Hola! Si! Soy yo de nuevo y aunque no lo crean acá estoy otra vez para dejar otro escrito al que ni yo sabía que iba a escribir, xd. La culpa de esto pueden echársela a cierto video que circula en la web y en los foros como promo del capi 6x12 así que si no lo vieron o, peor aún, no vieron el capítulo 6x11 NO leas!

Si lo vieron y quieren saber porque cada vez que me traumo por un episodio o una escena o algo escribo un fic y en este caso un two shot se darán cuenta que es por mi necesidad de traerle algo de tranquilidad a mi alma atormentada (*_* ) y tan necesitada del amor fraternal que nos vienen negando desde que comenzó la temporada y en gran parte de la anterior (buahhh ¿dónde quedaron los momentos tiernos de las primeras temporadas?)

En fin, como se darán cuenta es por todo esto que tengo la necesidad de descargar las emociones que tal video (además del capi 6x11) me causaran.

Como siempre (para no variar) el título corresponde a otra canción de mi querido Bon Jovi quien además de tener hermosas canciones es una fuente inagotable de inspiración para mi con los títulos de sus temas, jajajaj (¡Y vamos por más!)

También como siempre (y como odio hacer esto, xd) debo aclarar que los chicos no me pertenecen (maldita sea la hora que no me conoció mi Sammy!,jajajaj) que la serie tampoco y que pertenecen a mi odiado y adorado Erik Kripke y a la ( desde que retrasaron el comienzo) cadena CW y que hago esto sin ningún afán de lucro y blah, blah, blah

Ahora si, espero que disfruten y más que nada espero que aunque sea una mínima parte de todo esto pase en tan esperado capítulo, xd!

SUPERNATURAL

I´ll be there for you

¿Y por qué no despierta?...

…Esa pregunta repercutía una y otra vez en su cerebro cansado que, en empatía con su corazón, junto a cada latido, enviaba ecos de angustia a su alma atormentada.

Por centésima vez en lo que iba del día se pasó con fuerza una mano sobre sus rubios cabellos cortos para frotarse luego el cuello dolorido por la tensión de horas y horas acumuladas.

Ya hacía dos días desde que Muerte había regresado del Infierno con el alma de Sam, dos días desde que había visto por última vez los verdes ojos de su hermano menor mirarlo con desesperación, clamando por su ayuda. Dos días desde que escuchó su voz por última vez y ese fue el día que, por primera vez desde que volviera a verlo, casi creyó desmoronarse ante la sensación que era su Sammy, el verdadero, el que lo estaba llamando.

Había estado esperando durante meses por un sentimiento así en esa cáscara vacía que decía ser su hermano por lo que ver esa expresión desgarradora, tan cercana al pánico, a un verdadero sentimiento, lo más parecido a una verdadera emoción surcando el rostro de Sam desde que regresara del Infierno, catapultó su corazón a un ritmo frenético.

Como tuvo que luchar en contra de cada fibra de su ser que le gritaba que corriera a su lado sólo él lo sabría, negándose con todas las fuerzas que pudo reunir a que el hermano mayor protector se apoderara de él para apartar al Jinete que estaba haciendo sufrir a su asustado hermano

…Dos días ya habían pasado. No sabía si era de día o de noche y tampoco le importaba ya que desde que el Jinete desapareciera y él se acercara conteniendo el aliento, incapaz de decir una palabra, al camastro donde yacía Sam, no se había apartado un segundo de su lado. Sólo había salido del cuarto seguro para dejar a Castiel revisar a su hermano porque ya no creía ser capaz de soportar ver, otra vez, como el ángel hundía su mano en su pecho hasta que esta desaparecía dentro en él. Si pudo tolerarlo la primera vez fue por la furia y frustración que sentía en ese momento por el hecho de saber que quien estaba a su lado era sólo una parte de su verdadero hermano, la parte que cargaba con sus recuerdos detrás de una máscara fría, de una mirada inexpresiva, totalmente inexistente esa cálida expresión a la que estaba acostumbrado y a la que extrañaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Sintiendo como viviendo lado a lado de quien era la sombra de Sam la más absoluta desconfianza y un rechazo que nunca imaginó crecían dentro suyo cada vez que lo miraba de frente. Por eso había removido cielo y tierra, volviendo a morir por él, para encontrar un camino que lo llevara a recuperar el alma prisionera de su hermano.

Y no se arrepentía, lo haría una y mil veces más con tal de volver a tener a su Sammy al lado pero, las emociones encontradas de dolor, alegría y alivio que sintiera cuando presenciara el excepcional brillo de su alma en las manos del Jinete, pronto habían sido reemplazadas con un miedo paralizante.

Finalmente el momento que tanto había esperado estaba ahí, al alcance de su mano, pero cuando vio al menor clamar tan desesperadamente por su ayuda, haciendo que tuviera que luchar en contra de sus instintos que le gritaban que corriera a protegerlo, un sentimiento inesperado se instaló en su pecho.

Duda. Una palabra simple pero cargada de veneno que se arrastró a través de su columna vertebral abriéndose camino en el torrente de sus venas, quemando su interior como agujas de hielo.

…¿Qué sucedería si su hermano tenía razón y que no sabía qué le podía pasar en realidad?...

…¿Y si no se mantenía esa pared?...

…¿Y si le había quitado a su hermano la única chance de tener una vida aunque ésta fuera un reflejo difuso de su verdadera identidad?...

…¿Qué tal si su obstinación en conseguir a toda costa el alma de su hermano sólo los había conducido a un puerto del que no iban a tener escapatoria?...

…No. Se negaba a creerlo aún después de que las palabras de Castiel clavaran más honda esa duda en su pecho. El alma de su hermanito estaba lastimada, era como una piel en carne viva y saber eso lo desesperó hasta tal punto que su mente era un espiral caótico de pensamientos y sentimientos encontrados. Alivio y miedo peleaban por hacerse un lugar en su alma porque a pesar de la angustia que tal afirmación le causara una leve esperanza se abrió camino, cual rayo de la luz en la oscuridad, en sus pensamientos.

Quizás él podría ayudar a Sammy a cicatrizar sus heridas, quizás si restablecieran esa unión, esos lazos que nunca los separaran a pesar de los errores o de los planes tanto infernales como angelicales, él podría llegar hasta el cerco que mantenía dormido, o inconsciente, eso no podía asegurarlo, a su hermano menor. Quizás su amor fraternal fuera la llave que separaba la luz de la oscuridad y, aunque él no fuera el más afecto de los dos a las demostraciones sentimentales protegiéndose siempre en su coraza protectora sentía, desde que lo perdiera al saltar en la jaula arrastrando a Lucifer y a Miguel en su caída, que toda su fortaleza se había ido con él. Sam era su debilidad, su única debilidad y si por él tenía que ir hasta el fin del mundo lo haría sin dudar.

Con ese pensamiento afianzándose en su mente como una cálida esperanza observó atentamente el rostro de su hermano inconsciente y, también por centésima vez, pasó una mano con suavidad por sus cabellos deteniéndose un breve instante en su mejilla antes de controlar nuevamente su pulso. Respiró hondo mientras cerraba los párpados, tratando de centrarse en cada latido que palpaba debajo de sus dedos, intentando encontrar algún cambio en su ritmo que le indicara que iba a despertar.

Abrió los ojos para mirarlo nuevamente y no pudo menos que sonreír ante la imagen que llegara a él. Nunca dejaba de sorprenderse como siendo un adulto Sam podía verse tan joven e inocente cuando dormía. Le recordó tanto a ese niñito que cuidara con amor y esmero desde su más tierna infancia que su alma se estremeció conmovida ante el recuerdo del pequeñito Sammy al que acunara en sus brazos en las noches solitarias cuando el pequeño se aferraba a su regazo ante la añoranza de una mamá que no conociera y de un padre al que apenas veía.

Flashback...

-¡Deannieee!-el grito asustado de su pequeñito hermanito sobresaltó tanto a Dean que el vaso de agua que sostenía en sus manos cayó con estrépito al suelo perdiéndose el sonido de los vidrios rotos detrás de un atronador trueno-¡Deannieeee!-gritó de nuevo el pequeño y ya el mayor estaba corriendo escaleras arriba de la casa con el corazón palpitando frenético. Hacía apenas media hora había dejado al pequeño dormido en la habitación que compartían desde hacía unos días mientras su padre estaba en una cacería con el dueño de la casa, se había asegurado que estuviera arropado y tranquilo, que las líneas de sal no estuvieran quebradas y que el arma que su padre le había dejado estaba cargada por lo que no entendía que peligro podía estar asustando de esa forma al pequeño para que lo llamara con tanto terror en la voz.

-¡Sammy! ¡Ya voy, tranquilo!-gritó Dean al tiempo que corría escaleras arriba y más rápido de lo que pensaba atropellaba la puerta de la habitación abriéndola de un empujón para llegar pronto junto a su hermano. Grande fue su sorpresa cuando descubrió que el pequeño no estaba sobre la cama donde lo había dejado. Por un minuto se quedó sin aliento, paralizado, el corazón latiéndole con fuerza aturdiendo sus oídos, sus ojos llenándose de lágrimas por el miedo de haberlo perdido se atrevió a respirar de nuevo cuando escuchó nuevamente la voz del pequeño niño de tres años llamarlo en medio de un llanto que le oprimía el alma-¿Sammy? ¿Dónde estás?-preguntó casi frenético cuando recorriera la habitación moviendo pesados muebles con la fuerza que la desesperación le daba. El sonido de la voz del niño había sonado tan cerca y sin embargo tan lejos, tan opacado que parecía el eco de un sonido propagado a grandes distancias por lo que el pánico aumentaba para el pequeño Dean a medida que los segundos pasaban.

Justo en ese momento un atronador rayo cayó en los alrededores de la casa acompañado por el grito de su hermanito llamándolo con desesperación y fue ahí que el pecoso pudo ubicar de dónde provenía la voz de su pequeño hermano. Corrió hacia la cama que él ocupara junto a la de Sammy y se tiró al suelo para espiar debajo de ella, encontrándose con el pequeño que aferrado a su almohada lo miraba con los ojos llenos de lágrimas, brillantes de miedo pero a la vez llenos de alivio en cuanto su hermano mayor se asomara en la oscuridad de su improvisado refugio.

-Sammy, hermanito ¿Qué haces ahí debajo? ¿Estás bien? ¡Me diste un susto terrible!-dijo el rubio suspirando aliviado en el momento que lo viera pero a la vez preocupado por la expresión tan asustada de su pequeño hermano.

-¡Ven aquí Deannie!-suplicó el niño tendiéndole la manito para que su hermano la tomara-¡Rápido, apúdate!-repitió con urgencia en la voz, las lágrimas cayendo por su carita en cuanto escuchó el potente retumbar de la tormenta que se desataba impiadosa afuera.

-¿Qué, por qué?-se extrañó su hermano-¿Qué te pasa Sammy?

-El cielo…-sollozó el pequeño interrumpiéndose al escuchar otro poderoso trueno.

-¿Qué pasa con el cielo Sammy?-le urgió el mayor nervioso por el miedo de su hermano. Deseando sacarlo de ahí abajo para confortarlo entre sus brazos se acostó en el piso y con algo de dificultad metió la mitad de su torso debajo de la cama tratando de llegar a su lado.

-Se está… cashendo-explicó mirándolo con ojos enormes llenos de miedo-Ven De, no quero que te pashe algo-le pidió nuevamente, su manita cerrándose con fuerza en el brazo del mayor procurando acercarlo a él.

Dean lo miró sonriente, divertido ante la ocurrencia del más chico de la familia pero también aliviado al comprender que la tormenta había sobresaltado a su pequeño hermano. Pero, al mismo tiempo, sintió como unas lágrimas nacían en sus ojos verdes cuando se dio cuenta que lo que más lo había asustado fue despertar en la habitación y no encontrarlo a él y, sobre todo, que la posibilidad que le pudiera ocurrir algo hubiera aterrado así al chiquillo llenó su corazón, necesitado de cariño en una infancia tan llena de carencias, con una convicción y una fuerza que sólo el amor que le despertaba su pequeño hermanito le podía dar. Él niño no sólo lo quería, lo necesitaba tanto como él necesitaba al chiquillo por lo que tal seguridad le llenó el pecho de una cálida sensación que hizo que sonriera con una alegría y una paz en su mirada que calmó, como si hubiera sido un acto de magia, el llanto del pequeñito Sammy que en el acto le sonrió suavemente y secando sus lágrimas con un puño le dijo

-¿No te va a pashar nada Deannie?

-No Sammy, te lo prometo. Nunca te dejaré solo-le dijo con seguridad mientras acariciaba el rostro del pequeño arrastrando las lágrimas que aún quedaban-Anda, ven conmigo, el cielo no se va a caer Sammy, te lo aseguro, es sólo una tormenta-agregó luego mientras con suavidad arrastraba al pequeño del brazo hasta sacarlo de debajo de su cama.

Cuando al fin salió el niño se arrojó a sus brazos y Dean lo levantó para sentarse en el colchón y estrecharlo en su regazo-Duerme de nuevo Sammy. Yo estaré aquí cuando te despiertes-le aseguró mirando hacia abajo a la carita del niño iluminada por los relámpagos de la furiosa tormenta. En él ya no veía el temor que tanto le afectara sino el alivio y la seguridad que sus brazos le daban por lo que con su corazón henchido de amor le aseguró-Siempre estaré aquí para ti hermanito, es una promesa y sabes que los Winchester siempre cumplen con sus promesas.

El pequeño le sonrió dulcemente, sus hoyuelos haciéndose un lugar en sus mejillas marcadas por las huellas de las lágrimas que allí pasaran lo miró con sus enormes ojos verde azulados y ya tranquilo, sintiendo la calidez de los brazos de su hermano comenzó a cerrar los párpados cayendo poco a poco en las redes del sueño del que ese susto lo había arrancado. Su vocecita suave fue lo último que escuchara Dean antes de que un nuevo trueno retumbara en el cielo oscuro sin que ello alterara la paz con la que su hermanito se entregó al sueño.

-Te quero De-le había dicho y la sonrisa que estas palabras regalaron a su rostro aún perduraba cuando él también se durmiera y, al cabo de una horas, John y Bobby que regresaban de la cacería lo encontraran durmiendo apoyado en el respaldo de la cama con el pequeño firmemente aferrado entre sus brazos.

Fin del flashback

-Sammy, pequeño. Por favor despierta para mi-pidió casi inconcientemente el mayor-¿No recuerdas que estoy aquí? ¿Qué siempre estaré aquí? No me dejes solo-murmuró luego alegrándose internamente de que Bobby no estuviera ahí y que los hubiera dejado luego de que inyectaran en las venas del joven la vía intravenosa que estaba conectada al suero.

El viejo cazador sólo volvía de vez en cuando a traer comida o bebidas al rubio, luchando él también con sus tormentas internas en cuanto se paraba delante del camastro en donde yacía Sam y lo observaba detenidamente, el ceño fruncido con disimulada ansiedad.

Él y Dean se parecían y estando los dos presentes actuaban con dedicación y eficiencia en la atención del chico que regresara del Infierno pero disimulaban, ocultas detrás de brillantes miradas, los verdaderos sentimientos que él les causara.

Y cada vez que los tenía enfrente el viejo cazador renegaba furioso del destino que parecía empeñado a que esos muchachos no pudieran disfrutar de la merecida calma que el sólo saberse unidos les ocasionaba.

Los había visto batallando en el dolor por la pérdida de su padre, los había visto rotos y enfrentados, cargando con culpas y mentiras, con miedos y desconfianzas pero, ni por un segundo, había dudado lo que esos dos muchachos se querían y, desde el día en que ya crecidos y transformados en excelentes cazadores regresaron a su casa llevados por la búsqueda de su padre, se habían instalado con fuerza en su pecho agrietándole poco a poco la dura coraza que, desde que perdiera a su esposa, había estado construyendo en su interior.

No podía negar, aunque casi nunca lo admitiera, que amaba a esos chicos como si fueran sus hijos por lo que la angustia del mayor y la incertidumbre del regreso a salvo del alma de Sam estaban minando sus fuerzas hasta tal punto que apenas resistía unos minutos en el cuarto seguro y, tras darle a Dean un cálido apretón en el hombro, se retiraba pidiéndole que ante cualquier cambio lo llamara.

-Sam, Sammy-llamó nuevamente a su hermano mientras apoyaba una mano en su pecho para sentir con alivio pero, a la vez, con algo de frustración, los constantes y lentos latidos de su corazón. Ningún cambio en horas, en días, siempre la misma frecuencia, siempre la misma intensidad-Tienes que despertarte ¿Me escuchas?-en ese momento un fuerte trueno retumbó con violencia en el exterior causando un leve sobresalto al rubio quien concentrado como estaba en mirar a su hermano no había notado que un cielo cada vez más oscuro y amenazante se asomaba en la pequeña ventana del cuarto seguro. Casi al mismo tiempo que el fuerte aviso de la cercana tormenta se hiciera escuchar un cambio en el ritmo de la frecuencia cardíaca del menor causó un estremecimiento en Dean que, con la mano aún apoyada en su pecho, había conseguido captar-¡Sammy!-exclamó con fuerza mirándolo esperanzado-¿Escuchaste eso? ¡Sam!-repitió nuevamente el nombre de su hermano esperando anhelante que se repitiera el aparente cambio en su estado, aún desconcertado por la extraña coincidencia con el recuerdo que hasta hace unos minutos llenara su memoria con esas cálidas añoranzas.

SUPERNATURAL

Awww! ¿Despertará mi Sammy? ¿Dean seguirá con sus recuerdos que extrañamente están unidos al cambio en el estado de su hermano? ¿Les gustó?

¿Alguna opinión? Sé que ese capítulo dio mucho para hablar (en este caso escribir) es decir que muchas historias ya se han publicado por eso quiero que recuerden que esta es mi visión (y qué más quisiera yo que fueran como las de Sammy y se hicieran reales, xd) de lo que podría pasar desde la visita de Castiel.

Si merezco un pequeño comentario ya saben lo que tienen que hacer. Gracias y saludos a todas!