Sé que debería actualizar mis otras historia, pero sinceramente no tengo ganas de escribir nada gracioso… Pero eso no significa que no vaya a terminar los otros fics. Sí lo hare. Pero quería escribir esto.
OUAT no me pertenece, solo estoy tomando los personajes prestados.
Tacones rojos y vestido negro. Esos sin dudas serían el vestuario de esta noche. Esta noche… esta noche iba por fin a salir de aquel departamento en Brooklyn e iba a tomar el tren a Manhattan.
Trabajaba todo el día y tenía que entretenerse de alguna manera, así que iba a tomar ese tren y se iba a ir de fiesta por TODO New York City.
Miró su ropa, se sentó en la cama, observó por la ventana y suspiró. Extrañaba su hogar en Toronto, pero en New York iba a hacer su sueño realidad. Y se le estaba cumpliendo sin duda alguna. Tomó el vestido y se lo puso, luego los tacones y después maquillaje. Ya estaba lista para ir a ese club.
Tomó el tren y se quedó en Times Square, allí iría en cualquier dirección e iría a un club o tal vez simplemente comenzaría a caminar sin rumbo alguno hasta que llegase el amanecer. No le importaba caminar con esos tacones, total, estaba acostumbrada.
Observó la transitada y animada zona y sonrió un poco, esta era la mejor zona. Caminando muchas personas la saludaban y ella se limitaba a devolver el saludo con sonrisa tímida.
Al parecer ser la chica de los deportes del noticiero de ABC le daba ese beneficio de ser saludada por todo el mundo. Y es que ella era la chica de los deportes más joven de la costa este, tal vez de todo Estados Unidos y no solo eso, la más bella y la más graciosa.
Entró en esa pequeña y sencilla reposteria, a la que acostumbraba a ir los jueves a la hora del almuerzo, una vez a la semana se daba ese lujo. Entró, saludo al propietario, Mario y se sentó.
Entonces apareció… En cuanto se sentó, vio a esa hermosa chica rubia. Hermosa, esa era la única palabra que se le ocurría, hermosa. La rubia tenía unos jeans y una camiseta de AC/DC. Estaba sola, y escribía en su computadora totalmente concentrada. Debía admitir que esos lentes le quedaban de maravilla y que se veía totalmente adorable.
La chica rubia levantó la vista al sentirse observada y ella tuvo que bajar la vista rápidamente. Eso sin duda era un poco incómodo. Pero, eso no le impidió para levantar la vista disimuladamente para ver si la chica seguía escribiendo.
Sí, la chica seguía escribiendo y ella al parecer no encontraba una mejor vista de todo el restaurante.
-¿Lo de siempre? – preguntó una de las meseras.
-Galletas de avena – dijo ella, sin despegar la vista de la rubia.
La mesera sonrió.
-Ella siempre viene aquí los viernes a esta hora, es agradable.
-¿De verdad?
-Aja. Casualmente pide lo mismo que tú – dijo la mesera volteándose para ir a recoger esas galletas.
-Ruby…
-¿Si?
-¿Has hablado con ella? – no sabía porque pero ella le causaba gran curiosidad.
-No, pero tú puedes hablar con ella – dijo Ruby volteándose finalmente para hacer los pedidos.
¿Acaso Ruby se volvía loca? Pensó ella frunciendo el ceño. ¡No podía hablar con ella! ¡Y sí pensaba que era una de esas acosadoras! ¡Y si decía algo estúpido! Bajó la vista y se puso a jugar con su servilleta. La chica era hermosa y parecía que era de su edad, también se veía tan inteligente con esos lentes y parecía concentrada en escribir y de vez en cuando dar un pequeño trago de su vaso.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un mensaje llegó a su celular. Era su madre. Rodó los ojos. Su madre siempre estaba en esas de estar queriendo saber cómo estaba. ¡Como si no hubiera sido suficiente verla en el noticiero esta mañana! Su madre siempre llamaba una vez que la sección deportiva terminaba para decirle que ese conjunto o ese vestido le quedaba de maravilla y que lo había hecho bien. Sin duda su madre era su mayor fan, bueno, ella y su hermana, quien luego de que su madre le hablara, ella tomaba el teléfono y le gritaba que quería un autógrafo de Killian, el muchacho del clima.
Levantó la vista del teléfono y miró a la muchacha que ahora hablaba por el teléfono con expresión calmada pero aburrida. ¿Se preguntó como sonaría su voz? ¿Si acaso tenia novio? ¿O era soltera? ¿Le gustaban las mujeres o no le gustaban? ¿Creía en las etiquetas? ¡CURIOSIDAD! ¡Eso, precisamente era lo que la invadía, esa noche!
Se apartó el pelo de la cara justo cuando Ruby le daba sus galletas.
-¿No te quedaras a hablar un rato? – le preguntó a su amiga, al ver que la chica se iba a la barra.
-No, debo terminar, pero ya casi se acaba mi turno – dijo Ruby sonriendo-. Regina…
Ella miró a Regina.
-Háblale – dijo.
-Oh cállate… - dijo metiéndose una galleta en la boca, esas eran las mejores galletas de toda la ciudad-. Me darás una caja para llevar.
-Por supuesto.
Ruby siguió en su trabajo de atender a las pocas personas de ese lugarcito, ósea, ella, la rubia, una pareja de chicos y una familia.
Miró a la muchacha, quien ahora, cerraba su laptop y la guardaba en su mochila, mientras tomaba su café o té, ¿Qué sabia ella?, para llevar. Saludó a Ruby, quien le hizo un movimiento en la cabeza; luego la chica se largó. Se fue. Y ella ni siquiera se presentó o le dijo algo. Bajó la cabeza lamentándose mentalmente por ser tan insegura, pero la levantó cuando un niño de 12 años, le pedía un autógrafo y le decía que ella era muy bonita y muy inteligente, todo eso, mientras estaba sonrojado. El pequeño también le decía que era justo la mujer perfecta, ella se rio y le agradeció, también le dijo que él era muy bonito.
Sin duda, le gustaba eso. Le fascinaba cuando la gente le saludaba y le daba cumplido, pero también no le gustaba llamar mucho la atención. Tímida, así mismo se describía ella. Pero ahora ella no pensaba en nada de eso, pensaba en la hermosa rubia que acaba de ver y se preguntaba si la volvería a ver. ¿Tendría que esperar hasta el viernes o se toparía con ella en la gran ciudad? ¿Volvería a verla aquí? No lo sabía, pero lo que descubrir ahora y también quería ver a la rubia, en ese preciso momento.
Suspiró y terminó de comer esas galletas. Ruby se acercó.
-Se fue – dijo ella.
-Aja.
-¿Quieres ver RENT? – preguntó Regina.
-Bien – dijo Ruby sentándose frente a ella.
Ruby era su mejor amiga y tal vez la única amiga verdadera que tenía. También era canadiense y venían del mismo pueblo.
-¿Sabes como se llama? – preguntó intrigada.
Ruby enarcó una ceja.
-Ni idea.
Suspiró de nuevo. La quería ver de nuevo…
Y… ¿Qué opinan? ¿Sigo o se queda como One-shot?
Diganme que opinan por favor!
