He decidido que tenía que meter algo aquí en internet de Shiva, el caballero de Pavo Real. Es por eso que lo primero será este fanfic :) mi nuevo personaje favorito que espero poder seguir escribiendo/dibujando de él.

Cada "capitulo" es verdaderamente corto para no cansar al lector y lo subiré dos veces por semana (LUNES Y JUEVES). Espero que les guste y bienvenidos los comentarios.


UN DESTELLO FAVORABLE

La justicia tiene que ser para todos.

Esas palabras resonaban en los oídos de Saori Kido, la mujer que ahora vivía en lo más alto del Santuario como la rencarnación de Athena misma en la tierra.

Días antes de esa tarde donde reunía a los caballeros Dorados en su sala, había tenido una plática con Shion, el Patriarca que había regresado de la muerte gracias a ella y a los dioses que estaban felices del trabajo de aquellos hombres y de los caballeros de Bronce. Habían estado platicando de la situación de los caballeros de Plata. Saori decía que no merecían vivir por lo que habían hecho, mientras que Shion explicaba que muchos de ellos habían seguido órdenes de sus maestros o del mismo Patriarca y desobedecerlos hubiera sido visto como traición y eso se pagaba con la muerte. La ironía es que por haberlos obedecido, habían llegado a ella.

Pero esa tarde que tenía un clima lluvioso en extremo, donde el sol parecía que no tenía planes de salir y que algunos caballeros Dorados se quejaban por eso, Saori les explicaba que no todos los caballeros de Plata serían traídos de vuelta a la vida. Ninguno dijo nada. Por un momento quedaron en silencio y se miraron entre ellos, especialmente Saga se sentía observado y culpable. Pero una voz calmada ahora tomaba la atención.

—Creo que nosotros no somos los que deberíamos de recibir esa noticia.

— ¿A qué te refieres, Shaka de Virgo? —decía ceremoniosamente Saori.

El caballero Dorado de la sexta casa dio un paso adelante sin inmutarse y con la seriedad de siempre. Sus compañeros lo respetaban aún más después de lo que hizo para ayudar en la batalla contra Hades, especialmente Deathmask y Afrodita, quienes se tenían que mostrar más tranquilos después de su resurrección.

—Me refiero a que nosotros no tenemos ningún problema si ellos viven o mueren. Pero los jóvenes caballeros de Bronce verdaderamente tendrían un problema. ¿No lo creen?

Los demás asintieron, algunos con la cabeza, otros diciendo si en su idioma natal, el mismo Shion no había pensado en eso.

— ¿Entonces piensas que deberíamos de decirles a Seiya y los otros que con los que alguna vez pelearon serán resucitados? —Saori se acomodó en su silla para verlos a todos. Suspiró un poco molesta, últimamente tenía muchas cosas que hacer y tener que darles aviso a todos sobre sus decisiones no era lo más importante.

El gran Patriarca ya conocía esa expresión en su rostro, y no quería molestar a la diosa. Después de cinco años transcurridos desde la pelea final con Hades, ella había hecho un gran trabajo, aún no se parecía en nada a lo que Sasha había logrado, pero era algo que Shion le tenía respeto.

—Creo que Shaka tiene razón, —tomó la palabra finalmente, —pero igualmente creo que decirles a ellos sería una pérdida de tiempo. Los jóvenes de Bronce se opondrán ante esto, y no estamos pidiendo su opinión. Con todo el respeto que se merecen.

—Yo sigo pensando que los niños de Bronce deberían de saberlo. —dijo Deathmask en voz baja, pero solamente pensó que lo dijo en voz baja.

—Estoy con Deathmask. —prosiguió Shura. —Deberíamos al menos hacer que… no sé.

Movía sus manos cómo si quisiera decir algo pero no venía nada a su mente.

—Que se disculpen los caballeros de Plata. —dijo finalmente Aiorios.

—Eso, eso es una buena idea. —sonrió su amigo que había empezado la frase.

—Ah sí, olvidaba que todos se disculpan con todos después de asesinar a alguien. Y luego ya son buenos amigos nuevamente—sonrió Deathmask hacía ellos dos.

A nadie le gustaba ese chiste, pero tuvo que ser Afrodita quien golpeó al caballero de Cáncer para hacerle saber que su comentario había sido de más.

—Que así sea. —dijo Saori al levantarse de su trono. —Ahora, si me disculpan, los dejo con el Patriarca. Tengo que ir a liberar esas almas del infierno.

Su tono de voz se escuchaba terrible e incluso hubo un momento en que Shion no sabía cómo tomarlo. Era verdad que ella no quería hacer eso, todos esos años siendo la cabeza del Santuario la habían hecho dura y fuerte, como una diosa que tenía que ser justa sin importar qué creyera.

El gran Patriarca tomó su lugar y miró a los Dorados que empezaban a conversar entre ellos recordando a los caballeros de Plata. Solamente uno se acercó a Shion y, después de una pequeña reverencia, sonrió y abrió los ojos un poco.

— ¿Te preocupa algo, Shaka? —preguntó Shion.

—No, no verdaderamente. Estaba pensando en mis dos alumnos, Ágora y Shiva… especialmente en este último.

— ¿Por qué? —Shion estaba un poco curioso ahora. — ¿No quieres que regresen?

—Todo lo contario, su Ilustrísima…

—Llámame por mi nombre, no te preocupes.

—Lo siento, Shion. —Shaka volvía a sonreír. —Quiero que regresen, especialmente porque sé que Shiva terminó su vida arrepintiéndose. Pero quien terminó su vida no creo que sea feliz al verlo.

El antiguo caballero de Aries colocó su dedo en sus propios labios para pensar. Sabía que todos los demás caballeros de Plata que serían revividos terminarían perdonados por Seiya, por Shiryu y Hyoga. Era estúpido pensar que Shun no los perdonaría… pero su hermano.

— ¿Es por eso que querías que los de Bronce lo supieran? —Shion se impresionaba. — ¿Acaso quieres que Ikki vuelva a quemar tu casa o, peor aún, esta sala?

—Siempre tendremos sirvientes para reconstruir. —Shaka lo decía sin inmutarse. —Las mismas personas de Rodorio darán sus manos… y yo pondré a que el mismo Ikki ayude, incluso si dice que no.

—Buena suerte. —rio un poco Shion.

—Pero a lo que quiero llegar es que tú, Shion, me ayudes en algo.

Ahora tenía toda la atención del Patriarca. Tendría que explicar sus razones y esperar que él y el mismo Ikki aceptaran lo que el caballero de Virgo tenía en mente.