho

-Ya lo sé, no sé cómo piensa hacer Haruhi para encontrar a alguien como ella –Respondí con un dejo de tristeza. La partida de Asashina ha sido algo muy difícil para todos. Ella ahora está en una escuela privada, pero yo no sé a ciencia cierta cuál o dónde está, pero ella juró que nos seguiríamos viendo, definitivamente el salón del club no será la misma cosa sin ella. Pero Koizumi me advirtió mantener el ánimo para evitar cualquier alboroto de Haruhi.

Al terminar el almuerzo me despedí de los chicos y de Nagato y regresé a mi salón de clases al fondo del segundo piso.

-¿Cómo te fue en la búsqueda?- Le pregunté a Haruhi al llegar a mi asiento

-Nada aún – Me respondió –Algunas caras lindas pero nada fenomenal- Me respondió despegando la mirada (ahora invertida) del patio de la escuela, mirándose las uñas

-Vas a ver que vamos a encontrar a más de un chico excepcional –Dije con intención de dar ánimos

-¡Uff! Eso espero…

Enseguida llegó el profesor, que según mi horario, impartirá Orientación vocacional…

El resto del día pasó sin más, los clubes abren hasta dentro de una semana y decidí regresar temprano para pasar por mi hermana.

.

.

.

Pasó el mes de abril, y empecé a darme cuenta de lo duro que resulta el último año. Nos han agregado dos materias comunes más, además de una optativa. Mi hermana por fin aprendió cómo llegar a su escuela y al igual que yo, resulta algo atareada con el cambio a secundaria. Mi madre se encuentra en ensueño temporal al vernos a mi hermana y a mí hacer la tarea en el comedor. Con todo, los maestros nos presionan (y lavan el cerebro) con datos que vendrán en cualquier examen ordinario para la universidad. Y los deberes parecen infinitos.

A pesar de ello, Haruhi se las ha arreglado para conseguir a más de un prospecto. La primera es una chica alta de primer año, con mucha seguridad, que dice ser seguidora de Haruhi desde su último año en la secundaria. El segundo es un muchacho de segundo, bien parecido, y con cabello rubio hasta las mejillas, que acaba de llegar de Rusia. Y la tercera es otra chica de primero, de baja estatura y con una sonrisa permanente en el rostro.

-A pesar de que el chico de segundo viene de Rusia, yo no encuentro ningún tipo de acento en su forma de hablar- Me dice Haruhi mientras el profesor pasaba lista.

-Tal vez sólo ha vivido allá poco tiempo, o se acostumbró increíblemente rápido a Japón, o más razonable aún, te está mintiendo.

-No lo creo, ¿para qué? ¿Para impresionarme?

-Tú lo haz dicho

-Pero él me parece muy sincero, tiene un rostro confiable –Respondió frunciendo el ceño- ¿Por qué ha…? ¡Eh, aquí, Suzumiya, presente!- Exclamó de repente, levantando el brazo – Como decía, no lo creo.

Tocó el timbre de receso y Haruhi, como de costumbre, salió. Yo no tuve que salir, ya que he simpatizado con un par de chicos de mi clase.

De regreso, la primera clase de la tarde estaba programada con nuestro instructor, quien aprovechó para aclararnos algunas cosas.

-Y con la nueva reforma educativa los calendarios escolares se han hecho un desastre –Decía el profesor de tercer año –Pero lo único que nos queda es adaptarnos, ¡aunque aún no entiendo cuál es el capricho de las universidades!- Mientras hablaba, daba vueltas por las primeras filas con las manos en los bolsillos.- Así que este año tendrán que adelantarse un poco más, ya que se planea aplicar los exámenes al concluir este semestre para agilizar los trámites educativos. Pero bueno, no se desanimen –aclaró al escuchar el gesto grupal de fastidio- No todo son malas noticias. Por lo mismo de los apuros, el comité escolar ha decidido adelantar el paseo de los terceros años para el final de este mes, con lo que podrán disfrutar un poco, y relajarse antes de los exámenes ¿no les parece estupendo?

Ciertamente yo hubiese preferido que este viaje fuera organizado al finalizar el último semestre, pero con los planes para la graduación y los cursillos de las universidades es algo prácticamente imposible.

Miré de reojo hacia atrás y pude ver a mi compañera ligeramente entusiasmada.

-¿A dónde crees que nos lleven? –Preguntó al ver que había volteado.

-No lo sé, pero espero no sea algo tan aburrido como a la generación anterior.

-¿Eh? ¿Adónde los llevaron?

-Aguas termales.

-¡Ew! –Exclamó con expresión de rechazo total -¡Pero qué aburrido! ¿Qué piensan, que somos ancianos?

-Realmente no creo que se repita, ¿a ti qué te gustaría?

-Mmmm –Musitó mordiéndose el labio- Me gustaría ir a un sitio interesante. Y hacer camping, como una selva, o un frondoso bosque, ¿qué piensas?

-Que estás loca. No pueden arriesgarnos.

-Agh, pues haré la propuesta.

.

.

.

Llegó la mitad del mes de mayo, y el profesor instructor nos pidió que sorteáramos nuestros nombres para el cambio de asiento.

El chico que se sentaba frente a mí, y con el que apenas había logrado entablar una amistad, fue enviado hacia el otro extremo de salón, en su lugar llegó una chica baja de cabello largo. Y así, se fueron acomodando todos, cuando por fin, el profesor mencionó mi nombre.

-Y tú te vas a… oh, espera –El profesor se detuvo, pensativo, mirando mi número de asiento. – Pues, curioso… te quedas ahí. Sí, ajá, tu asiento sigue siendo el mismo.

No supe si sorprenderme o pensar que fue obra de Haruhi. Pero la segunda opción me convenció más. Finalmente fue mencionada ella, que se encontraba seria, mirando fijamente al profesor.

-Y por último… Suzumiya- El profesor sacó el número del bote y dijo –Tú… te vas al número 9, el tercero de la segunda fila. Nagasaki, tú, al asiento de Suzumiya.

Yo me encontraba realmente confundido ante ello. Realmente esperaba que Haruhi se quedase atrás de mí, pero no fue así. Además, a Nagasaki la había cambiado de lugar ya tres veces, ¿qué le costaba dejarnos como estaba?

Miré a Haruhi y me desconcertó ver que no se había movido un milímetro.

-Suzumiya –La llamó el profesor- Te toca el lugar número 9, adelante, ve…

Ella seguía sin moverse, ni siquiera había guardado sus cosas.

-Eh, Suzumiya –Repitió el profesor amablemente –Es tu turno… -Nagasaki ya se encontraba de pie a unos metros del asiento de Haruhi, quien seguía sin reaccionar. –Vamos, recoge tus cosas y…

-Profesor- Lo interrumpió Haruhi con voz firme, poniéndose de pie. –No me moveré de aquí, este es mi asiento.

¿Eh? ¿De qué habla?

-Oh, vamos. No pasa nada, sólo…

-No- Volvió a interrumpir- Ahora toda la clase tenía los ojos puestos sobre ella- Yo he ocupado este sitio desde hace mucho, lamento decírselo, pero no me moveré –Exclamó con sorna.

El profesor, por su parte, reaccionó al sentir retada su autoridad.

-Pues, yo también lamento decírtelo, pero el que pone las reglas en el salón de clases es el profesor, no el alumno. –Aclaró, tratando de dejar en claro que él era quien mandaba.

-Eso ya lo sé, profesor. Pero yo he ocupado este sitio durante dos años y…

-Y creo que ya es hora de un cambio. –Dijo el profesor, poniendo las manos sobre el escritorio. – Mejor toma tus cosas y –Miré a Haruhi, había apretado sus manos en puños, a sus costados, y su gesto se había endurecido enormemente-deja que Nagasaki ocupe el lugar que le corresponde y tú…

-¡NO!

Ese grito resonó en todo el salón y en el fondo de mi cerebro. Haruhi, no, no lo hagas…

-¡Este es mi lugar, y yo… yo…!

Ella tenía la mirada de intenso fastidio, que sólo yo he conseguido avivar. Aquella tarde, en la mansión de Tsuruya.

Enseguida me miró, intensamente, casi suplicante.

-Kyon, dile que no es correcto –Me dijo en voz baja – ¡Dile que me debo quedar aquí!

La mirada de todo el salón estaba sobre mí, atravesándome. Me di cuenta de que toda mi cara ardía y mi cuello y mi pecho.

-Eh…

-Y bien, señorita Suzumiya, ¿pretende dejar a la señorita Nagasaki esperando todo el día? –Intervino el profesor - ¿o piensa volver a gritarme? Tal vez así consiga que la deje en detención durante una semana… así podrá ocupar el asiento que quiera durante dos horas diarias, ¿Qué le parece?

Podía escuchar la respiración entrecortada de mi compañera tras de mí y ver sus puños apretados, clavándose las uñas en el borde de las muñecas.

-¡Kyon! –Susurró con ira- ¡Díselo!

-¿Qué cosa? –Preguntó el profesor- ¿Tiene algo que decirme, señor?

-Eh… -Logré titubear al fin – Yo… creo que… que…

-¿Qué es lo que cree? ¿Cree que desea acompañar a la señorita en su semana de detención, eso cree?

Pensé en toda la semana perdida, en las tareas atrasadas, en mi calificación final...

-Eh, no… no es eso…

-¿No? ¿Entonces qué es? ¿Dos semanas? ¿Eso es lo que cree?

-No, profesor, es que…

-¡Kyon, vamos!- Susurró Haruhi tras de mí.

-Bien, entonces eso es todo. Suzumiya, a su asiento…

-¡Kyon…!

Por favor, Haruhi, ya…

-¡Kyon!

-¡BASTA! –Exclamé – Haruhi, vamos, sólo ve a tu lugar y…

Pero no lo hizo. Tomó su bolso y salió del salón casi corriendo. Después de casi un año de incómodo silencio, el profesor carraspeó, y todos se volvieron lentamente hacia él.

-Bien. Uno menos. –Concluyó el profesor. –Si alguien más desea ignorar las reglas de la clase, ahí está la puerta. ¿Nadie? Perfecto, continuemos.

Mis manos se encontraba sobre mis rodillas, pero no dejaban de temblar.


.

.

.

Bueeeeno. Esto lo escribí en poco rato. Es la introducción, más o menos. Espero poder terminarlo antes de finalizar las vacaciones, por que empieza mi último año (jajaja). Así que no será muy largo (eso espero). Y bien, estaría bien algún comentario.