DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Nada es mío, ni Skip Beat ni Tsuruga *suspiro*.

Línea temporal: durante el rodaje de Tragic Marker.

Dedicado a oxybry. Suya fue la inspiración.


SIN AIRE

Lo estaba dejando sin aire. Sus manos apretaban su cuello, con los nudillos ya blancos, y la cara que había frente a él se estaba oscureciendo, volviéndose de un horrible color morado antinatural. La vida se le escapaba a Murasame.

Sabía que estaba mal. Sabía que no debía hacerlo. Lo sabía… Pero una parte de él, esa parte profunda y oscura que no tiene ningún nombre, lo estaba disfrutando. Ese absoluto control sobre su presa… Esa vida que aún latía por el puro capricho de su voluntad… Esa vida entre sus manos…

Apretó un poco más…

Sí. Se sentía poderoso. Murasame aún vivía porque él lo quería así. Debía hacerle pagar. Debía hacerle entender. Pero ¿el qué? ¿Que lo insultara a él? ¿Que mirara con lascivia mal disimulada a su Setsu? ¿El qué? Bah… daba igual. Su vida le pertenecía a él. Era suya.

Un poco más…

Las manos de Murasame se agitaban sobre las suyas intentando apartarlas, y le arañaron, le dejaron surcos sangrientos en los brazos, mientras sus piernas pataleaban en un intento inútil por zafarse de él.

Ya está.

Vio con deleite cómo los ojos de Murasame se tornaron vidriosos y perdieron la chispa vital hasta volverse opacos, sin brillo. Sus brazos y piernas cayeron laxos con un ruido sordo. Y su pecho se vació debido al peso del cuerpo que lo sometía clavado al suelo.

Muerto.

Su presa estaba muerta. Y un grito primario, atávico, de puro gozo, brotó de su garganta.

Victoria.

Pero no estaba solo. Junto a él vio a su 'yo' de quince años sonriéndole. Vio cómo le tendió una mano manchada de sangre. Y le sonrió de nuevo. Una sonrisa torcida, predadora. Macabra. Igual que la suya mientras extinguía la vida de Murasame. Igual que la suya mientras lo asfixiaba. Igual que la suya mientras lo mataba.

La odió.

Él también debía morir. No debía vivir. No merecía vivir.

Y le empezó a faltar el aire. Se arañaba el cuello intentando arrancar la cuerda invisible que le estrangulaba. Empezó a boquear buscando aire. Inútil. Se asfixiaba. Se moría.

No importa.

Así debía ser.

Y mientras exhalaba su postrer aliento, su pensamiento último fue para sus padres, y para el ángel de luz que había encontrado en su vida. Tan tarde… Kyoko… Si pudiera… Si pudiera alcanzarla… Kyoko… ¡Kyoko!


- Tsuruga-san, despierta. ¡Despierta! ¡DESPIERTA!

- …

- Tsuruga-san… Tranquilo… Era una pesadilla. Respira…

- …

- Respira… Tranquilo… Estarás bien… Ya pasó…

- ¿Mogami-san?

- Todo está bien. Respira… Estoy aquí… Estabas gritando mi nombre…

- Setsu…

- No… Kyoko. Estabas gritando 'Kyoko'.

- Disculpa, Mogami-san.

- No hay porqué.

- Gracias…

- Aunque me intriga…

- …

- ¿Por qué aparezco en tus pesadillas? ¿Tan horrible soy?

- No. Entendiste mal…

- ¿Disculpa?

- Tú eres mi luz en la oscuridad. Tú me salvas. Siempre me salvas…