¡Hola! ¿Cómo están? Jeje, bueno, ahora que he tenido mi regreso a las andadas, he decidido dedicarle algo de mi tiempo a una serie que realmente me gusta "Miraculous; Tales of Ladybug y Chat Noir" o simplemente "Miraculous Ladybug". Actualmente estoy participando como Admin de un grupo llamado *-Miraculous-Fanfictions-* y aprovecho para invitarlos a darse una vuelta jeje.
Bueno, como siempre, disfruten de la lectura :*
DECLAIMER:
Nombre: The true behind the mask.
Protagonistas: Ladybug/Marinette y Chat Noir/Adrien.
Sinopsis : La batalla era difícil, como siempre, más no esperé que las cosas se salieran de nuestras manos tan repentinamente, para cuando me di cuenta ella estaba a punto de mostrar su verdadera identidad ante mis ojos.
Esta historia participa en el reto; "Desvelando el Secreto" de *-Miraculous-Fanfictions-*
*-The-truth-behind-the-mask-*
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No importa que tanto convivas con una persona, no significa que vayas a conocerla por completo, probablemente jamás vayas a conocerla totalmente. No es que las personas no quieran mostrar quienes son, en algunas ocasiones, simplemente no pueden hacerlo o no saben cómo hacerlo. En una sociedad dónde te juzgan indiscriminadamente, dónde todos esperan algo de ti, no es tan difícil creer que debas fingir para ser aceptado, es normal terminar siendo algo que ni siquiera te agrada para agradarle a otros.
―Adrien ―escuché una voz a mi lado pero no le presté atención―. Adrien, vuelve al mundo de los vivos.
―¿Pasa algo, Nino? ―Pregunté volviendo mi mirada hacia él.
―Te estaba preguntando si viste las noticias de ayer.
―Ah eso, sí, desde luego he, ―pasé una mano por mi cabello.
El timbre sonó, avisando que por ese día habían concluido las clases. Tomé mi bolso y cómo cada día caminé hacia la salida junto a Nino.
―¿Y has sabido algo, cómo está Chloe? ―Preguntó Nino, llegando la conversación a los oídos de las dos jóvenes quienes "casualmente" pasaban cerca de nosotros.
―Está muy mal, dijo que no saldría de su habitación más nunca.
―Pobre, para alguien como ella debe de ser una tortura lo que está pasando.
―Y que lo digas.
―¿Qué le ha pasado a Chloe? ―Intervino Marinette, parecía estar preocupada, eso realmente me sorprendió tomando en cuenta lo mal que solían llevarse.
―¿Dónde vives, Marintte? ¿Acaso no has visto las noticias anoche? Monsieur Larise ha ganado las elecciones a alcalde por mayoría aplastante. ¡Incluso lo publiqué en el Ladyblog! ―exclamó Alya mostrando rápidamente su blog en el teléfono móvil.
―No tenía idea. Pero, creí que todos amaban a Monsieur Bourgeois ―dijo casi en un susurro.
―Estoy de acuerdo, se supone que lo daban como ganador en todas y cada una de las encuestas ―dije sujetando mi barbilla. Tenía un mal presentimiento.
Y no podría evitar que se hiciera realidad.
Sus manos sudaban y sus piernas temblaban. Estaba desesperado, ¿cómo era posible que le pasara eso a él? De seguro se trataba de una mala broma. Él era el único y verdadero gran Alcalde de Paris, ¿cómo era posible que un Don nadie salido de la nada misma de pronto llegaba y se quedaba con su ciudad, humillándolo además con la cantidad de votos que había obtenido.
―Yo tengo que ser el Alcalde de Paris, no ese tal Larise.
―Invictus, soy el Papillon, entiendo perfectamente tu frustración en este momento. ¿Cómo puede ese tal Larise quedarse con algo que te pertenece? Tú eres el único y verdadero Alcalde de Paris, nadie más debe ni puede serlo.
―¡Eso es cierto! ―Gritó el Alcalde sumido en su enojo.
―Te daré el poder para acabar con Larise y recuperar Paris, todos te obedecerán y ya no serás más su Alcalde, ¡serás su Rey! Pero a cambio, necesito que me hagas un favor. Encuentra a Ladybug y a Chat Noir y tráeme sus Miraculous.
―Le ganaré a Ladybug y Chat Noir igual que le gano a todos.
Salía del edificio escolar con Nino, seguidos de Alya y Marinette a causa de aquella conversación cuando un estallido se escuchó a lo lejos, seguido de una montaña de humo que se apoderó de la torre Eiffel. Todos comenzaron a correr y di la vuelta para alejarme.
―¡Adrien, espera! ―Gritó Alya y me detuve―. No podemos separarnos.
―Es cierto, ¿olvidaste lo que dijo Ladybug en la televisión la última vez? ―Continuó Nino―. Ante una situación de riesgo, lo mejor es mantenernos unidos.
―Está en el Ladyblog ―replicó Alya.
―Pero… ―cuando miré a un lado, Marinette ya no estaba―. ¿Dónde está Marinette?
―¿Eh? ―Alya y Nino comenzaron a mirar en todas las direcciones posibles.
―Creo que ahora mismo la prioridad es encontrar a Marinette, vallamos a buscarlas ―dije acercándome a ellos―. Vallan ustedes por ese lado y yo iré por este.
―¡Ten cuidado! ―Exclamó Alya antes de correr junto a Nino.
―¡Igual ustedes! ―Corrí tan rápido como pude a la parte trasera del edificio, un sitio dónde pudiera transformarme.
―¡Tikki, transfórmame! ―Escuché a lo lejos más no pude ver a la persona que luego salió disparada como mi Ladybug.
―Plagg… ―llamé aún distraído, algo molesto por haber estado tan cerca de descubrir su identidad en un accidente totalmente perdonable de su parte―. ¡Transfórmame!
Corrí por los tejados de Paris tan rápido como me fue posible hasta llegar al lado de mi compañera de batalla.
―¿Cómo estás hoy, mi lady, me has extrañado anoche? ―Pregunté sujetando su cintura con fuerza.
―Sueltame, Chat ―repelió empujándome a un lado―. ¿Puedes andarte serio una sola vez? ―Preguntó riendo y no pude evitar verla con cara de idiota―. Vamos, tenemos que detener al alcalde cuanto antes.
―¿Cómo sabe que es el alcalde, my lady? ―Pregunté siguiendo sus pasos.
―¿En qué país vives, Chat, acaso no viste las noticias ayer? ―Se burló descaradamente de mí guiñando uno de sus bellos ojos.
―He, veo que estás de muy buen humor hoy ―tomó su yoyo y en un descuido salió disparada hacía el ayuntamiento. La seguí.
La multitud corría tan lejos como fuera posible y tanto Ladybug como yo decidimos bajar a nivel de calle para ver de cerca el panorama. Ella tenía razón, no había forma de no distinguir a Bourgeois, a diferencia de los akumanizados que habíamos enfrentado antes, él lucía casi igual, solo que ahora traía una peluca como las que usaban en la era colonial, una corona de rey y su piel era azulada.
―¡Parisinos, vengan a alabar a su Rey! ―Gritó Bourgeois y tomó la cinta con los colores de la bandera de su hombro―. ¡Yo soy Invictus y les ordeno que me traigan a Ladybug y Chat Noir! ―Tras su grito agitó la banda y los que fueron tocados con ella tomaron el mismo tono de piel azulado.
―Deberíamos retroceder un momento ―sugerí y Ladybug asintió―. Parecen zombies.
―Es por causa del Akuma, debe de estar en esa bandana.
Desde el tejado más cercano podíamos ver como aquellos que eran tocados por la banda se convertían en una especie de Zombie que se inclinaba ante el Invictus antes de seguir su camino en nuestra búsqueda.
―Tengo una idea, Chat, él quiere ganar en todo, así que ¿si le damos algo contra que competir? ¿Recuerdas el viejo bote?―sonrió de lado y pude predecir cada uno de su próximos movimientos.
―¡Me parece estupendo! ―Me levanté y di un salto al vacío, cayendo justo detrás de Invictus―. ¡¿Qué hay, viejo?!
―¡Arg! ―Gruñó girando en mi dirección, intentando golpearme con la banda. La cual esquive.
―Ahora Invictus, toma su miraculous.
―¿Qué te parece si tenemos una carrera tu y yo, Invictus? ―Pregunté y logré captar su atención―. Si ganas en todo, deberías de poder ganarme a mí también.
―¡Yo soy Invictus! No hay duda alguna de que voy a vencerte.
―¿Qué? No te distraigas y ve por su Miraculous.
―Lo haré, una vez que lo haya destrozado su Miraculous será mío.
―Más te vale que sea así.
―Entonces, anciano, a esto vamos ―troné mis dedos―. El primero en llegar al muelle gana la carrera, ¿vale?
―Sí ―dijo y su bandana se estiró hasta tomarse de uno de los postes y servirle para abalanzarse y avanzar rápido.
Comencé a seguirlo, a sabiendas de que Ladybug nos esperaba en el muelle.
―¡Lucky charm! ―Escuché cuando entrabamos al bote abandonado que Lady me había comentado anteriormente―. ¿Y qué rayos hago con esto? ―Dijo con una llave antigua en su mano.
―¡Lady! ―Grité acercándome al lugar, detrás del alcalde, suficientemente cerca para mantenerle al margen.
―¡Lo tengo, por acá Chat! ―miré en su dirección y la vi abrir y destapar lo que parecía ser una especie de calabozo en la cubierta del viejo bote.
―¡La bandana mi lady! ―Corrí, haciendo que Invictus me siguiera en la dirección indicada.
Patiné para saltar y pasar sobre la puerta de la jaula y sobre ladybug, para poder permitirle encerrar a Bourgeois pero algo estuvo mal en nuestros cálculos y es que Invictus no estaba dispuesto a perder.
Envolvió la bandana en su mano, cubriéndola, impidiendo que Ladybug pudiera tomarla, se apoyó en el borde de la puerta de la jaula y lanzó una patada a mi lady haciendo que golpeara con su cabeza el borde del barco y callera finalmente inconsciente al agua.
―¡Ladybug! ―Tomé la decisión rápido. Me arrojé al agua dejando ir a Invictus.
Desde el agua, mientras mantenía a flote a mi compañera de batalla le vi correr de vuelta a la ciudad.
―Diablos ―bufé llevando nuestros cuerpos a una orilla lejos del muelle―. Tendremos que idear un nuevo plan mi lady ―no hubo respuesta―. ¿Ladybug? ―Me asusté y comencé a sacudirla tomándola de los hombros―. Despierta mi lady ―insistí pero no reaccionaba aunque me cercioré de que respiraba.
Respiré hondo y me dejé caer en el suelo.
Escuché un pitido y miré mi anillo pero la huella estaba intacta. Giré mi rostro hasta ver sus aretes y solo una luna quedaba aún en ellos y algo me decía que en cualquier momento iba a titilar.
Me levanté del suelo y la tomé en brazos. Recorrí a toda velocidad el borde del rio Sena. Debía ir a un sitio en el que estuviéramos solos y seguros sin embargo el revuelo estaba por todos lados a causa de Invictus. Prácticamente todo Paris nos estaba buscando y cada rincón dejaba de ser una opción, solo había un lugar en el que sentí que podía ocultarnos.
―¿Ahora qué? ―Me pregunté a mi mismo tras dejar el cuerpo de Ladybug sobre mi cama―. En cualquier momento se acabará su transformación y se supone que no debo ver quién es pero… ¡Agh, quiero ver! Pero si lo hago de seguro se va a enojar. Y si no lo hago me quedaré con la duda para siempre, pero estará muy molesta cuando despierte, aunque tal vez esta sea la única oportunidad que tenga para descubrirlo, pero… ―el ultimo bip sonó y una luz tras de mí se reflejó en la ventana―. Ay no… ¿Qué hago? ―No me atrevía a mirar.
Tomé una de las mantas que estaba en el sofá de mi habitación y con los ojos cerrados, tropezando con un par de cosas llegué a la cama y la arrojé sobre ella para cubrirla. Me sentía un idiota pero pensé que de alguna manera en el momento era lo mejor, aunque estaba desesperado por descubrirla y ver de una vez por todas quien era.
―¿Qué se supone que haga, Plagg? ―Pregunté dejando mi propia transformación a voluntad.
―Lo primero que deberías de hacer es ver que se encuentre bien, podría ahogarse si no le quitas la sabana de la cara ―respondió abalanzándose sobre el apestoso queso.
―Hola ―escuché una voz que no conocía y me giré rápidamente en dirección a la cama―. Mi nombre es Tikki.
―¡Tikki! ―Exclamó Plagg acercándose a la pequeña cosa rojiza que volaba junto a la cama―. Cuánto tiempo sin verte.
―Sí, ha pasado bastante tiempo ―respondió casualmente―. Lamento mucho todo lo que está ocurriendo.
―No te preocupes ―respondí acercándome y dejando que se posara en mi mano―. ¿Eres un Kwami, cierto? ―Asintió―. El Kwami de Ladybug.
―Sí, Adrien ―respondió sonriendo.
―¿Cómo es que sabes mi nombre? ―Pregunté intrigado.
―Bueno… ―se quedó en silencio unos minutos, observando fijamente las mantas que cubrían a Ladybug―. Agradezco el esfuerzo que haces por mantener la identidad secreta de Ladybug como un secreto pero Plagg tiene razón, no creo que cubrirla de esa forma sea una buena idea, además, debería de verla un medico, no es nada normal que Marinette aún no despierte.
―¿Marinette? ―Estaba en shock sobre todo después de que aquella cosita tomó la manta y la corrió, dejando ver efectivamente a mi compañera de clases―. ¿De verdad es Marinette?
―Sí ―respondió y no pude evitar caer sentado en el suelo.
―Valla ―respondí intentando no reir―. ¿Quién lo hubiera imaginado?
―Ve el lado bueno del asunto, Ladybug es tu compañera de clases así que debería ser más fácil ahora que puedas conquis… ―atrape al gato hablador entre mis manos y lo apreté obligándolo a callar.
―Adrien, por favor, ¿puedes ayudar a Marinette? ―Preguntó y yo no sabía que decir, aún estaba intentando asimilar todo.
―Sí ―respondí por instinto―. Pero quiero que me hagas un favor, ¿Tikki, cierto? ―Asintió―. No puedes decirle a Marinette que yo soy Chat Noir.
―Está bien, pero no puedes decirle a nadie que ella es Ladybug ―era un trato justo.
―Pero ¿por qué dejarás pasar esta oportunidad?
―Cállate Plagg ―esa situación estaba calando en mis nervios―. Buscaré a Nathalie, tal vez ella pueda ayudarme a buscar un doctor o algo por el estilo.
―¿Dónde estoy…? ―Me giré al reconocer la voz de Marinette.
―Plagg, escóndete ―pedí y el pequeño gato obedeció ocultándose en mi camisa como solía hacer.
―Marinette. ¿Estás bien? ―Pregunté tomando una de sus manos.
―¿A-a-a-a-a-a-a-a-a-adrien? ―Sí, en efecto era Marinette―. ¿Dónde, cómo, por qué?
―Bueno, me pidieron no salir por el revuelo que hay afuera y decidí mirar un rato por la ventana ―tenía que crear una buena historia―. Entonces el superhéroe, Chat Noir apareció y me dijo que te habías golpeado la cabeza intentando huir y estaba cerca y no sabía donde dejarte y me pidió que te dejará estar acá hasta que despertaras.
―¿Chat Noir…? ―Asentí un par de veces―. ¡¿Chat Noir?!
―Sí, él mismo.
―¡No! No puede ser, no puede ser, no es posible ―empezó a dar vueltas por todos lados―. ¿Él lo sabe? ¿Acaso lo sabe? ¿Qué voy a hacer si lo sabe? Se supone que no debe de saberlo.
―¿De qué hablas, Marinette? ―En ese momento, comenzó a parecerme divertida esa situación―. ¿Qué no puede saber Chat Noir?
―A, e, yo, pues, si, bueno, Chat, Adrien, yo, ¡ah! ―Cayó en la cama y comenzó a gritarle a la almohada algo que no logré entender―. Tengo que irme.
―¿Ah sí? ―Pregunté reteniendo las ganas de reír―. Pero estar ahora mismo allá afuera debe de ser muy peligroso. Creo que será mejor que te quedes aquí hasta que Ladybug y Chat Noir salven el día.
―¡Sí! ―Sonrió de una manera que no me permitió resistir más las ganas de reír―. ¿Adrien?
―Lo siento ―dije en cuanto pude―. No puedo evitarlo, estás tan desesperada por irte y porque Chat Noir te trajo acá que cualquiera diría que tú eres Ladybug.
―¡¿Eeeeeeeeeeeh?! ¡Cla-claro que no! ―Dio un paso atrás y comenzó a reír como maniática―. ¿Yo, Ladybug, yo? Que divertido eres, hahaha. Pero de verdad, no tienes idea de cuán feliz estoy de estar aquí… es decir, porque estoy viva y tú también estas vivo, los dos lo estamos, ¿no es genial? Pero de verdad necesito irme ahora mismo ―y antes de lograr llegar a la puerta cayó de rodillas al suelo.
―¿Marinette, estás bien? ―Preguntó Tikki apareciendo frente a los dos.
―¡Tikki! ―Gritó Marinette ocultándola tan rápido como pudo.
―Está bien, Marinette ―no podía saber que yo era Chat Noir, pero no significaba que Adrien no pudiera guardarle el suyo―. Cuando llegaste aquí aún eras Ladybug, solo fuiste dejada aquí por Chat Noir.
―¿Qué…? ―Posó sus ojos sobre Tikki―. ¿Eso… eso es cierto, Tikki?
―Sí, Marinette.
―Eso quiere decir que Chat Noir no lo sabe? ―suspiró―. Gracias a Dios.
―¿Por qué es un problema que él lo sepa, acaso no es tu compañero de equipo o algo así? ―Aquello me había molestado un poco.
―A decir verdad, nadie debería de saberlo ―su mirada era distante, ahora parecía que hablaba más con Ladybug que Marinette―. Cómo yo lo veo, que Chat Noir sepa quién soy yo, o que yo sepa quién es él solo podría poner nuestras vidas en peligro. Nadie, nadie debería de saber nuestro secreto.
―No veo que tiene de malo, es decir, ¿no sería más fácil cubrirse las espaldas y ayudar a encubrir la identidad del otro si ambos lo supieran? ―Tomó una manzana de mi mesa y se la dio a su Kwami.
―¿Está bien esto para recobrar tu energía, Tikki?
―No es tan rico como las galletas, pero seguro funcionará, Marinette.
―Responde, Marinette ―insistí―. ¿Acaso no sientes curiosidad por saber quién es Chat Noir?
―La verdad, Adrien, la identidad de Chat Noir, no es de mi interés ―abrió la ventana y se volvió hacia el pequeño Kwami―. Tikki, transfórmame ―pidió y en instantes Ladybug apareció frente a mí―. Por favor, te ruego que no le digas a nadie sobre esto, si alguien se entera de que soy Ladybug… no tienes idea del peligro que estaríamos corriendo yo e incluso mi familia.
―Sí… ―respondí apretando mis puños.
―Ahora debo irme, no puedo dejar que ese gato tonto lo haga solo―sonrió, con esa sonrisa que tanto me gustaba―. Gracias, Adrien.
―No es nada… ―lanzó su yoyo a alguna parte y salió disparada por los tejados de Paris―. Plagg.
―¿Qué ocurre? Estás muy tenso ―dijo con su típico tono de burla―. ¿Estás herido porque tu lado salvaje parece no importarle a Ladybug?
―Cállate y transfórmame.
Llegué a su lado y no pude evitar recordar sus palabras «la identidad de Chat Noir, no es de mi interés». La batalla contra Invictus prosiguió y como en cada ocasión chocamos nuestros puños cuando tras destruir la bufanda pudimos desakumizarlo y liberar a la pequeña mariposa.
―Bueno, Chat, debo irme ―avisó tras escuchar el bit en su oído―. Por cierto, muchas gracias por lo de antes, aunque ahora por tu culpa alguien sabe mi secreto ―chocó sus nudillos contra mi frente―. Sin embargo, me salvaste la vida, muchas gracias.
―Sí ―vi mi anillo y faltaba solo un bit para que mi transformación se acabara―. Ladybug.
―¿Qué ocurre? ―Preguntó, se notaba preocupada―. Tú no sueles ser tan serio, ¿está todo bien?
―Sí ―respondí y me acerqué a ella, tomando su mejilla―. Lo lamento pero cuando estabas inconsciente… te besé.
―¡¿Qué tú qué?! ―Gritó y comenzó a golpearme con su yoyo.
―Solo bromeaba, no te hice nada, lo juro ―bufó y me golpeó una última vez con su yoyo―. Nos vemos, Marinette.
―¿Ma…? ―Desaparecí antes de que pudiera decir nada, pero, no pude evitar hacerle saber que sabía la verdad, solo pensé que iba a ser divertido que tuviera claro que ahora no solo molestaría a Ladybug sino también a Marinette.
Después de todo, si quería que Ladybug se enamorara de mí, tenía que comenzar por enamorar a Marinette y eso era algo de lo que me encargaría personalmente.
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Besos~~ FanFicMatica
