Disclaimer: Haikyuu no es mí, claro. Pertenece a Haruichi Furudate.


¿Videojuegos o Hinata Shouyou?


Los balones resonaban al golpear las manos de sus usuarios para tener un corto viaje por la cancha y luego caer de un impacto al suelo. Si lo pensamos, nosotros somos como los balones; al comienzo de nuestra vida se nos da un gran impulso con el que debemos pasar grandes obstáculos, viajamos a toda velocidad sin darnos cuenta de las cosas, hasta que gradualmente vamos perdiendo impulso, velocidad, iniciativa, y nos quedamos mirando desde arriba la cara de perros salvajes de todos los que están detrás de uno. No nos damos ni cuenta cuando llegamos al final, estrellándonos con el suelo, con el fin. Sin muchas veces, haber sido capaz de disfrutar como se debe, como quiere uno, no como está estipulado por tu impulso. Aunque, ¿se imaginan si alguien al golpear el balón este se moviera a su propia dirección y antojo? No es algo que sea bueno, no es algo que nadie quiere. Todos desean dirigirte, según lo que es correcto, pero, ¿qué es correcto?

A Shouyou muchas veces cuando sacaba el balón se le iba de las manos, porque él por dentro era como el balón, no podía dirigirse para un lugar específico. Un hiperactivo, un rompe esquemas. O esa era lo que me gustaba de él. Me hacía despertar emociones.

Shouyou era como los videojuegos, me hacía reaccionar y querer estar perdido en un lugar; como los videojuegos al mundo ficticio y él a sus ojos. Y era tan entretenido, que no me hacia sentir somnoliento, o con ganas de no estar ahí. Por eso, verlo jugar como en este momento, era algo que me encantaba hacer.

—Kenma, respóndeme algo —Kuroo habla a mi lado, y yo internamente me molesto por hacer que mire en otra dirección, no donde estaba mi anaranjado—. ¿Qué es más entretenido, Hinata o los videojuegos?

Es una pregunta que me deja pensando un momento, pero sé cuál es en el fondo la respuesta. Más que los videojuegos prefiero ver a Hinata; prefiero verlo a él sonriendo como un tonto, o sentir su mano cálida en la mía, prefiero esas tardes en donde nos quedamos conversando de los partidos o simplemente viendo el cielo, y aún más prefiero esas noches en donde hace a mi cuerpo entrar en calor con el suyo.

Para mí, Shouyou, es la vida misma. Así que con la vista en otro lado para que Kuroo no me vea respondo:

—Shouyou.