Disclaimer: Ni Yu-Gi-Oh! ni sus personajes me pertenecen.
Enemigo
—Kaiba—dices a modo de saludo. Él responde con un asentimiento y abre más la puerta de su camarote, permitiéndote el acceso. En su mirada hay un dejo de cansancio, y algo más que no logras definir.
Entras, sin mirarlo. Tú también estás cansado, pero no por el día que transcurrió, sino de la situación. Sigues sin comprender cómo es que llegaron a esto.
Tus pasos se dirigen hasta la cama, en la que te sientas. Miras a tu alrededor, la habitación no es muy distinta a las demás, lo que varia es una laptop abierta sobre el escritorio –intuyes que estaba trabajando mientras esperaba tu llegada-.
Tu vista se dirige a él, su cuerpo sólo es protegido por un pantalón de dormir, dejando su pecho descubierto. Camina hacia ti, como muchas otras veces lo ha hecho, pero esta vez algo es distinto, parece nervioso…
Se postra frente a ti, admirándote fijamente desde su imponente altura. Se hinca, quedando frente a frente contigo, lo que te permite unir sus labios a los tuyos. Cierras los ojos ante la sensación, choques eléctricos corriendo por tu espina dorsal. Tus manos encuentran lugar en su torso, acariciándolo suavemente, clamando un calor que sabes no te pertenece –pero que, aun así, anhelas poseer-.
—Esta vez no—susurra tras romper el beso y retirar tus palmas de él. Observas sus orbes, confundido, buscando una respuesta al rechazo. Lo que te recibe es una niebla indescifrable.
Crees entender. A él también le agobia la posición en que se encuentran. No ha sido fácil comprender que comparten más que una rivalidad. Saber que los une la atracción, la pasión y el deseo mutuo. Entender que en el exterior transmiten frialdad y odio, mientras que en el interior arden en deseos de entregarse a sus instintos carnales hasta el amanecer.
Decides que lo mejor es marcharte, no hay razón para permanecer aquí, atormentando a ambos. Te incorporas, con la intención de pasarlo de largo, no hay más por decir. Das un par de pasos, pero un brazo rodeando tu cintura te impide seguir con tu camino. Volteas a ver a su dueño, quien te mira afectado.
Las palabras sobran para expresar lo que los dos necesitan. Algo más allá del Duelo de Monstruos y del sexo. Un momento de paz y compañía sincera, de cariño recíproco. Un espacio en el que sólo se tengan el uno al otro, un silencio que diga todo lo que no se atreven, una calidez que nazca de sus almas.
Lentamente te giras hasta encararlo. Le sonríes, sabes que él puede leer lo que guardas tras ese gesto facial. Cierras tus brazos en torno a su cuello, recargas tu frente en su hombro.
—Mi amado enemigo—dices en un susurro casi inaudible. Él te estrecha entre sus brazos.
¡Hola!
Bueno, lo único que puedo decir es que el One-shot se desarrolla en Ciudad Batallas, cuando van en dirigible a la Torre de Alcatraz (no estoy muy segura de si ése es su nombre). Sería agradable recibir sus reviews.
Saludos.
