-Sí me preguntas ¿por qué te amo? Es sencilla la respuesta.- decía una rubia de ojos esmeraldas mientras sus mejillas se ruborizaban por aquel chico de ojos chocolates. –Es sencillo… eres diferente-

-¿Por qué soy diferente?- preguntó el intentando sacarle una sonrisa pura a ella.

-No te enojas conmigo…- dijo ella al recordar las veces en que ambos caían al agua por causa de ella. Sus mejillas se tornaban más rojas al recordar los escasos centímetros que estaban sus rostros cada vez que caían.

-Lo dices como si fuera algo malo- río él mientras ella miraba su sonrisa cálida que en más de una ocasión había acabado con la tristeza de su cuerpo.

-Pero lo es… es extraño- ella sonreía mientras se llevaba sus manos al pecho y miraba al suelo apenada.

-No importa, además siempre disfrutamos la compañía del otro.- dijo él mientras acariciaba los dorados cabellos de ella. –Tus ojos son tan hermosos-

Ahora el estaba sonrojado. Era obvio que ni uno de los dos sabía sobre los sentimientos o el amor ya que eran tan infantiles pero el día de hoy era diferente.

-Los tuyos son tan… encantadores- dijo ella mientras se acercaba a él con cuidado de no arruinar tan hermoso momento en ambos. El de cabello negro rodeo con los brazos a la de cabello rubio quien también imito el acto.

-Tus labios… son suaves- La oji verde sonreía mientras se sentía feliz.

-Jamás los has sentido- dijo ella mientras sentía una mar de emociones recorrer su cuerpo. -¿Quieres sentirlos?- preguntaba ella en un tono tímido esperando una negación de él.

-Jamás lo he hecho- confeso él mientras se sentía avergonzado.

-Este sería mi primero con la persona más especial para mí- dijo ella mientras se perdía en los ojos color caramelo chocolate de él quien no dejaba de contemplar el bello rostro de ángel que ella tenía. Esa piel tan delicada y esos mechones de cabello que caían en su bello rostro. -¿Quieres h-hacerlo?- preguntaba ella nerviosa solo para poco a poco a cortar la distancia.

Poco a poco ambos se acercaron mientras cerraban los ojos y los labios de ambos se fundían en un bello y tierno beso que hacía sentir la calidez del cuerpo de ambos. Él sentía los dulces labios de ella mientras que ella sentía una suavidad reconfortante al estar en contacto con los de él.

Poco a poco ambos se separaron mientras un hermoso color rosado rojizo invadía las mejillas de ambos.

-¿Somos infantiles?- preguntaba ella sin salir del asombro de su primer beso.

-Lo somos- dijo él mientras la abrazaba y frotaba su rostro con el de ella sacándole una risa.

-Somos tan infantiles- la risa de ambos era evidente con la felicidad de sus corazones.

-Ven, Iris y Cilan han de estar preocupados por la pareja de niños- dijo él mientras la rubia se sonrojaba por la palabra pareja.

-¿Somos pareja?- preguntaba ella un tanto tímida pero feliz por el beso que momento antes se había dado.

-¿Q-Quieres s-ser m-mi novia? Soy muy tonto y todo eso- decía el asombrado solo para ser abrazado por la rubia quien sacaba de su bolso una boina verde para ponérsela a él.

-Solo s-si tu quieres- dijo ella mirando al suelo un tanto apenada.

-Quiero ser tu novio- dijo él sonrojado para darle un beso en la frente. –Quiero ser aquel que este a tu lado siempre-

Los ojos de ella se humedecieron ya que recordaba aquellas novelas cursis que leía de chica. Una lágrima bajo por su mejilla para que él la secara.

-Somos diferentes- dijo ella mientras se acercaba para darle un beso en la mejilla al chico de cabello negro alborotado. –Por eso te amo-

Dicho esto ambos jóvenes se regalaron una sonrisa para tomarse de las manos y empezar a caminar ya que después de todo uno no pierde la liga Unova pero consigue un mejor premio que una copa vacía que es tener a esa persona especial a tu lado. Pero son tan infantiles de eso no hay duda.